Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

11 sept 2014

Los 10 escritores que mandan en Internet, está sacado del Pais, de la revista ICON y no puedo poner el nombre porque solo se lo atribuye unas iniciales, si alguien dice que es suyo tampoco puede reclamarlo poniendo Anónimo.


James Franco interpretando a Allen Ginsberg en 'Howl' y recordándonos que si él fuera solo escritor también estaría en esta lista / JoJo Whilden (Everett Collection / Everett Col /Cordon Press )

La relación de los autores con internet no tiene por qué ser promiscua, pero en ningún caso puede ser oportunista. Los novelistas con mayor culto en las redes no pueden ser: a) como ese amigo que sólo llama para tomar unas cañas cuando lo ha dejado la novia o está de Rodríguez –para el caso, cuando está a punto de sacar su nueva novela–; b) como esas cuentas tipo Papa de Roma que sólo se siguen a ellas mismas en los diversos idiomas –se valora la interacción con los lectores–.
Todos los escritores que reniegan de internet son iguales (mármoreos en sus suspicacias luditas), pero cada integrado que emplea la red lo hace a su manera: el chiste, le estudio del mercado editorial, la ficción en internet, la diatriba o la relación natural con sus seguidores. Aunque el debate debería estar algo desfasado (discutir sobre la presencia en internet es algo así como plantear el debate: ¿flexo de luz eléctrica o quinqué en la mesa del novelista) y aunque el novelista no es otra cosa que una persona que vive en un tiempo determinado (que en algunos casos, según su ambición o pretensión querrá trascender), aún se siguen despachando listas de los autores más influyentes en el mundo de la triple w.
Algunos ven en defensores como Paulo Coelho, que dice que el futuro de la literatura pasa por la red, la prueba de que existen otros caminos. En España no es solo cosa de autores jóvenes y internautamente nativos como Luna Miguel (conectada en red con escritores de su generación de todo el mundo), ya que otros best-sellers de más edad como Arturo Pérez Reverte también lo han empleado con éxito (más de 850.000 seguidores) sin evitar tics que en otros perfiles causan risión (no tiene problema en decir que cenará salmorejo y durante cada domingo hablaba en un hipotético bar regentado por una camarera llamada Lola, que escuchaba estoica y atentamente todos sus comentarios). En el mundo anglosajón la cosa está aún más normalizada. He aquí algunas de las firmas con más predicamento y sus armas para conseguirlo.

