La relación de los autores con internet no tiene por qué ser
promiscua, pero en ningún caso puede ser oportunista. Los novelistas con
mayor culto en las redes no pueden ser: a) como ese amigo que sólo
llama para tomar unas cañas cuando lo ha dejado la novia o está de
Rodríguez –para el caso, cuando está a punto de sacar su nueva novela–;
b) como esas cuentas tipo Papa de Roma que sólo se siguen a ellas mismas
en los diversos idiomas –se valora la interacción con los lectores–.
Todos los escritores que reniegan de internet son iguales (mármoreos en sus suspicacias luditas), pero cada integrado que emplea la red lo hace a su manera: el chiste, le estudio del mercado editorial, la ficción en internet, la diatriba o la relación natural con sus seguidores. Aunque el debate debería estar algo desfasado (discutir sobre la presencia en internet es algo así como plantear el debate: ¿flexo de luz eléctrica o quinqué en la mesa del novelista) y aunque el novelista no es otra cosa que una persona que vive en un tiempo determinado (que en algunos casos, según su ambición o pretensión querrá trascender), aún se siguen despachando listas de los autores más influyentes en el mundo de la triple w.
Algunos ven en defensores como Paulo Coelho, que dice que el futuro de la literatura pasa por la red, la prueba de que existen otros caminos. En España no es solo cosa de autores jóvenes y internautamente nativos como Luna Miguel (conectada en red con escritores de su generación de todo el mundo), ya que otros best-sellers de más edad como Arturo Pérez Reverte también lo han empleado con éxito (más de 850.000 seguidores) sin evitar tics que en otros perfiles causan risión (no tiene problema en decir que cenará salmorejo y durante cada domingo hablaba en un hipotético bar regentado por una camarera llamada Lola, que escuchaba estoica y atentamente todos sus comentarios). En el mundo anglosajón la cosa está aún más normalizada. He aquí algunas de las firmas con más predicamento y sus armas para conseguirlo.
1. Neil Gaiman
Más de dos millones de feligreses siguen en Twitter a Neil Gaiman, que emplea la plataforma tanto para crear tuiteratura junto a sus fans (novelas con frases de 140 caracteres o menos), como para hablar de la forma más impúdica y entrañable con su mujer, la artista y músico Amanda Palmer. Más que para promocionar su trabajo, el autor de Sandman emplea otras plataformas como su Tumblr para intentar impulsar iniciativas, confesar influencias y marcarse reflexiones cotidianas o hablar de su trabajo.
2. Elif Batuman
Que una escritora especialista en literatura barbuda rusa tire de chiste en su nombre para internet (y en su avatar) ya explica mucho: firma @bananakarenina, con un retrato del personaje tocado con un sombrerito con plátano inclinado incluido. La autora de Los poseídos (Seix Barral) habla sobre literatura, noticias o eventos que le interesan con la misma acidez y humor que exhibe en sus artículos para The New Yorker. El ejemplo más reciente: "El nuevo eslógan de Lufthansa: 'Tú sin parar' parece encapsular todo lo horrible y nauseabundo de la conciencia humana". Lo que estábamos pensando todos.
3. Tao Lin
Editado en España por Alpha Decay, ha sido definido por algunos como el “Kafka de la generación iPhone”, mientras otros desprecian sus obras, precisamente, por tomar como material literaturizable todo el entramado de relaciones y recursos de la red. Antes había que leer toda la bibliografía de un autor para sentir una empatía casi íntima con él. Con Tao Lin sucede que muchos de sus lectores ya lo conocían de perlas (o a él o a su personaje 2.0.) antes incluso de leer sus primeras novelas, que casi inauguraron un género: Alt Lit (con toda un área de influencia de comunidad online). Porque no sólo graba vídeos con su Mac Pro en delirantes situaciones o explica cuándo toma Xanax o le cambia la vida un libro, además lo incluye en sus novelas.
