España tendrá la mayor reducción de la tasa de desempleo (-2,2%) entre 2014 y 2015
El desempleo todavía llegará al 23,9% al concluir el año que viene.
Las reducciones salariales registradas en España a raíz de la crisis,
de alrededor de un 2% anual, originan estrecheces económicas entre los
trabajadores y sus familias, además de afectar negativamente al consumo
interno.
Así lo expone la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su informe
Perspectivas de Empleo difundido este miércoles, que también destaca que aunque esas bajadas han mejorado la productividad y la competitividad exterior, ya se han vuelto contraproducentes.
El documento pone de relieve el excesivo número de contratos temporales en España.
La crisis ha creado estragos traducidos en pérdidas de empleos, pero también la han sufrido quienes han conservado sus puestos de trabajo.
Las recortes salariales registrados en España han sido de los más contundentes entre los países desarrollados: un 2% de media anual, al igual que Eslovenia e Irlanda, un porcentaje solo superado por Grecia (5% anual). “Las bajadas salariales de esta magnitud podrían causar considerables penurias entre los trabajadores y sus familias”, alerta la OCDE.
Stefano Scarpetta, director de Empleo de la organización, dice que los ajustes salariales se han extendido por toda la zona euro, donde antes de la crisis crecían a un 2,1% anual para pasar en 2009 a una reducción anual media del 0,1%. Scarpetta recuerda que, en comparación con Alemania, los costes laborales en países como España se dispararon con la llegada del euro en 2002 muy por encima del aumento de la productividad. “Esa separación ha quedado absorbida en parte durante la crisis”, afirma.
“Pero esas congelaciones o bajadas salariales pueden tener repercusiones importantes sobre los ingresos de los hogares, acentuando así las dificultades económicas”.
Para el director de la OCDE, “nuevos ajustes salariales en los países más afectados por la crisis pueden acabar siendo contraproducentes y, sobre todo en un contexto de inflación próxima a cero, podrían tener una eficacia limitada en creación de empleo. Tales ajustes acentuarían el riesgo de pobreza y pesarían sobre la demanda global”. "Cualquier nuevo descenso —ha insistido—, provocaría un círculo vicioso de deflación, descenso del consumo y menos inversión".
Otro motivo de preocupación para la OCDE en el caso de España es el elevado porcentaje de contratos temporales.
En 2011 y 2012, el 58% de esos contratos de personas entre 25 y 54 años se registraron en el sector agrícola y el 40%, en el de la construcción.
Antes de la crisis, el 32,9% de los nuevos contratos eran fijos, pero el porcentaje ha descendido al 24,5%.
“El recurso excesivo al trabajo temporal es nefasto tanto para las personas como para la economía”, indica el documento.
Esa práctica puede ser útil para las empresas en determinadas coyunturas o incluso puede haber trabajadores que la prefieran en un momento dado, dice la OCDE. Sin embargo, este organismo opina que tiene efectos negativos sobre la igualdad de trato a los trabajadores y los esfuerzos dedicados a la formación, que suele centrarse en los fijos.
La organización de países desarrollados valora las cifras positivas de creación de empleo en España, aunque las considera insuficientes para fortalecer la incipiente recuperación. Calcula, por ejemplo, que la reforma laboral de 2012 —que redujo la indemnización por despido de 45 a 33 días por año trabajado— “fue responsable de unos 25.000 contratos mensuales de trabajo permanente” nuevos en los primeros meses de su aplicación.
España será el país que tenga el mejor porcentaje en la reducción de la tasa de desempleo (-2,2%) entre 2014 y 2015, pero el paro todavía estará en el 23,9% a finales del año que viene, un nivel solo superado por Grecia (27%).
El pasado marzo, recuerda el informe, el paro en España era del 25,1%, más del doble de la media registrada en la zona euro (11,6%) y cuatro veces más que en EE UU (6,2%).
La OCDE concluye que la salida de la crisis se refleja ya en unas
mejores cifras de empleo, pero que aún son muy débiles y dispares entre
unos y otros países
. Junto a las elevadas tasas de paro en España y Grecia, también Portugal (14,3%), Eslovaquia (13,91%), Italia (12,6%) o Irlanda (12%) sufren un elevado desempleo y prevén ligeras mejoras
. Otros, como Francia (10,1%) temen incluso empeorar.
En el terreno opuesto, los países con menos desempleo son Noruega (3,3% en abril), Japón (3,5%), Corea (3,7%), Austria (4,7%), Suiza (4,8%), México (4,9%) y Alemania (5,1%).
Un total de 45 millones de personas de los 34 países de la OCDE no tienen trabajo, es decir, 11,9 millones más que antes de la crisis.
La tasa ha bajado del 8,5% en 2009 al 7,3% este año, pero es insuficiente para fortalecer la vía de salida del estancamiento y la recesión. Especialmente dramáticas resultan las cifras de parados de larga duración: 16,3 millones en la OCDE, un 85% más que en 2007.