1. Neil Gaiman
Neil Gaiman fotografiado por ICON en 2012 / Chus Antón
Más de dos millones de feligreses siguen en Twitter a Neil Gaiman, que emplea la plataforma tanto para crear tuiteratura junto a sus fans (novelas con frases de 140 caracteres o menos), como para hablar de la forma más impúdica y entrañable con su mujer, la artista y músico Amanda Palmer. Más que para promocionar su trabajo, el autor de Sandman emplea otras plataformas como su Tumblr para intentar impulsar iniciativas, confesar influencias y marcarse reflexiones cotidianas o hablar de su trabajo.
2. Elif Batuman
Que una escritora especialista en literatura barbuda rusa tire de chiste en su nombre para internet (y en su avatar) ya explica mucho: firma @bananakarenina, con un retrato del personaje tocado con un sombrerito con plátano inclinado incluido. La autora de Los poseídos (Seix Barral) habla sobre literatura, noticias o eventos que le interesan con la misma acidez y humor que exhibe en sus artículos para The New Yorker. El ejemplo más reciente: "El nuevo eslógan de Lufthansa: 'Tú sin parar' parece encapsular todo lo horrible y nauseabundo de la conciencia humana". Lo que estábamos pensando todos.
3. Tao Lin
Tao Lin en una foto publicada en su Twitter
Editado en España por Alpha Decay, ha sido definido por algunos como el “Kafka de la generación iPhone”, mientras otros desprecian sus obras, precisamente, por tomar como material literaturizable todo el entramado de relaciones y recursos de la red. Antes había que leer toda la bibliografía de un autor para sentir una empatía casi íntima con él. Con Tao Lin sucede que muchos de sus lectores ya lo conocían de perlas (o a él o a su personaje 2.0.) antes incluso de leer sus primeras novelas, que casi inauguraron un género: Alt Lit (con toda un área de influencia de comunidad online). Porque no sólo graba vídeos con su Mac Pro en delirantes situaciones o explica cuándo toma Xanax o le cambia la vida un libro, además lo incluye en sus novelas.
La foto de perfil con la que Kreizman domina Twitter
4. Maris Kreizman
Esta amante de la obra de Kurt Vonnegut tituló su exitoso blog Slaughterhouse 90210 (en referencia a la novela Matadero V, pero también a la serie Sensación de vivir; más de 100.000 seguidores). En su Tumblr marida citas de clásicos (y no tan clásicos) de la literatura con pantallazos de series y películas mainstream con resultados a menudo graciosos. Tiene seguidores, sí, aunque su influencia tiene más que ver con su perfil profesional: responsable de asesoramiento editorial en la plataforma de financiación colectiva Kickstarter.
5. William Gibson
Sólo por haber escrito en 1984 Neuromante, novela fundamental en el cyberpunk, Gibson ya podría tener una gran influencia en la red haciéndose eco de los muchísimos comentarios diarios que esa obra genera. Pero sus 145.000 seguidores en Twitter pueden asistir día a día a cómo se maravilla con algunos aspectos del progreso tecnológico mientras que reflexiona y sospecha sobre otros relacionados con la conectividad a través de internet.
6. John Green
Miguel Villagran (Getty)
Del mismo modo que Ikea sabe bien cómo aprovechar a sus clientes, el autor de Bajo la misma estrella saca buen partido de la pasión de sus fans. Si se filma una película sobre esta novela, sabe cómo capitalizar la capacidad evangelista de sus fans: impulsará una campaña global de promoción con cientos de miles de seguidores trabajando como voluntarios. No en vano tiene casi tres millones de seguidores en Twitter y lleva un exitoso Tumblr también.
