Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

5 ago 2014

“La poesía recuerda lo que somos”......................................................................... Antonio Caño

El escritor mexicano Octavio Paz, desde que recibió el jueves la noticia de la concesión del Premio Nobel de Literatura 1990, contesta el teléfono mientras prepara conferencias en su habitación de un hotel de Nueva York.
 "Siente enormes ganas de hablar, de saludar a sus amigos", dice su esposa, Marie-Jo, incapaz de contener la energía recuperada de este premio Nobel de Literatura de 76 años.
 Quiere hablar de poesía y de sus nuevas ideas sobre la necesidad de que los intelectuales ejerzan la crítica contra el consumismo capitalista pujante. 'la poesía nos ayuda a recordar lo que somos", declara en esta entrevista el autor de Laberinto de la soledad y El mono gramático.
Octavio Paz / María Jesús Polanco

Pregunta. ¿Qué consecuencias tiene para el idioma español la concesión de dos Premios Nobel consecutivos?
Respuesta. Para el idioma yo creo que no demasiadas, pero digamos que contribuye al mejor conocimiento de la literatura de lengua española en todo el mundo.
 Yo creo que este premio, como los anteriores, indica la vitalidad de nuestra literatura, lo mismo la que se escribe en España que la que se escribe en América. También, la gran variedad.
 Hay novelistas y novelistas muy distintos; hay poetas y poetas muy distintos. Mi poesía es muy distinta a la de Neruda, por ejemplo, a la de Borges.
 Pero, eso sí, al mismo tiempo es importante que la vez pasada le dieron el premio a un novelista de lengua española y ahora se lo han dado a un poeta que también escribe en español.
P. ¿Significa este premio que la poética en castellano está hoy en mejor momento que la narrativa?
R. No. Yo creo que no.
 Primero hubo una serie de poetas extraordinarios, lo mismo en España que en América. Pensamos en Neruda, en Borges o en la generación del 27 en España. Después apareció esta gran generación de novelistas, algunos de ellos espléndidos.
 Pero yo creo que se ha restablecido el equilibrio. Hay poetas y hay novelistas
. A veces los novelistas se conocen más que los poetas. Por ejemplo, en los años veinte y treinta se conocía mucho más la novela norteamericana que la poesía.
 Poco a poco se descubrió que la novela norteamericana hubiera sido imposible sin la poesía. Lo mismo ocurre con la novela actualmente en América Latina; los grandes novelistas actuales de América Latina serían incomprensibles sin la influencia que sobre ellos han ejercido algunos poetas.
P. ¿Vivimos, efectivamente, el fin de las utopías?
R. Sí.
P. ¿Y cree que ese final de las utopías nos han hecho más tolerantes o todo lo contrario?
R. Bueno, las utopías que habíamos padecido -no sé si llamarlas utopías-, es decir, el socialismo totalitario, todo esto fueron escuelas de intolerancia hacia quienes no pensaban como ellos, pero lo que me asusta mucho es el renacimiento de otros fanatismos, que no son fanatismos universalistas como los anteriores, sino fanatismos de tipo nacionalista o fanatismos de tipo religioso, y esto sí me parece muy grave porque son retrocesos, no es lo que nosotros queremos que sea la salida del siglo XXI.
P. ¿No le preocupa el peligro de una forma de intolerancia liberal, de una intolerancia capitalista?
R. No. No lo creo, porque creo que el sistema liberal...
 En primer lugar, no hay que identificar liberalismo con capitalismo.
 Son términos cercanos, pero no son sinónimos. En realidad el capitalimo es anterior al liberalismo, históricamente hablando.
 Yo creo que el liberalismo es uno de los grandes correctivos del capitalimo. Lo que hay que decir es que la sociedad capitalista vive en permanente crisis porque es una sociedad liberal.
 Si no fuese una sociedad liberal, el capitalismo -que es, en esencia, mercado y competencia- se convertiría rápidamente en monopolio. Sí creo que en la sociedad contemporánea existen gérmenes de intolerancia, gérmenes racistas, por ejemplo.
 Lo que debía estar ahora más vivo que nunca, sobre todo entre los intelectuales -si es que van a continuar teniendo la misión que ejercieron el siglo pasado y de la cual abdicaron en parte al final de este siglo- es reanudar la crítica, ejercer la crítica
. Si algo necesita la sociedad actual es la crítica
. Yo no creo que sea un ideal humano el tipo de sociedad moderna, la sociedad de consumo. Producir para consumir y consumir para producir...
 En primer lugar, no todos consumen y no todos producen, es decir la economía de mercado produce injusticias graves.
 Pero, aparte de eso, consumir para producir y producir para consumir mutila el horizonte espiritual del hombre.

