Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

7 jul 2014

Obsesiones póstumas de Panero.......................................................... Javier Rodríguez Marcos

Es muy curioso, cuando Panero vivía en Las Islas Canarias en un psiquiátrico y se le veía por librerias, sabías que no era un "colgado" porque estos no entran en librerias, pero nadie se ocupaba de que estuviera dignamente aseado, nadie, hacía una tertulia en un lugar centríco de Las Palmas, nunca fui, y sabía de él mucho antes de su película y el drama de todos ellos.
Ahora se escribe sobre él, como una necesidad de tener un poeta maldito, transtornos mentales desde pequeño le hicieron ir de psiquiátrico en psicriatico, pero repito,  en un estado lamentable.
Ahora que todo el mundo parece que fue muy amigo suyo sigo hacéndome la misma pregunta, ¿Quién se ocupaba de su alimentación cuando se sentaba en la calle Triana y tanta gente dice que hablaba con él? y creo que en otra isla tenía parientes que se pelean ahora con el que fue su editor.....

Leopoldo María Panero, en una imagen de 2004. / Consuelo Bautista

Los poetas malditos no dejan testamento –difícil imaginarlos en una notaría-, dejan libros inéditos, completos, incompletos, cajas con borradores en casa de los amigos, herencias disputadas… Leopoldo María Panero murió el 6 de marzo pasado en Las Palmas de Gran Canaria.
 Vivía en el hospital psiquiátrico de esa ciudad desde 1997.
Tenía 65 años y arrastraba una biografía de leyenda: la de hijo de poeta franquista que arremetió contra su familia en El desencanto (1976), la película de Jaime Chávarri, la de loco que pasó por la cárcel y por diez manicomios, la del hombre que murió solo
. Pero también dejaba una obra con sitio propio en la historia de la literatura española reciente desde que José María Castellet lo incluyera en 1970 en la célebre antología Nueve novísimos poetas españoles.
 A falta, todavía, de que el juez decida entregar sus cenizas a una prima del poeta que las reclama, la vida de Panero está cerrada, pero su obra, no.
Tres años antes de su muerte, el escritor entregó a la editorial Huerga & Fierro un libro de versos que ahora ve la luz: Rosa enferma
. Al amparo de un título tomado de William Blake, el visionario inglés, los 18 torrenciales poemas del volumen retoman las obsesiones de Panero: la madre “malllamada Felicidad”, la locura, la vida como puro desastre, la escritura como venganza, la muerte como miedo y anhelo.
 “Me autodestruyo para saber que soy yo y no todos vosotros”, dice como pórtico al libro una cita de Artaud, figura tutelar de Panero
. “Por eso la poesía es el camino de la oruga / Que hablará de mí a los hombres / Cuando esté muerto / Y un caballo recorra las páginas / Anunciando a los hombres la buena nueva / De que ya no estoy solo / En la Santa Compaña del cierzo y del silencio”.
"Era una persona complicada pero arrastraba masas. 
Su reconocimiento va más allá de España: se han traducido libros enteros en Francia y en Italia y una antología en Estados Unidos", dice Túa Blesa, el gran estudioso de su obra
Túa Blesa, profesor de la Universidad de Zaragoza y autor de un estudio de referencia, Leopoldo María Panero, el último poeta (Valdemar, 1995), cuenta que le resulta imposible leer esos versos sin pensar que su autor ya está muerto.
“Por fin muerto”, subraya. “Se ha cumplido la profecía que llevaba anunciando desde 1973.
 Panero ya es puro texto, pero todo libro póstumo tiene una lectura singular”.
 Blesa lo dice con un punto de tristeza en la voz a pesar de que su relación personal con el escritor había perdido la frecuencia de antaño:
 “Lo llamaba al psiquiátrico de vez en cuando pero las conversaciones eran muy breves. Contaba tres chistes de locos, lanzaba una carcajada y colgaba”.
 Lo vio por última vez hace dos años en Córdoba, durante la edición de Cosmopoética dedicada a la generación de los novísimos
. Allí acudió Panero para participar en una proyección de El desencanto y a leer poemas
