Hay dos imágenes clave en los 10 meses de vida de Podemos
.
En la primera se ve un piso del barrio de Malasaña, en Madrid, la madrugada del pasado 26 de mayo
.
Algunos promotores de la formación de Pablo Iglesias, que acababa de
lograr 1,2 millones de votos y cinco eurodiputados en las elecciones
europeas, se reunieron en casa de Jorge Lago, editor de Lengua de Trapo,
para analizar los resultados.
En la segunda, todo se ha acelerado,
apenas queda tiempo para verse.
Los 26 miembros del equipo técnico
encargado de organizar la asamblea del partido se citan en Telegram la
noche del pasado 19 de octubre.
Mantienen una reunión a través de esa
aplicación móvil. Debaten y votan el método de elección de los
documentos fundacionales.
Quedan patentes cuestionamientos internos al
plan de Iglesias, principal portavoz de un movimiento asambleario en el
que todas las decisiones se someten a la votación de las bases, y que, a
la vez, tiene un liderazgo muy marcado.
Entre esas dos imágenes,
esta formación se ha afianzado como tercera fuerza del mapa político en estimación de voto, según el CIS,
y primera, según Metroscopia
. Las encuestas reflejan que el escenario
de crisis del bipartidismo y los escándalos de corrupción que alcanzan a
los principales partidos son el terreno propicio para que se consolide.
Con un programa todavía indefinido, Podemos articula el choque entre
“la gente y la casta” como el principal argumento de su estrategia
política.
Este eje quedó plasmado desde el principio, cuando todo solo
era una hipótesis que Iglesias compartía con algunos compañeros de la
facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid
como Íñigo Errejón o Juan Carlos Monedero.
—¿Cómo empezó?
Las renuncias de Echenique
F. M.
Este fin de semana los equipos de Pablo Iglesias, principal portavoz
de Podemos, y del eurodiputado Pablo Echenique han escenificado por
segunda vez un desencuentro en el seno de la formación
. Tras cuestionar
hace dos semanas el método de votación de los documentos internos, el
viernes por la noche Echenique retiró su candidatura a los órganos
internos al considerar que no había competencia posible con el equipo de
Iglesias.
Los simpatizantes de Podemos podrán elegir a partir del lunes
si votar la candidatura en bloque que propone Isglesias o escoger uno
por uno a los 62 miembros del consejo ciudadano.
El grupo de los fundadores, no obstante, defendió ayer la
“coherencia” de su candidatura.
“Se ha ofrecido a todo el mundo la
posibilidad de hacer listas individuales o por equipos”, mantiene el
equipo de Iglesias.
“No olvidemos que se trata de un sistema de listas abiertas, por lo
que las personas que conformen el Consejo Ciudadano pueden haber salido
de varias listas.
Se han dado todas las facilidades de voto: quien vote
podrá optar por seleccionar listas completas o bien personas concretas
de varias de ellas”, subrayan los miembros de ese equipo.
A pesar de las
críticas de Sumando Podemos, la iniciativa de Echenique en la que
participan también las eurodiputadas Teresa Rodríguez y Lola Sánchez,
estos cargos de la formación aseguran que seguirán trabajando para el
proyecto.
“A partir de ahora nos esforzaremos aún más”, aseguran.
El círculo de enfermeras, mucho más duro en sus críticas, acusó
abiertamente a Iglesias de permitir los “primeros brotes de casta”
dentro de Podemos.
Este grupo, muy activo, reclamó ayer a través de un
comunicado remitido al equipo técnico encargado de la organización de la
asamblea que cambie el método de votación, denunció su “servilismo”
ante Iglesias y advirtió de que luchará para “cortar de raíz los
primeros brotes de casta en el partido”.
—
El estilo de hablar a la gente en La Tuerka
fue lo que algunos empezamos a experimentar en medios de comunicación
grandes. Comprobé que ese discurso funcionaba.
Es un estilo muy
diferente al de la izquierda tradicional de nuestro país, es un discurso
de mayorías, y a la gente le gustaba, me paraba en la calle y me decía
‘sé que tú eres de izquierdas y yo no lo soy, pero estoy de acuerdo con
lo que dices’.
