El político socialista ha salido de muchos armarios. Ahora lucha contra un cáncer de páncreas.
¿De qué podemos presumir? De nosotros mismos; desde
la izquierda, tenemos que ser el cambio que queremos ver.
Nos castigamos demasiado y eso no es bueno. Hay motivos para el subidón de autoestima. Somos referentes en políticas públicas, en derechos civiles…
Con Zapatero, España fue el primer país en reconocer la dignidad de homosexuales, transexuales y bisexuales…
Los primeros en la liga de la igualdad… Jamás llegó España puntual a la cita con la igualdad; no fuimos los primeros en abolir la esclavitud, ni en reconocer el derecho al voto de la mujer… Y esa vez sí, llegamos.
Eso es motivo de orgullo.
Un subidón habrá sido ver al Rey recibir a los gais por los que usted lucha… Que el jefe del Estado reconozca la diversidad afectivo-sexual y a los colectivos LGTB es positivo.
¿Somos ahora un país mejor? Somos un país más digno.
No hay mejor construcción intelectual que la poesía y las Constituciones.
La poesía nos ayuda a querernos, a entendernos... Y las Constituciones generan un espacio de respeto y dignidad. Parecía imposible, e hicimos posible lo imposible.
El bajón de autoestima afecta a la política. ¿Qué hemos perdido? Afecto.
Me preocupa el desafecto a la democracia. Somos corresponsables partidos, sindicatos, medios de comunicación...
La democracia es algo que funciona. Creo que debe recuperar su magia con reformas constitucionales profundas, poniendo a la ciudadanía en el centro de la acción política.
¿Qué lectura hace usted como socialista de las europeas? Aparte de nuestra debacle, irrumpió una fuerza, Podemos; me parece bien.
La izquierda es plural. Pasaron muchas cosas (la gente indignada en la calle) y miramos para otro lado. Al 15-M se le trató con soberbia; se dijo: “Díganlo en las urnas”.
Pues ahí están: más de un millón de votos.
Dice usted: “Cuando los socialistas hemos sido valientes hemos acertado”. ¿Qué hace esa valentía con Cataluña? La cuestión catalana es la historia de un fracaso colectivo, retroalimentado por el nacionalismo excluyente españolista y catalán, que ahora nos ha metido en un callejón sin salida. Lo que hay que aplicar es generosidad y federalismo.
A veces sólo miran a la izquierda. ¡Oiga, que en esto nos metieron el PP y CiU! ¡Yo no sabía hasta hace dos días que Convergència era independentista!
¿Generosidad aquí? No hay tanta.
Yo la aprendí de las mujeres; han marcado mi vida intelectualmente y en el día a día
. De mi padre, el pintor Pedro González, aprendí a proclamar las ideas socialistas; de mi madre, Chicha Zerolo, aprendí a llevarlas a la práctica y a participar en red.
¿Red? Surge en la dificultad, en la tragedia… Una red de generosidad donde cada vez hay más hombres solidarios
. Te hace compartir una vida que tiene cosas buenas y malas, y también muerte y enfermedad; y hemos de estar preparados para ello. Soy ateo, pero soy creyente.
Creo en la libertad, la igualdad y la fraternidad. Y la red consolida esos valores.
Le habrá parecido bien que Felipe VI accediera al reinado sin misa… Sí. El laicismo es el mejor antídoto contra el fundamentalismo político, el integrismo religioso y el nacionalismo excluyente.
Por eso defiendo la República, porque transmite los mejores valores de ciudadanía.
Sigue siendo un volcán. Canario, de Tenerife, ¡como el Teide!
Estoy enfermo, lo sabes.
De la enfermedad aprendí que quien siembra recoge.
Me ha sorprendido el cariño anónimo. Creo que para vencer esto no hay que tener miedo
. El miedo se vence con tranquilidad, estando tranquilo con uno mismo.
Sin miedo sientes que la vida está contigo…
Nos castigamos demasiado y eso no es bueno. Hay motivos para el subidón de autoestima. Somos referentes en políticas públicas, en derechos civiles…
Con Zapatero, España fue el primer país en reconocer la dignidad de homosexuales, transexuales y bisexuales…
Los primeros en la liga de la igualdad… Jamás llegó España puntual a la cita con la igualdad; no fuimos los primeros en abolir la esclavitud, ni en reconocer el derecho al voto de la mujer… Y esa vez sí, llegamos.
Eso es motivo de orgullo.
Un subidón habrá sido ver al Rey recibir a los gais por los que usted lucha… Que el jefe del Estado reconozca la diversidad afectivo-sexual y a los colectivos LGTB es positivo.
¿Somos ahora un país mejor? Somos un país más digno.
No hay mejor construcción intelectual que la poesía y las Constituciones.
La poesía nos ayuda a querernos, a entendernos... Y las Constituciones generan un espacio de respeto y dignidad. Parecía imposible, e hicimos posible lo imposible.
El bajón de autoestima afecta a la política. ¿Qué hemos perdido? Afecto.
Me preocupa el desafecto a la democracia. Somos corresponsables partidos, sindicatos, medios de comunicación...
La democracia es algo que funciona. Creo que debe recuperar su magia con reformas constitucionales profundas, poniendo a la ciudadanía en el centro de la acción política.
¿Qué lectura hace usted como socialista de las europeas? Aparte de nuestra debacle, irrumpió una fuerza, Podemos; me parece bien.
La izquierda es plural. Pasaron muchas cosas (la gente indignada en la calle) y miramos para otro lado. Al 15-M se le trató con soberbia; se dijo: “Díganlo en las urnas”.
Pues ahí están: más de un millón de votos.
Dice usted: “Cuando los socialistas hemos sido valientes hemos acertado”. ¿Qué hace esa valentía con Cataluña? La cuestión catalana es la historia de un fracaso colectivo, retroalimentado por el nacionalismo excluyente españolista y catalán, que ahora nos ha metido en un callejón sin salida. Lo que hay que aplicar es generosidad y federalismo.
A veces sólo miran a la izquierda. ¡Oiga, que en esto nos metieron el PP y CiU! ¡Yo no sabía hasta hace dos días que Convergència era independentista!
¿Generosidad aquí? No hay tanta.
Yo la aprendí de las mujeres; han marcado mi vida intelectualmente y en el día a día
. De mi padre, el pintor Pedro González, aprendí a proclamar las ideas socialistas; de mi madre, Chicha Zerolo, aprendí a llevarlas a la práctica y a participar en red.
¿Red? Surge en la dificultad, en la tragedia… Una red de generosidad donde cada vez hay más hombres solidarios
. Te hace compartir una vida que tiene cosas buenas y malas, y también muerte y enfermedad; y hemos de estar preparados para ello. Soy ateo, pero soy creyente.
Creo en la libertad, la igualdad y la fraternidad. Y la red consolida esos valores.
Le habrá parecido bien que Felipe VI accediera al reinado sin misa… Sí. El laicismo es el mejor antídoto contra el fundamentalismo político, el integrismo religioso y el nacionalismo excluyente.
Por eso defiendo la República, porque transmite los mejores valores de ciudadanía.
Sigue siendo un volcán. Canario, de Tenerife, ¡como el Teide!
Estoy enfermo, lo sabes.
De la enfermedad aprendí que quien siembra recoge.
Me ha sorprendido el cariño anónimo. Creo que para vencer esto no hay que tener miedo
. El miedo se vence con tranquilidad, estando tranquilo con uno mismo.
Sin miedo sientes que la vida está contigo…