13 jun 2014
12 jun 2014
PamplinasMundial 2. Todo empieza.................................................................Por: Martín Caparrós
Ya empieza, todo empieza.
O todo, felizmente se termina: a partir de esta tarde, por un mes, millones y millones esperamos que ya nada de lo que nos importa nos importe, que nada nos preocupe de lo que nos preocupa; esperamos el regalo de una vida nueva –provisoria, es cierto, pero nueva– donde nada tendrá más peso que el tobillo de Messi, la pifia de Neymar, los caprichitos de Sabella, los errores de ese árbitro francés, las esperanzas.
Todo empieza esta tarde porque esta tarde termina todo el resto –provisoriamente se termina– y hay muchos que quieren aprovecharlo
. Gobiernos, sobre todo, que esperan conseguir unos días para hacer lo que suelen soñar: actuar sin que se note.
“Durante todo este tiempo en la Argentina no se hablará de otra cosa”, dijo hace poco el jefe del gabinete local, un Capitanich, y es posible que, por una vez, haya acertado.
A menos que, no se confíen.
Empieza, entonces, un campeonato que, como todos, va a ser raro
. Para empezar, porque se juega en el país del fútbol, el país que más ganó en el fútbol –mal que me pese, mal que nos pese a todos.
Para seguir, porque hacía mucho que un Mundial no nos obligaba a mirar fuera de los estadios, y en éste se anuncian marchas y contramarchas, protestas y estallidos de los millones que no están del todo convencidos de que el famoso milagro brasilero no sea otra maniobra del Demonio.
Y, para terminar, porque no tiene candidatos claros.
Brasil lo sería porque es local y porque es Brasil, pero hace años que nadie lo ve jugar un buen partido y es mejor en defensa que en ataque, lo cual lo desbrasiliza demasiado.
Alemania sería porque tiene un equipo que funciona pero no tiene jugadores que enamoren, que desequilibren, se la ve tan desnuda de glamour que cuesta verla ganadora
. Argentina porque tiene al mejor del mundo y un par más pero nunca consiguió armar un equipo y menos todavía una defensa.
España porque lleva seis años ganándolo todo pero sus jugadores son los mismos que llevan seis años ganándolo y parecen cansados.
Y después están los tapados de siempre –Francia, Inglaterra, Italia, Portugal, Holanda, Colombia, Uruguay– que por algo siempre son tapados.
Hoy empieza y el resto, por un mes, se acaba.
Es la felicidad –o una copia aceptable, de las mejores que tenemos.
O todo, felizmente se termina: a partir de esta tarde, por un mes, millones y millones esperamos que ya nada de lo que nos importa nos importe, que nada nos preocupe de lo que nos preocupa; esperamos el regalo de una vida nueva –provisoria, es cierto, pero nueva– donde nada tendrá más peso que el tobillo de Messi, la pifia de Neymar, los caprichitos de Sabella, los errores de ese árbitro francés, las esperanzas.
Todo empieza esta tarde porque esta tarde termina todo el resto –provisoriamente se termina– y hay muchos que quieren aprovecharlo
. Gobiernos, sobre todo, que esperan conseguir unos días para hacer lo que suelen soñar: actuar sin que se note.
“Durante todo este tiempo en la Argentina no se hablará de otra cosa”, dijo hace poco el jefe del gabinete local, un Capitanich, y es posible que, por una vez, haya acertado.
A menos que, no se confíen.
Empieza, entonces, un campeonato que, como todos, va a ser raro
. Para empezar, porque se juega en el país del fútbol, el país que más ganó en el fútbol –mal que me pese, mal que nos pese a todos.
Para seguir, porque hacía mucho que un Mundial no nos obligaba a mirar fuera de los estadios, y en éste se anuncian marchas y contramarchas, protestas y estallidos de los millones que no están del todo convencidos de que el famoso milagro brasilero no sea otra maniobra del Demonio.
Y, para terminar, porque no tiene candidatos claros.
Brasil lo sería porque es local y porque es Brasil, pero hace años que nadie lo ve jugar un buen partido y es mejor en defensa que en ataque, lo cual lo desbrasiliza demasiado.
Alemania sería porque tiene un equipo que funciona pero no tiene jugadores que enamoren, que desequilibren, se la ve tan desnuda de glamour que cuesta verla ganadora
. Argentina porque tiene al mejor del mundo y un par más pero nunca consiguió armar un equipo y menos todavía una defensa.
España porque lleva seis años ganándolo todo pero sus jugadores son los mismos que llevan seis años ganándolo y parecen cansados.
Y después están los tapados de siempre –Francia, Inglaterra, Italia, Portugal, Holanda, Colombia, Uruguay– que por algo siempre son tapados.
Hoy empieza y el resto, por un mes, se acaba.
Es la felicidad –o una copia aceptable, de las mejores que tenemos.
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