Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

24 sept 2014

La verdad imprudente..............................................................................Jordi Gracia

Ambientada en la Transición, la nueva novela de Javier Marías utiliza los secretos de un matrimonio para reflexionar sobre la oportunidad de la memoria histórica.

 


Javier Marías, visto por Sciammarella

Ésta es la historia de dos desgracias y un final feliz: la desdicha de una mujer, la desdicha de un "país sucio" (que es España, y así lo llama un personaje) y la felicidad de un espectador escarmentado, reflexivo y egoísta, que es el narrador de la historia.
Pero Eduardo Muriel es el maestro: un prolífico director de cine raro, supongo que con elementos de Jesús Franco o Jess Frank (tío de Javier Marías), y quizá algún reflejo de Juan Benet, que contrata a un joven de 23 años para asesorarlo en tareas de traducción y secretaría en 1980.
 Mucho tiempo después, ese joven necesita contar esa breve temporada de convivencia con Muriel y su mujer (dos desgracias juntas), tan decisiva en su vida y también en su modo de asumir y entender la madurez. Así empieza lo malo es quizá la novela de Marías con trama más compacta, y quizá por eso se remata con un epílogo que recapitula y acaba la historia: la vida del narrador ha venido a reproducir diabólicamente las condiciones de la vida de Muriel y su mujer, aunque sin los errores ni el dolor de ellos: callando.
 Pero no hay sermón ni doctrina, obviamente: este Marías es Marías, impávido y suculento, incluidos algunos de sus manierismos (en particular en la primera mitad de la novela) e incluidas esas magistrales suspensiones narrativas que dejan absorto al lector mientras nada sucede pero todo está pasando.
El centro de la novela es la verdad y sus trampas, los secretos y sus desvelos: saberlos y descubrirlos, saberlos y callarlos
. Suena a chismografía barata, pero es la vida de cada día, y por descontado la vida de cada día de cada uno de nosotros con sus secretos dispuestos a convertirse, a la mínima oportunidad, en seísmos devastadores: tú no eres quien dices, la razón de aquel acto fue otra, lo hice por lo que no has imaginado nunca, no quise que lo supieras y ya lo sabes.
 Lo que redime esta dimensión sumisa es el tejido verbal de la novela, su arquitectura desveladora y la conformidad del narrador en ser espía e interlocutor reflexivo de otros, sobre todo de Muriel
. Supo lo que no quería saber, y su mujer, una irresistible Beatriz, lamentará hasta su muy próxima muerte haber desvelado, en un ataque de furia, un secreto antiguo
. Ese será el motor que amasará de amargura la vida de ella y en gran medida la de su marido. ¿Con los secretos del pasado colectivo sucede lo mismo?
El centro de la novela es la verdad y sus trampas, los secretos y sus desvelos: saberlos y descubrirlos, saberlos y callarlos
Porque la historia de Muriel y su mujer es sólo el ángulo privado para un enfoque colectivo sobre la España que sale de la dictadura con una reconversión acelerada de múltiples biografías ligadas al franquismo y, de golpe y en apariencia, desligadas de él y hasta prestigiosamente antifranquistas.
 La novela desvela unos cuantos camelos y camelistas con ensañamiento pero sin nombres propios, aunque sí alusiones.
 Hacia 1980 se saben demasiadas cosas de demasiados médicos, abogados, arquitectos, profesores como para que todos comulguen con la versión naíf y disfrazada de su pasado.
 Verdades omitidas y mentiras consentidas fueron parte de la Transición, y no hay reprobación en la novela de ese enjuague.
 Pero no todos los secretos y silencios fueron iguales ni todos actuaron como ese médico que dota a la novela de una dimensión trágica y maldita que a ratos se hace turbadora: quién sabe dónde está lo más justo en ese caso, en cada caso conocido de primera mano y con detalle.
Con todo, la novela decae hacia la mitad de sus páginas —las que ceden a la pasión cinéfila del autor, las que se acercan al retrato de costumbres, aunque brille de nuevo algún personaje real, como Francisco Rico o, mejor, la caricatura socarrona y fantasiosa que de él saca Marías.
 Se resiente el engarce entre los motivos iniciales y las 200 páginas últimas, pero éstas son trepidantes narrativa y reflexivamente, con el lector entregado a la agobiante espiral de la verdad y de lo justo: la verdad secuestrada por interés espurio, la verdad oculta por razones legítimas, la verdad callada por los efectos canallescos de revelarla, la verdad protectora, la verdad imprudente.
 Y el rencor que desata no haber sabido antes.
 La novela desafía así el ardor juvenil por la verdad a toda costa para cavilar sobre episodios que pueden merecer el olvido, al menos cuando desempolvarlos comporta tantas dosis de venganza o de rencor como de consuelo pacificador.
Por supuesto, Marías no está por silenciar el pasado ni enterrar a los historiadores, sino por sacar de encima de esa pasión su falsa inocencia, su esquematismo o incluso su uso "desaprensivo", como lo llama Mainer en la edición actualizada de Breve historia de la literatura española, a propósito de Ayer no más, de Andrés Trapiello.
 Por eso Marías narra las condiciones de lo real vivido e íntimo con meditaciones que emparentan esta novela con otras espléndidas y recientes de autores algo más jóvenes que él, como el citado Trapiello, Javier Cercas o Ignacio Martínez de Pisón. Tu rostro mañana ya estaba entre las mejores; hoy lo está también esta desazonante, valiente y a menudo turbadora Así empieza lo malo.
Así empieza lo malo. Javier Marías. Alfaguara. Madrid, 2014. 534 páginas. 21,50 euros (electrónico, 9,99)

