Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

29 jul 2014

Un acoso de papel...................................................................

Denunciar al coronel Isidro José de Lezcano-Mújica por acoso sexual y laboral fue el principio del fin de la carrera militar de la capitán Zaida Cantera.

Este Gobierno no parece tener muy claras las ideas sobre el acoso sexual y laboral, cuando al tiempo que lanza un anteproyecto de ley que tipifica este delito en el código militar no toma medidas prácticas para atajarlo
. El de la capitán Zaida Cantera es uno de esos casos que evidencia la distancia entre palabras y hechos.
 La capitán, víctima de acoso sexual y laboral, tira la toalla tras haber conseguido lo más difícil: sentar en el banquillo y conseguir que el tribunal Militar Central condenase en 2012 a dos años y 10 meses de cárcel al coronel que cometió “actos gravemente atentatorios contra su libertad sexual”, según la sentencia.
Denunciar al coronel Isidro José de Lezcano-Mújica fue el principio del fin de la carrera militar de Zaida Cantera, que no solo vio cómo se cerraban sus opciones de promoción, sino también peligraba su puesto de trabajo.
 En el último año y medio ha vivido una situación rocambolesca: primero se la acusó de un delito de deslealtad, por la alteración de una fecha en una petición de permiso; y, cuando se demostró que no había delito, se le imputó una falta grave, castigada con dos meses de arresto.
 Al final no se demostró que alterase la fecha, pero sí que un mando había falseado una firma.
 Aún así se le impuso a ella una falta leve, ya prescrita.
La denuncia por persecución que interpuso contra un general, dos coroneles y un teniente coronel se tramitó en tiempo récord en la justicia castrense: en solo un mes fueron imputados y desimputados los mandos solo para llegar a tiempo al Consejo de Ministros del pasado viernes, en el que el general Ramón Pardo de Santayana ascendió de brigada a división.
El Ejército no es la única institución en la que se producen situaciones de acoso sexual o laboral, pero su jerarquía y disciplina facilitan posibles abusos de los superiores, mayoritariamente hombres, sobre los subordinados, muchas veces mujeres.
 Endurecer las penas para estas conductas es positivo, pero solo será posible erradicarlas si el Ejército asume que no es desleal quien, como la capitán Cantera, denuncia el acoso, sino los mandos que, como reconocía la propia sentencia, conocieron los abusos y miraron para otro lado.
Pues así son las cosas, antes echan a una mujer de su trabajo o como paciente que llevar a juicio por abuso, acoso, violación al agredir con su atención un mando superior a ella o en quién ha depositado causas muy personales, que el sinvergüenza de turno se vea aunque sea apartado de sus compañeros, hoy por ti, mañana por mi, y.......mientras ¿Qué hacemos las mujeres? Les suena a alguien?

 

 

Los diez escritores que mandan en Internet........................................................Miqui Otero

Tienen más seguidores que un canal temático. Sus tuits forman parte de su obra. Internet es de autores de todos los tamaños.

James Franco interpretando a Allen Ginsberg en 'Howl' y recordándonos que si él fuera solo escritor también estaría en esta lista / JoJo Whilden (Everett Collection / Everett Col /Cordon Press )

La relación de los autores con internet no tiene por qué ser promiscua, pero en ningún caso puede ser oportunista
. Los novelistas con mayor culto en las redes no pueden ser: a) como ese amigo que sólo llama para tomar unas cañas cuando lo ha dejado la novia o está de Rodríguez –para el caso, cuando está a punto de sacar su nueva novela–; b) como esas cuentas tipo Papa de Roma que sólo se siguen a ellas mismas en los diversos idiomas –se valora la interacción con los lectores–.
Todos los escritores que reniegan de internet son iguales (mármoreos en sus suspicacias luditas), pero cada integrado que emplea la red lo hace a su manera: el chiste, le estudio del mercado editorial, la ficción en internet, la diatriba o la relación natural con sus seguidores.
 Aunque el debate debería estar algo desfasado (discutir sobre la presencia en internet es algo así como plantear el debate: ¿flexo de luz eléctrica o quinqué en la mesa del novelista) y aunque el novelista no es otra cosa que una persona que vive en un tiempo determinado (que en algunos casos, según su ambición o pretensión querrá trascender), aún se siguen despachando listas de los autores más influyentes en el mundo de la triple w.
Algunos ven en defensores como Paulo Coelho, que dice que el futuro de la literatura pasa por la red, la prueba de que existen otros caminos.
 En España no es solo cosa de autores jóvenes y internautamente nativos como Luna Miguel (conectada en red con escritores de su generación de todo el mundo), ya que otros best-sellers de más edad como Arturo Pérez Reverte también lo han empleado con éxito (más de 850.000 seguidores) sin evitar tics que en otros perfiles causan risión (no tiene problema en decir que cenará salmorejo y durante cada domingo hablaba en un hipotético bar regentado por una camarera llamada Lola, que escuchaba estoica y atentamente todos sus comentarios). En el mundo anglosajón la cosa está aún más normalizada.
He aquí algunas de las firmas con más predicamento y sus armas para conseguirlo.

