Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

5 abr 2014

“Tengo salud y memoria, estoy muy agradecida”............................................Por Juan Cruz

Nuria Espert ha estado sobre las tablas con la edad que le ha dado la gana, hasta ahora mismo

Con 30 años ya había interpretado obras de Sartre, de Genet y de Lorca

Desde joven ha sido adulta y se confiesa fruto de los nombres importantes de su vida.

Nuria Espert tiene una de las trayectorias más brillantes de la escena española. / Sofía Moro

Desde que ella misma contó lo que le dijo el gran dramaturgo catalán Josep María de Sagarra (“aquesta nena té els collons d’un toro”), tras escucharla recitar unos versos en una prueba, siempre que la veo me imagino a Nuria Espert a la edad que ella tenía entonces, 13 años, acompañada por su madre, temblando de miedo ante aquel pope implacable de la literatura y de las tablas. 
Ya no es la niña que fue, claro, ni se la imagina uno temblando aún ante retos de aquella importancia, pero sí es cierto que la gran diva del teatro mantiene ante la incertidumbre de las pruebas el mismo cangelo, “iguales ganas de hacerlo bien”.
Han pasado 65 años, ha dirigido dramas y óperas, ha tenido compañías propias, ha luchado contra la soledad de la viudez (su marido, Armando Moreno, actor y luego productor que solo se dedicó a ella, murió en 1994) y a favor de sus hijas Alicia y Nuria, que viven en el mismo ámbito de los espectáculos, y no ha parado ni un momento de hacer aquello que se juró que haría cuando Sagarra se sintió asombrado ante la fuerza de aquella nena.
A los 78 años, dice, “tengo salud y memoria, y estoy muy agradecida”
. La salud se le ve y la memoria está en lo que dice minuciosamente, de sus padres, de sus viejos amigos que ya se han ido (Rafael Alberti, Víctor García, Terenci Moix, una multitud…).
 De algunos de esos nombres propios está hecho ahora su retrato, y este mismo perfil que abordamos. Ella es sus personajes, pero es sobre todo sus personas, las que la hicieron.
Alberti era un hombre alegre, un vividor. Le vi sacar partido a todo
La energía sigue en los ojos, que han sido feroces o tiernos, catalanes, ingleses y hasta japoneses, y en la boca que a veces se extiende como una risa rota o como un grito que la ensordece a ella misma. Cuando era una muchacha aún (a los 30 años) ya había hecho obras de Sartre y de Genet y de Lorca, “y era una superadulta…”. Una mujer madura a la que el teatro español (y el mundial) veían como la heredera natural del eslabón que se llamó Margarita Xirgu cuando aún España era una república.
Desde entonces es esa mujer madura; pero ni el tiempo ha podido con ella, de modo que ha estado sobre las tablas con la edad que le ha dado la gana hasta ahora mismo. Tiene una nieta, Bárbara, hija de Alicia, que vive también en el mismo ámbito, el teatro, y que dialoga con ella ahora como si ella misma se estuviera viendo en el espejo de lo que fue. “Bárbara tiene 30 años; yo a los 30 años ya era una mujer muy adulta; me casé a los 20, y ella está soltera, libre, ha tenido unas relaciones que han terminado y es mucho más juvenil de carácter de lo que yo he sido y de lo que ha sido Alicia… Quizá la más juvenil entre nosotras es Nuria, pero Bárbara lo es más todavía. Al alargarse la vida, ya ves, las transformaciones se han estirado”.
