Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

14 jun 2014

¿Qué me pongo, reina?.................................................................................. Luz Sánchez-Mellado

Cuando se anunció La Ceremonia, me las prometía felices con la pamela. Pero, en estas, van y apuestan por el perfil bajo y me dejan compuesta y sin boato.

Máxima y Guillermo de Holanda, en la boda del hermano de la reina en Viena. / GETTY

Mira, chica, te voy a ser muy sincera.
 En este preciso instante histórico, lo de monarquía versus república, lo de Podemos frente al bipartidismo, y lo de Madina contra El Resto ha pasado a un segundo plano en mi agenda política
. El verdadero dilema, lo que me trae de cabeza, lo que me quitaría el sueño si no me tumbara la doble jornada cada noche a las doce clavadas como a Cenicienta, es mucho más peliagudo: qué me pongo para El Eventazo.
Sí, he pillado hueco en lo alto del palo del gallinero, que es mi sitio, ya lo sé, no me preguntes cómo. Ellos lo tienen chupado
. Los señores, digo. Autoexcluidos Cayo Lara y los del No a la Ley Orgánica, los únicos que podrían sacar los pies del terno y aparecer en vaqueros, el resto de varones del Hemiciclo tienen la papeleta solucionada con el traje de las bodas
. Pero, y ahora es cuando me detiene la policía de género, apuesto a que ellas le han dado más vueltas.
 Agotadas en el Zara de Serrano las existencias de abriguitos de verano y trajes de chaqueta deshilachados rollo Chanel quiero y no puedo, seguro que más de una madre de la patria anda aún con el comecome de con qué se amuebla.
Pero te hablaba de mi problemática en concreto, las demás que arreen.
Cuando se anunció La Ceremonia, me las prometía felices con la pamela que pillé para el descenso de Cristina por la Cuesta de los Imputados del juez Castro, y el palabra de honor de Nochevieja, que siempre te saca de un apuro
. Pero, en estas, van y apuestan por el perfil bajo y me dejan compuesta y sin boato.
 Total, que ahora a ver por dónde tiro. Ídems cortos o largos. Porque en esto del término medio ya se sabe que o te pasas o no llegas, que se lo digan a Rosa Díez, de UPyD, y a Albert Rivera, de Ciudadanos.
Otra que ha tenido su buena disyuntiva ante La Cita ha sido Cospedal de Castilla-La Mancha. Como al final Sus Futuras Majestades se han decantado por el día del Corpus —eso ha sido ella, para que las niñas no pierdan cole—, la número dos del partido en el Gobierno ha tenido que renunciar a su legendario momento mantilla y peineta en Toledo
. Pues sí, hombre, se iba a perder ella una foto histórica estando encima prevista la presencia de Susana Díaz, la baronesa más mandamás del Gotha patrio con permiso de Tita Thyssen-Bornemisza. En fin, que aquí, menos Posadas, que está que exulta con el papel que le ha reservado la Historia, cada uno lleva su cruz a cuestas.
El consuelo es que apuesto a que en palacio pasa lo mismo
. Él lo tiene resuelto con el uniforme de gala, que digo yo que a qué galones tiene que ir de esa guisa en la sede de la soberanía del pueblo, pero ese es otro debate.
 Lo de ella es más delicado. Me juego el pijophone a que ha ido a tiro hecho y tiene al pobre Felipe Varela con las yemas sangrantes de tanto cuajar strass sobre gasa fluida
. Nada que ver con su homóloga Máxima de Holanda, que se plantó en la boda de su hermano en Viena con un pedazo de capa que barría las strasses a su paso.
 Ahora, para gozo en un pozo, Su Eminencia Rouco Varela. Él, que seguro habría mandado al tinte el hábito coral de las ceremonias de Estado, se ha quedado aviado y sin Te Deum.

 

No hay paz para el crimen de los Urquijo................................................ Luis Gómez

La muerte de Mauricio López-Roberts, condenado como encubridor por el asesinato de los marqueses, vuelve a remover un suceso que conmocionó hace 34 años a la sociedad española, entonces en plena Transición

El caso quedó abierto a nuevos culpables y no ha dejado de perseguir a Myriam y Juan, los hijos de las víctimas.