1. Neil Gaiman
Neil Gaiman fotografiado por ICON en 2012 / Chus Antón
Más de dos millones de feligreses siguen en Twitter a Neil Gaiman, que emplea la plataforma tanto para crear tuiteratura junto a sus fans (novelas con frases de 140 caracteres o menos), como para hablar de la forma más impúdica y entrañable con su mujer, la artista y músico Amanda Palmer.
 Más que para promocionar su trabajo, el autor de Sandman emplea otras plataformas como su Tumblr para intentar impulsar iniciativas, confesar influencias y marcarse reflexiones cotidianas o hablar de su trabajo.
2. Elif Batuman
Que una escritora especialista en literatura barbuda rusa tire de chiste en su nombre para internet (y en su avatar) ya explica mucho: firma @bananakarenina, con un retrato del personaje tocado con un sombrerito con plátano inclinado incluido
. La autora de Los poseídos (Seix Barral) habla sobre literatura, noticias o eventos que le interesan con la misma acidez y humor que exhibe en sus artículos para The New Yorker. El ejemplo más reciente: "El nuevo eslógan de Lufthansa: 'Tú sin parar' parece encapsular todo lo horrible y nauseabundo de la conciencia humana".
 Lo que estábamos pensando todos.
3. Tao Lin
Tao Lin en una foto publicada en su Twitter
Editado en España por Alpha Decay, ha sido definido por algunos como el “Kafka de la generación iPhone”, mientras otros desprecian sus obras, precisamente, por tomar como material literaturizable todo el entramado de relaciones y recursos de la red.
 Antes había que leer toda la bibliografía de un autor para sentir una empatía casi íntima con él. Con Tao Lin sucede que muchos de sus lectores ya lo conocían de perlas (o a él o a su personaje 2.0.) antes incluso de leer sus primeras novelas, que casi inauguraron un género: Alt Lit (con toda un área de influencia de comunidad online).
 Porque no sólo graba vídeos con su Mac Pro en delirantes situaciones o explica cuándo toma Xanax o le cambia la vida un libro, además lo incluye en sus novelas.
La foto de perfil con la que Kreizman domina Twitter
4. Maris Kreizman
Esta amante de la obra de Kurt Vonnegut tituló su exitoso blog Slaughterhouse 90210 (en referencia a la novela Matadero V, pero también a la serie Sensación de vivir; más de 100.000 seguidores). En su Tumblr marida citas de clásicos (y no tan clásicos) de la literatura con pantallazos de series y películas mainstream con resultados a menudo graciosos.
 Tiene seguidores, sí, aunque su influencia tiene más que ver con su perfil profesional: responsable de asesoramiento editorial en la plataforma de financiación colectiva Kickstarter.
5. William Gibson
Sólo por haber escrito en 1984 Neuromante, novela fundamental en el cyberpunk, Gibson ya podría tener una gran influencia en la red haciéndose eco de los muchísimos comentarios diarios que esa obra genera.
 Pero sus 145.000 seguidores en Twitter pueden asistir día a día a cómo se maravilla con algunos aspectos del progreso tecnológico mientras que reflexiona y sospecha sobre otros relacionados con la conectividad a través de internet.
6. John Green
Miguel Villagran (Getty)
Del mismo modo que Ikea sabe bien cómo aprovechar a sus clientes, el autor de Bajo la misma estrella saca buen partido de la pasión de sus fans.
 Si se filma una película sobre esta novela, sabe cómo capitalizar la capacidad evangelista de sus fans: impulsará una campaña global de promoción con cientos de miles de seguidores trabajando como voluntarios