Esta casa de Madrid, ante el Palacio Real, junto al Teatro Real, en medio del otoño que cubre de mantas y de colores ocres la tarde y los libros, y el mando del televisor y su ropa, es como su refugio, el ámbito de su silencio; en Hospitalet, su pueblo, rodeada del ruido de aquella época en que la posguerra hacía que todo tuviera un color verdaderamente triste que contagiaba la pesadumbre de las familias, la luz fue aquella visita a Josep Maria de Sagarra; ella tenía que recitar unos versos, superar una prueba, y salió tan airosa que provocó aquella exclamación del dramaturgo más importante de la época. “¡Aquesta nena…”.
A la derecha, Nuria leyendo en la biblioteca de su casa. “Haciendo los deberes”, como ella dice. / Sofía Moro
. Cuando yo lo conocí daba un miedo tremendo porque era como el rey del teatro en Cataluña, por supuesto en Barcelona, y yo lo veía como un personaje absolutamente mítico
. Yo había recitado cosas suyas siendo niña y el hecho de conocerlo, de trabajar en una de sus obras, de vernos en los ensayos, en los que me reñía mucho (a Julieta [Serrano] y a mí, que teníamos unos pequeños papeles de prostitutas, nos dijo: ‘¡Que ustedes no son hijas de María!’)…, fue increíble… Después le he leído muchísimo, su teatro, su biografía, todo… Era un personaje notable de esa Cataluña importante.
 Como Josep Pla, uno de los grandes hombres que da esa tierra”.
Entró en el teatro como quien prolonga su naturaleza; y cuando ya era una diva de veinte años y pico llegó a su vida (y a la de Armando) un hombre que fue fundamental, el argentino Víctor García, con quien hizo Las criadas de Genet o Yerma, de Lorca.
 En aquella época, a finales de los años sesenta del siglo XX, el teatro (y especialmente el teatro que ella llevaba a las tablas, en España y fuera de aquí) era como puñetazos en la frente del régimen, y del público
. Y para ella esa colaboración con Víctor fue también un estímulo y un puñetazo, todo a la vez. “Fue una de las personas más importantes de mi vida; un ser angelical que se podía convertir en un demonio de pronto, con un talento desbordante que lo aniquilaba, o eso me parecía a mí, que lo quemaba por dentro, que lo martirizaba.
 Tenía dentro una especie de animal salvaje que no le dejaba reposar ni un segundo; no lo vi jamás calmado y tranquilo, incluso cuando se reía siempre lo vi desdichado, incapaz de vivir dentro de su cuerpo”.
Era el arte en ignición; quizá vino su larga relación con Rafael Alberti para calmar ese fuego con la variante luminosa de una poesía que se parecía al artista del Puerto de Santa María.
 Viajó con él por todas partes, cantando, recitando, su poesía, las poesías ajenas. Riendo con él como chicos perdidos por el mundo. “Era todo lo contrario de Víctor: un hombre alegre, un vividor. Le vi sacar partido a todo. En el avión decía:
 ‘Me gustaría que este avión no aterrizara nunca, que se quedara volando para siempre, para siempre!’. Unas ganas de vivir, una sensualidad y un amor por la vida. Era lo opuesto a Víctor y mucho más fácil de vivir”.
Nuria Espert en un rincón de su casa. / Sofía Moro
Para ella, Alberti fue quizá la persona con una actitud más ardorosa hacia la existencia, hacia la amistad. “Creía que aquellos recitales eran un reencuentro con La Barraca, una barraca más sofisticada… Siempre se sorprendía cuando cobrábamos: lo había pasado tan bien que le extrañaba que encima le pagaran…”.
El mejor amigo que tuvo nunca fue Terenci Moix
 “El amigo al que más he querido.
 Éramos la noche y el día, pero nos queríamos profundamente. Y había mucho ja ja ja y también mucho no-ja ja ja… Había mucha vida.