Juan y Myriam esperan, en 1990, el juicio por el asesinato de sus padres, los marqueses de Urquijo, en la Audiencia de Madrid. / manuel escalera

Cada cierto tiempo vuelve a la superficie el conocido como crimen de los Urquijo con ese aire de deuda pendiente, de obra inconclusa
. De tanto que se ha escrito, dicho y especulado durante 34 años, el resultado parece insatisfactorio como si al suceso le faltaran uno o varios asesinos confesos.
 ¿Quién? ¿Quiénes? El lunes pasado se conoció por una discreta esquela que había muerto Mauricio López-Roberts, marqués de la Torrehermosa.
 Tenía 72 años y fue condenado en su momento a 10 años de cárcel por encubrimiento
 . El policía que le detuvo, José Romero Tamaral, sintió pena por este hombre “equivocado” al conocer la noticia: “Valoró la amistad por encima de la ley, pero no era un hombre malo”. Tamaral, hoy un abogado de 64 años, cree que durante la investigación “se rozó la verdad absoluta”.
 Todas las claves del caso están en el sumario. Invita a leerlo:
 “Allí están los culpables y los sospechosos”.
El crimen de los Urquijo se convirtió en el primer juicio paralelo de la España democrática.
 Excitó el olfato de los periodistas y la competencia de los medios de comunicación recién estrenada la libertad de expresión
. Al caso no le faltaba de nada, incluido un mayordomo parlanchín
. Alrededor de los viejos marqueses se movían jóvenes de clase alta que se bañaban en drogas y alcohol casi como única actividad.
Se celebraron varios juicios (el primero, en 1983) y se movilizaron importantes despachos de abogados. El culpable oficial, Rafael Escobedo, se ahorcó en la cárcel (1988), y uno de los sospechosos huyó de España para aparecer 30 años después en Argentina, con el crimen ya prescrito. A pesar de todo, cuando algún detalle acontece entre sus protagonistas suscita el interés general. Ahora ha sido la muerte de Mauricio López-Roberts.
La secuencia de los hechos permanece inalterable
. Rafael Escobedo, “solo o en compañía de otros” como dicta la enigmática frase de la sentencia, entró la noche del 1 de agosto de 1980 en la residencia de los marqueses de Urquijo, que dormían en habitaciones separadas.
 “Solo o en compañía de otros”, disparó un tiro en la cabeza del marqués con una pistola de pequeño calibre, el 22, mortal a pequeña distancia.
 El ruido despertó a la marquesa, a cuya habitación se dirigió para asestarle dos tiros, uno en la boca y otro en el cuello.
 Cuando la policía llegó al lugar del crimen, los cadáveres de los marqueses habían sido lavados. Ese detalle provocó ríos de tinta, pero no alteró la investigación.
Juan de la Sierra, en el año 2000. / EUROPA PRESS
Las primeras indagaciones describían un ambiente siniestro alrededor de una de las mayores fortunas de España: un marqués tacaño hasta la exageración y una marquesa muy religiosa, padres de dos hijos, Myriam y Juan, de 24 y 22 años
. Juan era un joven apocado y débil. Myriam, una mujer emprendedora, dueña de su propia empresa, separada de su marido a los seis meses de casada y que vivía con un hombre casi 20 años mayor que ella, al que se apodó en la prensa como Dick el Americano.
Su exmarido, Rafael Escobedo, era un holgazán de clase alta, un vividor enganchado a las drogas y el alcohol, rodeado de amigos que no tenían otra actividad que divertirse; entre ellos, Javier Anastasio y Mauricio López-Roberts, ambos juzgados, el primero huido y el segundo condenado y ahora muerto.
Y para remate, un personaje central del caso fue un joven policía, José Romero Tamaral, que dedicó su tiempo libre a investigar (y resolver) el doble crimen.