23 sept 2014

El único que dimite.......hasta ahora.......................Gallardón dimite y deja la política tras el fracaso de la ley del aborto

El ministro de Justicia renuncia también a su escaño en el Congreso y a sus cargos en el partido. "No soy la persona para poder llevar adelante con convicción la nueva regulación anunciada por el presidente".

El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, ha dimitido sólo cuatro horas después de que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, anunciara la retirada de la reforma de la ley del aborto. Gallardón comunicó la semana pasada al jefe del Ejecutivo su intención de dejar el cargo al sentirse desautorizado en relación con un texto legal que apadrinó con fervor.
 Hoy, tras hablar de nuevo con Rajoy, lo confirmó en conferencia de prensa: "Yo no soy la persona para poder llevar adelante con convicción la nueva forma de regulación del aborto que ha sido anunciada por el presidente del Gobierno".
Gallardón abandona la política tras 30 años de actividad. En los próximos días renunciara a su escaño en el Congreso de los Diputados y a sus cargos en el Partido Popular.
Ruiz-Gallardón ha sido tajante al afirmar que no asumirá "ningún puesto de responsabilidad política, después de haber estado al frente de la Alcaldía, la Comunidad de Madrid y el Ministerio de Justicia". "Mi vida política la debo dar por agotada", ha remarcado.
El ministro ha resumido así el fracaso que le ha llevado a dimitir: “Yo asumí el compromiso de reformar la ley del aborto como consecuencia del encargo de responsabilidades que se hizo en el Gobierno a comienzos de legislatura
. Lo hice de acuerdo con lo que había sido la doctrina de nuestro partido y con el criterio establecido en el recurso de inconstitucionalidad de nuestro partido contra la Ley de 2010, y de acuerdo con el criterio del Constitucional que hasta tres veces distintas se ha pronunciado sobre el asunto.
 El Gobierno ha tomado la decisión de no seguir adelante con este anteproyecto de ley.
 No he tenido capacidad de convertir el anteproyecto aprobado en consejo de ministros en un proyecto y tramitarlo ante las Cortes tal y como era el compromiso que habíamos adquirido en el propio Gobierno”.

