Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

21 sept 2014

Antonio Banderas vuelve a casa....................................................................... Gregorio Belinchón

El malagueño protagoniza y produce ‘Autómata’, filme de ciencia ficción de Gabe Ibáñez.

El actor, productor y director Antonio Banderas, en San Sebastián. / Javier Hernandez Juantegui (EL PAÍS)

Antonio José Domínguez Banderas (Málaga, 1960) llega a San Sebastián y la ciudad se vuelca.
 Es difícil encontrar a alguien que hable mal de él, aquí y en general en la industria cinematográfica. Española o hollywoodiense.
Hoy en el Zinemaldia ha sacado sus mejores galas para defender Autómata, película de Gabe Ibáñez, el realizador de Hierro, que el actor protagoniza y produce
. Una historia que, según su director, bebe de la ciencia-ficción clásica del cine de los años setenta y ochenta, con algo de la obra de Isaac Asimov y con referentes innegables como Blade Runner. Banderas ha aparecido con americana azul y blusa blanca, dispuesto a afrontar de cara la división de opiniones –más en contra que a favor- que ha recibido su filme en los dos pases de prensa.
 Y cuando hay que arremangarse y promocionar su trabajo, no hay nadie mejor que Banderas.
Lo primero que recordó es que el guion se lo pasó Elena Anaya un día en la sala de maquillaje de La piel que habitó (la actriz le dijo eso de o la haces tú o no la hace nadie), desglosó las aventuras que corrió Ibáñez para conocer a Banderas en el rodaje en Túnez de Oro negro, y lo complejo de un filme rodado en Bulgaria, donde no hay ni un metro cuadrado de desierto, paisaje obligado en Autómata
. Y por supuesto, de su rapado: “El director y yo hablamos sobre el look. No es un cambio de dirección en mi carrera sino que era sencillamente lo que pedía el personaje
. Como productor, aviso, quiero aclarar que esto no es una superproducción, sino que la hemos hecho con sangre, sudor y lágrimas.
 Ha sido un viaje de cuatro años y se podría hacer una película con lo que pasó en ella.
 Cinco millones de euros, esa es la verdad de esta película.
 Para avanzar, como productor, decliné mi salario, tiré de relaciones personales y pedí muchos favores”
. Sí que aseguró que no hubo grandes enfrentamientos entre el Banderas actor y el productor: “Mis dos labores nunca entraron en conflicto, pero no pude ir a los ensayos en Bulgaria porque estaba más pendiente de la producción, que para mí no es tanto buscar dinero, que también, sino encontrar los elementos materiales para el filme, buscarle a Gabe las herramientas que necesitara
. Quise que Gabe hiciera la película que él lleva a dentro
. Que salga ese director que alberga en su interior, y que es muy coherente en su obra y en su vida”.
El Banderas productor está contento con cómo van las ventas internacionales, que ya incluyen Estados Unidos.
 “Ahora veremos cómo se estrena. Pero hay que entender que es un filme pequeño, de autor, no de palomitas.
 Por eso es coherente que concurse en este festival ya que no es una película mainstream, sino que tiene que ir poco a poco encontrando su público.
 Nosotros jugamos otro tipo de juego”.
 Sobre el futuro del cine de ciencia-ficción en España, el malagueño apuntó
: “Aquí cuando hacíamos ciencia ficción parecía comedia. Y sin embargo es un género que sirve para hablar de cosas actuales, por ejemplo, de la pérdida de valores, de hombres que matan a hombres como si fueran perros
. Los robots en el fondo acaban siendo los buenos en esta historia”.
Tampoco tuvo peros en la lengua al hablar de premios y de su carrera:
 “Hacer una película para conseguir un oscar es ruin
. A mí me ilusiona hacer mi trabajo.
 Cada vez que empiezo una película pienso que va a ser la mejor de mi carrera.
 Yo trato de darlo todo, así entiendo mi profesión.
Ahora busco más proyectos en España [el malagueño va a protagonizar en octubre Altamira, sobre el descubrimiento de las cuevas]. Hollywood es una marca, no un sitio, y esa marca puede que se haya quedado pegada a mí, pero yo quiero hacer cosas distintas y buscar talento”.
 Ahondó en el tema de la meca del cine: “Hollywood me limita por mis acentos.
 Llevo 23 años trabajando y cargo con ciertos hándicaps, me llegan solo ciertos personajes
. En Europa, en España, me encuentro con que puedo hacer cosas que allí no me llegan.
 Estoy en este extraño camino en que quiero que mi profesión vuelva a ser lo del principio, un hobby”.
 A cambio le ha dado una agenda y una red de contactos casi infinita
. En Autómata, como ejemplo, se escucha la voz de Javier Bardem. “A él y a Melanie Griffith les agradezco sus aportaciones
. También hablé con Avi Lerner [mítico productor], y su empresa Millennium nos ha respaldado en las ventas internacionales… y rodamos en sus estudios en Bulgaria: íbamos de hangar en hangar, cogiendo atrezo de otras películas.
 Les robamos coche, neones, la ropa…”.
Finalmente, ante el dantesco panorama actual de la industria cinematográfica española, y preguntado sobre qué le aconsejaría al ministro de Educación, Cultura y Deporte José Ignacio Wert, Antonio Banderas aseguró: “Si supiera darle consejos al ministro, sería ministro
. Este filme se ha hecho sin ayudas estatales, gracias a mis relaciones construidas en 30 años de carrera
. Yo hoy lo que pido no es para mí, sino para chavales jóvenes
. Necesitamos que el Gobierno abra un poco la mano
. Que baje el IVA, que empuje estas primeras producciones, que puede ir la gente más al cine para que descubran nuestras historias.
 El Gobierno tiene que abrir la mano para que podamos respirar un poquito”.

