Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

4 jul 2014

Sin tregua y sin piedad............................................................... Carlos Boyero

El director palestino Hany Abu-Assad no es panfletario, sino realista y amargo.


Recurro a la memoria sobre el cine palestino que he visto en los festivales y en muy raras ocasiones en la exhibición comercial de los cines de este país y constato que en él no existe la menor tentación por el entretenimiento, el folclore, la comedia, géneros en los que pueda ser atenuado o disfrazado el agobio que les provoca su realidad.
 Apelando a la lógica deduces que los habitantes de esa parte del mundo marcada con odiosa frecuencia por la violencia y la tragedia también poseerán sus vías de escape de la realidad, que existirán narradores de aventuras y gente con sentido de la comicidad, historias para divertir a los niños y telenovelas amorosas, pero las escasas películas con nacionalidad palestina de las que he sido testigo casi siempre hablan de lo mismo, de la permanente belicosidad entre ellos y el pueblo israelí, de la imposible paz, del desgarro, el riesgo y el miedo.
 Atenuado ese drama por cierto y surrealista humor en el insólito caso del director palestino Elia Suleiman, cuya película más conocida es Intervención divina.
El estreno de Omar, dirigida por el palestino Hany Abu-Assad, coincide con noticias especialmente pavorosas que nos llegan de Israel y Palestina
. El asesinato de tres chavales judíos que habían sido secuestrados, el hallazgo del cuerpo calcinado de un crío palestino, presuntamente sacrificado en venganza por los colonos israelíes, la previsible y siempre desproporcionada respuesta militar de Israel cuando matan a uno de sus ciudadanos.
 O sea, la terrible historia de siempre, el renovado catálogo de barbaridades, la sensación de que esa guerra entre fuerzas tan desiguales es a perpetuidad, que algo tan razonable como una paz duradera pertenece al reino de la utopía.
En Paradise now, una anterior película de Hany Abu-Assad, este contaba las múltiples dudas sobre la obligación de inmolarse, recibiendo a cambio la bendición de Alá en la eternidad, de un joven palestino al que sus jefes le exigen que actúe como terrorista suicida.
 Nada era lineal en la visión del director, todo desprendía vocación de complejidad.
En Omar retorna a ese territorio volcánico en el que las erupciones no son la excepción sino la norma. Y la lava la provocan y la sufren todos
. La protagoniza un palestino especializado en jugarse la vida saltando ese muro ignominioso. Lo hace para ver a la mujer de la que está enamorado.
No es el único. Y para que ese amor termine en matrimonio no solo tiene que estar de acuerdo la dama, sino ante todo su familia
. Y no solo va a encontrarse con esa mujer
. También con sus colegas. Se sienten humillados, agredidos y acorralados por los soldados israelíes. Son el irreconciliable enemigo
. Y refugiados en la oscuridad, matan a un soldado.
 La represalia estará protagonizada entre otras cosas por la abominable tortura física y psicológica, esa actividad que transforma en un guiñapo a sus victimas, que quiebra las voluntades más solidas, a la que nadie puede resistirse.
Hany Abu-Assad no es panfletario ni maniqueo.
 Describe la fragilidad de la voluntad humana ante el chantaje, la traición hacia su propia gente motivada por la necesidad de sobrevivir, el terror o los privilegios que aporta venderse al enemigo. No simplifica las cosas salvando o condenando a los personajes.
Es realista y amargo. Hace creíble la interpretación de actores que no parecen profesionales.
 Te contagian el malestar, el desasosiego y la incertidumbre de los personajes.
La realidad debe de ser muy parecida a lo que describe este interesante director.

 

Una madre mata en Francia a una profesora delante de sus alumnos....................................Un trabajo con peligro de que te maten....

La docente fue apuñalada en su propia clase de una escuela de maternal e infantil de Albi.