4. Maris Kreizman
Esta amante de la obra de Kurt Vonnegut tituló su exitoso blog Slaughterhouse 90210 (en referencia a la novela Matadero V, pero también a la serie Sensación de vivir; más de 100.000 seguidores). En su Tumblr marida citas de clásicos (y no tan clásicos) de la literatura con pantallazos de series y películas mainstream con resultados a menudo graciosos. Tiene seguidores, sí, aunque su influencia tiene más que ver con su perfil profesional: responsable de asesoramiento editorial en la plataforma de financiación colectiva Kickstarter.
5. William Gibson
Sólo por haber escrito en 1984 Neuromante, novela fundamental en el cyberpunk, Gibson ya podría tener una gran influencia en la red haciéndose eco de los muchísimos comentarios diarios que esa obra genera. Pero sus 145.000 seguidores en Twitter pueden asistir día a día a cómo se maravilla con algunos aspectos del progreso tecnológico mientras que reflexiona y sospecha sobre otros relacionados con la conectividad a través de internet.
6. John Green
Del mismo modo que Ikea sabe bien cómo aprovechar a sus clientes, el autor de Bajo la misma estrella saca buen partido de la pasión de sus fans. Si se filma una película sobre esta novela, sabe cómo capitalizar la capacidad evangelista de sus fans: impulsará una campaña global de promoción con cientos de miles de seguidores trabajando como voluntarios. No en vano tiene casi tres millones de seguidores en Twitter y lleva un exitoso Tumblr también.
7. Zadie Smith
Existe otro perfil más bien extraño: los que pasan olímpicamente de cultivar su presencia en la red y, sin embargo, gozan de una legión de fieles seguidores. Unos 35.000 siguen a la autora de NW London en Facebook, si bien ella no gestiona perfiles de redes sociales. Sus charlas con otros internautímidos como el noruego Karl Ove Knäusgard (la gran mayoría de usuarios de redes de Instagram o Facebook confiesan su día a día en internet, pero es que él lo ha hecho milimétricamente en su saga Mi lucha, seis tomos donde explica de forma hiperrealista toda su vida) son compartidas sin cesar por los internatutas.
8. Irvine Welsh
The Sunday Times dijo en su día que era “lo mejor que le ha pasado a las letras británicas en décadas”, pero Welsh, lo más parecido a una rock star editorial, prefiere hablar de curdas cerveceras y de fútbol en la red. No es extraño, entonces, que sus libros sean los más robados en las bibliotecas públicas o que, como confesó a Icon recientemente, sus fans le deslicen droga en los bolsillos justo antes de tomar aviones. Sus más de 132.000 seguidores en Twitter se sienten atraídos porque un autor tan determinante en la literatura de las últimas décadas del siglo XX hable como un colega más. Tal y como hizo con su tronchante seguimiento del pasado Mundial de fútbol en Brasil.
9. Stephen King
Stephen King es, probablemente, el tipo más honesto de las letras. Quizás en su espontaneidad estribe su problema. Abrió su cuenta de Twitter hace unos meses, gestionada por él (no sucede lo mismo con otros perfiles exitosos de estrellas como Chuck Palahniuk), y ya cuenta con más de 464.000 seguidores. Sin embargo, algunos critican que lance demasiados spoilers cuando comenta libros y películas. Él se defiende, cómo no, desde Twitter y con sorna: “Sí, ahí va otro spoiler: Romeo y Julieta mueren en el acto 15”. King está totalmente limpio y sobrio, así que no queremos imaginar cómo serían sus redes sociales en la época en que escribía a golpe de speed y en una caravana sus muchísimas novelas.
10. Brett Easton Ellis
Pero, claro, esto ya ha pasado. Si un escritor ha pisado grandes archipiélagos de charcos en internet por culpa de determinadas sustancias, ése ha sido Bret Easton Ellis, el equivalente editorial de Charlie Sheen. Polémicas con directores de cine, colectivos gais, todo lo que se mueve por sus ráfagas de tuits incendiarios, que tanto levantaban la ira de mucha gente como suscitan la clemencia de sus amigos, que se posicionaban en sus perfiles pidiendo a la gente que no alentara esas escaladas de tuits tecleados, presumiblemente, en estados no precisamente sobrios. A pesar de ello tiene 450.000 seguidores en Twitter, pero su presencia en la red no acaba ahí; también ofrece un programa de radio online (con invitados célebres como Kanye West y donde no se ahorra tampoco comentarios algo bocazas). El autor de American Psycho ha llegado a decir que la gente sigue su cuenta porque piensa que es paródica y está claro que, dada la cantidad de polémicas generadas, si él no fuera su propio Comunity Manager ya lo habría despedido. O no.
