La soledad de su voz fue desterrada cuando el propio
Javier Marías
abrió la puerta del balcón de su casa en Madrid e irrumpió el rumor
babélico de los turistas de la plaza.
Él estaba en mitad de sus
reflexiones sobre su nueva novela,
Así empieza lo malo
(Alfaguara), que saldrá a la venta el 23 de septiembre
. Dejó entrar las
voces y el sol contundente de la tarde, sin parar de fumar ni hablar,
en ese momento, de la manera en que algunos españoles no solo se
“cambiaron de chaqueta”, como por arte de magia, tras la muerte de
Franco, sino que intentaron obrar el milagro de usurparse a sí mismos
con nuevas biografías.
Fue poco después de que aclarara que no se trata
de una novela política, sino sobre
el deseo, el rencor y la arbitrariedad del perdón, de pasar por alto cuestiones graves y, en cambio, dejar emponzoñar algunas nimias.
El ojo en una rendija…
…Y el lector como testigo de una historia privada sobre la manera en
que se fraguan una desdicha amorosa, unos deseos sexuales como motores
de la vida, unos recuerdos nobles y rastreros y el arte de enmascarar y
querer saber la verdad… ¡La verdad!…
¿Para qué? Y es ahí donde Javier
Marías (Madrid, 1951) a la vez que cuenta y recupera el tiempo para
comprenderlo, establece un diálogo con el lector.
Es su novela más erótica y feminista y con más humor y desparpajo juvenil, donde además, está el rastro del Marías más juvenil
Es su novela más erótica y feminista, con más humor y desparpajo
lingüístico y la segunda más larga (la primera es su trilogía de
Tu rostro mañana),
en cuyas 534 páginas está el rastro del joven Marías, del Javier Marías
que fue, y que es en la memoria y en los recuerdos, llamado aquí Juan
de Vere. Él, el joven Juan, es quien desde una edad cercana a los 50
años del presente evoca su vida en 1980. Tenía 23 años, el adiós al
franquismo aún estaba presente, la Transición había echado a andar, el
mundo parecía reinventarse y el divorcio, el divorcio estaba al caer.
Faltaba un año. Ahí está el origen de una novela en cuyo título, una vez
más, está la presencia tutelar de Shakespeare, ahora invocado en
Hamlet: “Así empieza lo malo y lo peor queda atrás”. Mientras, aquí
mismo, y antes de que se cuele el murmullo de voces, la del escritor y
académico, sentado en el sofá de su casa bajo un cuadro de
Keller-Reuntlingen, donde un pueblo decimonónico entre sombras se
refleja en el agua, escenifica lo que dicen de su narrativa: pensamiento
en movimiento trenzado de relato y análisis, ahora, mientras habla al
lector:
“Si en otras novelas he podido determinar con bastante exactitud el
primer latido, como decía Nabokov, aquí no tengo un elemento tan
concreto
. Cuando uno lleva 43 años publicando y ha tenido varias fases,
llega un momento en el cual uno acepta que tiene un estilo, unos temas
principales que me preocupan y sobre los cuales se puede ahondar, y no
es meramente repetición”.
“Una de las cosas que parece haberse olvidado es que hasta hace
relativamente poco no había divorcio en España.
Recordé que muchos
matrimonios, aunque se llevaran mal y fueran indiferentes, seguían
juntos
. Eso me llevó a pensar que aparte de no existir el divorcio, una
de las cosas que, a menudo, más mantiene a las parejas, y vale tanto
para matrimonios como otro tipo de relaciones, es el rencor. Cómo el
rencor es una fuerza enorme, y puede ser difícil prescindir de él
. Me
interesaba también abordar el deseo sexual mezclado, a veces, con amor y
como uno de los motores más fuertes entre dos personas, sobre todo en
la juventud
. El narrador cuenta desde una edad ya madura y eso le
permite observarse de joven y a los jóvenes en general.
Hay una frase
que define parte de la novela: ‘Los jóvenes tienen el alma y la
conciencia aplazadas’, y suelen ser desaprensivos en algunos terrenos.
Hay un tercer elemento: la arbitrariedad del perdón
. En um momento dado
uno de los personajes centrales, Eduardo Muriel, dice que la justicia
desinteresada e impersonal no existe”.
No es una novela sobre los jóvenes y la sexualidad, pero… tiene
coordenadas sobre ese territorio y la manera en que algunos jóvenes
buscan crear recuerdos. Sembrar felicidades.
Me resulta inquietante que el joven en un
momento dado tiene la sensación de haber vivido cosas como una especie
de atesoramiento
“Como autor me resulta inquietante que el joven en un momento dado
tiene la sensación de haber vivido cosas como una especie de
atesoramiento, y viene a decir:
‘Tengo que fijarme bien, tengo que
aprehender bien este momento y estar atento a los detalles porque habrá
un yo futuro que ya no tendrá tan fácil este tipo de escenas y me
reclamará este momento’. Como si uno tuviera presente el espectro que
será.