. A punto estuvo de ser expulsado del festival: se levantaba de la mesa en medio de un acto, fumaba donde estaba prohibido, orinaba en cualquier parte.
 La mediación de su amigo José María Álvarez, compañero de antología novísima, y de la pintora Esther Aldaz, que lo acompañaba desde Las Palmas, consiguió apaciguar al poeta y a la organización.
El estudio de Túa Blesa sobre Panero se abría con una frase rotunda
-“Que no usen mi torpe biografía para juzgarme”- pero el propio crítico dice que separar vida y obra ha terminado resultando imposible.
 “Por el lado académico le ha perjudicado.
 Para ciertos profesores su obra ha quedado reducida al prejuicio del trastorno mental.
 Para los lectores, la biografía lo ha mitificado y engrandecido.
 Era una persona complicada pero arrastraba masas. Su reconocimiento va más allá de España: se han traducido libros enteros en Francia y en Italia y una antología en Estados Unidos.
 En América Latina se le presta cada vez más atención”.
Puestos a buscar las razones de esa mezcla de admiración y repulsión, Túa Blesa señala dos. Por un lado, la crudeza de su poesía: “La gente lee poca poesía, pero la suya es enigmática pero muy directa, antipoética.
Si miras en Internet, verás que la gente selecciona siempre los versos más duros.
 Crea adicción”. Por otro, el papel decisivo de El desencanto para la difusión del personaje: “Más que el poeta, era ya el loco, el que está en contra de las normas sociales”. Para José María Álvarez, “poeta y personaje eran lo mismo en Leopoldo”
. Él, que también vio a su amigo por última vez en el ya legendario festival de Córdoba, subraya que la popularidad sin obra no se sostiene durante mucho tiempo:
 “Un poeta queda por su calidad más allá de lo que haya hecho o sido
. Y muchos versos suyos van a quedar. Es cierto que el escándalo atrae más público, pero ese público se encuentra luego con un muro de inteligencia y pasión que no todos traspasan”.
La presentación del libro en Astorga selló la reconciliación entre la prima del poeta, que reclama sus cenizas, y su editor, que administra sus derechos de autor
Rosa enferma se presentó la semana pasada en la casa familiar de los Panero en Astorga, un acto que abre la posibilidad de que –muertos ya todos, padres y hermanos- el lugar acoja un centro de estudios sobre la obra de la familia.
También sella, tras un desencuentro inicial, la reconciliación entre Charo Alonso Panero, prima de Leopoldo María que reclama sus cenizas para enterrarlas en la ciudad leonesa, y Antonio Huerga, su editor, al que el poeta encomendó en un documento privado la administración de sus derechos de autor
. Publicado Rosa enferma, que Huerga barajó presentar al premio Loewe, queda aún otro inédito, La flor es una mentira, un conjunto de poemas que el escritor le hizo llegar casi al mismo tiempo que el que ahora aparece. “Tenemos que revisarlo para ver si se trata de un libro cerrado o no, porque Leopoldo no paró de escribir”, explica Huerga
. En sus continuos traslados, el poeta iba dejando atrás manuscritos y libros que, cuenta Túa Blesa, “perdía en cuanto los compraba”. No es raro, pues, que pocos días después de su muerte apareciera en Las Palmas una caja con originales cuyo contenido está todavía por analizar. “Ser tan prolífico”, explica Blesa, “jugó contra él en los últimos años
. A partir de su estancia en el manicomio de Mondragón en los años ochenta empezó a deteriorarse físicamente y eso se notó en su poesía.
 El Panero más potente, el de Narciso, Teoría o El último hombre, escribía prosa y traducía, trabajos que llevan tiempo. Eso desaparece y empieza a escribir casi sobre la marcha.
 Además, multiplica sus libros en colaboración con otros poetas, amigos temporales con los que convivía o trabajaba
. Publicó nada menos que 12 libros a medias. ¿Cómo se analiza eso? Es un jaque mate al autor que plantea muchos interrogantes a la crítica. Panero ha muerto, las preguntas siguen ahí”.
Y mientras vivió nadie le hizo caso, dejen que muerto Descanse en Paz......

