“El mundo está dividido en dos: los que crean problemas y los que los
solucionan.
Yo creo que soy de los segundos”, se jacta Rubén Cortada (Isla de la Juventud, 1984). Será por eso que, aunque apenas conceda entrevistas, cuando lo hace es todo amabilidad. “Entiendo que me pregunten cosas personales. Yo no me atrevo a preguntar por la vida privada, pero… ¡Libertad de expresión!
Mi vida tampoco tiene nada raro”, prosigue, rodeado de reporteros y los televisores de pantalla curva que está ayudando a promocionar.
Y no es que queramos no estar a la altura de tan amable predisposición, pero nos vemos capaces de refutar esa afirmación, de probar cómo la vida de una de las caras más vistas y codiciadas en la televisión española de esta temporada, gracias los exitazos encadenados de
El tiempo entre costuras y El príncipe, no es tan normal como dice usando solamente las fotos que regala habitualmente en su Instagram.
“La gente es ocurrente", se escabulle él. "Tiene mucha creatividad y es original. A mí me hace gracia y supongo que, como hago pocas cosas, y doy pocas entrevistas, todo es noticia”.
“Empezamos a rodar ya. Rodaremos también en Malta, que me apetece mucho, por lo menos es fuera de Madrid”.
“Cuando llegué en febrero de este año pasé el invierno más duro de mi vida. No tenía ropa, no estaba preparado", narra, sabiendo que poca gente puede decir las palabras No tenía ropa y causar el efecto que causa él.
"Fue duro. Después le cogí el gusto a la ropa de invierno, que da más juego a los diseñadores y es muy elegante.
La relaciono con el buen vestir”.
"Primero con una cámara Praktica de fabricación soviética setentera que me dio mi padre junto a unas indicaciones básicas. Con eso salí con la calle e hice mis primeras fotografías”. Fan de Sorrenti o Demarchelier, ahora tiene poco tiempo para el arte, más allá de sus selfies de rigor.
”Las series cada vez están pensadas para mejores televisiones. Hay que pensar en esta tecnología a la hora de llevarlo a la gran pantalla", reflexiona, antes de añadir una concesión a la rabiosa actualidad: "Ahora, sin embargo, es tiempo de fútbol. A mí me gustan los mundiales de toda la vida. No sigo la liga del todo a no ser que sean los partidos finales.
El mundial me encanta porque hay gente que se crio descalza, que se ha hecho a sí misma… Cuando era pequeño me gustaba Argentina, pero ahora la verdad es que España se ha ganado un lugar en mi corazón”.
Yo creo que soy de los segundos”, se jacta Rubén Cortada (Isla de la Juventud, 1984). Será por eso que, aunque apenas conceda entrevistas, cuando lo hace es todo amabilidad. “Entiendo que me pregunten cosas personales. Yo no me atrevo a preguntar por la vida privada, pero… ¡Libertad de expresión!
Mi vida tampoco tiene nada raro”, prosigue, rodeado de reporteros y los televisores de pantalla curva que está ayudando a promocionar.
Y no es que queramos no estar a la altura de tan amable predisposición, pero nos vemos capaces de refutar esa afirmación, de probar cómo la vida de una de las caras más vistas y codiciadas en la televisión española de esta temporada, gracias los exitazos encadenados de
El tiempo entre costuras y El príncipe, no es tan normal como dice usando solamente las fotos que regala habitualmente en su Instagram.
Candidato Cortada
El fervor por este actor cubano que, en las pasadas elecciones europeas, un/una votante lo propuso para eurodiputado e introdujo una foto suya con el torso desnudo:“La gente es ocurrente", se escabulle él. "Tiene mucha creatividad y es original. A mí me hace gracia y supongo que, como hago pocas cosas, y doy pocas entrevistas, todo es noticia”.
'El Príncipe' Segundo
Faruk, el delincuente más sexy del barrio de El Príncipe, ya ha vuelto a las andadas y, por lo que cuenta este hombre a dos ojazos verdes pegado, su chiringuito de narcotráfico se internacionaliza en la segunda temporada:“Empezamos a rodar ya. Rodaremos también en Malta, que me apetece mucho, por lo menos es fuera de Madrid”.
El modelo que llegó del calor
La capital tendrá mil cines, mil teatros, mil museos, pero no veas qué clima más antipático para un cubano, que se vio obligado a habituarse a los abrigos.“Cuando llegué en febrero de este año pasé el invierno más duro de mi vida. No tenía ropa, no estaba preparado", narra, sabiendo que poca gente puede decir las palabras No tenía ropa y causar el efecto que causa él.
"Fue duro. Después le cogí el gusto a la ropa de invierno, que da más juego a los diseñadores y es muy elegante.
La relaciono con el buen vestir”.
Hora de 'selfies'
Como todo modelo que se precie, Cortada tiene una pasión oculta: “Cuando trabajaba delante de las cámaras (como modelo) me parecía más atractivo la función del que estaba detrás, y rápidamente me aficioné a la fotografía", explica."Primero con una cámara Praktica de fabricación soviética setentera que me dio mi padre junto a unas indicaciones básicas. Con eso salí con la calle e hice mis primeras fotografías”. Fan de Sorrenti o Demarchelier, ahora tiene poco tiempo para el arte, más allá de sus selfies de rigor.
Allá va con el balón en los pies
Mientras espera para volar a Malta, Cortada se quedará pegado a su nueva televisión, la Samsung Curvo UHD, que para eso la promociona:”Las series cada vez están pensadas para mejores televisiones. Hay que pensar en esta tecnología a la hora de llevarlo a la gran pantalla", reflexiona, antes de añadir una concesión a la rabiosa actualidad: "Ahora, sin embargo, es tiempo de fútbol. A mí me gustan los mundiales de toda la vida. No sigo la liga del todo a no ser que sean los partidos finales.
El mundial me encanta porque hay gente que se crio descalza, que se ha hecho a sí misma… Cuando era pequeño me gustaba Argentina, pero ahora la verdad es que España se ha ganado un lugar en mi corazón”.