Se da la circunstancia de que casi todos los protagonistas del caso han escrito, por sí mismos o por autor interpuesto, un libro
. Así que el crimen tiene bibliografía autóctona. Mauricio fue el primero, junto a su amigo Jimmy Giménez Arnau (Las malas compañías, 1985); luego le tocó el turno a Escobedo (Con un crimen al hombro. Yo maté a los marqueses de Urquijo, 1994, escrito por el periodista Matías Antolín, amigo personal de Escobedo y depositario de sus cartas y confesiones).
En 2010 apareció el desaparecido Javier Anastasio, que concedió una entrevista a la revista Vanity Fair desde Buenos Aires, una vez prescrito el caso, previa a la promoción de su libro (Supuestos y conjeturas, dossier Urquijo, editado exclusivamente a través de Internet porque ninguna editorial española aceptó su ofrecimiento)
. Y finalmente llegó la hora de la verdad de Myriam de la Sierra Urquijo (¿Por qué me pasó a mí?, 2013).
 Sólo Juan de la Sierra Urquijo, el hermano, ha permanecido siempre en silencio.
Todos los implicados en el caso han escrito un libro
. El único que aún guarda silencio tras 34 años es Juan
Ninguna de estas obras es una versión definitiva. Salvo en el caso del libro de Antolín, no hay otra confesión que la que hace Escobedo, el único condenado como autor material del asesinato. Anastasio habló durante la promoción de su libro para difundir la sospecha de unos autores profesionales, de un supuesto crimen por encargo con un trasfondo económico: la polémica absorción del Banco Urquijo (del que los marqueses eran principales accionistas) por el Hispano Americano (1983).
Myriam de la Sierra permaneció callada durante 33 años hasta que llegó la hora de promocionar su libro, donde apenas dedica demasiada atención al caso y pasa por ser una obra de autoayuda.
 Myriam se divorció de Dick el Americano y tiene un nuevo compañero, un hombre de origen hindú con quien comparte negocios a través de su empresa Éxito Feliz, SL. Myriam ofreció más detalles en las entrevistas radiofónicas que en su libro: dibujó a su exmarido Rafi Escobedo como un joven sin preparación y sin voluntad para el trabajo, de quien se decepcionó la misma noche de bodas.
 Este periódico se puso en contacto con Myriam, pero no quiso hablar sobre el caso tras conocer la muerte de Mauricio López-Roberts
. La promoción del libro ya había terminado. “No tengo interés en volver a hablar de este asunto, y mi hermano tampoco, que además vive fuera de España”, declaró.
Myriam de la Sierra en una imagen de 2013. / EFE
De Juan se conocen algunas pequeñas empresas tecnológicas o de asesoría que apenas han tenido actividad y su matrimonio
. Juan es propietario de la residencia de sus padres, alquilada ahora para eventos y como plató de televisión. Jorge Trías, que trabajó como abogado de Myriam y Juan durante el caso, ha criticado durante 30 años el acoso que sufrieron porque el crimen les convirtió en herederos de una fortuna. Y dice: “Yo no hubiera escrito ese libro”.
“El libro de Myriam es un compendio de filosofía barata con rasgos seudoorientales”, afirma el policía Romero
. “En realidad”, concluye, “los hijos de los marqueses nunca aportaron nada a la investigación”. Escobedo, entre alcohol y drogas, dijo a mucha gente que acabaría con el marqués, el hombre tacaño que nunca aprobó su matrimonio con Myriam
. Lo anunció a su exmujer, a Juan, lo dijo a sus amigos.
Y lo hizo, “solo o en compañía de otros”. ¿Quién o quiénes fueron esos otros?
 No parece que el caso vaya a descansar en paz por mucho que el expolicía Romero insista en que el mejor libro es el sumario:
 “No hay otra verdad que la declarada”.