Poeta popular

P. Usted ha dicho que en la incertidumbre lo que permanece es la poesía, pero actualmente da la impresión de que la poesía es un género prácticamente clandestino.
R. Yo no sé si es clandestino o no lo es. Yo creo que lo que habría que preguntar es no cuánta gente lee poesía, sino quiénes leen poesía.
P. ¿Usted se considera un poeta popular?
R. Me considero un poeta que leen los jóvenes.
 En cierto modo sí lo soy, pues mis libros se publican en muchos idiomas y los editores los publican porque venderán algunos ejemplares, ¿no?
P. Pero ¿le gustaría ser más popular?
R. Me gustaría ser más popular, pero no a costa de la calidad de la poesía.
 Lo importante es qué clase de gente lee. La poesía la leen los jóvenes, la leen las mujeres, la leen los hombres de ciencia.
 Los que no leen poesía son los periodistas, los políticos, los profesores de sociología, los sociólogos... Toda esa gente lee muy poca poesía, aunque sus antecesores sí leían poesía.
Octavio Paz / María Jesús Polanco
P. Mucha gente recita de memoria los poemas de Neruda, los suyos no. ¿Esto qué significa?
R. Perdone que le contradiga pero eso no es verdad. Recitaban los eslóganes de Neruda, eso sí.
 Pero los poemas de Neruda son a veces mucho más difíciles que los míos.
P. Usted ha advertido que la poesía sirve, entre otras cosas, para enfrentar al hombre con las mayores verdades: el amor y la muerte. Da la impresión de que el mundo moderno se ha olvidado o quiere olvidarse de esas dos verdades...
R. Sí, pero así le va. Yo creo que la poesía nos ayuda a recordar lo que somos.
P. ¿Usted cree que el mundo ha perdido valores políticos o religiosos que antes le servían de guía?
R. Yo creo que los absolutos no hay que buscarlos fuera de uno, no en los Estados, en las ideologías, en las iglesias, sino en la conciencia íntima personal.
P. ¿Es legítimo luchar por el paraíso en este mundo?
R. Sí, pero siempre que el paraíso no se convierta en el infierno, que es lo que ha ocurrido últimamente.
P. Acabamos de celebrar el 12 de octubre. ¿Qué le dice a usted esa fecha?
R. Yo no soy muy partidario de los aniversarios, pero me parece muy turbadora la feliz coincidencia de que me hayan dado el Premio Nobel precisamente en estas fechas
. Yo creo que si hay una cosa cierta en todo esto es la universalidad de nuestra lengua.
P. ¿Tampoco es partidario de celebrar aniversarios tan sonados como el V Centenario del Descubrimiento?
R. Sí, porque amplió la visión del hombre. El hombre estaba limitado
. El continente americano ignoraba que había otro continente, y el viejo mundo también ignoraba la existencia del continente americano.
 El gran problema teológico del siglo XVI fue que los evangelios dicen que los apóstoles tienen que ir a evangelizar todo el mundo conocido, entonces cuando los españoles descubren, este continente se dan cuenta de que parte de la humanidad había sido sustraída a los evangelios.
 Bueno, es la gran ventaja, que de pronto el mundo adquiere su unidad gracias a. la expansión . europea, fundamentalmente de España.