“Los muy duros costes personales, económicos y sociales soportados por los parados podrían perdurar, sobre todo para quienes han sufrido un periodo prolongado de desempleo, que se enfrentan a una devaluación de sus aptitudes profesionales y a un riesgo de exclusión del mercado laboral”.
Así lo expone la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su informe
Perspectivas de Empleo difundido este miércoles, que también destaca que aunque esas bajadas han mejorado la productividad y la competitividad exterior, ya se han vuelto contraproducentes.
El documento pone de relieve el excesivo número de contratos temporales en España.
La crisis ha creado estragos traducidos en pérdidas de empleos, pero también la han sufrido quienes han conservado sus puestos de trabajo.
Las recortes salariales registrados en España han sido de los más contundentes entre los países desarrollados: un 2% de media anual, al igual que Eslovenia e Irlanda, un porcentaje solo superado por Grecia (5% anual). “Las bajadas salariales de esta magnitud podrían causar considerables penurias entre los trabajadores y sus familias”, alerta la OCDE.
Stefano Scarpetta, director de Empleo de la organización, dice que los ajustes salariales se han extendido por toda la zona euro, donde antes de la crisis crecían a un 2,1% anual para pasar en 2009 a una reducción anual media del 0,1%. Scarpetta recuerda que, en comparación con Alemania, los costes laborales en países como España se dispararon con la llegada del euro en 2002 muy por encima del aumento de la productividad. “Esa separación ha quedado absorbida en parte durante la crisis”, afirma.
“Pero esas congelaciones o bajadas salariales pueden tener repercusiones importantes sobre los ingresos de los hogares, acentuando así las dificultades económicas”.
Para el director de la OCDE, “nuevos ajustes salariales en los países más afectados por la crisis pueden acabar siendo contraproducentes y, sobre todo en un contexto de inflación próxima a cero, podrían tener una eficacia limitada en creación de empleo. Tales ajustes acentuarían el riesgo de pobreza y pesarían sobre la demanda global”. "Cualquier nuevo descenso —ha insistido—, provocaría un círculo vicioso de deflación, descenso del consumo y menos inversión".
La reforma laboral de 2012 “fue responsable de unos 25.000 contratos mensuales de trabajo permanente” nuevos
En 2011 y 2012, el 58% de esos contratos de personas entre 25 y 54 años se registraron en el sector agrícola y el 40%, en el de la construcción.
Antes de la crisis, el 32,9% de los nuevos contratos eran fijos, pero el porcentaje ha descendido al 24,5%.
“El recurso excesivo al trabajo temporal es nefasto tanto para las personas como para la economía”, indica el documento.
Esa práctica puede ser útil para las empresas en determinadas coyunturas o incluso puede haber trabajadores que la prefieran en un momento dado, dice la OCDE. Sin embargo, este organismo opina que tiene efectos negativos sobre la igualdad de trato a los trabajadores y los esfuerzos dedicados a la formación, que suele centrarse en los fijos.
La organización de países desarrollados valora las cifras positivas de creación de empleo en España, aunque las considera insuficientes para fortalecer la incipiente recuperación. Calcula, por ejemplo, que la reforma laboral de 2012 —que redujo la indemnización por despido de 45 a 33 días por año trabajado— “fue responsable de unos 25.000 contratos mensuales de trabajo permanente” nuevos en los primeros meses de su aplicación.
España será el país que tenga el mejor porcentaje en la reducción de la tasa de desempleo (-2,2%) entre 2014 y 2015, pero el paro todavía estará en el 23,9% a finales del año que viene, un nivel solo superado por Grecia (27%).
El pasado marzo, recuerda el informe, el paro en España era del 25,1%, más del doble de la media registrada en la zona euro (11,6%) y cuatro veces más que en EE UU (6,2%).
La salida de la crisis refleja mejores cifras en el empleo, pero es aún insuficiente para reforzar la incipiente recuperación
. Junto a las elevadas tasas de paro en España y Grecia, también Portugal (14,3%), Eslovaquia (13,91%), Italia (12,6%) o Irlanda (12%) sufren un elevado desempleo y prevén ligeras mejoras
. Otros, como Francia (10,1%) temen incluso empeorar.
En el terreno opuesto, los países con menos desempleo son Noruega (3,3% en abril), Japón (3,5%), Corea (3,7%), Austria (4,7%), Suiza (4,8%), México (4,9%) y Alemania (5,1%).
Un total de 45 millones de personas de los 34 países de la OCDE no tienen trabajo, es decir, 11,9 millones más que antes de la crisis.
La tasa ha bajado del 8,5% en 2009 al 7,3% este año, pero es insuficiente para fortalecer la vía de salida del estancamiento y la recesión. Especialmente dramáticas resultan las cifras de parados de larga duración: 16,3 millones en la OCDE, un 85% más que en 2007.
“Los muy duros costes personales, económicos y sociales soportados por los parados podrían perdurar, sobre todo para quienes han sufrido un periodo prolongado de desempleo, que se enfrentan a una devaluación de sus aptitudes profesionales y a un riesgo de exclusión del mercado laboral”.