El ministro de Justicia defendió en su última comparecencia ante la prensa la reforma legal que elaboró y que Rajoy ha decidido retirar pese a ser un compromiso electoral del PP.
El anteproyecto de ley, aprobado por el Consejo de Ministros el 20 de diciembre de 2013, apostaba por la regulación más restrictiva de la democracia sobre la interrupción voluntaria del embarazo
. El texto elaborado por el Ministerio de Justicia recogía todos los principios que el Partido Popular defendió en el recurso de inconstitucionalidad presentado hace más de tres años contra la Ley de Plazos que aprobó el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Pese a ello, el presidente Mariano Rajoy decidió retirar el anteproyecto en la fase final de su tramitación, lo que Ruiz-Gallardón interpretó como una desautorización mayor con la que no podía convivir más tiempo al frente del ministerio.
Gallardón trasladó hace unos días a Rajoy su intención de dimitir tras conocer que el texto que había preparado su departamento iba a ser retirado definitivamente
. El presidente intentó convencer al ministro de Justicia para que permaneciese en su puesto pero siempre bajo la premisa de que la reforma de la ley del aborto no saldría adelante, según indicaron a este periódico varias fuentes gubernamentales.
 Esa situación abocaba al ministro de Justicia a ser, aún más, la diana perfecta de la oposición, que le castiga cada semana con preguntas sobre una reforma legal que ha sido desautorizada por el Gobierno al que pertenece.
El ministro, cuyo mandato ha estado salpicado por una fuerte contestación de distintos colectivos judiciales en relación con los proyectos de Ley que ha tramitado desde su departamento, optó por dejar el cargo cuando queda apenas un año para que acabe la legislatura.
Gallardón es el primer ministro que abandona por voluntad propia el gabinete de Mariano Rajoy.
 Su paso por el Ministerio de Justicia apenas ha dejado leyes importantes. Todas las que anunció para "revolucionar y modernizar" la administración de Justicia, como la reforma del Código Penal; la Ley del Poder Judicial o la Ley de Enjuiciamiento Criminal, están empantanadas en el Congreso o no han logrado salir de su departamento pese a que fueron anunciadas hace mucho tiempo.
El ministro de Justicia ha amagado más de una vez con abandonar la política.
 La última, cuando Mariano Rajoy le negó en 2008 su presencia en las listas electorales tras las quejas planteadas por la que entonces era presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre
. Al final, Gallardón se mantuvo como alcalde de Madrid, donde consiguió dos mayorías absolutas como al frente de la Comunidad de Madrid, y esperó a las próximas elecciones generales de 2011. Entonces Rajoy sí le llevó en su candidatura y, tras lograr la mayoría absoluta, le nombró ministro de Justicia.
En ese momento recibió un encargo envenenado: redactar el texto de la nueva Ley del Aborto, que podía haber recaído en el ministerio de Sanidad.
 El PP había prometido en su programa electoral un cambio legislativo sobre el aborto con una frase tan ambigua que le permitía al Gobierno elaborar una ley muy restrictiva o tramitar una reforma mínima sin tocar lo sustancial de la norma vigente: "Cambiaremos el modelo de la actual regulación para reforzar la protección del derecho a la vida, así como de las menores".
En sus declaraciones públicas, tanto el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, como la vicepresidenta, Soraya Sáez de Santamaría, sugirieron que la normativa que redactaría el Ministerio de Justicia se parecería mucho a la Ley de supuestos de 1985 que aprobó el Gobierno de Felipe González. Y así fue, aunque el anteproyecto aprobado por el Gobierno popular eliminaba uno de los tres supuestos -el de malformación- y endurecía los requisitos para la interrupción voluntaria del embarazo.
El principal y casi único defensor público del anteproyecto de ley fue Alberto Ruiz-Gallardón, que sometió a consultas el texto y asumió suavizar su contenido tras aceptar algunas de las sugerencias formuladas por el Consejo General del Poder Judicial y por el Consejo Fiscal
. Con esas mínimas correcciones, Ruiz-Gallardón elaboró un texto que recuperaba el supuesto de la malformación y anunció públicamente su intención de llevarlo al Congreso antes de que pasara el verano.
 Pero el último consejo de ministros del pasado viernes le desmintió
. Y el presidente Rajoy le acabó de rematar cuando anunció cuatro días después que el texto quedaba definitivamente encerrado en un cajón.

 

Tacones asesinos................................................................................. Vicente Jiménez


Walter Steiger. 'Unicorn Tayss', primavera de 2013. Cortesía de Walter Steiger. / Jay Zukerkorn

Mark Zuckerberg (Facebook) lleva sudaderas porque tiene cosas más importantes en qué pensar, pero si una mujer acude con tacón de aguja a un encuentro con inversores se puede ver en Twitter con el hashtag #brainsnotrequired (no se requiere cerebro)
. Ocurrió en Nueva York y se armó gran revuelo.
El autor, Jorge Cortell, consejero delegado de Katnerson Systems, dijo que sólo quería denunciar lo insano de la prenda, pero lo que todos entendieron fue que el tamaño de aquellos stilettos era inversamente proporcional al del cerebro de su dueña.
 Contra estos prejuicios, el Museo de Brooklyn abre Tacones asesinos, una celebración de lujuria, ambición, dominación, feminidad… Todo cabe en los más de 160 pares que se exhiben, menos una mujer, porque los modelos de Louboutin, Iris van Herpen X United Nude, Manolo Blahnik o Noritaka Tatehana no están hechos para caminar.
Desde que la mujer arrebató al hombre el tacón hace tres siglos, no ha habido prenda que aterrorice e hipnotice más al sexo masculino.
 Lisa Allen, comisaria de la exposición, cree que es el objeto más codiciado, vilipendiado y temido porque remite al poder. Elevan el cuerpo, muestran a una mujer dominadora.
 No es poco en un país que puede tener en Hillary Clinton a su primera presidenta.
“Si fuera mujer, llevaría tacones”, dijo el exalcalde Michael Bloomberg.
 Pero ¿por qué sólo los llevan las mujeres y cada vez más altos? Tal vez para pisar a quienes ven en ellos irracionalidad, frivolidad o provocación sexual. Killer Heels es una estupenda excusa para degustar ese “martirio consentido” entre mujer y taconazos.
 “No sé quién los inventó, pero las mujeres le debemos mucho”, dijo Marilyn Monroe.