7. Zadie Smith
Chris Jackson  (Getty)
Existe otro perfil más bien extraño: los que pasan olímpicamente de cultivar su presencia en la red y, sin embargo, gozan de una legión de fieles seguidores. Unos 35.000 siguen a la autora de NW London en Facebook, si bien ella no gestiona perfiles de redes sociales. Sus charlas con otros internautímidos como el noruego Karl Ove Knäusgard (la gran mayoría de usuarios de redes de Instagram o Facebook confiesan su día a día en internet, pero es que él lo ha hecho milimétricamente en su saga Mi lucha, seis tomos donde explica de forma hiperrealista toda su vida) son compartidas sin cesar por los internatutas.
8. Irvine Welsh
Welsh, retratado para ICON en 2014 / Albert Jodar
The Sunday Times dijo en su día que era “lo mejor que le ha pasado a las letras británicas en décadas”, pero Welsh, lo más parecido a una rock star editorial, prefiere hablar de curdas cerveceras y de fútbol en la red. No es extraño, entonces, que sus libros sean los más robados en las bibliotecas públicas o que, como confesó a Icon recientemente, sus fans le deslicen droga en los bolsillos justo antes de tomar aviones. Sus más de 132.000 seguidores en Twitter se sienten atraídos porque un autor tan determinante en la literatura de las últimas décadas del siglo XX hable como un colega más. Tal y como hizo con su tronchante seguimiento del pasado Mundial de fútbol en Brasil.
9. Stephen King
King, en el rodaje de una de sus películas / Cordon Press
Stephen King es, probablemente, el tipo más honesto de las letras. Quizás en su espontaneidad estribe su problema. Abrió su cuenta de Twitter hace unos meses, gestionada por él (no sucede lo mismo con otros perfiles exitosos de estrellas como Chuck Palahniuk), y ya cuenta con más de 464.000 seguidores. Sin embargo, algunos critican que lance demasiados spoilers cuando comenta libros y películas. Él se defiende, cómo no, desde Twitter y con sorna: “Sí, ahí va otro spoiler: Romeo y Julieta mueren en el acto 15”. King está totalmente limpio y sobrio, así que no queremos imaginar cómo serían sus redes sociales en la época en que escribía a golpe de speed y en una caravana sus muchísimas novelas.
10. Brett Easton Ellis
Easton Ellis, a la izquierda, con el ex actor porno James Deen / Pascal Le Segretain (Getty)
Pero, claro, esto ya ha pasado. Si un escritor ha pisado grandes archipiélagos de charcos en internet por culpa de determinadas sustancias, ése ha sido Bret Easton Ellis, el equivalente editorial de Charlie Sheen. Polémicas con directores de cine, colectivos gais, todo lo que se mueve por sus ráfagas de tuits incendiarios, que tanto levantaban la ira de mucha gente como suscitan la clemencia de sus amigos, que se posicionaban en sus perfiles pidiendo a la gente que no alentara esas escaladas de tuits tecleados, presumiblemente, en estados no precisamente sobrios. A pesar de ello tiene 450.000 seguidores en Twitter, pero su presencia en la red no acaba ahí; también ofrece un programa de radio online (con invitados célebres como Kanye West y donde no se ahorra tampoco comentarios algo bocazas). El autor de American Psycho ha llegado a decir que la gente sigue su cuenta porque piensa que es paródica y está claro que, dada la cantidad de polémicas generadas, si él no fuera su propio Comunity Manager ya lo habría despedido. O no.