 Después de la muerte de Armando con frecuencia cogí un avión y me fui a Barcelona solo para verle, para estar con él, para hablar…, porque es complicado tener un amigo al que le cuentas todo y cuyas reflexiones te reconfirmen o te hagan rectificar, y ese amigo era Terenci, y no lo podía perder. Los dos nos íbamos haciendo mayores, y juntos fuimos comprendiendo el tiempo, sabiendo dónde meter adecuadamente las carcajadas o los llantos. Nosotros éramos su familia”.
Y la familia, el motor de Nuria y el padre y el promotor, fue Armando…
 “Me gusta hablar de él, te he hablado tanto de él que tengo miedo de no decirte nada nuevo… Treinta y nueve años juntos
. Éramos peces, nos salieron aletas, nos fuimos a la tierra, nos pusimos de pie… Yo era muy inocente cuando lo conocí, no había tenido nunca un novio ni había estado con ningún chico, y él tenía 36 años cuando nos casamos…
 Aprendí a cien por hora a su lado; todo lo que él tenía que enseñarme me lo empapé en diez años y, claro, al cabo de ese tiempo la relación se transformó porque gracias a lo que él me había dado yo ya no era la de los veinte años…”.
Ella era los libros, Armando (que había sido actor: lo dejó para dedicarse a ella) era la acción; “fue un luchador bravísimo al principio de nuestra aventura teatral; salir de la nada era dificilísimo y nosotros estábamos en la nada. Creó una compañía y ya subimos y bajamos como en una lucha a muerte de la que siempre nos levantábamos con ganas de hacer lo siguiente”.
En el escenario es como un personaje de Shakespeare llevando una antorcha, cuyo fuego se parece a las palabras que emite
Su infancia fue la niñez difícil de la hija de padres separados, en el ambiente opresivo de la escasez; el teatro fue como la mano (con la mano de su madre, y después con la mano de Armando) que le fue ayudando a ser la Nuria Espert de hoy
. Esos ojos que en el teatro a veces son fieros, esa boca que grita, pueden ser también, en el teatro y en la vida, risas y susurros. La vida, claro, la tiene apabullada; hace un tiempo dijo, en una conversación con su amigo José Luis Gómez: 
“Algo corrupto hay en este país, algo podrido después de tantos años, por desgracia. Al lado de lo que ocurre Al Capone parece un muchachito que se ha llevado dos duros. Es horroroso. Cambiemos de tema”.
 Ahora le saqué el tema, perdón, y ella dijo: “Ahora hay más corrupción que nunca, es más espectacular… Y ahora vienen los juicios, hay que sajar el grano, que salga toda la porquería… ¡Es asqueroso! ¡Cambiemos de tema!”.
Cambiamos. Es imposible sustraerse al asunto Cataluña-España. Le pregunto.
–¿Qué consecuencias puede tener la eventualidad de una independencia en las personas que conoce y estima?
–Mucho dolor y mucha gente que tendrá que marcharse… Si ya es difícil en este momento no ser separatista en Cataluña, cómo sería si todo fuera una realidad con los enormes problemas que tendría Cataluña…
En el escenario es abrumadora, fuerte, como un personaje de Shakespeare llevando una antorcha cuyo fuego se parece a las palabras que emite.
Pero en este ámbito, en medio de este silencio, sus preocupaciones parecen lamentos en voz baja, tienen el aire de su perplejidad. No ha perdido la fuerza que vio en ella Josep Maria de Sagarra, pero entonces ella no sabía que la vida iba tan en serio, y ahora, cuando habla, se agarra a los eslabones perdidos, “ellos son los que me han traído hacía aquí”
. Atrás quedan dichos algunos de los nombres propios que conforman el espejo en el que se ve Nuria Espert.