El discreto encanto de Jessica Chastain.....................................................................Tommaso Koch

Vegana y un punto rebelde, es una de las actrices más aplaudidas de Hollywood

Al Pacino fue su mentor sobre las tablas. Es un fetiche para grandes directores.

Tras perseguir a Bin Laden en la ficción, ahora retoma su vertiente más ‘indie’ en el cine.

La actriz estadounidense Jessica Chastain.

Se levanta el telón. En el escenario, un grupo de niños entona canciones sobre las vacaciones
. Las letras celebran el conejito de Pascuas y la importancia de compartir con los demás. Cunde el amor, los padres en platea se conmueven y Jerri Chastain disfruta de su hija Jessica, que ocupa justo el sitio delante del micrófono. Sin embargo, algo turba el idilio: uno de los pequeños no parece comprender del todo el mensaje.
 De acuerdo con la hermandad, pero ¿y la fama? “En cuanto empezamos a cantar agarró el micrófono y me lo quitó. Yo lo recuperé
. Y él volvió a cogerlo.
 Ahí estábamos, con siete años, cantando sobre la solidaridad y robándonos el micro
. Mi madre me contó que todos los padres se echaron a reír”, rememora Jessica Chastain.
He aquí la primera actuación que la intérprete (Sacramento, 1977) recuerde
. Y, a la vez, una precoz lección sobre el ego en su profesión: “Aprendí pronto a no dejar que nadie se llevara mis papeles”
. A esta convicción la actriz añade otra, con ecos que van de Epicuro al karma, y que parece regir su existencia: “Pienso que todo tiene que ver con el equilibrio.
 Si siento demasiada positividad, creo que algo negativo va a pasar pronto.
 Por eso no me gusta celebrar mucho. A lo bueno le sigue lo malo y viceversa”
. Es, al fin y al cabo, la misma superstición que la lleva a un ritual cuando sube a los aviones: primero los toca por fuera y luego ha de pisar la entrada con los dos pies a la vez.
En su vida, esa teoría se ha vuelto práctica.
 Y a ese fracaso escolar siguieron muchos triunfos. Chastain se fue ganando la gloria que no pudo tener aquella noche, tanto que hoy es una de las actrices más admiradas de Hollywood.
 Y ahora presenta en España el enésimo trabajo de un currículo que cada año crece con al menos dos o tres películas: La desaparición de Eleanor Rigby, que se estrena el 3 de octubre.
El filme, que compitió en la sección Una cierta mirada en Cannes (donde se celebró esta entrevista), atesora varias historias.
 La sinopsis, a priori sencilla, habla del sueño roto de una pareja de enamorados.
 Pero la realización desvela un proceso más complejo, que precisó de años
. Al menos diez desde que Chastain y Ned Benson se conocieran en la universidad y seis desde que el director propusiera a la actriz ser Eleanor en la que iba a ser su primera película: la vida de un chico que rompe con el amor de su vida
. Chastain aceptó, pero planteó que el filme también contara la separación desde el punto de vista de la chica.
 Nacieron así un segundo guion y, básicamente, un segundo filme. Resultado: La desaparición de Eleanor Rigby se puede ver en las versiones Él y Ella.
  O ambas, por un total de más de cinco horas.
Sin embargo, también por las presiones del distribuidor Harvey Weinstein, Benson acabó montando una tercera película. Se trata de una suerte de resumen de dos horas, más fácil de vender para Weinstein, y que es el que se estrena en las salas de España, a la espera de ofrecer en Internet Él y Ella. Chastain, que es productora del filme, llegó a declararse “cabreada”, aunque ahora se limita a decir que prefiere las dos versiones separadas.
Chastain, en un momento del espectáculo 'Salomé'.
Lo cierto es que La desaparición de Eleanor Rigby es un nuevo regreso de la actriz a las producciones indies.
“Me gusta trabajar con creadores que aún no han pegado el pelotazo”, cuenta.
 De hecho, su trayectoria alterna a menudo películas con grandes nombres (El árbol de la vida, de Malick, o La noche más oscura, de Bigelow) con otras de directores apenas conocidos: véase Jolene o Take shelter.
  La actriz que muchos críticos consideran la más brillante de su generación puede permitirse el lujo de escoger.
 De ahí que sorprendan las dificultades que afrontó en sus comienzos, cuando conseguía pocos castings y menos papeles. Entre otras cosas, Chastain lo atribuye a su look “poco convencional” y a su rebeldía: “Al principio obtienes pruebas para papeles basados en tu apariencia física.
 Y la mía… bueno, ya sabe, no soy superalta o superdelgada.
 Un par de veces me pidieron que me tiñera el pelo de rubio y me negué
. Creo que afronté una especie de lucha sobre cómo encajar en la industria”.
Enfundada en un vestido verde, la actriz se muestra risueña.
 Se lanza a hablar en italiano –“Piacere, ¿come stai?”, fruto de su relación con el empresario Gian Luca Passi de Preposulo–, bromea sobre la facilidad con la que olvida enseguida toda habilidad que aprende ante la cámara (como, por ejemplo, tocar el bajo) y explica que se acaba de abrir un perfil en Twitter e Instagram.