Y ahí surgió la idea de Podemos, que en cualquier caso
aún era una hipótesis.
Así se refería Iglesias el pasado 6 de marzo, durante una comida, a
la tertulia política que dirige y presenta desde hace una década.
Esos
debates, muy vinculados desde la primavera de 2011 al movimiento 15-M,
sentaron las bases para la creación de Podemos,
que se presentó el pasado 17 de enero en un teatro de Lavapiés y echó a
andar en febrero.
“Pusimos en marcha Podemos para que dentro de unos
años, si alguien nos pregunta ‘¿y tú qué hiciste?’, podamos responderle:
regresamos la política a la gente y volvimos a hacer posible la ilusión
en la política”, opina Juan Carlos Monedero, fundador de la formación.
La entrega de muchos simpatizantes —más de 220.000, que participan en los debates
online
del partido— es lo que muchos envidian en este momento en el PP, PSOE o
Izquierda Unida.
Pero todas estas formaciones, con matices, instan a la
cúpula del nuevo partido a poner sus cartas sobre la mesa.
Cuando faltan siete meses para las elecciones municipales y autonómicas y un año para las generales,
Podemos aún no ha ahondado en las líneas maestras de su programa político.
La formación alega que todavía no se ha constituido como partido —lo
hará dentro de una semana— y que en cualquier caso todas las decisiones
programáticas deberán someterse a la votación de las bases.
No obstante,
la asamblea celebrada ante más de 7.000 simpatizantes en el palacio de
Vistalegre de Madrid el 18 y 19 de octubre sí aprobó cinco resoluciones
que constituyen las premisas de su programa político.
La economista Bibiana Medialdea defendió, por ejemplo, un texto
elaborado junto a los profesores Alberto Montero y Nacho Álvarez que
sentaría las bases de un plan macroeconómico y que prioriza la
reestructuración de la deuda frente a un impago a secas de las partes
consideradas “ilegítimas”, tal y como figuraba en el programa electoral
presentado para las elecciones europeas del 25 de mayo. Aun así, la idea
de impago no ha quedado totalmente descartada.
El economista José Carlos Díez,
especialmente crítico con los planteamientos de la formación, cree que
no es suficiente y considera a este respecto que “hicieron un programa
utópico, le vendieron a la gente promesas que no van a poder realizar.
Se fueron a la vía láctea y están todavía en Marte”. “Impagar la deuda
sube el tipo de interés en el mejor de los escenarios… ¿Nos pueden
explicar cómo van a pagar a los funcionarios y a los pensionistas?”, se
pregunta Díez
. Este analista señala que del comportamiento de los
mercados, que de alguna manera son una encuesta diaria, se desprende que
no existe miedo a Podemos como formación, sino temor a la fragmentación
del panorama político y a los escenarios de ingobernabilidad.
Ese horizonte es el que dibujan casi todas las encuestas y, de
momento, es la materia prima con la que trabajan los expertos de Podemos
para afianzar su proyecto de mayoría social. Lo dijo con claridad el
propio Iglesias en la asamblea de Vistalegre.
Su objetivo es “ocupar la
centralidad” del tablero. “Saben que allí es donde se ubican los
ciudadanos”, explica José Pablo Ferrándiz, sociólogo y vicepresidente de
Metroscopia, que considera que su meta final consiste en ocupar en la
sociedad
“el puesto que ha ocupado el PSOE”.
Próximos pasos
- La asamblea ciudadana o congreso abierto de Podemos enfila su última
semana
- . De lunes al viernes los más de 220.000 simpatizantes inscritos
en la página web de la formación podrán votar las candidaturas a la
secretaría general, el consejo ciudadano y comisión de garantías.
- El sábado 15 de noviembre Podemos dará a conocer las candidaturas
ganadoras en un acto en el que participarán invitados internacionales
vinculados a la coalición de la izquierda radical griega, Syriza, y
formaciones latinoamericanas.
- A partir del 17 de noviembre Podemos deberá concretar su estructura,
para la que Pablo Iglesias se perfila como secretario general, y Juan
Carlos Monedero, Íñigo Errejón, Carolina Bescansa y Luis Alegre como
núcleo duro.