En las nubes (2).......................................................Boris Izaguirre

Es curioso que en pleno escándalo por los desnudos robados de la nube, las dos personas más famosas de Hollywood consigan casarse en exclusivo secreto.

 

Brad Pitt y Angelina Jolie, en la imagen que difundieron de su boda. / CORDON PRESS

Estoy grabando un programa de prime time para una cadena latina en EE UU. Los estudios pertenecen al parque temático de Universal en Orlando, Florida. Mientras los aspirantes a ser el nuevo ídolo musical latino afinan sus notas, se escuchan los gritos de los turistas subidos en las atracciones.
 De repente, mi maquilladora, la muy afroamericana Rochelle, interrumpe gritando: “¡Se divorcian los reyes de España!” con una revista en la mano y una Coca-Cola XL en la otra.
Ella casi se quedó blanca cuando le respondí con otra pregunta: “¿Cuáles?”. En un principio creyó que me burlaba y que no le daba crédito a su información. “Lo dice People en Español”, insistió, haciendo referencia a la publicación anglosajona equivalente al ¡Hola! Uno de los productores, catalán, intentó explicarle que en junio tuvimos una sucesión express, que duplicó el número de monarcas. Rochelle seguía sin entendernos.
La noticia del supuesto divorcio surgió del diario italiano La Repubblica. “Con respeto, no me creo que sea verídico, ¿para que se van a divorciar después de tantos años?”, expresó más tarde una anfitriona mexicana en Florida. “Manito, no van a divorciarse para luego casarse otra vez, a esta edad”, insistió. “¿Y quién se lo habrá pedido a quién? Yo como mujer, preferiría que fuera ella, pero la verdad con todo lo que ha pasado recientemente en esa familia, un divorcio ahora es como si le hubiera cogido gustito a eso del escándalo” sentenció, saboreando el éxito de sus palabras y de su picante acento de Jalisco entre los españoles que la escuchaban.
Llevaba razón en una cosa: nos hemos vuelto aficionados al escándalo. Y a observarnos a nosotros mismos, entrando o saliendo de ellos. Y así como inmortalizamos en selfies cualquier momento, plato de comida, traje o mueca, también disfrutamos retratando nuestra belleza mientras es joven. Y célebre. Y precisamente muchas de esas celebridades se fotografiaban en distintos grados de desnudez y erotismo doméstico, confiadas por estar en las nubes, hasta que esta semana un hacker hizo trizas ese sueño. Arrastrando en la caída la supuesta seguridad de Apple.
El escándalo de las fotos hackeadas recuerda al mito de Narciso, pero en clave tecnológica. Es probable que una de las fascinaciones de la tecnología sea poder enamorarnos de nosotros mismos y que la prueba de su éxito comercial sea crear una nueva necesidad, esa urgencia de registrarlo todo. Queremos fotografiarnos en la playa, haciendo retos con cubos de agua helada, calibrando nuestros abdominales o el torneado de nuestros hombros. Queremos fotografiarnos hablando con otros mientras conducimos o haciendo la compra. A todo eso, por cierto, no lo llamamos fotografiar sino inmortalizar. Sin darnos cuenta nos hemos convertido en esclavos de esa inmortalidad.
Narciso tuvo la imprudente elegancia de morir ahogado en la contemplación de su propio reflejo. Resulta curioso que en pleno escándalo de los desnudos robados de la nube, las dos personas más famosas de Hollywood consigan casarse en exclusivo secreto. A Rochelle, mi maquilladora, le encanta el rimbombante titular en las revistas: “Angelina y Brad se casan en su château francés”. “Porque mi nombre también es francés”, me confiesa, sintetizando que a los gringos todo lo francés les entusiasma. Desde luego en nuestros palacios de gobierno no hay ese tipo de glamour. “Siempre habrá niveles”, retoma Rochelle ojeando la boda de los Brangelina (como se bautizó a la pareja en sus inicios). “La gran diferencia entre una celebridad con solera y una celebridad nueva es que no se hacen tantos selfies. Los selfies son para los desclasados”, sentencia implacable.
A Angelina muchos le han celebrado que permitiera que sus hijos le tunearan el velo. “Mi amor, mucho más chic que regresar del trabajo y que el niño te haya garabateado toda la cocina”, dice una bailarina cubana cerrando la puerta del camerino con un golpe de cadera. El velo de Angelina algo tiene que ver con el de otro traje de bodas que vuelve a estar de actualidad: el de lady Di, a su vez otro tipo de fantasma europeo que, al igual que el de la guerra, nunca nos abandona. El hijo menor de Diana, Enrique, cumplirá treinta años el 15 de este mes y recibirá entonces la parte de la herencia dispuesta por su madre. Entre otras cosas, el traje de novia más comentado, criticado, vilipendiado de la historia de los trajes de novia. Para sorpresa de todos, vuelve a ser bello. Y grande. Desde el minimalismo de los noventa se le empezó a calificar de “exagerado” y después el grunge lo reconoció como “singularmente feo”. Durante lo que va de siglo, el pobre traje de novia vivió una especie de maldición, como si su diseño tuviera la culpa de todo lo que sucedió. Enrique y su hermano pretenden exhibirlo en el palacio de Kensington, la última residencia de su madre. Habrá que adaptar un área especial para que quepa. Y fuertes medidas de seguridad, porque si las rusas deciden invadir Inglaterra (bélicamente, porque por todo lo demás, Londres igual que Ibiza parecen territorios anexionados), será lo primero que querrán ponerse. El sueño de muchísimas novias rusas, ricas o no, siempre fue parecerse a lady Di. Lo mismo que ha hecho ahora Angelina Jolie.

10 sept 2014

Risto Mejide logra el Premio Espasa 2014 por su ensayo ‘Urbrands’

Se trata de un libro en el que el autor reflexiona y ayuda a los lectores a crearse su marca personal.

 

Risto Mejide en una imagen promocional.