 Sin duda, cuesta reconocer en esta mujer a la que el día anterior canceló de repente las entrevistas que le quedaban, al parecer por cansancio
. Curiosamente, por esa misma razón hace años se volvió vegana: “No tenía energías. Un doctor me recomendó comer así durante dos semanas. Y me sentí mucho mejor, incluso más feliz.
 Pasado ese tiempo fui a un restaurante, me pedí un risotto con pescado y volví a estar mal.
 Así que dije: ‘OK, soy vegana”.
Un par de veces me pidieron que me tiñera el pelo de rubio y me negué. Afronté una lucha sobre cómo encajar en la industria”
Un cambio tan radical como el que sufrió su carrera.
 Porque, a fuerza de chocar contra puertas cerradas, a Chastain se le abrió un portal en 2006.
 Tras licenciarse en 2003 en la Juilliard School de Nueva York (con una beca financiada por el fallecido Robin Williams), la actriz se encontraba encadenando apariciones en series como Urgencias y Veronica Mars con papeles teatrales menores
. Y así seguía cuando recibió una llamada que cambiaría su vida.
 Y, de paso, confirmaría su teoría de lo bueno y lo malo.
Resulta que Su Majestad Al Pacino la quería para Salomé, ambiciosa producción teatral basada en la obra de Oscar Wilde que el intérprete iba a dirigir y protagonizar. Incrédula, le preguntó a su agente cómo había sido posible. Marthe Keller, amiga de Pacino, la había visto sobre las tablas y había animado al actor a ficharla. Pacino se convirtió en su “mentor, casi un segundo padre”, a la vez que la obra pasó a ser la primera película de Chastain
. El actor decidió representar el espectáculo por las noches y rodar un filme sobre la misma historia y un documental de todo el proceso.
Chastain con James McAvoy, en un fotograma de 'La desaparición de Eleanor Rigby'.
Por las peculiares leyes del tiempo y la distribución, ambas películas se estrenarán en las salas solo este año. Mientras, Chastain ya ha conquistado el firmamento del cine.
 Nominada dos veces al Oscar (mejor actriz secundaria por Criadas y señoras y protagonista por La noche más oscura), ha interpretado madres normales y agentes del Mosad, ha perseguido a Bin Laden y lidiado con un marido presa de delirios apocalípticos. Hasta le ha dado tiempo a sufrir las famosas tijeras de Terrence Malick, que eliminó en fase de montaje su personaje en To the wonder. La actriz se ríe: “Me lo esperaba. ¡Ni siquiera estaba en el reparto! Fui al rodaje a saludar y me dijo: ‘Tienes que participar’. Así que escribió de cero un personaje y me quedé dos días”.
De todos modos, Malick dio también un espaldarazo a la carrera de Chastain. Porque en 2011 pocos conocían todavía a esa pelirroja que acompañaba a Brad Pitt y Sean Penn por la alfombra roja de Cannes para la proyección de El árbol de la vida. Pero el filme ganó la Palma de Oro y ese mismo año Chastain monopolizó las salas: estrenó Criadas y señoras, Take shelter, La deuda y Coriolanus. Fue otro punto de inflexión en su carrera.Por fin todo cinéfilo la conocía. Y la mayoría la aplaudía.
Si la gente dice algo bonito sobre mí, no siento que sea cierto. A veces tengo dificultades para escuchar los cumplidos”
Ante el aluvión de consensos, la actriz se defiende: “Si la gente dice algo bonito sobre mí, no siento que sea cierto. A veces tengo dificultades para escuchar los cumplidos. Si alguien me apoya, quiero sentirme bien con ello y no decepcionarle.
 Espero que no vaya un día a ver uno de mis filmes y piense: ‘¿Cómo pude creer en esa chica?”. Entre esta oda a la humildad –“tengo dudas sobre mi trabajo todo el tiempo”– y su estribillo de que lo malo siempre le sigue a lo bueno, es fácil entender su estajanovismo: “Intento hacer todas las películas que puedo”.
En el fondo, la teoría ya funcionaba cuando Chastain era una adolescente.
 A los 15 años estaba con un novio más joven, que ella consideraba inferior, “fuera de su liga”, según contó al Daily Beast.
 Pero el tipo la dejó, con un tacto encomiable: “Quiero salir con otra gente”. Lo malo llegaba con toda su fuerza: Chastain lloró y lloró, ya que ella misma se define como “un pozo sin fondo de lágrimas”. Y, sin embargo, a los cuatro días el joven volvió con ella y hasta le grabó una casete
. Había sobre todo temas de los Beatles. Definitivamente, lo bueno.
Podría ser que la fatídica caída, si llegara, fuera estrepitosa
. Porque Chastain sube cada año un peldaño más hacia el Olimpo.
 En enero de 2013 fue la primera mujer en medio siglo en protagonizar las dos películas líderes en la taquilla de EE UU (Mamá y La noche más oscura).
  Y este año todo apunta a que volverá a estar nominada al Oscar, ya sea por La desaparición de Eleanor Rigby (que presenta también estos días en San Sebastián), La señorita Julia, A most violent year o por la superproducción de Christopher Nolan Interstellar. “Suelo escoger las películas por los directores, pero si te llama Nolan, ni pides el guion
. Normalmente, leo el papel y me planteo si es distinto respecto a lo que ya he hecho.
Como actriz quiero desafíos”.

