Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

15 ago 2014

La OMS dice que el mundo “subestima la magnitud” del actual brote de ébola

La organización de la ONU anuncia "un masivo aumento de respuesta internacional".

Bueno, ahora se preocupan del ëbola porque llega a Europa y hay familias que tienen gente suya allí, sobre todo en Nigeria un Pais muy grande con dificultades, porque al ëbola no se le pide Pasaporte ni DNI, el solito traspasa fronteras, casas, y cuerpos, algo así como Aliens que te penetran y matan.

Y el mundo calla, solo habla cuando un Europeo puede estar contajiado o muere.

 

Una voluntaria participa durante un programa de cuidado médico gratuito para la comunidad en Ebughu, Akwa Ibom, Nigeria. / EFE

La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el jueves que el nivel que ha alcanzado el brote de ébola en África occidental ha sido enormemente infravalorado por la comunidad internacional y que es necesario tomar “medidas extraordinarias” para detener la enfermedad, que ya le ha costado la vida a 1.069 personas.
 En un severo comunicado, la ONU ha anunciado que está coordinando “un masivo aumento de la respuesta internacional”, en un intento de detener la peor epidemia de esta fiebre hemorrágica desde que fue descubierta, en 1976.
“El personal en los lugares del brote ha visto evidencias de que el número de casos reportados y las muertes ampliamente subestiman la magnitud del brote", escribe la organización.
 “Se espera que la epidemia se alargue durante un buen tiempo y nuestro plan se extenderá por varios meses”, continúa la nota. "La OMS está coordinando un aumento masivo de la respuesta internacional, ordenando el apoyo de los países, de las agencias de control de enfermedades, de agencias del sistema de Naciones Unidas y otros", agrega.

El aparente reconocimiento de que la situación es peor a lo que se pensaba puede empujar a gobiernos y a organizaciones de ayuda humanitaria a tomar medidas más severas.
Mientras tanto, los casos en Nigeria siguen aumentando.
 El jueves murió la cuarta víctima –una enfermera que trató al estadounidense fallecido a finales de julio por el virus del Ébola en Lagos– y el país teme que la producción de sus principales exportaciones, petróleo y gas, se vean afectadas si las compañías internacionales se ven forzadas a evacuar a su personal y cerrar las empresas, según ha advertido la agencia de calificación de riesgo Moody’s. “Cualquier baja en la producción se traducirá rápidamente en el deterioro económico y fiscal del país”, ha dicho la empresa estadounidense.
Asimismo, Estados Unidos ordenó el jueves la evacuación de las familias de sus diplomáticos en Sierra Leona, uno de los tres países que, junto a Liberia y Guinea, se han convertido en el epicentro de la epidemia.
La discusión sobre el grave brote epidémico se ha trasladado al parlamento de los principales países afectados.
El director médico de Sierra Leona, Brima Kargbo, que el miércoles certificó la muerte de otro de sus especialistas en la lucha contra el ébola, habló el jueves ante los legisladores del país sobre las dificultades a las que se ven enfrentados los trabajadores de la sanidad a la hora de intentar combatir la epidemia.
 “Aún tenemos que romper la cadena de transmisión para separar los infectados de los no infectados”, dijo.
No obstante, añadió: “La gente se niega a reconocer la existencia y el alcance del ébola y aumenta cada vez más la hostilidad hacia los sanitarios”.

El COI aparta a tres deportistas africanos

Por otra parte, el ébola ha alcanzado incluso al deporte africano.
 El Comité Olímpico Internacional (COI) y el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de la Juventud, que se celebrarán en la localidad china de Nanjing del 16 al 24 de agosto, han anunciado este viernes la prohibición a tres atletas africanos para competir en la cita por el brote.
"Basándonos en las directrices de las autoridades sanitarias, se ha decidido que los atletas que vienen de áreas afectadas no competirán en deportes de combate ni en las pruebas de piscina", indica el COI, que señala que son, respectivamente, dos y un deportistas los afectados por esta medida.
 A los demás atletas que provengan de la zona más azotada por el brote se les tomará constantemente la temperatura, como medida de prevención.