Servicios policiales ante la escuela donde se produjo el crimen. / ERIC CABANIS (AFP)

Una educadora de 34 años falleció hoy viernes en Albi, en el sur de Francia (de unos 50.000 habitantes), tras ser apuñalada por la madre de uno de sus alumnos, delante de los demás estudiantes, informó la fiscalía de la localidad.
Las causas del crimen aún no han sido determinadas. No obstante, según la cadena BFM TV, durante la agresión la sospechosa gritó "no soy una ladrona".
El suceso tuvo lugar a primera hora de la mañana en la escuela elemental de Edouard Herriot, a la que acuden 284 estudiantes de 3 a 11 años.
"Cuando yo llegué a la escena del crimen, estaban intentando reanimar a la profesora en su propia clase mediante masajes cardiacos", aseguró a la agencia AFP el fiscal Claude Derens.
La presunta homicida fue detenida 20 minutos después por la policía, precisó la versión digital del diario Le Parisien.
 Se trata de una mujer de 47 años que estaba fichada desde el pasado enero por los servicios policiales por abandonar a un menor de 15 años y por dificultar su búsqueda.
El presidente de Francia, François Hollande, lamentó el "abominable drama", mientras que el ministro de Educación, Benoît Hamon, se dirige al lugar de los hechos
. Un portavoz de este ha asegurado: "La tragedia confirma que es necesario combatir la violencia en las escuelas y sus alrededores para proteger a profesores y alumnos".
A buenas horas mangas verdes. Si estamos en situación de combate, nos tendrán que armar contra locos que como suspendas a su hijo te matan.......no valemos nada?un plus por peligrosidad y 11 guardaespaldas como la exinfanta Elena llevaba a su hijo Frilan de todos los Santos a un internado porque suspendió todo el 2º de Secundaría, ese niño lleva ya un retraso de lo menos tres años........

 

3 jul 2014

Renacen los tópicos negativos de España..................................................

Escritores, historiadores, filólogos, sociológos y periodistas advierten sobre el resurgir de los viejos estereotipos debido a la crisis y la corrupción.

Toro de Osborne en los campos de girasoles de Andalucía. / Javier Barbancho (EL PAÍS)