Fiel a esa regla, ha dicho sí también a Guillermo del Toro para Crimson peak (se verá en 2015)y ha aceptado ser Marilyn Monroe en Blonde, de Andrew Dominik
. Al principio no estaba muy interesada, pero entre su pasión por el director y el libro de Joyce Carol Oates en el que se basa el filme, se dejó convencer:
“No es una biografía. El objetivo es una metáfora de lo rubio en la sociedad, en Hollywood, y de cómo ella acabó devorada. Me parece interesante en esta época en la que vemos que el cine está dominado por los hombres”.
En Cannes, donde tan solo una vez una directora ha ganado una Palma de Oro, este último asunto fue pan de cada día. Chastain se muestra firme: “Si miras las estadísticas, hay muy pocas cineastas y guionistas.
 Y las películas que se ruedan, escritas por hombres, apenas tienen protagonistas femeninas.
 Hay que empezar por ahí, somos la mitad de la población y hay que incluirnos en esas historias”.
 Y añade un alegato sobre mujeres como Viola Davis que a su manera de ver tienen muchas menos oportunidades de las que merecerían:
 “Si para una mujer blanca es difícil, para una negra lo es aún mucho más”.
En muchas entrevistas Chastain ha elogiado a otras intérpretes; la última, Scarlett ­Johansson, de quien dijo no entender a qué esperan para ofrecerle un papel protagonista en una de superhéroes. Chastain ha declarado a The Guardian que ella también querría un filme así: “He estado cerca en un par de ocasiones [rechazó Iron man 3].
 El problema es que si lo hago, no quiero ser la novia, no quiero ser la hija.
 Quiero llevar el maldito traje con una cicatriz en la cara y con escenas de lucha”.
Una vez más, la actriz demuestra amar todo tipo de cine.
 De hecho, asegura que acude a las salas –al Angelika Theater, cerca de su casa en Nueva York– al menos dos veces a la semana
. De ahí que su diagnóstico sobre el futuro del cine sea esperanzador: “Creo que las salas nunca desaparecerán”
. Por una vez, no hay espacio para lo malo.