 

Stephen Hawking será cabeza de cartel del Festival STARMUS By Christopher Telfer In Noticias El célebre físico teórico presentará una conferencia en Tenerife

Para confinar nuestra atención a las materias terrestres sería necesario limitar el espíritu humano”- Stephen Hawking
Tras una reciente visita a Stephen Hawking en su casa de Cambridge (Reino Unido) del astrofísico Garik Israelian, fundador y director del festival STARMUS e investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), el reconocido físico y cosmólogo británico ha declarado estar “expectante por asistir al Festival Starmus”, conocer la isla de Tenerife y los Observatorios de Canarias. Hawking pronunciará el discurso de apertura del ciclo de conferencias de esta segundo edición de Starmus, que lleva por lema “Beginnings: The Making of the Modern Cosmos” y que tendrá lugar en el Ritz-Carlton, Abama, en Tenerife (Islas Canarias), el 22 al 27 de septiembre de 2014.
Hawking estará acompañado por una variedad de ponentes de renombre internacional, que incluye astronautas, cosmonautas, astrónomos, cosmólogos, químicos, biólogos y premios nóbeles
. El físico teórico también se unirá a la mesa redonda que se celebrará en el Gran Telescopio Canarias (GTC), del Observatorio del Roque de los Muchachos, en la isla de La Palma.

Científico

Considerado uno de los físicos teóricos más brillantes desde Albert Einstein, su trabajo sobre los orígenes y la estructura del Universo, del Big Bang a los agujeros negros, ha revolucionado el campo de la Cosmología
. Además, sus best-sellers
-Una breve historia del tiempo (1988), El Universo en una cáscara de nuez (2001) y El Gran Diseño (2010)- han ayudado a popularizar la ciencia y hacerla accesible a todo el mundo.
Una breve historia del tiempo batió todos los récords de ventas de libros de un modo que habría sido difícil de predecir.
 En mayo de 1995 llevaba ya 237 semanas en la lista de best-sellers del dominical del Times, rompiendo el anterior récord de 184 semanas y vendiendo 10 millones de copias en diez años.
 Esta hazaña fue registrada en el Libro Guinness de los Récords de 1998.

 En 1979 aceptó la Cátedra Lucasiana de Matemáticas en la Universidad de Cambridge, el puesto que una vez ocupara Isaac Newton. La voz de Stephen Hawking fue utilizada en la canción “Keep Talking” del último álbum de Pink Floyd “The Division Bell”

Los inicios de la formación de la moderna Cosmos

“Aprecio muchísimo -comenta Garik Israelian- que el Profesor Hawking haya dedicado tantas horas de su valioso tiempo para comunicarse conmigo y hablar sobre varios temas importantes relacionados con su conferencia y Starmus”. Hawking, según sus propias palabras, conocía el Festival Starmus por sus amigos Kip Thorne y Brian May.
El astrofísico del IAC y él también estuvieron hablando del último descubrimiento BICEP2 de ondas gravitatorias, entre otros temas. “No podía creerlo, estaba comunicándome directamente con uno de los héroes de todos los tiempos de la ciencia: ¡Stephen Hawking!”, exclama Israelian.

Además de Hawking, en Starmus estarán presentes Robert Wilson, Premio Nobel de Física por su descubrimiento de la radiación de fondo cósmico de microondas, Sir Harold Kroto, Premio Nobel de Química por el descubrimiento de los fullerenos (cadenas de carbono complejas presentes en el medio interestelar), el conocido biólogo etnólogo y evolucionista Richard Dawkins, el legendario guitarrista y astrofísico Brian May, las astrofísica Jill Tarter, presidenta del Instituto SETI y el astrofísico Robert Williams, anterior presidente de la Unión Astronómica Internacional. Muy pronto se darán a conocer más participantes.
También hablarán tres “caminantes lunares” (Moonwalkers) del Apolo: Edgar Mitchell del Apolo 14, Charlie Duke del Apolo 16 y Jack Schmitt del Apolo 17 (el último hombre en caminar sobre la Luna). Además, el cosmonauta Alexei Leonov (comandante de la misión Soyuz-Apolo y el protagonista del primer paseo espacial) estará acompañado por cuatro colegas cosmonautas y caminantes espaciales.