Roberto Cavalli, de provocador excéntrico a blanco de la protesta........................................................ Lucia Magi


El diseñador Roberto Cavalli, en la presentación de su línea de hombre, en junio en Milán. / VENTURELLI (GETTY)

No corren buenos tiempos para Roberto Cavalli
. Excéntrico y provocador tanto en las pasarelas como fuera de ellas, el dueño de la casa de moda florentina atraviesa dificultades diplomáticas y económicas.
 El nuevo anuncio de su perfume femenino Just Cavalli se ha convertido en diana de los musulmanes sufíes, que sostienen que el logotipo reinterpretado con las C cruzadas frivoliza y ridiculiza un símbolo sagrado para ellos
. Por si fuera poco, acaba de fracasar en el tercer intento de vender la empresa textil a un comprador extranjero con el fin de mejorar la distribución internacional de sus prendas y la salud de sus libros de contabilidad. Estaríamos ante el último de los diseñadores italianos en ceder la propiedad de su firma —o cuotas de ella— a sociedades ajenas a su país
. Antes pasaron por las mismas Fendi, Gucci, Versace o Krizia, entre otros.
La oleada de protestas contra la campaña para medios impresos y el spot de la fragancia no ayuda.
 Y eso que su contenido no puede estar más alejado del misticismo
. Rodado en blanco y negro, con música machacona, en el interior de una decadente mansión señorial, Georgia May Jagger —hija del cantante de los Rolling Stones— va desproveyéndose de la ropa e incitando a un modelo masculino con el que acaba en la cama
. Sobre su cuerpo vamos descubriendo distintos tatuajes del polémico logo con forma de dos semicírculos encadenados.
 Rotado 90 grados, ha recordado a los cerca de 500.000 musulmanes sufíes esparcidos por el mundo al símbolo ancestral con el que representan a Alá.
Para sorpresa de la firma, los fieles del movimiento místico islámico han solicitado en masa la retirada del anuncio alegando que degrada su religión.
 La protesta se ha sucedido en varias ciudades
. La última manifestación tuvo lugar hace una semana en Chicago.
 La primera fue a finales de mayo en Londres, frente al museo Victoria & Albert, donde el modisto había sido invitado a dar una conferencia que canceló. Entre una y otra, se han organizado sentadas frente a las tiendas que la casa italiana tiene en París, Los Ángeles o Düsseldorf, entre otras ciudades. Nasim Bahadoran, uno de los organizadores de la manifestación en la capital británica, declaró a The Daily Mail:
“Utilizan para sacar provecho un símbolo que para nosotros es importante de verdad.
 Resulta irrespetuoso, ofensivo y degradante. Este signo representa para nosotros la paz bendita. Se trata de nuestro refugio”.
La indignación ha alcanzado también Internet y las redes sociales, donde se ha lanzado la campaña #Takeoffjustlogo, que reclama “la retirada del logotipo de Just cavalli y el cese de la tergiversación de nuestra fe”.
 En Inglaterra, una petición en Change.org recoge firmas en su contra (de momento aglutina más de 3.000).
 En un vídeo subido a Youtube, el lamento se traduce en un carrusel de hombres y mujeres con tono compungido y aire triste que en varios idiomas acusan de blasfemia al diseñador italiano y le instan a que renuncie a ese dibujo para promocionar sus productos.
Cavalli no parece estar por la labor.
