Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

31 ago 2014

Mentes asesinas » El placer de asesinar.................................................... Rebeca Carranco

El celador de Olot se sentía una mujer atrapado en un cuerpo de hombre. Con sus crímenes de ancianos buscaba una satisfacción personal que nunca tuvo en su vida.

Joan Vila, celador en un geriátrico de Olot. / Pere duran

Joan Vila se sentía mujer pero nunca lo dijo. “De pequeño jugaba con muñecas y a las cocinitas, saltaba a la cuerda con las niñas, hacía de mamá... En casa no ha entrado una pelota”, contó a los psiquiatras que le visitaron en prisión.
 De adolescente, solía peinar a sus amigas al estilo del grupo de música de Mecano.
Y ya de adulto, cuando era celador de la residencia geriátrica La Caritat, en Olot (Girona), compraba lacas de uñas para acicalar a las ancianas.
“En mi fantasía siempre me he visto como una mujer, formando una familia, cuidándola”.
 Un secreto que el conocido como celador de Olot, de 49 años, mantuvo consigo hasta que fue detenido por matar a 11 ancianos de la residencia con cócteles de barbitúricos, insulina y productos cáusticos.
Acomplejado, confundido por su orientación sexual, poco adaptado en su pueblo, Castellfollit de la Roca, en el interior de Girona, y con la obsesión de agradar a los demás, Vila se convirtió en un asiduo del diván durante más de dos décadas
. En ese tiempo, ninguno de los especialistas que le trató detectó que tenía delante a un asesino en serie.
Y es que ni es un psicópata, ni tiene problemas para distinguir lo que está bien de lo que está mal ni sufre ningún tipo de desdoblamiento de personalidad que le haya servido como atenuante para explicar por qué envenenó a los ancianos (nueve mujeres y dos hombres).
 Con sus crímenes buscaba la satisfacción que le daba controlar el tránsito de la vida a la muerte, según los peritos psiquiátricos y psicológicos que le examinaron.
Durante 20 años visitó psicólogos y psiquiatras. Ninguno detectó a un futuro asesino en serie
“A los 10 años, me veía una mujer, una mujer que va a la escuela.
 A los 13 o 14, me ponía los tacones o la ropa de mi madre en casa.
 A los 14 años, me veía como una niña.
 Las miraba con sus novios y soñaba que yo tenía uno con moto, que me llevaba a la discoteca, bailaba con él...”, relató a los dos psiquiatras forenses Miguel Ángel Soria y Lluís Borràs, contratados para su defensa, que alegó que Vila quería “ayudar a morir a sus víctimas” sin ser consciente del mal que causaba, y pidió para él 20 años de libertad vigilada
. La tesis que peleó el abogado Carles Monguilod no cuajó y Vila fue condenado a 127 años de prisión, con el agravante de ensañamiento y alevosía en sus asesinatos.
Los psiquiatras sostienen que su identificación con una mujer le causó un “elevado sufrimiento”, una “agonía vital” debido a su “incapacidad para estructurar su sexualidad femenina”.
 Su primer enamoramiento llegó a los 18 años, pero “basado en una fuerte fantasía”, como si fuese una joven.
“Me veía guapa, deseada... Cuando nadie miraba, ponía los pies sobre la moto, como si fuese una chica”, refirió el celador.
 Todavía tardaría 10 años en mantener su primera relación sexual con un hombre (jamás mantuvo relaciones con mujeres).
 En aquella época salía por la noche, acudía a bares de ambiente gay y se refugiaba en un diminuto piso familiar, de 20 metros cuadrados, que poseían en Castelló d‘Empúries, una zona muy turística, que en verano garantizaba el anonimato.
 Pero no logró nunca mantener una relación sentimental larga; la que más, duró tres meses.
Lo que le llevó por primera vez al psiquiatra no fue el amor, sino el cierre de la peluquería Tons Cabell-Moda, que había montado dos años antes en Figueres, y la sensación de fracaso y angustia. Vila sufrió un torbellino de cambios de trabajo (empresa de plásticos, sector textil, hostelería...) y de cursos (quiromasaje, cocina, modisto, masajes, reflexología podal...) y una obsesión que le acompañaría casi para siempre: un temblor de manos, imperceptible para las personas que le conocían.
 Cambió varias veces de psiquiatra, probó con ir únicamente a psicólogos, o una combinación de ambos en los 15 años que tardó en encontrar una profesión estable: el cuidado de ancianos.
Cuando mataba se sentía como un dios que decide sobre la vida y la muerte, según los especialistas
Empezó en Banyoles, en la clínica El Mirador, en mayo de 2005 y ocho meses después dio el salto a La Caritat, que dirigía precisamente uno de sus psicólogos, Joan Sala, que jamás le vio como un peligro para nadie.
 Su perfil responde al de un “inmaduro emocional” que “carece de empatía”, “introvertido, obsesivo con pocas habilidades sociales e interpersonales”, según los informes que constan en el sumario.
 Era un maniático del orden, consumía muchas bebidas energizantes, en ocasiones mezcladas con alcohol y ansiolíticos, comía compulsivamente y tenía una leve depresión.
Vila empezó matando a los ancianos en agosto de 2009 con barbitúricos e insulina para “sentirse bien”, como un “dios” que decide sobre la vida y la muerte, según los especialistas que le trataron en prisión por orden del juez.
 Primero los asesinatos eran espaciados (cada dos o tres meses).
 Pero el ritmo se fue acelerando hasta que cometió sus tres últimos asesinatos en una semana (entre el 12 y el 17 de octubre de 2010) y con un método mucho más cruel: quemó a las ancianas por dentro obligándolas a beber lejía o ácido desincrustante.
 Al inicio buscaba “tener el control”, pero cuando ya no le llenaba “hubo una segunda etapa en la que buscaba la sensación de infringir sufrimiento”, explicó Álvaro Muro, el coordinador de la Unidad de Hospitalización Psiquiátrica de Cataluña.
 Lo comparó con “tener hambre y buscar comida”. “La subida de endorfinas que produce la sensación de tener poder sobre la vida y la muerte cada vez se busca más y con la repetición se produce menos, por lo que hay que buscar otros métodos para que esa sensación se produzca”, explicó el especialista, para quien La Caritat se convirtió en “el laboratorio de la muerte” de Vila.