A medida que uno cumple años descubre que el joven que fue tenía
razón, y que uno ha guardado aquel día, aquella noche, aquel polvo, por
decirlo mal, o aquel enamoramiento.
No es malo que el lector reconozca
cosas en esta novela
. Cuando la gente dice que la novela es una forma de
conocimiento yo digo no, para mí es una forma de reconocimiento
. La
novela lo que hace es traerte como lector cosas que sabías pero no
sabías que sabías”.
No es una novela autobiográfica, pero…. Marías, desde el borde del
sofá de esta casa donde vive hace 20 años, y con el cigarrillo entre los
dedos, desanda sus años juveniles.
“El lenguaje del narrador es más crudo. Sobre todo en el pensamiento,
y eso da verosimilitud.
Para su configuración recordé pasajes de mi
vida de joven.
He pensado con cierta honestidad sobre si yo habría hecho
una cosa u otra. Y a veces no es fácil reconocer y aceptar que también
uno se portó de manera un poco indigna, aunque a eso está uno expuesto
en cualquier edad, pero en la juventud hay cosas a las que no se les da
importancia porque los jóvenes tienen el alma y la conciencia aplazadas
.
Y me temo que sí hay elementos del que fui…”.
No es una novela de amor, pero… tras los retratos de
Los enamoramientos, su exitosa novela anterior, en
Así empieza lo malo se asoma a diferentes formas de amor.
Verse considerado, deseable por alguien, te hace sentir bien y
considerar al otro también, cosa que no hubiera sido posible de otra
manera
“Lo extraordinario es que el amor sea correspondido.
¿Por qué diablos
alguien a quien nosotros señalamos va a corresponder y, en caso extraño
de que así sea, por qué ha de durar?
Lo tenemos como algo que sucede
habitualmente
. Enlaza con una idea de
Corazón tan blanco,
cuando se dice que en realidad todo el mundo obliga a todo el mundo
. En
las relaciones más extraordinarias, amorosas, probablemente, al menos al
inicio, hay un cierto grado de forzamiento de las circunstancias de
quien toma la iniciativa, incluso en la amistad, aunque luego las tornas
se cambien.
Es muy raro que todo sea simultáneo
. Como cuando un niño le
dice a otro: ‘Quiero ser amigo tuyo’
. Eso sigue siendo así, aunque no
se verbalice. Verse considerado, deseable por alguien, te hace sentir
bien y considerar al otro también, cosa que no hubiera sido posible de
otra manera
. Estamos expuestos a dejar de ser un bulto en el océano,
porque si nos avistan, y tampoco ocurre mucho: o se acercan a uno, o nos
esquivan.
No es una novela sobre venganzas, pero… palpita ese lado
incontrolable del ser humano, junto al de la impunidad y las sombras de
la justicia.
“La arbitrariedad del perdón es un misterio. El que no pasemos por
alto cosas pequeñas
. Quizá tiene que ver con lo que hiere el amor propio
y este es enigmático. A veces nos tomamos mal que se ponga en duda algo
trivial y no nos importa que se ponga en duda algo básico de nuestra
personalidad o comportamiento.
Nadie sabe muy bien dónde tiene puesto el
orgullo. Si me lo preguntas a mí, no te sabría decir con exactitud,
pero probablemente no sería en mis libros.
El orgullo no siempre está
puesto en lo aparentemente más importante.
No es una novela política ni histórica, pero… el franquismo parece tocarlo todo en España
. Su estela es larga y el autor de
Todas las almas y
Mañana en la batalla piensa en mí no calla.
“Hubo un acuerdo, después de la dictadura, de no pasar factura a
nadie.
Es algo que ahora la gente reclama mucho, pero olvida que aunque
se hubiera querido hacer, en los 80 los únicos que mantenían las armas
eran los del ejército que seguían siendo franquistas como se demostró
con el fallido golpe de Estado del 23-F.
Si alguien hubiera dicho
‘queremos que se juzgue a los culpables del franquismo’ habría caído en
el vacío.
Fue acertado no llevar a nadie al banquillo, aunque eso
supusiera renunciar a muchas cosas
. Pero sin duda eso contribuyó a que
pasáramos a tener un país más o menos normal, por muy imperfecta que sea
la democracia y más imperfecta que esté ahora.
No sé si fue una bajada
de pantalones, como dicen algunos, pero conseguimos mucho a cambio
. Se
olvida que los periodos de libertad en España se contaban por trienios y
ahora llevamos cerca de 40 años”.