Todos los escritores que reniegan de internet son iguales (mármoreos en sus suspicacias luditas), pero cada integrado que emplea la red lo hace a su manera: el chiste, le estudio del mercado editorial, la ficción en internet, la diatriba o la relación natural con sus seguidores. Aunque el debate debería estar algo desfasado (discutir sobre la presencia en internet es algo así como plantear el debate: ¿flexo de luz eléctrica o quinqué en la mesa del novelista) y aunque el novelista no es otra cosa que una persona que vive en un tiempo determinado (que en algunos casos, según su ambición o pretensión querrá trascender), aún se siguen despachando listas de los autores más influyentes en el mundo de la triple w.
Algunos ven en defensores como Paulo Coelho, que dice que el futuro de la literatura pasa por la red, la prueba de que existen otros caminos. En España no es solo cosa de autores jóvenes y internautamente nativos como Luna Miguel (conectada en red con escritores de su generación de todo el mundo), ya que otros best-sellers de más edad como Arturo Pérez Reverte también lo han empleado con éxito (más de 850.000 seguidores) sin evitar tics que en otros perfiles causan risión (no tiene problema en decir que cenará salmorejo y durante cada domingo hablaba en un hipotético bar regentado por una camarera llamada Lola, que escuchaba estoica y atentamente todos sus comentarios). En el mundo anglosajón la cosa está aún más normalizada. He aquí algunas de las firmas con más predicamento y sus armas para conseguirlo.
1. Neil Gaiman
Más de dos millones de feligreses siguen en Twitter a Neil Gaiman, que emplea la plataforma tanto para crear tuiteratura junto a sus fans (novelas con frases de 140 caracteres o menos), como para hablar de la forma más impúdica y entrañable con su mujer, la artista y músico Amanda Palmer. Más que para promocionar su trabajo, el autor de Sandman emplea otras plataformas como su Tumblr para intentar impulsar iniciativas, confesar influencias y marcarse reflexiones cotidianas o hablar de su trabajo.
2. Elif Batuman
Que una escritora especialista en literatura barbuda rusa tire de chiste en su nombre para internet (y en su avatar) ya explica mucho: firma @bananakarenina, con un retrato del personaje tocado con un sombrerito con plátano inclinado incluido. La autora de Los poseídos (Seix Barral) habla sobre literatura, noticias o eventos que le interesan con la misma acidez y humor que exhibe en sus artículos para The New Yorker. El ejemplo más reciente: "El nuevo eslógan de Lufthansa: 'Tú sin parar' parece encapsular todo lo horrible y nauseabundo de la conciencia humana". Lo que estábamos pensando todos.
3. Tao Lin
Editado en España por Alpha Decay, ha sido definido por algunos como el “Kafka de la generación iPhone”, mientras otros desprecian sus obras, precisamente, por tomar como material literaturizable todo el entramado de relaciones y recursos de la red. Antes había que leer toda la bibliografía de un autor para sentir una empatía casi íntima con él. Con Tao Lin sucede que muchos de sus lectores ya lo conocían de perlas (o a él o a su personaje 2.0.) antes incluso de leer sus primeras novelas, que casi inauguraron un género: Alt Lit (con toda un área de influencia de comunidad online). Porque no sólo graba vídeos con su Mac Pro en delirantes situaciones o explica cuándo toma Xanax o le cambia la vida un libro, además lo incluye en sus novelas.
4. Maris Kreizman
Esta amante de la obra de Kurt Vonnegut tituló su exitoso blog Slaughterhouse 90210 (en referencia a la novela Matadero V, pero también a la serie Sensación de vivir; más de 100.000 seguidores). En su Tumblr marida citas de clásicos (y no tan clásicos) de la literatura con pantallazos de series y películas mainstream con resultados a menudo graciosos. Tiene seguidores, sí, aunque su influencia tiene más que ver con su perfil profesional: responsable de asesoramiento editorial en la plataforma de financiación colectiva Kickstarter.