 Se encogió de hombros y se excusó, pero puntualizó que no tenía ni idea, que no conocía el signo que adoran los sufíes.
 La inspiración, ha dicho, viene del mordisco de una serpiente y, si acaso, recuerda a Eva, a la manzana, al pecado original.
Es decir, el fundamento de otra religión. Nada que ver con la mística islámica.
El logotipo además está registrado y es propiedad de la casa italiana, que ya lo había utilizado en otras ocasiones a partir de 2011.
 El año pasado, la Escuela Sufista se dio cuenta y denunció el caso a la Oficina de Armonización del Mercado Interior de la Unión Europea (OAMI).
 Sostuvieron que el doble aro tenía que desaparecer de los productos Just Cavalli porque podía confundirse con su imagen religiosa y resultar ofensivo.
 Sin embargo, el 16 de mayo de este año, la OAMI —que funciona como un tribunal en materia de difusión de firmas y logotipos en los países miembros— desestimó la querella. “Los dos iconos no se pueden confundir y no presentan similitudes significativas”, dirimieron.
Por eso, la respuesta de la marca florentina a la creciente oleada de críticas hizo hincapié en la sentencia: “Roberto Cavalli Spa —se lee en su comunicado de prensa— siente el malestar expresado por los estudiosos de la Escuela Sufi, pero desea que el fallo emitido por un órgano competente en la materia como es la OAMI convenza a los adeptos de esta religión de la total buena fe de la firma y de que su pretensión no tiene fundamento alguno”.
No es la primera vez que el impetuoso diseñador tropieza a su pesar con iconos religiosos orientales. Hace diez años provocó la indignación de los hindúes por utilizar algunas de sus deidades —Vishnu, Rama, Sarasvati— como motivos para sus estampados de bañadores y biquinis. Entonces, Cavalli tuvo que rendirse al descontento y retiró las prendas del mercado.
Algo que no parece dispuesto a hacer ahora
. A pesar de que la polémica llega en un momento bastante delicado
. El modisto y empresario lleva dos años intentando vender su compañía, que salió a Bolsa en 2009. Hace unos días, coincidiendo con la declaración de “guerra” de los sufíes, la agencia Reuters reveló que los últimos posibles compradores decidieron no proceder con la adquisición.
 Se había filtrado la intención de presentar una oferta pública para la mayoría de sus títulos antes del 30 de junio pero finalmente nunca se hizo efectiva.
 Detrás de ella estaba Investcorp, un fondo de inversión con sede en Baréin. “La casa de moda —desvelaba una fuente cercana a la negociación frustrada, que Reuters no desvela— no resulta muy apetecible y existen diferencias respecto al precio requerido por el vendedor”.
El coste fijado para hacerse con el 60% de Roberto Cavalli Spa era de 450 millones de euros.
Son 150 millones más de los que ofreció el año pasado otro inversor, el grupo de capital riesgo británico Permira, que el creador toscano rechazó.
 Lo mismo pasó en 2009 con la propuesta del grupo Clessidra. Según los observadores, Cavalli tiene algunos problemas.
 Sobre todo porque aglutina una cantidad considerable de ventas de sus extravagantes prendas y accesorios en Rusia, Oriente Medio y América Latina, pero no cuenta con una buena red de distribución en jugosos mercados emergentes como China y el resto de Asia
. Y, claro está, no es este el momento para que cualquier gran marca de moda yerre el tiro en sus movimientos globales.