“La trompeta de la fama es tan larga como la de la infamia”. Así llama a rebato Aurora Egido, filóloga, académica y escritora, para describir la tristeza con que ve a España en el imaginario colectivo universal del presente
. La crisis y la corrupción hacen que el país viva un duelo entre el renacer de sus viejos tópicos negativos y los positivos creados a partir de la Transición.
Un duelo entre los clásicos estereotipos de incompetentes, holgazanes, despilfarradores, desorganizados y pícaros; frente a los de modernidad, progreso, buenos administradores del “milagro económico”, rebeldía, dignidad, lucha por la justicia y renovación cultural.
 Y en medio el imbatible espíritu festivo y los toros.
Una historia que va desde la milenaria España verde donde una ardilla atraviesa la península de árbol en árbol hasta la película Ocho apellidos vascos.
Los tópicos no son invenciones y en su embrión hay algo de verdad, aclara y se lamenta Tom Burns Marañón.
  El historiador ha rastreado las raíces de buena parte de los estereotipos de España y los españoles en el libro Hispanomanía. Con un prólogo para franceses (Galaxia Gutenberg).
 Ha reconstruido ese espejo a través de los testimonios de los viajeros y escritores anglosajones y franceses del siglo XIX y del XX; muchos hijos del Romanticismo, e incluso ahijados lejanos del Rousseau del “buen salvaje”.
 Esos viajeros, recuerda Burns Marañón, “buscaban el ideal y eso hacía que huyeran del progreso y civilización de sus países. Buscaban la aventura y España representaba muchas de estas cosas”. Sembraron así de lugares comunes el país.
Sus ecos llegan hasta hoy: Richard Ford, George Borrow, Gerald Brenan, George Orwell, Ernest Hemingway, Théophile Gautier, Maurice Legendre, George Sand o Blanco White (de nombre José María Blanco Crespo, nació en Sevilla y murió en Liverpool, hijo del vicecónsul británico en la capital andaluza
. Fue un pensador, sacerdote católico, escritor y unitario español, entre cuyos escritos se encuentran piezas sobre la España de los siglos XVIII y XIX publicadas en el Reino Unido).
 También están las miradas como las de Rilke que llegó a España en 1912 "buscando aquí la tranquilidad del alma. Esperaba encontrar la resistencia rural a un mundo dominado por la técnica y el vértigo de la gran ciudad que el poeta observaba y en la Europa industrial", recuerda Diego Moreno editor de Toledo ilustrado. Textos de Rainer María Rilke (Nórdica).
Hay un duelo entre los clásicos estereotipos de incompetentes, holgazanes, despilfarradores, desorganizados y pícaros; frente a los de modernidad, progreso, buenos administradores del “milagro económico”, rebeldía, dignidad, lucha por la justicia y renovación cultural
Lo curioso para el Burns Marañón es que la mirada extranjera es aceptada por los españoles de entonces y la hacen suya.
Un ejemplo es el famoso “Spain is different”, cuyo origen estaría en Richard Ford, hace casi dos siglos, al señalar el lado aventurero y más típico; y que en los años sesenta del siglo pasado es asumido como eslogan por Manuel Fraga, entonces ministro de Información y Turismo
. Pretendía una doble lectura, advierte Burns Marañón:
 “Por un lado el paisaje, la playa, los toros, la bravura, el flamenco y la vida tan distinta al resto de Europa; y, por el otro, hacía referencia a la organización política diferente a la democracia de los países del entorno, que convertía el eslogan en una especie de escudo”.
 La penúltima en usarlo de manera global ha sido Ana Botella, la alcaldesa de Madrid, durante su polémica presentación de la candidatura de la ciudad a los Juegos Olímpicos.
Mientras los filólogos, escritores, historiados y sociólogos consultados coinciden en señalar al Romanticismo y a los extranjeros como los principales responsables del reguero de tópicos españoles, Salvador Giner cree que no es del todo cierto.
 Afirma que han sido los propios españoles los que han “fabricado” ese mundo paralelo de oscila entre la exageración y el drama y la serenidad.