- Tras conformar la estructura central del partido, las comunidades autónomas votarán s sus órganos territoriales.
Las comparaciones con el Partido Socialista, rechazadas por todos en
Podemos al considerarlo una de las fuerzas de la casta, sitúan a
Iglesias y los suyos en un escenario teóricamente parecido al de Felipe
González y Alfonso Guerra durante la Transición.
Y la ponencia
fundacional de Podemos —elaborada por Iglesias, Monedero, Íñigo Errejón,
Carolina Bescansa y Luis Alegre— reconoce algunos méritos a esa etapa
del socialismo.
“El Partido Socialista ha sido (tras el papel inicial
del PCE y CC OO) el artífice de la integración de las clases subalternas
al Estado de 1978 —y por tanto también de las conquistas sociales
subordinadas en este— y pieza clave, después, en su incorporación al
pacto social neoliberal.
Es quien cierra el espacio político
por la izquierda
y es su crisis la que abre las oportunidades políticas para una nueva
mayoría.
Si se recompusiera siquiera parcialmente de su desprestigio y
sus problemas internos, y postulase un nuevo líder con pocos vínculos
simbólicos con el pasado, podría recuperar parte del espacio perdido y
estrechar así las opciones para una fuerza de ruptura democrática,
relativamente transversal dentro del discurso de unidad popular y
ciudadana”, destaca el documento.
Esa transversalidad es a lo que aspiran los dirigentes de la
formación y lo que les diferencia de las premisas de Izquierda Unida.
Todas las formaciones políticas han tachado a Podemos de “populista”,
directa o indirectamente, por ese discurso que pretende ir más allá de
la confrontación entre izquierda y derecha.
En IU, formación de la que Iglesias fue asesor, no comparten este paradigma
y buscan la confluencia con vistas a las próximas elecciones
municipales y autonómicas centrándose en un diagnóstico compartido. Para
el joven diputado Alberto Garzón, que trabó una buena relación con el
líder de Podemos, es el escenario de crisis de las mayorías
tradicionales lo que cuenta.
“Soy tan optimista que creo que lo que va a
pasar finalmente es que el bipartidismo va a caer todavía más”, señaló.
Podemos quiere aprovechar esa caída, pero no lo hará con marca propia
en las elecciones municipales, en las que buscará integrarse en las
plataformas de Ganemos junto a Equo e IU. La decisión adoptada por el
equipo de Iglesias, cuestionada internamente y criticada por los
adversarios, tiene un mero sentido estratégico.
La formación carece de
organización territorial y si, por ejemplo, Artur Mas adelantara las
elecciones en Cataluña se vería en la tesitura de tomar decisiones de
manera precipitada, admiten fuentes del partido.
Mientras tanto, Podemos enfila la recta final de la asamblea
ciudadana o congreso abierto por el que se dotará de una estructura.
Cuando falta una semana para que se conozcan los resultados de las
votaciones, Iglesias se perfila ya como ganador sin competencia posible,
sobre todo después de que el eurodiputado Pablo Echenique retirara su
candidatura.
Será secretario general de una estructura con un consejo de
coordinación y un consejo ciudadano, órganos asimilables en las
formaciones tradicionales a los comités de dirección y comités
ejecutivos.
Iglesias y su círculo de confianza son, en buena medida, responsables
del éxito de Podemos.
Con ellos decidió la cabeza más visible del
partido las pasadas navidades dar el salto de la universidad a la
política, de la teoría a la práctica, y con ellos ha pilotado hasta
ahora las principales decisiones del partido. Su objetivo consiste ya no
en romper el esquema bipartidista de la política española sino en
enfrentarse abiertamente al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y al
secretario general del PSOE, Pedro Sánchez.
Con todo, el propio Iglesias y los principales dirigentes de la
formación, todos ellos expertos en ciencias sociales, se muestran muy
prudentes ante las proyecciones demoscópicas. Errejón, por ejemplo,
señala que todos los sondeos apuntan a un “modelo en descomposición”,
pero que el panorama puede dar un giro en función de los
acontecimientos.
En este contexto, Podemos hace ahora equilibrios entre
prudencia y audacia a la espera de perfilar su verdadera estrategia para
el calendario electoral.