 

Una Historia de España , de Arturo Pérez-Reverte

Una historia de España (XX)

Y ahora, ante el episodio más espectacular de nuestra historia, imaginen los motivos.
 Usted, por ejemplo, es un labriego extremeño, vasco, castellano. De donde sea. Pongamos que se llama Pepe, y que riega con sudor una tierra dura e ingrata de la que saca para malvivir; y eso, además, se lo soplan los Montoros de la época, los nobles convertidos en sanguijuelas y la Iglesia con sus latifundios, diezmos y primicias
. Y usted, como sus padres y abuelos, y también como sus hijos y nietos, sabe que no saldrá de eso en la puñetera vida, y que su destino eterno en esta España miserable será agachar la cabeza ante el recaudador, lamer las botas del noble o besar la mano del cura, que encima le dice a su señora, en el confesionario, cómo se te ocurre hacerle eso a tu marido, que te vas a condenar por pecadora.
 Y nuestro pobre hombre está en ello, cavilando si no será mejor reunir la mala leche propia de su maltratada raza, juntarla con el carácter sobrio, duro y violento que le dejaron ocho siglos de acuchillarse con moros, saquear el palacio del noble, quemar la iglesia con el cura dentro y colgar al recaudador de impuestos de una encina, y luego que salga el sol por Antequera.
 Y en eso está, afilando la hoz para segar algo más que trigo, dispuesto a llevárselo todo por delante, cuando llega su primo Manolo y dice: chaval, han descubierto un sitio que se llama las Indias, o América, o como te salga de los huevos porque está sin llamarlo todavía, y dicen que está lleno de oro, plata, tierras nuevas e indias que tragan.
 Sólo hay que ir allí, y jugársela: o revientas o vuelves millonetis
. Y lo de reventar ya lo tienes seguro aquí, así que tú mismo. Vente a Alemania, Pepe
. De manera que nuestro hombre dice: pues bueno, pues vale. De perdidos, a las Indias.
 Y allí desembarcan unos cuantos centenares de Manolos, Pacos, Pepes, Ignacios, Jorges, Santiagos y Vicentes dispuestos a eso: a hacerse ricos a sangre y fuego o a dejarse el pellejo en ello, haciendo lo que le canta el gentil mancebo a don Quijote: A la guerra me lleva / mi necesidad. / Si hubiera dineros / no iría, en verdad
 Y esos magníficos animales, duros y crueles como la tierra que los parió, incapaces de tener con el mundo la piedad que éste no tuvo con ellos, desembarcan en playas desconocidas, caminan por selvas hostiles comidos de fiebre, vadean ríos llenos de caimanes, marchan bajo aguaceros, sequías y calores terribles con sus armas y corazas, con sus medallas de santos y escapularios al cuello, sus supersticiones, sus brutalidades, miedos y odios.
 Y así, pelean con indios, matan, violan, saquean, esclavizan, persiguen la quimera del oro de sus sueños, descubren ciudades, destruyen civilizaciones y pagan el precio que estaban dispuestos a pagar: mueren en pantanos y selvas, son devorados por tribus caníbales o sacrificados en altares de ídolos extraños, pelean solos o en grupo gritando su miedo, su desesperación y su coraje; y en los ratos libres, por no perder la costumbre, se matan unos a otros, navarros contra aragoneses, valencianos contra castellanos, andaluces contra gallegos, maricón el último, llevando a donde van las mismas viejas rencillas, los odios, la violencia, la marca de Caín que todo español lleva en su memoria genética. 
Y así, Hernán Cortés y su gente conquistan México, y Pizarro el Perú, y Núñez de Balboa llega al Pacífico, y otros muchos se pierden en la selva y en el olvido.
 Y unos pocos vuelven ricos a su pueblo, viejos y llenos de cicatrices; pero la mayor parte se queda allí, en el fondo de los ríos, en templos manchados de sangre, en tumbas olvidadas y cubiertas de maleza. Y los que no palman a manos de sus mismos compañeros, acaban ejecutados por sublevarse contra el virrey, por ir a su aire, por arrogancia, por ambición; o, tras conquistar imperios, terminan mendigando a la puerta de las iglesias, mientras a las tierras que descubrieron con su sangre y peligros llega ahora desde España una nube parásita de funcionarios reales, de recaudadores, de curas, de explotadores de minas y tierras, de buitres dispuestos a hacerse cargo del asunto.
 Pero aun así, sin pretenderlo, preñando a las indias y casándose con ellas -en lugar de exterminarlas, como en el norte harían los anglosajones-, bautizando a sus hijos y haciéndolos suyos, emparentando con guerreros valientes y fieles que, como los tlaxcaltecas, no los abandonaron en las noches tristes de matanza y derrota, toda esa panda de admirables hijos de puta crea un mundo nuevo por el que se extiende una lengua poderosa y magnífica llamada castellana, allí española, que hoy hablan 500 millones de personas y de la que el mejicano Carlos Fuentes dijo: «Se llevaron el oro, pero nos trajeron el oro». 
 

La memoria de Pilar................................................ Boris Izaguirre

El 23-F es lo más parecido al magnicidio de Kennedy que tenemos en nuestro país.

Una fuente inagotable de teorías que agitan y venden libros y periódicos.

 Urbano ha escrito tanto de la Casa Blanca como de Garzón, es una de las pocas personas que permaneció de pie durante el golpe de Estado del 23-F y en 1994 fue demandada por expresar opiniones homófobas en un artículo de la revista Elle, pero sabe apuntarse bien a la nueva moda nacional: el 23-F es lo más parecido al magnicidio de Kennedy que tenemos en nuestro país. Una fuente inagotable de teorías, oficiales y conspiratorias, que agitan, fagocitan y venden libros y periódicos.