Una enfermera, la cuarta víctima en Nigeria

EFE
La enfermera nigeriana que trató al estadounidense fallecido a finales de julio por el virus del Ébola en Lagos, ha muerto a causa de esta misma enfermedad, que ya ha matado a cuatro personas en ese país.
Justina Obi Echelonu, falleció la madrugada del jueves tras haber sido puesta en cuarentena al haber atendido al estadounidense Patrick Sawyer, que viajó a Nigeria desde Liberia y se convirtió en la primera víctima mortal del virus en territorio nigeriano.
 "El número total de personas bajo vigilancia en Lagos es ahora de 169", detalló el ministro de Sanidad, Onyebuchi Chukwu.
"Tras haber completado el período de incubación de 21 días, ya han podido volver a sus vidas normales", señaló Chukwu en referencia al primer grupo puesto en cuarentena.
Después de que el pasado 25 de julio Sawyer falleciera por ébola en Nigeria, otras tres personas -dos de ellas enfermeras- murieron a causa del virus tras mantener contacto directo con la víctima.
Además, el ministro de Sanidad nigeriano informó de que uno de los médicos que trató a Sawyer también está contagiado por el virus, por lo que hasta el momento Nigeria ha registrado diez casos de ébola, de los cuales cuatro han muerto y seis se encuentran bajo tratamiento.
No obstante, en su último recuento divulgado hace una semana, la OMS señaló que Nigeria había registrado 13 contagios por ébola.
El organismo lamenta tomar esta decisión, que provoca que estos jóvenes sufran "por partida doble, por la angustia causada por el brote en sus países natales y por no poder competir en los Juegos Olímpicos de la Juventud".
Y Dios sigue dormido........

14 ago 2014

Cuando se es interesante y atractiva no deberían hacerse ancianas......es algo terrenal por supuesto.....










Última mirada de Lauren Bacall.........................................................Elsa Fernández-Santos

Con la muerte de la actriz a los 89 años se extingue casi al completo una era dorada del cine de Hollywood.

 

Lauren Bacall en una imagen de 1946. / WELBOURNE, SCOTTY (Album)