España y Vargas Llosa

P. ¿Cree usted que desde que España se ha incorporado a Europa se ha olvidado de América Latina?
R. Es posible que la vocación europea de España sea más fuerte que su vocación americana, pero yo creo que América le va a recordar a España su vocación americana.
 Yo creo que el problema de España es parecido al de México. Nosotros tenemos un vínculo especial, primero con los países de América Latina y con España, pero tenemos también un vínculo geopolítico, económico con Estados Unidos.
 Nuestra historia está ligada inexorablemente a la historia de Estados Unidos.
P. ¿Usted esperaba una intervención como la que tuvo Mario Vargas Llosa contra el régimen mexicano durante el encuentro organizado el mes pasado por la revista Vuelta?
R. Bueno, me sorprendió un poco porque yo creo que no tenía razón al decir que México es una dictadura perfecta.
 No es una dictadura ni tampoco es un régimen perfecto.
 Es un régimen de un partido hegemónico que se está convirtiendo más lentamente de lo que yo quisiera, en una sociedad realmente democrática. La gran interrogación es si el Partido Revolucionario Institucional (PRI) va a modificarse de tal modo que se convierta en un partido democrático, moderno, y también si la oposición de izquierda va a tener una evolución paralela y se va a modernizar como se ha modernizado el PSOE o el Partido Socialista francés
. Decir que México es una dictadura perfecta es una frase un poco superficial de un hombre a quien yo admiro y quiero.
P. En México se le ha criticado por la realización de ese encuentro y por su vinculación a la compañía Televisa, ¿qué opina usted?
R. Televisa compró los derechos para retransmitir el encuentro, pero ni participó en las reunlones ni mucho menos -pregúntele a Vargas Llosa o a cualquier otro- hubo ningún tipo de presión.
 En México hay obsesiones.
 Hay una parte de la clase intelectual y de los periodistas que tienen nostalgias del socialismo autoritario y del populismo de hace unos años.
P. ¿Se siente usted querido en su país?
R. Yo tengo más lectores que la mayor parte de los que me critican
. En ese sentido yo me siento querido. A los otros hay que dejarlos en su callejón de la amargura.
P. ¿Cómo interpreta usted que Carlos Fuentes no se haya manifestado sobre el premio que le han concedido a usted?
R. No sé. Yo tengo una gran admiración por Carlos Fuentes.
P. ¿Este premio va a hacer que usted se concentre más en su trabajo literario y menos en las opiniones políticas?
R. La política para mí siempre ha sido una actividad totalmente secundaria; lo que pasa es que como mis opiniones no coinciden con las de la mayoría de estas personas parecen más notables de lo que son, aunque luego no comentan mi obra literaria.
Yo voy a seguir siendo el que fui y el que soy, y pienso seguir dedicando lo mejor de mi tiempo al cultivo de lo que me interesa, que es la literatura, pero esto no significa que voy a prescindir de mi,derecho a expresar mis opiniones políticas.
P. ¿Cuál es el espacio del escritor en una sociedad?
R. No está definido
. Yo creo que cada escritor lo va definiendo.
 Depende de razones subjetivas, depende de las circunstancias políticas, sociales... Si hay una democracia le es más fácil al escritor expresarse que si hay una dictadura.
 Pero también las democracias modernas a veces son demasiado hostiles a la inteligencia pura.
No les interesan mucho los problemas puramente científicos o los problemas puramente artísticos.
P. ¿Cuál es el próximo escritor en español que puede aspirar al Nobel?
R. Hay varios y no quiero ser injusto.

4 ago 2014

Melocotones con braguitas, lo último en marketing chino...................................................cuando no se tiene que hacer......

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A los melocotones se los lleva comparando con traseros desde hace muchísimo tiempo. Lo que no podíamos imaginar es que alguien tuviese la genial idea de comercializarlos con braguitas.
 Pues bien, por el módico precio de 70 euros un vendedor chino de Nanjing ha decidido vender su producción de fruta… con ropa interior de lo más sensual.
 Según ha desvelado SDChina, y ha recogido Kotaku,  los melocotones son de Yangsan, en Wuxi, una zona famosa por la producción de lencería.
Tras los primeros casos, otros vendedores de Shanghai y otras zonas se han apuntado a vender “los melocotones sexies”, aunque el vendedor inicial de Nanjing pidió patentar su idea hace más de un mes y está luchando por conseguir los derechos de propiedad intelectual. ¿Llegará esta nueva moda a España? Melocotoneros de Calanda, ya sabéis cuál es vuestro próximo paso para triunfar: vestirlos con lencería fina.
Puedes leer la noticia completa en Kotaku.
Photo: Sjzhchb
Photo: Sjzhchb
Foto: FenyiZX

Gabo I de Aracataca.................................................... Juan Cruz