 Sobre una línea parecida matiza Aurora Egido para quien la raíces “están en el siglo XVII, en la leyenda negra que hace aflorar un país oscuro lleno de lutos que no se corresponde con lo festivo que cultivó el barroco”.
Del territorio de aventuras como ha sido vista desde el origen del mundo España, cuando pensaban que aquí terminaba todo y se abrían los abismos y su peregrinación de valientes héroes, al renacer de la picaresca en el siglo XXI con los destapes de corrupción y su aparente permisividad por parte de la sociedad y el Estado, pasando por la siesta, el tipismo y la llamada Marca España que promueve el Gobierno.
Lo más triste de la estrategia de crear una imagen positiva con la Marca España es que se ha recurrido a los tópicos más estereotipados
Lo más triste de la estrategia de crear una imagen positiva, coinciden Aurora Egido y Salvador Giner, es que se ha recurrido a los tópicos más estereotipados.
Ya lo dijo Javier Marías, al referirse a la petición del Gobierno de que varios creadores, deportistas, científicos y demás españoles con prestigio, incluido él, se unieran a esa campaña.
 Su respuesta la dio en su columna de El País Semanal: “¿Qué sentido tiene, así pues, que la Marca España presuma de los rostros y nombres de personas destacadas en el terreno de las artes, mientras desdeña y combate esas artes?”.
A este efecto casi bumerán de tratar de trasladar una imagen positiva se suma la realidad de la crisis económica y la corrupción que han desempolvado viejos tópicos.
 Si antes eran los escritores y los libros los que propagaban los estereotipos, ahora son el cine, la televisión, los medios de comunicación e Internet.
“Superado el franquismo y ya en plena democracia, el país no solo creció económicamente, sino que además aumentó su autoestima.
Se realizó una Transición alabada en todo el mundo, y se vivieron importantes éxitos colectivos: desde el Mundial de Fútbol de 1982 y los Juegos Olímpicos de 1992 hasta el triunfo internacional de artistas en diferentes ámbitos y la fuerza deportiva con Nadal o la selección de fútbol”, afirman Fernando Garcés y Jordi Vicente en el ensayo Tópicos de España. Una revisión de los tópicos españoles comunidad a comunidad (Ariel).
Las aguas turbias vuelven y algunos se alegran, asegura Egido. ¿La razón? A ciertas personas les fastidiaba ese periodo de imagen positiva de progreso, modernidad, honradez, creatividad; y, ahora, dicen que la realidad les da la razón en temas como la picaresca
Todo ese prestigio y creación de estereotipos positivos se empiezan a desmoronar, advierten los especialistas consultados.
Para Garcés y Vicente, por ejemplo, “la actual crisis económica ha puesto en duda todos esos progresos.
Como había ocurrido en el pasado, desde la Europa más avanzada se nos culpabiliza del caos reinante, junto a países como Portugal, Grecia e Italia. Vuelven a surgir los viejos tópicos de incompetentes, holgazanes, desorganizados…”.
Con la corrupción no vale la excusa de los tópicos, la permisividad existe, dice Giles Tremlett, corresponsal en España del diario británico The Guardian.
Y aunque los clichés pueden ser reflejo de la realidad, Tremlett rechaza dos clichés sobre los españoles: “que son perezosos y que no duermen por estar de fiesta”
. En los últimos años también han renacido otros en su lado positivo, como la rebeldía con el 15-M, la “spanish revolution”, una manera de contrarrestar los tópicos negativos porque, dice Garcés, el mundo vio a España como “un pueblo despierto, con dignidad y dispuesto a la lucha por la justicia”.
Pero en los últimos tiempos todo tiende a eclipsarse. “
Las aguas turbias vuelven y algunos se alegran”, asegura Egido. ¿La razón? Cree que a ciertas personas les fastidiaba ese periodo de imagen positiva de progreso, modernidad, honradez, creatividad; y, ahora, dicen que la realidad les da la razón en temas como la picaresca
. Es el eco sombrío interminable de los siglos.