. No en vano tiene casi tres millones de seguidores en Twitter y lleva un exitoso Tumblr también.
7. Zadie Smith
Chris Jackson  (Getty)
Existe otro perfil más bien extraño: los que pasan olímpicamente de cultivar su presencia en la red y, sin embargo, gozan de una legión de fieles seguidores.
 Unos 35.000 siguen a la autora de NW London en Facebook, si bien ella no gestiona perfiles de redes sociales.
 Sus charlas con otros internautímidos como el noruego Karl Ove Knäusgard (la gran mayoría de usuarios de redes de Instagram o Facebook confiesan su día a día en internet, pero es que él lo ha hecho milimétricamente en su saga Mi lucha, seis tomos donde explica de forma hiperrealista toda su vida) son compartidas sin cesar por los internatutas.
8. Irvine Welsh
Welsh, retratado para ICON en 2014 / Albert Jodar
The Sunday Times dijo en su día que era “lo mejor que le ha pasado a las letras británicas en décadas”, pero Welsh, lo más parecido a una rock star editorial, prefiere hablar de curdas cerveceras y de fútbol en la red.
 No es extraño, entonces, que sus libros sean los más robados en las bibliotecas públicas o que, como confesó a Icon recientemente, sus fans le deslicen droga en los bolsillos justo antes de tomar aviones. Sus más de 132.000 seguidores en Twitter se sienten atraídos porque un autor tan determinante en la literatura de las últimas décadas del siglo XX hable como un colega más.
 Tal y como hizo con su tronchante seguimiento del pasado Mundial de fútbol en Brasil.
9. Stephen King
King, en el rodaje de una de sus películas / Cordon Press
Stephen King es, probablemente, el tipo más honesto de las letras.
 Quizás en su espontaneidad estribe su problema.
 Abrió su cuenta de Twitter hace unos meses, gestionada por él (no sucede lo mismo con otros perfiles exitosos de estrellas como Chuck Palahniuk), y ya cuenta con más de 464.000 seguidores. Sin embargo, algunos critican que lance demasiados spoilers cuando comenta libros y películas
 . Él se defiende, cómo no, desde Twitter y con sorna: “Sí, ahí va otro spoiler: Romeo y Julieta mueren en el acto 15”. King está totalmente limpio y sobrio, así que no queremos imaginar cómo serían sus redes sociales en la época en que escribía a golpe de speed y en una caravana sus muchísimas novelas.
10. Brett Easton Ellis
Easton Ellis, a la izquierda, con el ex actor porno James Deen / Pascal Le Segretain (Getty)
Pero, claro, esto ya ha pasado. Si un escritor ha pisado grandes archipiélagos de charcos en internet por culpa de determinadas sustancias, ése ha sido Bret Easton Ellis, el equivalente editorial de Charlie Sheen.
 Polémicas con directores de cine, colectivos gais, todo lo que se mueve por sus ráfagas de tuits incendiarios, que tanto levantaban la ira de mucha gente como suscitan la clemencia de sus amigos, que se posicionaban en sus perfiles pidiendo a la gente que no alentara esas escaladas de tuits tecleados, presumiblemente, en estados no precisamente sobrios
. A pesar de ello tiene 450.000 seguidores en Twitter, pero su presencia en la red no acaba ahí; también ofrece un programa de radio online (con invitados célebres como Kanye West y donde no se ahorra tampoco comentarios algo bocazas).
 El autor de American Psycho ha llegado a decir que la gente sigue su cuenta porque piensa que es paródica y está claro que, dada la cantidad de polémicas generadas, si él no fuera su propio Comunity Manager ya lo habría despedido.
 O no.