Cien años de soledad cumple 40 años en junio de 2007; su autor, Gabriel García Márquez, tendrá 80 el 6 de marzo de ese año.
 La novela sigue asombrando al mundo. Y su clave está en Aracataca, un pueblo perdido del Caribe colombiano.
 Allí los niños crecen leyendo ése y otros libros del hijo del telegrafista. Este reportaje es una excursión al lugar donde Gabo y su personaje, Aureliano Buendía, descubrió el hielo
. Macondo en estado puro. No es una leyenda. La novela se ha ido volviendo como un reflejo de Aracataca; allí la leen como si aún se estuviera escribiendo, como si la fascinación del hielo aún fuera un recuerdo reciente
. Gabo no regresa, dicen, porque tendría que recoger sus pasos.
Niños y adolescentes de Aracataca leen a García Márquez junto al río, contiguo a la mítica fábrica del hielo / Juan Camilo Segura

Por el Corredor de las Begonias, enfrente de donde estaba la cama en la que nació a las ocho y media de la mañana del 6 de marzo de 1927 Gabriel José García Márquez, circulaba a mediodía del 6 de diciembre de 2006 un fantasma que resultó ser una mujer de carne y hueso.
Estábamos mirando la señal que recordaba donde había nacido el autor de Cien años de soledad cuando esta mujer de ojos grandes y vacíos entró en el pasillo, agarrada del aire.
Circuló con una lentitud sobrenatural, siguió reinando en el vacío cuando pasó a nuestro lado, y se escapó del sitio como si se fuera en volandas, hacia el patio en el que Gabo escuchó las historias de las Mil y una noches.
Ahora hay más Mileidis que Úrsulas, más K-Cher que Aurelianos
Cuando ya la mujer era una sombra y la inquietud que deja un fantasma, le preguntamos a Rubiela, la morena de filigrana que enseña la casa-museo de García Márquez:
-¿Usted ha visto pasar a una mujer de pelo blanco, como si no estuviera mirando?
-Sí. Es Soledad Noches. Siempre va así.
La mujer iba de un lado al otro de la casa en que nació Gabo I de Aracataca y no era un fantasma.
Los que hayan leído Cien años de soledad habrán visto deambular por el libro mujeres así, desde el mismo momento en que García Márquez convierte la excursión de Aureliano Buendía a mirar el hielo en un ejercicio de surrealismo mágico que luego los críticos, y los lectores, reconocieron con el sobrenombre (literalmente exagerado) de Realismo Mágico.
Ya dentro de Aracataca, todos nos señalaron ése del hielo como el camino que le da la vuelta al pueblo, de su esplendor a su miseria y viceversa.
 El hielo marca un hito en su historia y Gabo lo recogió como un símbolo del deslumbramiento.
El hielo marca un hito en la historia de Aracataca y Gabo lo recogió como símbolo
El hielo (el sitio donde estaba el hielo) está a un tiro de piedra de la casa, pero para llegar hasta él, Aureliano Buendía debió cruzar caminos estrujados por el sol, tísicos, pobres y reales, por los que tuvo que atravesar el propio García Márquez de la mano de su abuelo hasta el lugar que entonces significaba el porvenir y ahora es metáfora de la crueldad con que la historia le cierra el porvenir a los pueblos.
Junto al lugar del hielo, que ahora es un garaje desvencijado, lleno de relojes desconchados, automóviles inservibles, muebles viejos, sillones donde ya no se sentarán ni los fantasmas, está aquel río de piedras grandes y de aguas límpidas que había a las afueras de Macondo; es decir, de Aracataca.
Milena, ganadora del concurso de lectura / Juan Camilo Segura
Se vació de hielo, y de historia, la fábrica del hielo, en la que tuvo intereses el laboriosísimo abuelo de Gabo, y se llenó de ficción, de fantasmas, muchos de los cuales circulan aún gracias a la escritura del hijo del telegrafista; ahora vemos la vieja fábrica fracasada como si en efecto fuéramos a tocar ahí el material precioso que en Cien años de soledad tiene la categoría del oro y del fuego, y que, en efecto, quema cuando se lo toca; ahora ese detritus en que lo dejaron la United Fruit Company y el tiempo es un símbolo para los que vamos y una pesadilla para los que la viven.
 Una mujer con rulos (Esther Aaron, de 58 años) que habita la casa contigua, de madera, pero no de caña brava, muestra los desconchados de su vivienda como consecuencia de las desidias de las autoridades; han dejado que el tren y la polvareda de siglos entren a saco en la casa y hayan hecho de ella la antesala de un cementerio.