Saliendo al balcón................................................................................... Vicente Verdú

El autor habla de ese elemento que ojea como un Dios encimado los humos de la mafia, la miseria, la riqueza o la corrupción.

Dice Rafael Moneo que lo que pone más a prueba a un arquitecto es la resolución de la fachada
. En Murcia, donde Moneo terminó hace años la ampliación del Ayuntamiento, la ciudad cargó en contra o a favor de su fachada.
 Una fachada que enfrenta con altivez a la catedral, la última gran obra del barroco español y enseña de la Iglesia en el siglo XVIII.
El Ayuntamiento de Moneo, con una fachada “retablo” que refleja la ornada cara de la catedral, se compone de arcos rectangulares a la manera de un teclado de piedra calada y entre cuyas piezas destaca una que serviría como el balcón desde donde el alcalde proclamara sus soflamas.
 Es éste, un balcón bellamente vertical, amplio y erecto que desafía, a la misma altura, al balcón desde donde el cardenal Belluga adoctrinaba a sus feligreses, los amedrentaba o los bendecía
. Poder eclesiástico frente a poder civil representados en una misma plaza en donde los dos palcos se hablan sin entenderse.
Los fieles se escandalizaron mucho con este lance puesto que un balcón es, por encima de su funcionalidad, un elemento de representación.
Los hechos callejeros suelen ser obra de menestrales, truhanes o borrachos mientras en los balcones se asienta, por lo general, el orden y la superioridad.
Dos obras literarias, El loco de los balcones de Vargas Llosa y El balcón en invierno de Luis Landero se hallan actualmente brillando en los días de la rentrée.
  El curso cultural empieza pues con esta alusión al elemento que emerge de las fachadas para sobrevolar al gentío y como si, en efecto, el muro cortina del movimiento moderno fuera demasiado ciego para dar cuenta de los enredos que llenan la sociedad.
Un balcón ojea como un Dios encimado los humos de la mafia, la miseria, la riqueza o la corrupción. ¿Vuelve pues el balcón?
Rasurado por las actuales fachadas impenetrables o por las terrazas sin abolengo, el balcón devuelve a la fachada sus pechos pugnaces, sus condecoraciones, su rango de construcción realizada para estar en el aire del mundo y no contaminarse con él.
 O dicho de otro modo, el balcón es el bastión simbólico para asomarse al mar de la vida sin abismarse en él.
 Sólo y encumbrado para ejercer un pensamiento crítico.
De hecho, ni se halla en el exterior ni en el interior de modo que su ambigüedad actúa como una lupa perfecta. Sin referirse a ello pero sí a todo lo demás, Heidegger sostenía, respecto al pensamiento que hacer uso de él permitía “entrar en la proximidad de la distancia”.
Puede que no se entienda bien esta percepción pero ¿quién puede poner en duda que el balcón actúa como un panóptico que desde lejos permite ejercitar el escrutinio próximo sobre el desfile distante del indefenso mundo infeliz de los peatones?

 

‘La isla mínima’: negruras perturbadoras en el Guadalquivir............................................................ Carlos Boyero


Antonio de la Torre y Nerea Barros en la presentación de 'La isla mínima' en San Sebastián. / Carlos Alvarez/ Getty Images

