El 16 de septiembre la actriz habría cumplido 90 años.
Ese día TCM quiere recordar a este mito, que falleció el 12 de agosto.
El próximo 16 de septiembre Lauren Bacall habría cumplido 90 años.
Ese día TCM quiere recordar a esta mítica actriz, fallecida el pasado 12 de agosto, emitiendo algunas de sus mejores películas, aquellas que la convirtieron en un verdadero icono del cine clásico como Tener y no tener, La senda tenebrosa, El sueño eterno o Cayo Largo.
Fue el director Howard Hawks quien descubrió a Lauren Bacall gracias a una fotografía que apareció en la portada de la revista Harper's Bazar en 1941. Por entonces Bacall tenía tan solo 17 años, trabajaba como modelo, estudiaba Arte Dramático y había hechos pequeños papeles en el teatro
. El realizador quedó inmediatamente fascinado por su extraña y desconcertante belleza y pidió a su secretaria que le hiciera un detallado informe de esa joven promesa.
Se cuenta que cuando Hawks la vio en persona le decepcionó su tono de voz, bastante ronco y nasal, y le ordenó que todos los días, durante meses, leyera en voz alta a las afueras de la ciudad para pulir sus cuerdas vocales.
Apenas dos años después, le ofreció el papel protagonista en Tener y no tener al lado del gran Humphrey Bogart
. Se dice que la nueva actriz estaba tan nerviosa que durante los primeros días hundía la barbilla en el pecho mientras miraba de reojo a su compañero de reparto. El efecto era devastador.
La química entre los dos funcionó de inmediato y Hawks supo que tenía entre manos un diamante en bruto.
“Había una actriz nueva con una manera peculiar de decir su texto”, recordaba el director. “Tenía un toque de descaro que no molestaba a nadie”.
La película fue un gran éxito y Hawks decidió reunir de nuevo a la pareja en El sueño eterno, basada en la novela de Raymond Chandler
. Por entonces Bogart y Bacall ya se habían casado y, a pesar de la diferencia de edad, ella tenía 21 años y él 45, formaron una de las parejas más famosas del Hollywood de la época
. Juntos se enfrentaron al Comité de Actividades Antinorteamericanas que investigaba la supuesta infiltración comunista en el mundo del cine; tuvieron dos hijos y permanecieron unidos hasta que Bogart falleció en 1957 víctima de un cáncer.
Tras la muerte de su marido, Lauren Bacall siguió rodando películas aunque poco a poco fue espaciando más y más sus intervenciones cinematográficas.
Se casó nuevamente con el actor Jason Robards, del que se divorció en 1968
. Dejó definitivamente Hollywood y se trasladó a su Nueva York natal.
Vivía en el famoso edificio Dakota, el mismo a cuyas puertas fue asesinado John Lennon o donde se rodaron los exteriores de La semilla del diablo, el film de Roman Polanski.
El pasado 12 de agosto un derrame cerebral acababa con la vida de esta gran leyenda del cine a la que es imposible olvidar.
Su delgada figura permanecerá imborrable en la memoria de todos los buenos aficionados al cine gracias a escenas como aquella de Tener y no tener cuando, de pie, al lado de la puerta, le decía al bueno de Bogart: “Steve, no tienes que decir nada y no tienes que hacer nada. Nada en absoluto o, tal vez, solo silbar. ¿Sabes cómo hacerlo verdad? Tienes que juntar los labios y soplar. ¿Quién sabe? Quizá 70 años después de rodar esa secuencia Bogart ha silbado desde el cielo.
Ese día TCM quiere recordar a esta mítica actriz, fallecida el pasado 12 de agosto, emitiendo algunas de sus mejores películas, aquellas que la convirtieron en un verdadero icono del cine clásico como Tener y no tener, La senda tenebrosa, El sueño eterno o Cayo Largo.
Fue el director Howard Hawks quien descubrió a Lauren Bacall gracias a una fotografía que apareció en la portada de la revista Harper's Bazar en 1941. Por entonces Bacall tenía tan solo 17 años, trabajaba como modelo, estudiaba Arte Dramático y había hechos pequeños papeles en el teatro
. El realizador quedó inmediatamente fascinado por su extraña y desconcertante belleza y pidió a su secretaria que le hiciera un detallado informe de esa joven promesa.
Se cuenta que cuando Hawks la vio en persona le decepcionó su tono de voz, bastante ronco y nasal, y le ordenó que todos los días, durante meses, leyera en voz alta a las afueras de la ciudad para pulir sus cuerdas vocales.
Apenas dos años después, le ofreció el papel protagonista en Tener y no tener al lado del gran Humphrey Bogart
. Se dice que la nueva actriz estaba tan nerviosa que durante los primeros días hundía la barbilla en el pecho mientras miraba de reojo a su compañero de reparto. El efecto era devastador.
La química entre los dos funcionó de inmediato y Hawks supo que tenía entre manos un diamante en bruto.
“Había una actriz nueva con una manera peculiar de decir su texto”, recordaba el director. “Tenía un toque de descaro que no molestaba a nadie”.
La película fue un gran éxito y Hawks decidió reunir de nuevo a la pareja en El sueño eterno, basada en la novela de Raymond Chandler
. Por entonces Bogart y Bacall ya se habían casado y, a pesar de la diferencia de edad, ella tenía 21 años y él 45, formaron una de las parejas más famosas del Hollywood de la época
. Juntos se enfrentaron al Comité de Actividades Antinorteamericanas que investigaba la supuesta infiltración comunista en el mundo del cine; tuvieron dos hijos y permanecieron unidos hasta que Bogart falleció en 1957 víctima de un cáncer.
Tras la muerte de su marido, Lauren Bacall siguió rodando películas aunque poco a poco fue espaciando más y más sus intervenciones cinematográficas.
Se casó nuevamente con el actor Jason Robards, del que se divorció en 1968
. Dejó definitivamente Hollywood y se trasladó a su Nueva York natal.
Vivía en el famoso edificio Dakota, el mismo a cuyas puertas fue asesinado John Lennon o donde se rodaron los exteriores de La semilla del diablo, el film de Roman Polanski.
El pasado 12 de agosto un derrame cerebral acababa con la vida de esta gran leyenda del cine a la que es imposible olvidar.
Su delgada figura permanecerá imborrable en la memoria de todos los buenos aficionados al cine gracias a escenas como aquella de Tener y no tener cuando, de pie, al lado de la puerta, le decía al bueno de Bogart: “Steve, no tienes que decir nada y no tienes que hacer nada. Nada en absoluto o, tal vez, solo silbar. ¿Sabes cómo hacerlo verdad? Tienes que juntar los labios y soplar. ¿Quién sabe? Quizá 70 años después de rodar esa secuencia Bogart ha silbado desde el cielo.