5. William Gibson
Sólo por haber escrito en 1984 Neuromante, novela fundamental en el cyberpunk, Gibson ya podría tener una gran influencia en la red haciéndose eco de los muchísimos comentarios diarios que esa obra genera. Pero sus 145.000 seguidores en Twitter pueden asistir día a día a cómo se maravilla con algunos aspectos del progreso tecnológico mientras que reflexiona y sospecha sobre otros relacionados con la conectividad a través de internet.
6. John Green
Del mismo modo que Ikea sabe bien cómo aprovechar a sus clientes, el autor de Bajo la misma estrella saca buen partido de la pasión de sus fans. Si se filma una película sobre esta novela, sabe cómo capitalizar la capacidad evangelista de sus fans: impulsará una campaña global de promoción con cientos de miles de seguidores trabajando como voluntarios. No en vano tiene casi tres millones de seguidores en Twitter y lleva un exitoso Tumblr también.
7. Zadie Smith
Existe otro perfil más bien extraño: los que pasan olímpicamente de cultivar su presencia en la red y, sin embargo, gozan de una legión de fieles seguidores. Unos 35.000 siguen a la autora de NW London en Facebook, si bien ella no gestiona perfiles de redes sociales. Sus charlas con otros internautímidos como el noruego Karl Ove Knäusgard (la gran mayoría de usuarios de redes de Instagram o Facebook confiesan su día a día en internet, pero es que él lo ha hecho milimétricamente en su saga Mi lucha, seis tomos donde explica de forma hiperrealista toda su vida) son compartidas sin cesar por los internatutas.
8. Irvine Welsh
The Sunday Times dijo en su día que era “lo mejor que le ha pasado a las letras británicas en décadas”, pero Welsh, lo más parecido a una rock star editorial, prefiere hablar de curdas cerveceras y de fútbol en la red. No es extraño, entonces, que sus libros sean los más robados en las bibliotecas públicas o que, como confesó a Icon recientemente, sus fans le deslicen droga en los bolsillos justo antes de tomar aviones. Sus más de 132.000 seguidores en Twitter se sienten atraídos porque un autor tan determinante en la literatura de las últimas décadas del siglo XX hable como un colega más. Tal y como hizo con su tronchante seguimiento del pasado Mundial de fútbol en Brasil.
9. Stephen King
Stephen King es, probablemente, el tipo más honesto de las letras. Quizás en su espontaneidad estribe su problema. Abrió su cuenta de Twitter hace unos meses, gestionada por él (no sucede lo mismo con otros perfiles exitosos de estrellas como Chuck Palahniuk), y ya cuenta con más de 464.000 seguidores. Sin embargo, algunos critican que lance demasiados spoilers cuando comenta libros y películas. Él se defiende, cómo no, desde Twitter y con sorna: “Sí, ahí va otro spoiler: Romeo y Julieta mueren en el acto 15”. King está totalmente limpio y sobrio, así que no queremos imaginar cómo serían sus redes sociales en la época en que escribía a golpe de speed y en una caravana sus muchísimas novelas.
10. Brett Easton Ellis
Pero, claro, esto ya ha pasado. Si un escritor ha pisado grandes archipiélagos de charcos en internet por culpa de determinadas sustancias, ése ha sido Bret Easton Ellis, el equivalente editorial de Charlie Sheen. Polémicas con directores de cine, colectivos gais, todo lo que se mueve por sus ráfagas de tuits incendiarios, que tanto levantaban la ira de mucha gente como suscitan la clemencia de sus amigos, que se posicionaban en sus perfiles pidiendo a la gente que no alentara esas escaladas de tuits tecleados, presumiblemente, en estados no precisamente sobrios. A pesar de ello tiene 450.000 seguidores en Twitter, pero su presencia en la red no acaba ahí; también ofrece un programa de radio online (con invitados célebres como Kanye West y donde no se ahorra tampoco comentarios algo bocazas). El autor de American Psycho ha llegado a decir que la gente sigue su cuenta porque piensa que es paródica y está claro que, dada la cantidad de polémicas generadas, si él no fuera su propio Comunity Manager ya lo habría despedido. O no.