Una visión muy distinta a la del celador, que calificó su etapa en el geriátrico como la “más feliz de su vida”.
 “Me sentía muy querido y valorado”, dijo durante el juicio, en el que no pudo reprimir un “¡pobre!” cada vez que el fiscal Enrique Barata le preguntaba por sus víctimas.
“Formaban parte de mi vida, los necesitaba... Eran más que personas, eran mi familia”, dijo.
 Al verlas “agonizar” quiso “ahorrarles sufrimiento y darles paz”, sostuvo el celador, en contra del testimonio de muchos de los familiares de los ancianos, que destacaban su buen estado de salud.
“No pensé que estaba cometiendo un asesinato”, insistió Vila, que incluso asistió al entierro de algunas de sus víctimas, mostrándose afectado.
“Es bondadoso y buena persona con la gente, pero dentro de su privacidad va volviéndose más peligroso hacia los demás”, aseguró Muro
. Tras conocer sus asesinatos, algunas de las palabras de Vila cobraron especial importancia para sus compañeros en la residencia.
 “Qué mala suerte, se me mueren todas a mí”, les dijo tras las últimas muertes. “Se está despidiendo de todo el mundo. Es como si oliera a muerte”, comentó sobre Joan Canal, otra de sus víctimas. Después de ver cómo Sabina Masllorens, a la que abrasó por dentro con cáusticos, se retorcía y expulsaba sangre por la boca, contó a los psicólogos que se fue a casa, se duchó y se puso a ver la tele.
 “No me sentía culpable”, admitió.
 Y aseguró que lo volvería a hacer.

 

EN EL TÚNEL DEL TIEMPO | Albert Boadella “El nacionalismo español no existe”................................ Lola Galán


Albert Boadella, director de los Teatros del Canal, el pasado julio. / álvaro garcía

Albert Boadella (Barcelona, 1943) defiende con entusiasmo el papel desacralizador del teatro.
 El que fuera director durante más de medio siglo, hasta 2012, del grupo catalán Els Joglars, está al frente, desde 2008, de los Teatros del Canal, buque insignia de las artes escénicas de la Comunidad de Madrid. En su amplio despacho de esta sede, Boadella, que vive a caballo entre su casa del Ampurdán y diversos hoteles de la capital española, responde con su habitual franqueza a las preguntas.
¿Va a votar en las próximas elecciones?
Febrero de 1996, vísperas de las elecciones
generales:
Voy a votar al PSC porque soy un convencido socialista.
 Es decir, me gusta ir contra natura, la naturaleza hace a la gente desigual, y no sólo no estoy por aprovecharme de estas diferencias, sino todo lo contrario, estoy por tratar de atenuarlas.
2014:Sí, siempre voto
. Jamás me he abstenido. Más que una obligación como ciudadano, es una contribución personal al colectivo. Si uno se abstiene, no puede decir nada, hay que callar.
¿Sería éste un buen momento para el teatro?Agosto de 1992:
La función que el teatro ha tenido hace 2.000 años, la de ser un rito de la inteligencia donde se pueda clarificar y visualizar el caos, incluso el caos que existe en la mente del espectador, hemos de recuperarla. Y tenemos que evitar el mecenazgo del Estado, que, finalmente, crea un vasallaje.
2014:Si hubiera vivido con los griegos, en la época de Molière, de Shakespeare o del Siglo de Oro, quizá diría que no
. Pero en este momento sí que hay un aspecto muy importante del teatro que es la recuperación del rito directo, frente a la cantidad de medios enlatados que hay.
Todo nos viene por ondas, por píxeles…, por tanto este ritual directo toma una nueva dimensión que no había tenido en la historia. En ese aspecto sí es un buen momento.