 

Coqueteos con la muerte...................................................................................... Ángel Luis Sucasas


Eskil Ronningsbakken pedalea sobre el abismo. / Sindre Lundvold, Knut Bry / Eskil

Siempre es el mismo ritual
. Se empieza con los pies en la tierra.
 Luego, un poquito más arriba. Y un poquito más, y un poquito más, y un poquito más
. Hasta que uno se encuentra pedaleando una bicicleta por un cable suspendido en un abismo a mil metros del suelo. Es la vida de Eskil Ronningsbakken (Hamar, 1979), un noruego equilibrista que se fotografía en las alturas y que ve lo suyo no como una oportunidad de Guiness sino como expresión artística.
Todo empezó a los cinco años, con una visita peculiar a un hogar que hacía rutina con lo extraño
: “Mi padre era pintor y traía a casa gente de todo tipo. Gente que llamarías rara [ríe]. Nos visitó un yogui hindú y me quedé fascinado con cómo controlaba su cuerpo”. Las contorsiones de Harald Olsen, que es el improbable nombre del yogui, plantaron la semilla en Ronningsbakken de que lo suyo era el arte corporal extremo
. Algo que no sentó nada bien a sus dos padres, por el peligro, “aunque en los últimos años lo habían aceptado”. Habían, porque su padre, Oddmund Ronningsbakken, murió el mes pasado.
“Pero lo llevo dentro de mí”, afirma.
Tal vez sea ese espíritu de artista la clave de su gran éxito, que solo crece.
 Apariciones para audiencias millonarias en Discovery o BBC que a sus 35 años ahora cristalizan en su propio programa para una gran cadena que aún no puede desvelar.
Pero el oropel de la atención de los medios no le obsesiona. Lo que le quita el sueño es la foto perfecta: “Que no existe, ¿verdad?
Pero siempre se puede mejorar”. Lo ha hecho hace unos días en una montaña con forma de dedo, que sin embargo, se llama Bladet (la pluma), en su Noruega natal.
 La imagen abruma. Un Ronningsbakken diminuto suspendido sobre un pico con una mano. Y boca abajo, cara a cara con la muerte.
El control del cuerpo por parte de un yogui hindú le dejó fascinado de joven
Ronningsbakken es muy consciente de ella, de la muerte
. Por eso no se anda con tonterías cada vez que sube a la montaña. “Si discuto con mi mujer, lo arreglo antes de subir [ríe]. En serio, no puedo tener ningún problema con nadie.
 Apago el móvil, no contesto a mails… No puedo llevarme nada malo dentro ahí arriba”. Tal vez por eso se ha animado a lo del yoga, que le ha enseñado su esposa, Denisse, a la que conoció tras tres años en Perú “por las alturas y los amores”. Sin embargo, cuando llega el momento, la emoción lógica lo abruma:
“Miedo. Mucho, mucho, mucho miedo.
Me visualizo de las dos maneras: lo consigo y me caigo. Y si me caigo, me mato. Así que elijo el éxito”.
¿Por qué lo hace? “Por el arte”, repite. ¿Pero en qué consiste ese arte? “Yo creo que las personas que me ven piensan inmediatamente en la muerte
. De hecho, es lo que hago. Estar en la frontera entre la vida y la muerte.
 La vida es equilibrismo”.
En la locura lo ayudan dos fotógrafos: Knut Bry y Sindre Lundvold
. El primero, todo un veterano que tras 25 años en la moda estaba aburrido y quiso probar con “algo diferente” y se animó a retratar a artistas de todo tipo.
 Hasta enamorarse de los juegos al filo de la nada de Ronningsbakken.
 “Con él me entiendo sin apenas hablar.
 Los dos sabemos perfectamente lo que queremos hacer”. A Lundlov si le da más indicaciones. Posición y encuadre de esa imagen que ya tiene definida hasta el último detalle en su cabeza.
Sus hazañas se han emitido en cadenas televisivas como la BBC o Discovery
Lo próximo, el edificio más alto del mundo. Cuando lo construyan, claro. 838 metros de cristal, acero y hormigón disparados al cielo de Changsa, capital de la provincia de Hunan, sur de China, cuya inauguración está prevista para 2015.
 “Pero solo si tengo al 100% claro que va a salir bien.
 Siempre me lo pienso mucho más cuando es en ciudad. En la montaña estoy yo solo. En la ciudad hay que preocuparse aún más porque puedes afectar a muchas personas”.
¿Y para cuándo dejarlo? “Yo me siento muy bien. Tanto mental como físicamente.
 Supongo que me quedarán unos cinco años. Pero luego lo transformaré en otra cosa, siempre artística.
 Y me encanta enseñar a otros, a los niños...”.
 Costará menos convencerlos, a ellos y a sus padres, si la lección no incluye colgarse de un globo boca abajo o jugar al monociclo ante un vacío inabarcable.