El mundo hiere....................................................... Javier Marías

En 1984 daba yo unos cursos de Traducción en el Wellesley College de Massachusetts
. Les pasaba a las alumnas (era una Universidad femenina) breves textos en español e inglés para que los vertieran a la otra lengua, como ejercicio.
 Uno fue un pasaje de Juan Rulfo en el que, si mal no recuerdo, lo más osado que había era un comentario sobre lo caliente que estaba la tierra sobre la que dormían tres personajes de viaje, una mujer y dos hombres, y cómo ese calor emanado por el suelo se trasladaba a los cuerpos, que despedían a su vez su calor de unos a otros (pero a distancia, no se crean).
 Una alumna se me acercó y me dijo que su moral le impedía traducir aquel fragmento, y me pidió uno alternativo
. No entendí nada, en verdad no sabía a qué se refería ni qué “moral” podía entrar en conflicto con algo tan inocente y neutro.
 No sé, si les hubiera dado el arranque de Santuario de Faulkner, en el que una mujer es violada con una mazorca de maíz (de nuevo si no me equivoco) …
La joven insistió en que aquello era demasiado sexual. Yo no veía sexualidad por ningún lado y no me hacía mucha gracia crear un precedente de traducciones “a la carta”, digamos
. Cualquier mojigata podía ver obscenidad en Platero y yo, por ejemplo, y así hasta el infinito.
 Pero consulté con las colegas del departamento y las órdenes fueron tajantes: “Dale otra pieza. Las alumnas son susceptibles y podrían meternos en líos.
Total, no vale la pena arriesgarse”. Obedecí (al fin y al cabo yo estaba allí de paso) y la estudiante tranquilizó su conciencia y su ánimo turbado por el pobre Rulfo.
Me he acordado de esta anécdota remota (que me disculpen los memoriosos si ya la he contado; son muchos años) al leer que cada vez hay más alumnos estadounidenses que ponen reparos a las lecturas que sus profesores les recomiendan o programan.
 Y exigen que, como mínimo, se les advierta de lo que van a encontrar en ellas.
 De que El gran Gatsby “contiene pasajes violentos y misóginos”, o de que en Huckleberry Finn “hay vocablos y actitudes racistas”.
 Consideran que lo que hagan o digan los personajes ficticios de una novela o de un drama “puede herir su sensibilidad”, o algunas escenas causar “síntomas de estrés postraumático” a quienes hayan sido víctimas de violaciones o ex-combatientes de guerra, o tengan pánico incontrolable a esas amenazas
. En la Universidad de California (Estado pionero de casi todas las pusilanimidades), el consejo de estudiantes ha solicitado formalmente que se incluyan estos avisos.
 Y claro, las obras que menos se libran son las que ocupan lugar fijo en los planes de estudios: El mercader de Venecia, “por contener ideas antisemitas”, o La señora Dalloway, de Virginia Woolf, “porque supuestamente incita al suicidio”.
 La cosa se parece a los carteles que en el ámbito anglosajón aparecen al principio de las películas y series televisivas (destinados a padres y niños), en los que se advierte que lo que va a proyectarse incluye “violencia, tacos, escenas de sexo, desnudez” y últimamente, en el colmo de la histeria pacata, “escenas en que se fuma”.
Esto habrán de agregarlo a todas las cintas de la historia anteriores al 2000 por lo menos, de La diligencia a Casablanca, de Cantando bajo la lluvia a Sonrisas y lágrimas, a menos que prosperen las demenciales propuestas de borrar digitalmente todos los cigarrillos, habanos y pipas del celuloide (Groucho Marx quedaría idiota en todos sus planos, con una mano vacía en la boca; pero de todo es capaz la grotesca censura contemporánea).
No sé por qué sus padres los pusieron en el mundo; porque es un lugar que antes o después hiere
A lo que más recuerdan estas prácticas, sin embargo, a los que las conocimos, es a las fichas que colgaban a las puertas de las iglesias durante el eterno franquismo, en las que se advertía a los feligreses de los peligros acechantes en tal o cual película, por mucho que el “permisivo” Gobierno hubiera autorizado su exhibición en las salas.
 Tras un resumen del argumento, al final se señalaba: “Defectos de forma” (eso significaba que se veía un escote o una mujer en combinación, por ejemplo)
. “Defectos de fondo” (eso, que había adulterio o conductas “inmorales” entre los personajes). “Ambiente malsano, falta de arrepentimiento, comportamientos licenciosos” y gravedades por el estilo.
 No hace falta decir que cuantas más líneas para rehuir el pecado, más gente corría a ver la película. Algunos profesores americanos se llevan las manos a la cabeza ante estas iniciativas tan semejantes a las de la Iglesia cómplice y beneficiaria de una interminable dictadura:
 “Cualquier alumno que se sintiese aludido por alguna materia que se impartiese en clase podría presentar una queja y desencadenar un proceso legal muy tortuoso para la comunidad educativa”, alega uno.
Pero llevan las de perder, me temo, puesto que hay otros que se alinean con los estudiantes más puritanos y remilgados:
“Tenemos alumnos con problemas graves y hay que tratarlos con respeto y consideración”, opina una vicedecana. Lo cual supone alertarlos o evitarles desde la Ilíada y la Biblia (en las que hay adulterios y matanzas sin cuento) hasta Hamlet (en la que hay fratricidio, más adulterio, crueldades psicológicas y atisbos de incesto).
 Aquí ya tenemos una legión de cursis que suprimen de los cuentos infantiles cuanto les parece violento, triste, sexista o desagradable
. En realidad estos jóvenes y quienes los “protegen” quisieran evitarse y evitarles la vida.
 Yo no sé por qué sus padres los pusieron en el mundo y sus profesores algodonosos consienten que en él sigan; porque es un lugar que antes o después hiere la sensibilidad de cualquiera.
elpaissemanal@elpais.es

6 jul 2014

Sarkozy agrava la ruina política y económica de la derecha francesa...................................... Gabriela Cañas


Sarkozy habla por teléfono en una calle de París el miércoles, tras ser imputado. / benoit tessier (reuters)