En el cine negro de los años cuarenta, donde los diálogos, los sentimientos y las balas iban al grano, no encajaba cualquier actriz.
 Lauren Bacall, fallecida ayer en Nueva York a los 89 años, tenía 19 cuando demostró que ella no era cualquiera.
 Había estudiado interpretación en la American Academy of Dramatic Arts, pero los problemas económicos de su familia la obligaron a dejar la escuela y trabajar como modelo.
 Fue precisamente gracias a una portada de Harper’s Bazaar que la mujer de Howard Hawks reparó en ella. Hawks le pidió a su secretaria que buscara el historial de la chica de la foto, pero, por error, la ayudante hizo viajar a Bacall a Hollywood desde Nueva York para una audición con el director. Hawks buscaba rostros para sus nuevos proyectos, pero como recuerda Joseph McBride en un magnífico libro-entrevista con el cineasta, la chica no encajaba:
 “De repente apareció una cría con falda de gabardina, un jersey y una voz aguda, nasal, aflautada… aunque estaba muy ilusionada tuve que decirle que las chicas de nuestras películas eran bastante más sofisticadas y en ningún caso tenían esa voz”.
Pese al jarro de agua fría, Bacall se quedó en Los Ángeles y le pidió tiempo y un consejo para poder corregir ese defecto. “
Solo te puedo decir lo que me contó el mejor actor con el que jamás he trabajado, Walter Huston, sobre cómo consiguió la fabulosa voz que tiene”.
 Dos semanas después Bacall regresó a la oficina de Hawks y lanzo un “Hola, ¿cómo estás?” tan grave que se ganó la prueba y la gloria.
 Lo que siguió fue un entrenamiento de cuatro meses que hicieron mutar definitivamente a Betty Joan Perske en Lauren Bacall.
Aprendió de voz, de miradas y de cine, pero no era suficiente.
 Le faltaba un pequeño detalle: atraer a los hombres.
 Como era una cría, Hawks y su mujer la acompañaban a todas partes hasta que un día le preguntaron que por qué nunca salía de las fiestas con hombres.
“No se me dan demasiado bien”, dijo ella. Hawks le regaló otro truco impagable: “¿Y si dejas de ser tan amable con ellos? ¿Qué tal si pruebas a insultarles?”.
 Mano de santo. En la siguiente fiesta, Bacall ya tenía un candidato para acompañarla a casa: Clark Gable. Como decía William Faulkner, una mujer de verdad debe tener el corazón como una puerta giratoria.
Así, convertida en la insolente de voz grave, ha llegado a nuestros días
. Y así Hawks empezó a esbozar el papel que la lanzaría al eterno estrellato: la chica de Bogart en Tener y no tener, la novela de Hemingway en cuyos diálogos trabajaba Faulkner. Bacall supo aprovechar sus hoy célebres líneas (“¿Sabes que no tienes que actuar conmigo Steve?… No tienes que decir nada y no tienes que hacer nada. Nada de nada… O simplemente silbar… ¿Sabes cómo silbar, verdad Steve?… Simplemente junta tus labios y… sopla”) y fijar con ellas el mito. Cuentan que cuando Marlene Dietrich vio Tener y no tener se indignó tanto que llamó al director. “¿Sabes? Esa soy yo hace 20 años”, le espetó. “Lo sé”, respondió Hawks, “y también sé que dentro de 20 años llegará otra”.
Lauren Bacall, en 1948. / Bettmann (CORBIS)
Lo que siguió a esa película es historia
. El flechazo con Bogart, el duro principio de la relación amorosa por la doble vida que mantuvo el actor con su entonces tercera esposa, la actriz Mayo Methot, alcohólica, como él, muerta en 1951 por sus problemas con la botella, y el cuarto (y definitivo) matrimonio del actor con Bacall.
 Con la nueva boda llegó también el anuncio de una nueva meta en la cabeza de la tozuda Betty: ser madre.
 Pese a las reticencias iniciales de Bogart, en 1949, nacía el primogénito de los tres hijos de la actriz (el último fue de su segundo matrimonio, con Jason Robards) y cuyo nombre, Stephen, está dedicado al personaje masculino de Tener y no tener.
 Antes del nacimiento del niño, Bacall rodó La senda tenebrosa (1947) y El sueño eterno (1946), una de las cumbres del cine negro, escrita por Raymond Chandler y otra vez con Faulkner de guionista. Siguieron Cayo Largo (1949), Cómo casarse con un millonario (1953), Escrito en el viento (1956), Mi desconfiada esposa (1957)... Ese año Bogart fallecía a los 56 por un cáncer.
Diez años antes la pareja había encabezado el grupo de estrellas que viajó a Washington para apoyar a los testigos citados por el Comité de Actividades Antiamericanas
. En un avión de Howard Hughes volaron Bogart, Bacall, Gene Kelly, Danny Kaye, John Garfield y John Huston
. Bacall siempre se sintió orgullosa de este episodio.
Por desgracia, meses después, Bogart se borraría de la histórica foto al declarar en público que aquel viaje fue un error.
Para bien y para mal, la sombra del actor es alargada en la vida de Bacall.
 En 2011, en una entrevista a Vanity Fair, la actriz bromeaba sobre el asunto: “Me temo que mi obituario va a estar repleto de Bogart”. No se equivocaba, aunque nunca fue un mero apéndice y supo defender su lugar en la historia
. Cuando el actor murió, y después de recibir por una corta temporada el consuelo de Frank Sinatra, se casó con Jason Robards
. Entonces, dirigió su carrera hacia Broadway y empezó a elegir películas con cuentagotas. En 2009 recibió el Oscar honorífico.
 Quince años antes, coincidiendo con la publicación de uno de los dos volúmenes de sus memorias, Bacall aseguró que llevaba tiempo sola.
 “El problema es que hay muchos hombres a los que no les gustan las mujeres, les gusta el sexo, tener un florero, como quieran llamarlo, pero no les interesa la verdadera compañía de una mujer.
 Echo de menos compartir los buenos momentos, pero también he aprendido a disfrutar de mi soledad”.
Pese a su extraordinaria belleza, siempre se quitó importancia.
 Seguramente su humor fue clave para saber envejecer, espléndida. “Nunca fui una belleza, pero me considero una persona decente”, decía.
Con su muerte se extingue casi al completo una era dorada del cine.
 Consuela recordar la primera vez que la actriz apareció en la pantalla, sola, a la sombra. Lacónica, abría la boca para pedir una cerilla.
 Estaba tan asustada, le temblaban tanto las manos y las piernas, que clavó el mentón en su pecho para controlar la ansiedad.
 Y así, presa del pánico, nació esa mirada felina, desafiante, de abajo arriba, que desde aquella negra pantalla incendió para siempre el corazón de un hombre y el del resto del mundo.

Una señora del ‘upper west’................................................... Elvira Lindo

Lauren Bacall era una mujer, grande, fuerte, atractiva hasta la tumba.

Discrepo en lo de guapa, era un conjunto de cualidades que la hacían atractiva, todo en ella es anguloso, y creo que aunque fue esosa de Bogart y engatusó a otros actores en la enfermedad de su esposa, el apellido Bogart le daba mucha personalidad.