El cine se larga de Cinecittà................................................................. Lucia Magi / Tommaso Koch


Stephen Boyd y Charlton Heston en los estudios Cinecittà, durante el rodaje de 'Ben-Hur' en 1959. / Getty Images

La estatua de Cabiria, arena y cactus de las películas del oeste de Sergio Leone, un inmenso elefante al más puro estilo de Bollywood, la Nueva York de los años veinte y las cloacas romanas. Cartón piedra, resina, fuentes y lagos, montañas rusas.
 El pasado jueves abrió a las puertas de Roma Cinecittà World, el primer parque de diversión en Italia dedicado al cine. 25 hectáreas con atracciones, teatros, restaurantes y mucha vegetación.
 En las intenciones de los dueños, el Italian Entertainment Group (IEG), el recinto debe servir también a insuflar algo de vida a los míticos pero agonizantes estudios que la sociedad controla en la vía Tuscolana, 25 kilómetros más al norte.
"Nuestro parque no es un lugar de diversión impuesta, es un remanso donde cada uno construye su sueño", comenta Emmanuel Gout, presidente y consejero delegado de Cinecittà World.
 "Es la declinación de la excelencia y de la maestría italiana en todas sus formas", argumenta mientras señala uno por uno los detalles que tras tres años de obras secretísimas han llevado a la apertura: "¿Ve? Aquí en el pueblo Western resuena la música de Morricone, hay balas y marcas de hierros de caballos en el suelo, la vegetación son cactus y se comen hamburguesas"
. Cada área se caracteriza como si estuviera hospedando el rodaje de una película.
 Pasan actores caracterizados, falsos directores y los visitantes pueden participar. "Puedes decidir ser figurante en un remake de Los intocables o Gangs of New York, depende de tus recuerdos y cariños cinematográficos
. O puedes subirte a las montañas rusas que se tuercen simulando un viaje al infierno de Dante o una incursión en el espacio", se entusiasma Gout.
 Y los niños pueden perderse en el Sognalabio, una zona donde inventan su propia historia: "Queríamos fabricar —resume el presidente italofrancés— un homenaje al cine que es el arte de crear mundos paralelos, de poner en escena y hacer concretos, aunque de forma efímera, los sueños".
"Me divertí muchísimo proyectando este parque", exclama Dante Ferretti, escenógrafo italiano.
 No dudó en aceptar la propuesta de los accionistas de IEG, entre otros el empresario Luigi Abete, el dueño de Tod's Diego Della Valle, y la familia de productores De Laurentiis.
 Ahora, con 71 años, más de 50 películas en su currículo —la más reciente es Silence, lo nuevo de Scorsese— y tres estatuillas del Oscar en las estanterías de casa, parece un niño con zapatos nuevos. "Entiendo mi trabajo como un servicio a la magia del séptimo arte.
 Me enamoré de la gran pantalla con 13 años. En mi pueblo cerca de Roma no había nada salvo un cine. Le robaba 30 liras a mi padre y le contaba que iba a estudiar donde un amigo.
 En realidad, me encerraba en la sala, a oscuras, fascinado por las escenografías que me atraían en un mundo otro, lejano, donde todo podía pasar. Con mi labor intento regalar el mismo efecto. El parque lo logra".
El objetivo del Italian Entertainment Group, que invirtió 250 millones, es alcanzar un millón y medio de visitantes en 2015 y un facturado de 55 millones.
"El parque se desarrolla mucho también en espacios cubiertos, así que abrimos todo el invierno y si llueve no pasa nada", dice Gout.
El billete cuesta 29 euros, 23 para los menores de 10 años, aunque 2 adultos y dos niños pagan 95. Desde el centro de Roma hay lanzaderas que acompañan a los aficionados de cine o de montañas rusas.