Nicolás Sarkozy ha vuelto a la política.
 Quizá su proyecto, expresado aún con medidas palabras, sobre su regreso a la cabeza de su partido, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), no lleguen a buen término, pero esta semana el mediático expresidente de la República, el primero en la historia en ser detenido (y luego imputado) por corrupción, se ha adueñado del centro de la escena pública.
Su virulento ataque a las instituciones, sembrando las sospechas sobre la justicia y el poder ejecutivo, ha profundizado en la crisis que atraviesa el país y ha agravado, sobre todo, la de la formación conservadora a la que pertenece, hundida en la ruina económica —debe 46 millones de euros— y la ausencia de liderazgo y atrapada por los escándalos de corrupción.
Desde la izquierda se teme que la irrupción de Sarkozy beneficie a la ultraderecha.
El miércoles pasado, a las ocho de la tarde, medio país estaba atento a la televisión.
 Y no era para seguir a la selección francesa de fútbol.
 Solemne, de traje oscuro, recién afeitado y sin signos de haber pasado la peor noche de su vida en comisaría, el expresidente eligió a dos emisoras (TF1 y Europe1) para explicarse ante la opinión pública.
 Los detalles de su detención los desgranó, indignado, él mismo. “Fui llevado en un vehículo policial escoltado por cinco policías, he sido interrogado durante 15 horas y después recibido por los jueces a las dos de la mañana”, dijo ante las cámaras, preguntándose si ello no tenía el único fin de humillarle.
Los conservadores llevan un mes sin líder y adeudan 46 millones de euros
Un importante sector social se ha subido al carro de la teoría de la conspiración
. Lo ha hecho la líder del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, lo ha hecho la UMP (“¿Era una juez que se felicitó por la derrota de Sarkozy en 2012 la más adecuada para juzgarle imparcialmente?”, se pregunta el secretario general Luc Chatel) y algunos medios de comunicación, como Le Figaro, que no dudan en apuntar la posible revancha de la izquierda en busca de la “muerte política” del expresidente.
Sarkozy quedó imputado la madrugada del miércoles por presuntos delitos de tráfico influencias, violación de secretos y corrupción activa
. El caso se basa en las escuchas telefónicas a las que el expresidente y los suyos fueron sometidos en el curso de la investigación sobre la presunta financiación ilegal de su campaña electoral de 2007 por el que fuera dictador libio Muamar el Gadafi.
La policía cree que el abogado de Sarkozy tejió una red de informantes en los tribunales para seguir los casos contra su cliente y amigo
. Tanto su letrado, Thierry Herzog, como el magistrado del Tribunal Supremo Gilbert Azibert están también imputados.
Una de las jueces que le tomó declaración de madrugada es miembro del Sindicato de la Magistratura, alineado con la izquierda.
 “¿Fue una casualidad?”, se preguntaba Sarkozy en la entrevista televisada
. Incidentes anteriores alimentan sus sospechas de compló. Uno de ellos es la torpe intervención de la ministra de Justicia, Christiane Taubira, en marzo pasado, cuando declaró que no estaba al corriente de las escuchas policiales para luego admitir lo contrario, una vez que el entonces primer ministro Jean-Marc Ayrault confesara que la fiscalía había informado al Gobierno
. Frente a las acusaciones de las que tiene que defenderse Sarkozy por corrupción (media docena de casos le acorralan), el enredo político-judicial está servido.
La estragia del exjefe del Estado es contestar a los ataques de los jueces
Es la estrategia habitual de Sarkozy, según el politólogo Pascal Perrineau, que “se defiende polemizando y dividiendo”. Su temperamento y sus problemas con la justicia han berlusconizado la vida política francesa, algo que no le perdona otra parte de la sociedad. El caso Sarkozy llega en un momento de desconfianza ciudadana hacia sus instituciones.
 A ello contribuye el expresidente presentando al Gobierno como un equipo de conspiradores dispuesto a destruirle.
Los socialistas, incluido el primer ministro, Manuel Valls, hablan de acusaciones “graves” que hay que investigar. “Es irresponsable cuestionar la independencia judicial”, dice a EL PAÍS un diputado.
Incluso en las filas de su partido hay malestar. “No podemos seguir contando con gente como Nicolas Sarkozy o Jean-François Copé [líder dimisionario del partido conservador salpicado por un caso de corrupción]”, ha declarado a Le Monde Laurent Brosse, un joven alcalde de la UMP.
La UMP, la gran formación conservadora que ha controlado las riendas del país durante lustros, sale gravemente tocada.
 Sin presidente desde que Copé dimitió hace un mes, sus arcas están en números rojos y la tensión interna es patente.
 El propio Copé ha afeado públicamente al exministro de Exteriores Alain Juppé y posible candidato a liderar el partido ser demasiado tibio en su apoyo a Sarkozy.
Si la izquierda puede desaparecer, según Valls, atrapada en la parálisis, la derecha también puede sufrir otro severo castigo.
“Muchos franceses se preguntan ahora si la UMP será capaz de presentar un candidato con asuntos pendientes en la justicia”, dice Perrineau.