¿Cómo ve la evolución del teatro catalán desde 1979?
Diciembre de 1984:Creo que antes era mucho más divertido; claro que siempre existe el peligro de decir que todo iba mejor con la dictadura.
 Ciertamente, había menos público, pero era mucho más apasionado.
 Hoy hay más público, hay más medios, quizá han surgido más iniciativas; pero se ha desarmado pasionalmente al teatro y ha tomado la función de la cultura con mayúsculas, y a mí me cabrea que el teatro sea cultura.
 Me da una sensación museística, de sarcófago; no me gusta estar en el apartado cultural, preferiría que el teatro estuviera en las páginas políticas o de sociedad.
2014:
El teatro catalán arranca en la Transición con muy buen equipaje, porque ha cambiado la forma empresarial de producción
. Los grupos somos nuestros propios empresarios
. Hay un momento de gran expansión.
 Renacen grupos que practican expresiones teatrales muy distintas, pero todo eso acaba cuando pasa a ser más importante lo catalán que lo artístico.
 Y a partir de aquí, esta expansión que tuvo una repercusión muy grande en el conjunto de España se va empequeñeciendo y entramos en un círculo cerrado donde las cosas tienen que ver con lo que llamamos principios fundamentales del movimiento.
 Los que no tienen estos principios, pasan a ser cosas marginales. Es decir, que hay un retroceso en la libertad.
¿Hay que subvencionar el teatro?
Diciembre de 1984:
Pienso que es necesario entender el teatro como una cosa no obligatoriamente ruinosa
. El dinero público ha de invertirse en un proceso de reconversión del teatro; para una política de infraestructura, por ejemplo, que libere a las compañías del peso de disponer de locales. Hay que ir cada vez más a subvencionar menos, si no será trágico.
 Hay que acostumbrar al espectador a que pague lo que en realidad cuesta el teatro
. Prefiero entenderme directamente con el espectador y decirle: “Mire, usted tendrá que pagar el doble, pero tendrá una ventaja, que a mí no me subvenciona nadie y que, por tanto, puedo decir lo que me dé la gana”.
2014:
Es muy difícil decir que no cuando todo está subvencionado.
 Yo soy más partidario de las ventajas fiscales, que tienen una enorme cualidad, y es que son democráticas.
Es decir, si tenemos un IVA reducidísimo, o igual a cero, ese IVA es para toda la gente que hace teatro.
Por tanto, yo sería partidario de cambiar la ley de mecenazgo que hay ahora, que es un auténtico desastre, por una nueva que diera a las empresas la posibilidad de desgravaciones importantes en los temas culturales y al mismo tiempo que el propio Estado tuviera en cuenta estas cuestiones desde el punto de vista fiscal.
 La subvención directa acaba implantando lo que yo llamo el tributo de vasallaje del artista hacia el poder.
Albert Boadella, en 2000. / Paco Elvira (Getty)
Si su objetivo es ir contra el poder, ¿cómo ha podido sobrevivir?
2010, director de los Teatros del Canal de Madrid:
Es cierto que hoy tenemos que tener todos los artistas un alto sentido de la diplomacia, porque se produce una convivencia complicada con los nuevos mecenas, que son las Administraciones públicas.
No siempre es fácil encontrar un equilibrio, no se puede morder constantemente la mano que te da de comer.
De ahí que hayamos intentado siempre ser muy autosuficientes. No hay que olvidar que sólo un 6% de nuestro presupuesto anual es subvencionado.
Por otra parte, no sabríamos hacer una obra sin hacer un reparto de personajes justo. Y ahora casi somos censores de la realidad, porque si la contamos tal cual es, igual no nos creen.
2014:
Se sobrevive gracias al público.
Cuando uno hace un producto que seduce a una clientela, por hablar en términos comerciales, pues es difícil que no tenga éxito.
 Yo pasé 52 años dirigiendo Els Joglars.
 Teníamos una subvención muy baja, pero llenábamos los teatros y era el público el que nos pagaba y eso te daba libertad.
 Claro, el público condiciona mucho también.
 De hecho, es el peligro más grande para la libertad del artista. En una sala de teatro es muy fácil reírse de los que están fuera, pero es mucho más complicado satirizar a los que están dentro.
 El público se vuelve adicto a lo que haces y si cambias te puede abandonar.
 Yo lo sé bien porque a mí me ocurrió en Cataluña. Me enfrenté a una sociedad y lo pagué con mi destierro
. Pero es el precio de la libertad. Ahora el 90% de los artistas están de acuerdo todos en lo mismo, ellos y el público.
 Eso lo encuentro trágico.
 No hay ningún artista que defienda el orden público, por ejemplo
. Luego hay un problema de libertad, del artista que no quiere enfrentarse a su propio público.