Lauren Bacall actriz estadounidense. / Agustin Sciammarella

Lauren Bacall era de otra época. Ideal para una cronista que también se siente de otra época como es mi caso.
Pero usted no es atractiva por decirlo suavemente....
 Eso pensé cuando una señorita me abrió la puerta de su apartamento en el edificio Dakota, me condujo al salón y me dejó allí sola un rato. ¡Sola!
 Me asomé a la ventana, contemplé los invernales árboles pelados de Central Park y pensé que ese era el jardín privado de la señora Bacall, el gran cuadro viviente donde la diva celebraba el paso de las estaciones, observando en la primera línea más privilegiada del mundo la rotundidad y el colorido furioso con que responden los árboles americanos al otoño o a la primavera
. Después, comencé a ser progresivamente más audaz, y me fui aproximando a las fotos que adornaban las paredes. Encontré, fascinada, que entre los rostros del álbum familiar estaban los de Hepburn, Tracy, David Niven, Leslie Howard…
 Si me hubieran dejado media hora más hubiera podido escribir un reportaje sin haber conocido a mi entrevistada, contando sólo cómo una estrella de las que no quedaban, o casi no quedan, permite a una cronista que husmee el cuarto en el que ella pasa los días desde finales de los cincuenta, desde que dijera adiós a Hollywood y volviera a la ciudad de la que se despidió cuando tenía 17 años.
Cuando Bacall entró yo tenía entre las manos un dibujo enmarcado en el que aparecía su amiga Katherine Hepburn felicitándola por un premio.
 Me miró. Me miró con la mirada de Lauren Bacall.
 Sobran las descripciones, ya está el cine para mostrar el tipo de mirada de la que les estoy hablando, y me saludó con esa voz que a los espectadores españoles se nos escatimó siempre.
 Gravedad e ironía en la mirada, gravedad e ironía en la voz.
No hubo interrupciones, no hubo preguntas que resultaran molestas ni respuestas con evasivas.
 Fue una conversación relajada sobre su vida en la que ella dominaba la situación con maestría, como debe ser, haciéndote creer que de aquella entrevista saldrían cosas que aún no se habían dicho. Eso es un arte.
 Y a los periodistas nos gusta que los entrevistados lo practiquen con nosotros.
 Ella se desenvolvía de maravilla. Con el desparpajo de quien a los 16 años ya era una preciosa acomodadora en un cine, digna de protagonizar un cuadro de Edward Hopper, y a los 17 se marchara rumbo a Hollywood acompañada de su madre para comenzar una carrera que se elevó de inmediato y se contrajo al poco tiempo, por estar a la sombra de Bogart, el hombre de su vida.
Todo eso era, de alguna manera, historia sabida en aquella mañana de invierno, digna de ser escuchada, escrita, recordada, pero para qué negarlo, registrada en la memoria de casi cualquier cinéfilo o amante de los mitos.
No eran conocidas, sin embargo, algunas claves de su carácter que pude apreciar observándola de cerca y conociendo el terreno en el que se movía. Lauren Bacall era una señora del Upper West Side, con todo lo que eso significa, de ese barrio de Nueva York en el que se agruparon las distintas capas de la inmigración judía que huía de la Europa del Este.
 Esto quiere decir que aunque la joven llamada Betty se criara en una familia tan humilde como para tener que abandonar sus estudios al entrar en la universidad eso jamás restara en su educación el aprecio a la cultura, a la palabra escrita y a las distintas lenguas de origen que la madre y la abuela de la Bacall aún manejaban con soltura.
 Ser vecina del Upper West Side, todavía hoy, significa algunas cosas que marcan el carácter colectivo de este barrio
. Por ejemplo, quiere decir apoyar al partido demócrata, máxime si eres uno de los artistas que habitan los señoriales edificios que miran a Central Park, y practicar un judaísmo poco ortodoxo, más apegado a las costumbres que a las pasiones religiosas. Entre esas costumbres está, como primer e inexcusable mandamiento, comprar en el mítico supermercado Zabar´s el salmón, los bialys, los bagels y el queso crema para el brunch de los sábados, entablar conversación con los vecinos de mesa, como así se hacía en los viejos diners, frecuentar los restaurantes del barrio, ser un tiquismiquis con el menú y la cuenta, acabar convirtiéndote en el dolor de cabeza de cualquier camarero paciente, estar dispuesto continuamente a defender tus derechos de consumidor e ir por las aceras con una desahogada excentricidad.
Lauren Bacall era una de esas mujeres que pisan las calles del Upper West: grande, fuerte, de melena canosa, atractiva hasta la tumba, luciendo nobles arrugas y un orgullo irreductible.
Era una de esas ancianas que atraen y que atemorizan, que se ríen de ti en tu cara o te riñen como si fueran las dueñas de la calle
. Los años convirtieron a Betty Bacall en una vecina del Upper West, la devolvieron a su pequeña patria.
 A ella, que era distinta a todas las mujeres; a ella, tan parecida a las señoras tremendas de su barrio.
No sé que añade esta introducción o reflexión de "Unas Horas con Bacall" porque vaya no veo que le pregunte nada.