Aquellos grandes rodajes

Mussolini visita en 1936 las obras de construcción de Cinecittà. / roger-viollet
Inaugurado por Benito Mussolini el 28 de abril de 1937 para que Italia —o el régimen fascista, que entonces era casi lo mismo— tuviese un lugar para aumentar la producción cinematográfica, durante la Segunda Guerra Mundial el estudio fue destrozado por los bombardeos aliados
. Al finalizar el conflicto se convirtió durante dos años en campo para desplazados hasta que, reconstruido, volvió a su uso original.
En los cincuenta y sesenta albergó las grandes superproducciones estadounidenses: Quo vadis? (1951), Helena de Troya (1956), Ben-Hur (1959), El tormento y el éxtasis (1965)...
 A su vez, los grandes directores italianos también la usaban como plató: el que más la disfrutó fue Federico Fellini en títulos como La dolce vita (1960), Satyricon (1969) o Casanova (1976). También Franco Zeffirelli filmó allí Romeo y Julieta (1968) o La traviata (1982).
Los grandes cineastas estadounidenses han seguido filmando allí: Francis Ford Coppola rodó El padrino III (1990), Martin Scorsese reconstruyó el Nueva York de Gangs of New York (2002) y Wes Anderson buceó su Life aquatic (2004). No todo es glamur: en Cinecittà está la casa de Grande fratello, la versión italiana de Gran hermano.
Veinticinco kilómetros más al norte y más en el interior, en otra periferia que roza la ciudad eterna, surgen los históricos establecimientos de Cinecittà
. Cuarenta minutos de carreteras, cruces y atascos, hasta la vía Tuscolana, que desde el flamante resplandor del Parque parecen un viaje en el tiempo.
Un viaje atrás en el tiempo.
Cinecittà huele a quemado.
 Tanto que uno de los niños que visitan los estudios se lo hace notar a gritos a sus compañeros: “Mirad, ¡está ardiendo eso!”
. En realidad, el incendio se ha producido fuera del conjunto, por mucho que el olor penetre en sus jardines.
Pero la duda es legítima ya que en los últimos años los teatros han sufrido varios ataques de las llamas.
 Y, aunque el incendio real hoy esté fuera, hay otro, quizás más dañino, que está quemando Cinecittà por dentro: alarmas sobre su desaparición y ataques entre la dirección y los empleados arden en el corazón de una de las mayores casas de producción de cine de Europa.
De hecho, hace tiempo que Cinecittà dejó de fabricar sueños.
 Hoy en día el 60% de su facturación procede de las televisiones.
Y de las 60 películas al año que se rodaban en los teatros romanos poco después de que Mussolini los inaugurara, en 1937, apenas queda una docena.
 La casa que acogió Ben-Hur y enamoró a Fellini parece haber perdido su hechizo.
“Ofrecemos servicios a quienes producen las películas.
 De ahí que nuestra dificultad se deba a la de la industria.
 La capacidad del cine italiano de contribuir a la rentabilidad de Cinecittà hoy día es mínima
. Las producciones extranjeras sí podrían pero faltan los incentivos fiscales”, ataca Giuseppe Basso, director general de Cinecittà Studios, la compañía a la que el Estado italiano, propietario de Cinecittà, asignó la gestión de los estudios en 1997.
 En su ayuda, hace pocas semanas, acudió el decreto Cultura del Gobierno de Renzi: las producciones podrán recibir de vuelta el 25% del dinero gastado en Italia —al igual que antes— pero el límite para las devoluciones sube de cinco a 10 millones.
Al fin y al cabo, y más allá del parque, Basso considera que el regreso del cine internacional es la única manera de salvar Cinecittà.
Y de convertir en activos los demasiados rojos del balance.
 Por las pérdidas, que en 2012 ascendieron a 5,6 millones, y por otra mega producción que se rueda desde entonces: la guerra con los trabajadores.
 Ese año IEG, que también es dueño de Cinecittà Studios, presentó un plan de modernización con el que cedió a compañías externas parte de sus servicios y que prevé, entre otras cosas, la construcción de un hotel con piscina en los estudios.