 

El renacer de las izquierdas................................................................................Enric Company

El batacazo del PSC ha oscurecido que, pese a todo, el 25 de mayo las izquierdas obtuvieron más votos que las derechas

Una oleada de ilusión se ha extendido entre buena parte de las izquierdas en toda España pese a que la fuerza que obtuvo más votos en las recientes elecciones al Parlamento europeo fuera el PP.
 Quien primero personificó ese entusiasmo fue el eurodiputado Pablo Iglesias, elegido por Podemos, la coalición surgida del movimiento de los indignados
. En Cataluña han tenido que pasar algunas semanas para que Ada Colau se levantara como la figura que lo exprese.
 Cada día que pasa crece la conciencia de que las elecciones del 25 de mayo fueron también una victoria de las izquierdas y que estas se hallan en disposición se pasar a la ofensiva con expectativas de éxito.
El fuerte descenso de los dos principales partidos españoles hizo que el segundo dato más destacado a la hora de explicar los resultados de las elecciones fuera la sacudida al modelo electoral de bipartidismo imperfecto existente en España.
 El primer dato era que el PP conseguía mantenerse en primer lugar pese a la pérdida del 18% de sus votos respecto a las anteriores elecciones europeas y que el PSOE conservaba también su segundo puesto, aunque perdiendo el 20% de sus votos.
Pero hay otros datos, que prácticamente pasaron desapercibidos.
La derrota del PSOE oscureció que, en realidad, de las urnas salió una mayoría de votos de izquierdas, si como tales se incluye lógicamente a los obtenidos por el propio partido socialista y, en Cataluña, a los de Esquerra Republicana
. Son unos porcentajes claros.
 Las izquierdas sumaron el 46% de los votos en el conjunto de España frente al 40.9% de las derechas.
En Cataluña, las izquierdas llegaron al 52%, ante el 48% de las fuerzas conservadoras.
Ya casi nadie echa las cuentas así en el sistema español de medios de comunicación
. En Cataluña, el debate sobre el autogobierno y el reconocimiento nacional permite otras lecturas de los mismos resultados.
 Y no son lecturas carentes de sentido, qué va
. En el conjunto de España está desde 1982 tan interiorizado que la izquierda que realmente cuenta es el PSOE que mucha gente no se atreve a sumar sus votos con los del resto de partidos y fuerzas progresistas.
 No es por azar. El PSOE se sentía muy cómodo en esta situación en la que era la única fuerza con expectativas ciertas para acceder al Gobierno.
 Tanto, por ejemplo, como para despreciar la necesidad de contar con otros partidos a la hora de reformar la Constitución a beneficio de los inversores financieros, como hizo en el verano de 2011.
 O como para mostrarse dispuesto, por boca tan significativa como la de Felipe González, a formar una coalición con el PP, si llega el caso.
En la oleada de votos que del 15-M hay muchos que proceden de ciudadanos de los movimientos y partidos que han combatido las políticas del Gobierno del PSOE
Lo cierto es, sin embargo, que el golpe al bipartidismo, y al PSOE dentro de él, se ha producido esta vez para alumbrar una mayoría electoral de izquierdas si, redimensionado, se le incluye en ellas. En Cataluña sucede otro tanto con Esquerra Republicana.
Existen en ambos casos argumentos, y comportamientos en su historia reciente, como para pensar que los dos prefieren actuar como partidos de centro-izquierda aunque no se autodefinan así. Es perfectamente comprensible, e incluso justificado, que las otras fuerzas de izquierda desconfíen de unos partidos que en los últimos años han preferido aliarse con la derecha.
 En el caso de los socialistas, en aspectos tan relevantes como la citada reforma exprés de la Constitución y en el caso de Esquerra Republicana manteniendo en el Parlament al minoritario Gobierno de CiU presidido por Artur Mas.
En la oleada de votos que han contribuido a la mayoría de izquierdas en las elecciones del 25 de mayo hay muchos, muchísimos, que proceden de ciudadanos de los movimientos y los partidos que han combatido las políticas aplicadas por el Gobierno del PSOE desde 2010.
 Y muchos que consideran que, en general, lo que esta sociedad requiere no es un apaño como el que cabe esperar de partidos de centro-izquierda, sino una reconfiguración a fondo del sistema de representación política que envíe a la historia al posibilismo y la moderación de la que la izquierda hizo gala en la década de la transición.
No se habría producido esta victoria de las izquierdas sin que acudieran a votar muchos ciudadanos que habitualmente se abstenían de hacerlo.
 Acudieron a las urnas porque esta vez existía la propuesta de Podemos y de otros movimientos afines que hablan de un renacer de la práctica de las izquierdas
. Es lo que ahora mismo se ha puesto sobre el tablero con la articulación de la plataforma Guanyem Barcelona lanzada por Ada Colau.
El atractivo de esta propuesta es que, además de plantear una batalla para recuperar la mayoría de izquierdas en el Ayuntamiento de una ciudad tan importante como la capital catalana, ofrece algo distinto a la mera coalición de tres o cuatro partidos.
 Ofrece replantear la forma de gobernar la ciudad, con el plus de credibilidad que aporta la trayectoria de una figura forjada en un movimiento social como el de la lucha contra los desahucios
. Ni que decir tiene que esto implica una crítica a las propias fuerzas de izquierdas que dirigieron el Ayuntamiento durante casi tres décadas.
 Y, en esta misma medida, una dificultad para aliarse con ellas.
 De cómo se desarrolle esta dinámica entre crítica y alianza depende a estas alturas el resultado del experimento.