Los caminos que fueron de Macondo en los años de esplendor de Aracataca, cuando aquí venía todo el mundo, y las nacionalidades se contaban por docenas, siguen siendo del polvo de la intimidad de la tierra del Caribe, y la gente sigue mirando al horizonte como miraba Aureliano Buendía en la novela más famosa de los siglos recientes.
 La leímos como si ocurriera en otro mundo, y aquí la tocamos; existió; sus nombres propios, decía Gabo, son los de la guía de teléfonos; eso varió también. Una chica que pasó por nuestro lado nos dijo: "Soy un personaje. Me llamo Amaranta".
Pero ahora hay más Mileidis que Úrsulas, más K-Cher que Aureliano. La guía de teléfono es un batiburrillo que viene más de las series americanas que de las novelas de Gabo.
 Como en El Toboso no hay Dulcineas, aquí Remedios la Bella es tan sólo un monumento.
Un momento: Luz Marina, una señora que se sentó a nuestro lado, nos dijo que no era gabófila (es decir, fanática de Gabo), pero luego se le iluminaron los ojos: tiene un hijo autista, y le llena de orgullo imaginar que cuando Gabo describe a Remedios la Bella está en realidad cuadrando los rasgos de un autista, familiarizado con una inteligencia que los hombres no saben entender.
La leyenda dice que Gabo ha vuelto muchas veces después del Nobel
Cuando llegó allí el abuelo de Gabito, Aracataca era un predio esplendoroso, atravesado por la riqueza de las grandes plantaciones de bananos, capaz de atraer un comercio universal que fue el inicio de las leyendas que el niño empezó a grabarse.
 Siempre venía algo de fuera, y de ahí viene esa mirada extraviada, expectante, de Aureliano, y también ésa es la mirada de Soledad Noches, buscando en la nada lo que hubo en el pasado.
Rubiela enseña la casa natal de Gabo / Juan Camilo Segura
Cuando nos íbamos de la casa, el director de este museo, Rafael Darío Jiménez, nos señaló para el frente, y allí había un hombre con camisilla, inhalando el aire como quien fumara un puro, sentado en una mecedora muy trabajada, y mirando también al vacío lechoso de aquel mediodía de calor insufrible. No le preguntamos adónde miraba, pero su mismo nombre, Nelson Noches, el hermano de Soledad, decía su historia.
 Nos habló de los primeros recuerdos de Gabo, y como ocurre en Cien años de soledad, le dio atrás y adelante a la historia de modo que nosotros creímos simultáneamente que había sido compañero de juegos de Gabito, que le había visto por primera vez cuando Don Premio -así le llaman- vino a Aracataca nimbado por el Nobel, y que en las noches anónimas en que regresa sin que lo sepa nadie juegan a las cartas y toman tragos y oyen música atravesados por un silencio que se parece al de Pedro Páramo.
La leyenda dice que Gabo ha vuelto muchas veces después del Nobel; la leyenda negra dice que no volvió nunca, y la leyenda urbana, de la urbanidad de Aracataca, le reprocha que no haya hecho nada nunca por su sitio
. Un día lo desmintió (por si hiciera falta) en una dedicatoria que le hizo precisamente a Jiménez: "Para Rafael Darío, del paisano que no ha hecho nada por Aracataca salvo este libro y otros más".
La casa está llena de recuerdos; algunas de las joyas diminutas del abuelo, fotos, rectores...
Y lo desmintió nada más ganar el Nobel, con una frase que parece una inscripción y que está clavada con chinchetas en algunos de los rincones:
 "Está en mi carácter: nunca, en ninguna circunstancia, he olvidado que en la verdad de mi alma no soy nadie más ni seré nadie más que uno de los dieciséis hijos del telegrafista de Aracataca".
Darío Arizmendi, que era un periodista muy joven cuando Gabo ganó el Nobel, en octubre de 1982, y que acompañó a la comitiva en la recepción sueca de Estocolmo de diciembre de ese año, también hizo a principios de 1983, en medio del calor, el viaje de regreso de García Márquez a Aracataca. Hubo cinco mil personas aumentando el censo cada vez más escuálido de este pueblo del interior del Caribe, y llevaron en volandas a Gabo por todas las calles y por todas las casas. Excepto por su propia casa, que ya era ajena.
Arizmendi lo vio ser zarandeado, agasajado, besado y demandado: de él querían becas, dinero, viajes, premios, le pedían que troceara la lotería que ya había obtenido. El reciente premio Nobel vivió con el aturdimiento que convoca su timidez.