"Presentamos un proyecto para ampliar Cinecittà porque si llega una producción internacional, que suele ocupar más teatros a la vez, hoy no hay sitio, no tenemos los espacios adecuados", dijo el presidente del IEG, Luigi Abete, inaugurando Cinecittà World, "Confiamos en que 2015 pueda ser el año del relanzamiento de los estudios".
 Hay dos factores que le dan optimismo al empresario italiano: el decreto de Cultura y el nuevo parque de diversión.
"El ministro de Cultura, Dario Franceschini, promovió la medida para atraer las productoras internacionales.
 Para volver a hacer cine en nuestros platos hay que ser competitivos para ellos, en términos de infraestructuras pero también a nivel económico".
 Por su lado, las ostentosas puestas en escenas y el cuidado italiano en el detalle del parque deben servir como medicamento para los estudios de la vía Tuscolana. como el hechizo, el sueño que promete a sus visitantes
. "Es la demostración de que cuando podemos hacemos las cosas de forma impecable", sentencia Gout.
Para los sindicatos, en cambo, es otro indicio del desmantelamiento, de que los inversores prefieren apostar por otro camino.
 “No estamos en contra del parque temático o del hotel. Pero primero pedimos que IEG demuestre que quiere revitalizar los estudios y atraer producciones”, asegura Alberto Manzini.
 El responsable sindical subraya que Cinecittà Studios debe al Estado varios millones por el alquiler de los estudios que hace años que no paga y recuerda la promesa rota que abrió la caja de Pandora: ministerio de Cultura e IEG se comprometieron a invertir siete millones a cambio de fuertes reducciones salariales.
 La plantilla cumplió, las instituciones no.
Visitantes en la inauguración del parque temático Cinecittà World. / TIZIANA FABI (AFP)
Sin embargo, el hotel de la discordia servirá, según Basso, para acoger a los equipos que rueden en Cinecittà.
 El director atribuye las críticas al “conservadurismo” sindical, aunque cineastas como Ettore Scola también se han manifestado contra la supuesta desaparición de los estudios.
 Entre otras esperanzas, Cinecittà se agarra a una negociación con la RAI, la televisión pública, para que instale allí permanentemente varias de sus producciones. Y, luego, el ministro Franceschini pretende levantar en los estudios el primer museo nacional del cine italiano
. Aunque, a juzgar por las palabras de Manzini, puede que el proyecto ya se encuentre con un antecesor: “Cinecittà corre el riesgo de convertirse en un museo al aire libre”.
"Es justo al revés", considera Gout, que rechaza no solo el mérito de las críticas, sino el planteamiento entero, en esta batalla entre dos bandos que se mandan señales desde las trincheras pero no consiguen entablar un diálogo.
Los trabajadores no se fían y defienden la posición. Los emprendedores intentan volver a ganar, atacando. "No podemos hablar solo el lenguaje de la nostalgia: ¡qué bonito cuando estaba Fellini! ¡Qué bien estábamos antaño! Conservar el pasado es imposible", dice Gout.
 "Todo esto —ensancha los brazos y los ojos le revolotean— es una señal que lanzamos a las productoras: Cinecittà sigue viva, más que nunca cultiva y aplica su tradición de hacer bien las cosas, la maestría artesanal y el genio para soluciones inéditas, originales.
 Para alcanzar unr resultado perfecto
. Queremos comunicar entusiasmo y orgullo, nada de resignación". Ennio Morricone y Dante Ferretti —su nombre, sus oscars y su profesionalidad— certifican esta declaración de intenciones:
"Puse en el parque toda mi vida", se emociona el escenógrafo, "Cada rinconcito es un recuerdo de esta vida mía, dedicada a crear la ficción para que parezca real.
 O a hacer verdad la ficción.
Lo que hemos aprendido nos sirve para enfrentarnos al futuro con garras.
 Volver a asociar al nombre de Cinecittà a algo vivo, productivo y lleno de gente es un hecho positivo. Me hace ilusión"
. El parque temático como antídoto. Como cura.
Mientras entra en círculo la medicina, Ferretti deja las estatuillas en su casa romana y prepara la maleta para Taiwan
. Scorsese no espera.