Sospecho que a ese brillante y genuino director español llamado Alberto Rodríguez —este hombre tan inteligente y complejo, con nombre y apellido tan poco adecuados para tirarse el rollo de prima donna en el cine español, también tiene pinta de normal, de legal, de buen tío—, autor de La isla mínima, le zumban los oídos, se le agota la paciencia, percibe la cercanía del ataque de nervios y está a punto de agredir al pesado de turno cada vez que tiene que aclarar no haber visto esa obra de arte con formato de serie de televisión titulada True detective.
 Y por supuesto, él no tiene la culpa de que cualquier cinéfilo que haya saboreado la larga inmersión de dos policías en sus infiernos íntimos y su escalofriante constatación de que el mal anda por todas partes y está desbocado, todo ello ambientado en los pantanos y las marismas de Luisiana, piense en esa inevitable referencia y constate parecidos argumentales, ambientales, de atmósfera, entre la obra maestra que inventó el inquietante Nic Pizzolatto al ver la película de Rodríguez.
 Mala suerte esa jodida coincidencia. Pablo Berger, creador de la muy meritoria Blancanieves, debió de pillar idéntico rebote en el estreno de The artist, ante la seguridad de que los tiempos actuales no son tan milagrosos para que el gran público pierda el sueño ante la posibilidad de disfrutar sucesivamente de dos películas en blanco y negro y mudas.
Aclarada esa indeseada comparación, les puedo asegurar, tanto a los fascinados por la última joya de HBO como a los que la desconocen, que no saldrán defraudados de La isla mínima. Alberto Rodríguez te engancha a su historia con los anzuelos más sólidos y menos tramposos.
  Te hace pensar a lo largo de la tenebrosa intriga, te desasosiega, reinan los matices, hace turbias y creíbles las situaciones y los personajes, hay doble fondo hasta en lo que parece transparente, ni los diálogos ni el gesto más leve tienen desperdicio, la cámara posee estilo y un lenguaje poderoso, deja cierto poso.
 También apuesta muy fuerte por la ambigüedad, un profesional de la abyección puede albergar también al compañero que te protege en una situación límite, que te salva la vida, el demonio tiene anverso y reverso.
 Los actores clavan sus frases, sus gestos, sus miradas, sus silencios. Encuentro admirable el trabajo de Javier Gutiérrez.
Con Raúl Arévalo no tengo demasiada química, siempre me resulta demasiado intenso, pretende ser tan natural que me resulta artificioso, no me despierta una fobia comparable a la que siento por Javier Cámara o Marisa Paredes, pero hasta el momento no le pillo el punto a un actor tan unánimemente alabado
. En cualquier caso, estoy dispuesto siempre a recibir el rayo de luz que borre mi ofuscación
. Hago memoria con la obra de Alberto Rodríguez y descubro que me gustan todas sus películas, siempre me interesa su mundo, me fascina su sabiduría al trasladarlo a imágenes y sonidos.
Con Urbizu me ocurre algo parecido y que en el caso de La vida mancha me enamora
. Y, por supuesto, alguien como el firmante de esta crónica, que siente alergia hacia los sentimientos patrióticos y el corporativismo, celebra que en el cine español se hayan realizado este año dos películas como El niño y La isla mínima.
 Sería justo y necesario que la filmografía de un director tan bueno como Alberto Rodríguez tuviera continuidad, que no dependiera excesivamente de su último resultado en la taquilla.
 Ojalá que el gran público reconozca ese talento, esa calidad.
Los actores clavan sus frases, sus gestos, sus miradas, sus silencios
La personalidad del director francés François Ozon siempre se ha sentido seducida por las temáticas retorcidas, por la transgresión, por la indesmayable vocación de provocar al espectador con tramas y desenlaces enemistados con las convenciones.
 Y a veces, como en el caso de En la casa y Joven y bonita, sus deseos mantienen armonía con el notable resultado artístico.
 Pero exprimirse tanto el cerebro en función del sorprendente “más difícil todavía” en cuestiones psicológicas y sexuales tiene sus riesgos.
 O afinas o puedes caer en lo grotesco. Su última entrega, Una nueva amiga, a pesar de sus revolucionarias pretensiones, solo es ridícula.
 La colitis mental de Ozon y su osada certidumbre (como la de Almodóvar en esa cosita bochornosa titulada Los amantes pasajeros) de que la heterosexualidad es un invento de la moral burguesa, de que en el fondo todos somos homosexuales, lesbianas, travestidos, transexuales o bisexuales en el más convencional de los casos, es una teoría que debería admitir la negociación como mínimo. Estaría dispuesto a creérmela mientras que dura la película a condición de que me lo intentaran demostrar con inteligencia, agudeza y gracia, virtudes ausentes en este alarde de estupidez complacida, de inútil osadía expositiva, de situaciones cochambrosas, de interpretaciones lamentables
. No les voy a narrar los delirios de Ozon. Solo les prevengo.
Pero seguro que él se siente como la reencarnación del espíritu de Buñuel.
Sé que la forma ideal de comenzar el día no consiste precisamente en ser testigo de una trama en la que una mujer cuya enfermad es irreparable y letal decide juntar durante un fin de semana a toda su familia y a una amiga para despedirse de ellos y largarse por voluntad propia a la tumba.
 Un tema tan doloroso y sombrío está desarrollado en Silent heart con extrema delicadeza, verosimilitud, sensaciones reconocibles, humanidad nada postiza ni sensiblera e intérpretes convincentes por Bille August, un director que llevaba mucho tiempo perdido después de haber firmado la tan dura como emocionante Las mejores intenciones, aquel guion de Bergman en el que este ajustaba feroces cuentas con sus recuerdos, su sentido de culpa, sus demonios.