A la salida de Macondo, es decir, Aracataca, la fábrica del hielo está derretida
Cuando Arizmendi, uno de los periodistas más influyentes y famosos de Colombia, terminó de contar ese viaje de regreso, tan distinto al viaje de regreso que Gabo hizo con su madre para vender la casa, dijo:
La fábrica del hielo, un mito en Cien años de soledad / Juan Camilo Segura
-Ahí entendí por qué Gabo no ha vuelto a Aracataca.
Otros no lo entienden; pero sí Rubiela, que cuida su casa-museo, o Rafael, que la dirige:
-Una leyenda caribe dice que quien recoge sus pasos muere más pronto, y Gabo es muy supersticioso. No volverá nunca.
La casa está llena de recuerdos; algunas de las joyas diminutas que hizo su abuelo, las fotos, recortes, los bastones del abuelo; en el cuarto de los abuelos hay un baúl que pudo haber sido, o no, aquel del que Gabo fue sacando recuerdos que luego están en casi todos sus libros.
Jiménez nos contó una historia que ya es leyenda también, como todo lo que toca aquí García Márquez: el abuelo vino a Aracataca huyendo de su propia historia, pues había matado a un hombre; un día Gabo se encontró, muchos años más tarde, con el nieto de aquel abuelo, se sentó junto a él, supo la historia, se emborrachó con él, y después contó así su primera impresión:
-Me cagué.
 Los dos descendientes de aquel duelo, allí, frente a frente. Me cagué.
Cuando juntamos bajo el gran ficus del patio a los chicos que leen, con Rafael Darío Jiménez y con otros maestros, los libros de García Márquez, era como si juntara aquel pasado vertiginoso de la Aracataca rica con la Aracataca que ahora espera que un milagro la devuelva a sus tiempos de esplendor, cuando llegó el hielo, "el gran invento de nuestro tiempo".
No es leyenda que allí las mariposas, o los temporales, sean espectáculos magníficos y duraderos; están, se ven, se sufren o se disfrutan; casi todo lo que nombra Gabo está cercano, se puede tocar; una guía para encontrarlo está escrita, y sería el resumen de libros que han escrito sobre El Libro Cobo Borda o Conrado Zuloaga, que acaso son los colombianos que más saben de Gabo y de Cien años...
Aura Ballesteros, de Cundinamarca, maestra, recibió un día el encargo de venir a enseñar en Aracataca.
"¡Y me leí todos los libros de García Márquez! ¡No me iban a coger en ayunas en un sitio como éste!".
 Se los aprendió. Ella es la responsable de Gabolectura, en un instituto que se llama, cómo no, Instituto García Márquez, que recibe el nombre corto, y raro, de Indegama.
 "Gabolectura trata de estimular la autoestima de los cataqueros, que sepan que esta literatura es de aquí, que les pertenece, y que ellos pertenecen a esta tierra".
De todos los testimonios, uno singular. Milena tiene 15 años, acaba de ganar el concurso de los lectores de García Márquez; quiere hacer Comunicación, y ya va adelantada
. Todo lo que hay en Cien años de soledad le parece realista; lo que de manera más brillante se queda en su memoria: la fábula del hielo, los inventos traídos a Macondo (el hielo, el imán), y la imagen de Remedios la Bella subiendo al cielo entre sábanas... Pero lo que de veras le parece simbólico de su país en la novela que ha leído es la muerte de José Arcadio, "esa muerte impune como tantas muertes que ha habido en mi país, como la de José Eliécer Gaitán, como la de Jaime Garzón, como la de Luis Carlos Galán...".
Antes de la fama y de los libros, en medio de la miseria de aquellos tiempos, Gabo volvía a Aracataca a vender enciclopedias en una tierra de gentes empobrecidas..
. Se quedaba días y días, tomando ron, recorriendo pueblos, mirando al vacío, como el coronel, como Nelson Noches, como Aureliano Buendía... En uno de esos viajes alrededor de Aracataca fue cuando se encontró con Prudencio Aguilar, el nieto del hombre al que había matado su abuelo... "Los dos nietos del duelo, sentados en el petril, bebiendo juntos, ¡me cagué, claro que me cagué!".
A la salida de Macondo, es decir, Aracataca, la fábrica del hielo está ya totalmente derretida; las mariposas amarillas aparecen sobrevolando el río, pero las aguas que las reflejan son del mismo color que sus alas...
Lo invitan siempre a volver
. Él no quiere venir a recoger sus propios pasos.
Y casi todos sus pasos están en Aracataca.