¿Le agobia más el nacionalismo catalán que el español?
Julio de 1999:
Hoy, sí. Tenemos un himno nacional que no tiene letra. ¿Cabe mayor civilización?
2014:
El nacionalismo español no existe, es una cosa residual.
 Al que lleva el escudo de España en el coche le llaman facha.
 En cambio, hay una emergencia de estos nacionalismos periféricos, el catalán y el vasco.
 Yo creo que lo que ha emergido tiene que ver con lo que sucede en Europa.
 Emerge el mundo reaccionario, esa vinculación con la tierra, la insolidaridad como elemento esencial.
 Lo estamos viendo con Le Pen, con los holandeses…, el nacionalismo forma parte de esta misma corriente.
 Lo paradójico es que la gente piense que el nacionalismo catalán es de izquierdas.
Si algo define a la izquierda es esa idea de solidaridad plurinacional.
La posición nacionalista es enormemente reaccionaria.
!!Ayyy Boadella, sencillamente, quién te ha visto y quién te ve!!!!!

30 ago 2014

Mágnifica Película, no te la pierdas hay veces que te ries y otras ves como es de drámatico vivir en ese lugar, o eres narco, y fuerte, corrupto o incluso eres un niño que se atreve con todo y que ojos y que morritos....

El Niño


Película: El Niño. Dirección: Daniel Monzón. Países: España y Francia. Año: 2014. Duración: 130 min. Género: Thriller. Interpretación: Luis Tosar (Jesús), Jesús Castro (El Niño), Sergi López (Vicente), Ian McShane (El Inglés), Bárbara Lennie (Eva), Eduard Fernández (Sergio), Jesús Carroza (El Compi), Said Chatiby (Halil), Mariam Bachir (Amina). Guion: Jorge Guerricaechevarría y Daniel Monzón. Producción: Álvaro Augustin, Ghislain Barrois, Javier Ugarte y Edmon Roch. Música: Roque Baños.  Fotografía: Carles Gusi. Montaje: Mapa Pastor. Dirección artística: Antón Laguna. Vestuario: Tatiana Hernández. Distribuidora: Hispano FoxfilmEstreno en España: 29 Agosto 2014. Calificación por edades: No recomendada para menores de 16 años.

EL NIÑO.....Película

Título original
El Niño
Año
2014
Duración
130 min.
País
 España
Director
Daniel Monzón
Guión
Daniel Monzón, Jorge Guerricaechevarría
Música
Roque Baños
Fotografía
Carles Gusi
Reparto
Luis Tosar, Jesús Castro, Eduard Fernández, Sergi López, Bárbara Lennie, Ian McShane, Luis Motilla, Jesús Carroza, Moussa Maaskri, Mariem Bachir, Saed Chatiby, José Manuel Poga
Productora
Ikiru Films / La Ferme! Productions / Maestranza Films / Telecinco Cinema / StudioCanal
Género
Thriller. Acción. Drama | Drogas. Policíaco
Web oficial
http://www.elniñolapelicula.es/
Sinopsis
Dos adolescentes, El Niño y El Compi, quieren iniciarse en el mundo del narcotráfico en el estrecho de Gibraltar.
 Riesgo, adrenalina y dinero al alcance de cualquiera capaz de atravesar esa distancia en una lancha cargada de hachís volando sobre las olas. Por su parte Jesús y Eva son dos agentes de Policía antidroga que llevan años tratando de demostrar que la ruta del hachís es ahora uno de los principales coladeros de la cocaína en Europa. Su objetivo es El Inglés, el hombre que mueve los hilos desde Gibraltar, su base de operaciones.
 La violencia creciente de las advertencias que reciben les indica que sus pasos van por buen camino.


 Los destinos de estos personajes a ambos lados de la ley terminan por cruzarse para descubrir que el enfrentamiento de sus respectivos mundos era más peligroso, complejo y moralmente ambiguo de lo que hubieran imaginado. (FILMAFFINITY)