 

España sufre un descalabro mundial........................................................... José Sámano

España se hunde en la segunda parte ante Holanda porque todas las estrellas de Del Bosque estuvieron irreconocibles

Habrá que ver si La Roja está ante el ocaso de su mejor selección.

Robben y Sneijder celebran uno de sus goles ante Casillas. / Christophe Ena (AP)

El gran campeón se desangró en su regreso a la escena que le hizo legendario y se llevó una zurra monumental tras un partido de los que dejan boquiabierto al universo.
 Peor que la peor pesadilla imaginable para una España que jamás desde 2008 había recibido en Eurocopa o Mundial más de un gol.
 En Bahía, el colapso fue total, un infierno
. Un cataclismo en toda regla. España recibió una descarga holandesa de las que hacen época y en un caótico segundo tiempo acabó en el lodo.
 Y pudo ser mucho peor.
El castañazo, con esa diferencia de goles, deja a España con un camino con mucho más que espinas. Su pase al segundo tramo del campeonato peligra a la primera.
Al equipo de Del Bosque de nada le sirvió adelantarse en el marcador con un penalti que se sacó de la chistera Diego Costa.
 Holanda se vengó con saña de la derrota de hace cuatro años en Sudáfrica y con Robben al frente dejó a España en tanga, como un muñeco de trapo a merced de un adversario que en el segundo tiempo fue la marabunta.
 No hubo español reconocible.
 Ni una migaja de ese equipo que ha competido de forma sublime desde la Eurocopa de Viena. España fue una hemorragia, calamitosa en todas sus líneas y terminó por los suelos, como un guiñapo. Casillas no era ni la peor sombra de Casillas, Ramos no era Ramos, Iniesta no era Iniesta… Así, uno tras otro. Costa no fue una solución y en la costa de Casillas todo fue un esperpento
. Fue algo más que una mala tarde; fue una sesión de terror.
El siniestro español puede ser de los que dejen huella
. Habrá que ver si España está ante el ocaso de la mejor selección de su historia o el grupo aún es capaz de levantarse de la lona tras un castigo semejante
. Ante la repentina avalancha holandesa del segundo acto, el equipo de Del Bosque no tuvo tiempo ni de refugiarse en las cuerdas
. Los oranje llevaban cuatro años rumiando un segundo asalto, pero ni en sus mejores sueños pudieron imaginar lo de Bahía
. Los chicos de Van Gaal terminaron con una vuelta al ruedo ante su parroquia, que se frotaba los ojos.
Resultaba increíble pensar que el gol del empate de Van Persie, al filo del descanso, pudiera tener un efecto tan devastador para un equipo como el español, curtido y que se les sabe casi todas.
 El tanto del capitán holandés fue el preludio de lo que iba a llegar.
 Ante un centro lateral de Blind, Piqué no se escalonó bien con Ramos, el andaluz despegó tarde y Casillas se quedó planchado ante la llegada del rival.
 La ejecución de Van Persie, con un cabezazo en vaselina sobre Iker, fue soberbia.
 Dos pasos atrás del portero español y Holanda no hubiera cantado bingo.
Antes del vuelo de Van Persie, a España le había costado dar con las primeras teclas del partido. Quizá porque no se esperara que Van Gaal subiera varios escalones su defensa de tres centrales y dos laterales y kilométricos
. El seleccionador holandés, sabedor de que para su adversario el centro del campo no es un apeadero cualquiera, quiso convertir en un zulo esa zona vital para La Roja.
 Ahí cuece todo, pero el tapete del Arena Fonte Nova quedó reducido a un minifundio en el que no había forma de que corriera el aire.
 España no tenía metros para pensar y Holanda tenía a Diego Costa a varias cuadras de su portero
. Al oriundo brasileño ya le conocen en su tierra, le han tomado la matrícula y en cada intervención es abucheado con estruendo.
Un grupo de aficionados apoya a Diego Costa, que fue abucheado. / a. ruesga
Costa condicionó el juego español, que, en ocasiones, abusó de su referencia. Como le costaba la transición por falta de espacios
, Piqué puso el borroso guion inicial: la pelota en vuelo hacia el delantero de Lagarto, al que intentaban arrestar tres centrales, Vlaar y dos jovenzuelos como Martins Indi y De Vrij
. Con Costa como diana, España no encontraba soltura, se veía atrofiada, sin la chispa del toque que le distingue. Holanda, además, le puso en guardia con un mano a mano de Sneijder con Casillas, que el capitán español resolvió con un manotazo a la pelota, un guiño a Robben y sus tiempos en Johanesburgo.
 Otro espejismo de lo que estaba por llegar. Máxime cuando Xavi filtró un pase para Costa y este hizo lo imposible y mucho más para que De Vrij picara como un pardillo. Alonso, tan errático anoche en el pase, al menos acertó en el penalti.
 De inmediato, Silva se midió a solas con el meta holandés, pero se quedó corto al querer elevar la pelota sobre su flequillo. En un parpadeo, el gol de Van Persie.
Análisis de la derrota ante Holanda
Por lo visto, el intermedio no sirvió de sosiego. Holanda creyó en sí misma y a España, a esta España de cuajo, se le aflojaron las piernas de forma misteriosa.
 Se resquebrajó en todas las zonas del campo y a gente como Robben y Van Persie no conviene darle ánimos.
El primero se la debía a sí mismo, víctima de Casillas como se fue de Johanesburgo.
 En Bahía le ganó el duelo más que con creces, hasta el punto de lograr que el capitán español se hiciera un nudo en el cuarto gol, el segundo de Van Persie, y le faltara contundencia en el tercero, el de De Vrij, por más que tuviera algo de razón en reclamar falta de Van Persie.
 Holanda sacudía por todos los lados, España estaba fundida, sin que la entrada de Torres y Pedro supusiera un alivio.
A punto para el desguace, el campeón solo confió en que el tiempo menguara y menguara.
 Ahora le tocará sentarse en el diván y mirarse al espejo.
 De él depende discernir si es un problema de arrugas competitivas o solo un día infernal.
El tiempo dirá, pero en Bahía no pudo defender ni su estilo. No tuvo tablón al que agarrarse.