De famosos en islas y puñetazos............................................. María Porcel

Llegamos a agosto y a estas alturas más que serpientes, apenas colea alguna culebrilla.
 Los periodistas, tan relamidos, tienden (y tendemos) a llamar a las noticias y a las formas de tratarlas de algún modo.
 Y le dan (y damos) el nombre de serpientes de verano a esos temas que se repiten cada estío en este erial de noticias —o son desoladoras o apenas hay— que es el verano, en el que sólo tienen algo que contar las chicharras, y eso en los pueblos.
 Serpientes típicas, pues ya saben: que si graniza cuando debería hacer 40º a la sombra, que si operación Paso del Estrecho, que si se lía en el Peñón...
Este año no parece que zigzagueen demasiado esas serpientes, pero sí algún que otro culebrón. Está especialmente entretenido el de Ibiza (¿Pero esa isla no es muy chica? ¿Cómo cabe ahí tantísimo famoso? ¿Los ponen a dormir en literas?), que nos hace ver que a veces nuestras superestrellas de Oscars y Grammys pueden ser tan cazurras como nuestros vecinos del bajo A y el segundo C.

'TAQUICARDIAS'

Lo pueden leer en todas las webs cotillas del planeta: que resulta que Orlando Bloom (el elfo rubio de de El señor de los anillos) y Justin Bieber (20 añitos, por quien suspiran las chiquillas, y las no tanto, desde hace un par) coincidieron en el mismo restaurante en la isla y, básicamente, acabaron a leches. Se pelearon, dicen, por Miranda Kerr, modelaza australiana y ex de Bloom, que se lleva/llevaba muy bien con Bieber.
Todo es muy absurdo.
 Piénsenlo paso a paso. Que llegues a un sitio en el que no conoces a nadie y te líes a gritos y a palos. “Saluda a Miranda de mi parte”, se oyó decir a Bieber al saludar a Bloom
. Ahí, buscando bronca.
Que los comensales se arranquen las servilletas del cuello, se pongan de pie y aplaudan locamente a Bloom cuando intentó pegar a Bieber en un fallido puñetazo.
¿Pensarían que eran extras asistiendo de tapadillo a un rodaje de un videoclip?
Que la modelo en cuestión envíe un comunicado explicando a quien pueda interesar que ella “no ha dormido” (ay, los eufemismos, tan ridículos) con Bieber.
 No hace falta. De verdad que no.
Que el cantante cuelgue en su Instagram (emociónate tú cuando consigas 25 likes: él tiene 18 millones de seguidores) una foto de Kerr en bikini y la quite a las dos horas
. Eso es de miedicas, Justin. Que suba otra de Bloom ¡llorando! y la deje. Eso es de sobraos, Justin. La instapic lleva 700.000 me gusta y cerca de 180.000 comentarios
. Aunque muchos de ellos son #TeamOrlando.
Que Leonardo DiCaprio, Lindsay Lohan, el rapero Diddy-antes-Puff-Daddy y hasta Paris Hilton estén en el mismo restaurante (¿ven como es pequeño aquello?) y, según testigos, algunos aplaudan y feliciten a Bloom. Eso sí que es #TeamOrlando.
¿No les resulta todo enormemente ridículo? Para que después digan que nosotros somos gritones, exhibicionistas y barulleros en los bares.
 Y nos quejábamos de los botellones+balconing de los jovenzuelos alemanes. Angelicos.