Una cosa es que tras el franquismo no se pasaran cuentas y existiera
una especie de amnistía general y otra es que no se pudieran saber las
cosas. Y ahí es donde quizá hubo una exageración, en el ocultamiento
“Una cosa es que no se pasaran cuentas y existiera una especie de
amnistía general y otra es que no se pudieran saber las cosas.
Y ahí es
donde quizá hubo una exageración, en el ocultamiento, y eso es más
irritante porque es en lo que seguimos, hasta cierto punto.
En la novela
hay un personaje que quiere saber algo del pasado de un amigo y luego
desiste.
Dice que si perdiera esa amistad al involucrarse en lo que él
hizo hace muchos años, y que luego ha reparado, sería el mayor imbécil
de un país donde nadie está haciendo eso
. Donde se están dejando pasar
las cosas. Así renuncia a saber. Eso refleja la época, 1980, y lo que ha
pasado en este país. Pero no es solo reflejo de una época española sino
de la historia de la humanidad. En realidad, en casi todas partes el
número de crímenes que han sido juzgados y castigados es mínimo. No se
puede llevar a todo un país, y ni siquiera a medio, al banquillo, salvo
en una dictadura, si eres Stalin, Franco o Hitler, y ¿quién quería
eso?”.
Sin dejar de hablar, Marías se levanta, se acerca al balcón y deja
rodear su voz del murmullo, al regresar al sofá y pasar por el muro de
sol que entra hace revolotear las finas serpentinas del humo del
cigarrillo.
“No es que sea conformista, es la aceptación de que así son las
cosas. Hay un momento en que dices: ‘Hay que convivir’. Pero me parece
bien que queramos reclamar la verdad, y que se diga lo que sucedió.
Una
cosa es que no se lleve a nadie al banquillo y otra que algunos hubieran
empezado a crearse biografías festivas. A veces los cambios de chaqueta
son sinceros.
Pero mi padre decía: ‘No creo en arte de magia’. En
personas que un día están aquí y al día siguiente allá, hay que ver su
desplazamiento
. Tenía razón. Incluso muchos intelectuales tuvieron
actuaciones dudosas u oportunistas y fueron cambiando, algunos de manera
sincera.
Nunca es lo mismo una guerra con los demás que con uno mismo”.
“Quizá sea mi novela más feminista en el sentido de que hay mayor
conciencia del abuso habitual que se le da y se le ha dado a las
mujeres.
Cómo se logran de ellas cosas mediante la coacción, la amenaza,
el chantaje o la denuncia
. O, incluso, se busca satisfacer el deseo con
ellas como manera de pago como ocurrió en el franquismo de forma
rastrera”.
No es una comedia ni un melodrama, pero… hacia las siete de la tarde el autor de
El hombre sentimental emparenta su nuevo libro con el culebrón en su sentido más noble.
La ocultación o el engaño de muchos tipos suelen estar presentes en
las relaciones. Y, a veces, cuando se descubre la verdad, lo que se ha
vivido se vuelve desazonador
“En mis novelas suele haber humor.
Ahora, tal vez, como elemento
rebajador de la tensión.
Quizá porque hay elementos de melodrama en el
mejor sentido de la palabra. Eso se ha producido con cierta sorpresa al
intentar ser más realista, más verosímil
. Al hacerlo me he encontrado
con que cuanto más se acerca uno a la vida de las personas aparece el
melodrama. La ocultación o el engaño de muchos tipos suelen estar
presentes en las relaciones. Y, a veces, cuando se descubre la verdad,
lo que se ha vivido se vuelve desazonador.
Entonces se quiere borrar ese
periodo de farsa. Pero no puede ser porque se ha vivido, fue real,
aunque esa verdad invalide parte de una vida y sea un periodo
contaminado”.
No es una novela ni filosófica ni sociológica, pero… Marías abunda en
el tema y se pregunta qué haría la gente: ¿saber o no saber algo
personal o ajeno?
Por lo pronto, él cuenta qué va a hacer ahora.
“No tardaré mucho en empezar algo.
El 20 de septiembre cumplo 63
años. La edad casi de un jubilado y si uno no está activo está peor.
Antiguamente tenía más perspectiva en lo que yo llamaba futuro
abstracto, ignoto, en el que cabe todo.
Pero ahora vivo en un presente
continuo y no se sabe lo que nos deparará la vida”.
Él, que ha escrito 12 novelas, ha sido traducido a 29 idiomas y
ganado varios premios, y que se sabe hijo del azar porque su bisabuelo
materno estuvo a punto de morir cuando era un bebé, mientras décadas
después su padre fue casi empujado a la muerte, durante el franquismo,
tras la infamia de un delator, deja su universo literario de
Así empieza lo malo con dos personas que se miran y en silencio parecen decirse: “Y no, nada de palabras”.