Risto Mejide ha sido elegido por unanimidad ganador de la XXXI edición del Premio Espasa 2014 por su ensayo Urbrands.
 Un peculiar libro de autoayuda en el que Mejide, popular publicista y presentador de televisión, reflexiona y ayuda a los lectores a crearse su marca personal
. Así lo ha destacado el jurado que ha fallado hoy el premio, antiguamente llamado Espasa de Ensayo, dotado con 30.000 euros, al señalar el tratamiento que Mejide hace "de un tema muy actual, con un planteamiento muy original y útil para situar al lector en la sociedad de la comunicación y ayudarle a crear su marca personal".
Según Espasa, Risto Mejide (Barcelona, 1974) afirma en el libro que "eres lo que haces, eres lo que dices que haces, pero también lo que recuerdan de ti y, sobre todo, eres lo que esa gente siente cuando lo recuerda: la confianza.
 Una marca (o "urbrand") es una respuesta emocional ante una imagen, el nombre de una empresa o una persona".
 "No hay recetas mágicas", continúa, "ni garantía de éxito, pero tampoco mucho que perder, pues para construir nuestra marca solo hay que seguir una serie de criterios provenientes de las teorías del 'marketing' y la publicidad, adaptadas a los nuevos tiempos".
"Diversificar la presencia de tu marca: en periódicos, webs, libros, TV y redes sociales es vital, pues hemos llegado a confundir fama, notoriedad, poder e influencia.
 Hay que aprovechar las tres primeras para conseguir la última: que otros hagan lo que tú quieres y lo que sea mejor para tu marca (urbrand)", sentencia el autor.
A la XXXI edición del premio se han presentado más de medio centenar de originales.
 Entre los países de procedencia, además de España, figuran México, Venezuela y Ecuador.
 Los temas tratados van desde el análisis sociológico, político y económico hasta las humanidades, la filosofía o la ciencia.
El jurado del premio, presidido por Pedro García Barreno, lo han formado Nativel Preciado, María Benjumea y Juan José Gómez Cadenas; Pilar Cortés, en representación de la editorial; y Olga Adeva, como secretaria sin voto
. Entre los galardonados del Premio Espasa de Ensayo figuraron en otras ediciones Luis Rojas Marcos, Javier Tusell, Fernando Arrabal, Jon Juaristi y Manuel Cruz, entre otros
. El ganador de la última edición fue Mario Alonso Puig con la obra El cociente agallas.

Sorolla, Niños en La Playa

Niños en la playa

Autor: Joaquín Sorolla
Fecha: 1910
Museo: Museo del Prado
Características: 118 x 185 cm.
Estilo:
Material: Oleo sobre lienzo
Copyright: (C) ARTEHISTORIA

Niños en la playa

Comentario
Si hay un pintor que ha sabido captar la luz del Mediterráneo es, sin lugar a dudas, Joaquín Sorolla. Fue un especialista en reflejar en sus obras la luminosidad y la alegría del Levante español. Valencia, su ciudad natal, será su lugar preferido de inspiración y donde encontrará su temática favorita: pescadores, niños bañándose, jóvenes en barco, etc. Por eso los retiros del artista a Valencia van a ser cruciales para su producción. 
Era habitual encontrarle por las playas captando en sus lienzos a sus gentes y su luz, esa luz dorada y brillante que tan bien ha sabido mostrar Sorolla en sus cuadros. Niños en la playa es una de las obras cumbres del pintor.
 Tres niños aparecen tumbados en la playa, en el lugar donde el agua de las olas se mezcla con la arena, muy cerca de la orilla. Los niños desnudos, como se bañaban en los primeros años de siglo los muchachos del pueblo, demuestran el perfecto dominio del pintor sobre la anatomía infantil. Pero el tema no deja de ser una excusa para realizar un estudio de luz, una luz intensa que resbala por los cuerpos desnudos de los pequeños.
 Las sombras para Sorolla no son de color negro tal y como dictaba la tradición, sino que tienen un color especial según consideraba el Impresionismo.
 Por eso aquí emplea el malva, el blanco y el marrón para conseguir los tonos de las sombras. Una de las preocupaciones del pintor eran las expresiones de los rostros, que ha sabido captar perfectamente en el niño que nos mira aunque su cara no esté claramente definida.
 Observando este cuadro, el espectador puede respirar la atmósfera del Mediterráneo, que Sorolla tan bien conocía.