Desde la Casa del Rey han tildado rápidamente de ficción lo que la periodista escribe como historia política
No es la primera vez en pocos años que Urbano tiene fricciones con la Corona.
 En su libro sobre la Reina (La Reina muy de cerca, Planeta, 2008), consiguió retratarla como una monarca muy religiosa contraria al divorcio, al matrimonio gay y hasta de la independencia de Marruecos. Ante las críticas, la Casa del Rey defendió que la Reina no había hablado de ninguno de esos temas con la periodista de forma pública y Urbano resalió demostrando que ni la Zarzuela ni la esposa del Monarca disfrutaban de buena memoria y que ella conservaba el documento que acreditaba sus conversaciones. Urbano es una mujer menuda, de inflexible peinado y buen olfato que pasea con su perrito siempre a la misma hora cerca del parque del Retiro. Bajo esa correctísima apariencia, no solo vive una periodista con buena cabeza, sino también una superventas radical.
¿Qué es la memoria? Es una función del cerebro que permite almacenar, codificar y recuperar la información del pasado. Lo organiza todo el amarillento e inflexible hipocampo. Pero vivimos rodeados de ejemplos de memoria muy flexible: Bárcenas y el PP, que fueron uña y carne, y ahora solo son suciedad entre los dedos. 
Los incómodos recuerdos de Obiang en cenas, funerales y conferencias vinculados a importantes figuras institucionales. O fogonazos fantásticos como la espantada de Esperanza Aguirre a los agentes de seguridad vial que le robaron veinte minutos de su movilidad para ponerle una multa que ella misma calificó de “bien puesta”
. Esperanza Fast and Furious Aguirre se largó cuando quiso “rozando una moto de los agentes” que acabó en el suelo y diciendo aireadamente que todo lo que se ha montado es un ejercicio de “mentira y machismo”.
 Es que, como país, somos un tremendo ejercicio para la memoria: ¡pasan tantas cosas cada día! Durante la entrevista con Àngels Barceló en la Cadena Ser, Aguirre llegó a confirmarle, con su magnífico acento cheli y llamándola Ángeles, que situaciones como esa la mayoría de los ciudadanos las resuelven “o con multita o con bronquita”.
Esperanza Fast and Furious Aguirre se largó cuando quiso “rozando una moto de los agentes”
A raíz de la bronquita de Pilar Urbano sobre la desmemoria han brotado expertos en ejercicios para mantener fuerte la función cerebral. 
 Uno de ellos es caminar hacia atrás. Otro es cambiar el reloj de muñeca. También se propone el vestirse con los ojos cerrados, pero eso, obviamente, ya lo hace mucha gente incluso sin percatarse del resultado.
 Como extra podríamos proponer recordar fechas clave en la vida sentimental de Ana Obregón, que ha vuelto a enamorarse de un caballero joven, el torero Israel Lancho, cosa que no hacía desde 2006 cuando presentó al magnífico Darek.
La memoria, dijo Karl Lagerfeld, es como un músculo, casi como la amistad, que requiere de muchísimos ejercicios.
 Otro de ellos puede ser sacar a subasta recuerdos, que es lo que está haciendo David Hasselhoff, el rey de las míticas series de televisión El coche fantástico y Los vigilantes de la playa. El próximo día 11 pone en venta reliquias de su carrera. Hay una estatua suya bastante auténtica y, ¿por qué no?, una réplica de El coche fantástico, rodada entre 1982 y 1987, cuando el actor ha reconocido que “vivíamos a tope”.
 El dinero recaudado irá a parar a la Starlight Foundation, la misma que organiza la veraniega gala marbellí. Sería una buena idea para crear memoria futura que Hasselhoff y Urbano bailen juntos en la gala trascendiéndola en un evento solidario y absolutamente inolvidable.

4 abr 2014

Morir de pena............................................................... Jaime Prats

Un nuevo estudio estrecha la vinculación entre depresión y enfermedades cardiacas

Los cardiólogos estadounidenses incorporan la tristeza profunda como factor de riesgo

 

Mujeres sentadas en una sala del hospital St. Goran de Estocolmo en una sesión de tratamiento contra la depresión. / REUTERS

La pena no parece una causa de muerte clínicamente válida como para registrarla en una partida de defunción. O para explicar el motivo del ingreso de un paciente cardiaco a sus familiares.
Y, sin embargo, cada vez son más concluyentes los datos que relacionan la tristeza extrema con los infartos y, en general, patologías del corazón.
El último de los trabajos que avanzan en esta dirección plantea que los afectados de depresión de moderada a severa presentan un incremento del 40% del riesgo de sufrir insuficiencia cardiaca
. El estudio se ha anunciado este viernes en el encuentro EuroheartCare que la Sociedad Europea de Cardiología celebra en Noruega
. Para su elaboración se siguió a lo largo de 11 años el estado psíquico y físico (con datos sobre el índice de masa muscular, la actividad física, hábitos tabáquicos y presión sanguínea) de 63.000 de los 97.000 vecinos de la región noruega de Nord-Trondelag, y se comparó esta información con los ingresos y fallecimientos por insuficiencia cardiaca. “Concluimos que cuanto mayores eran los síntomas depresivos, mayor era el riesgo de sufrir problemas cardiacos”, explica Lise Tuset Gustad, enfermera intensivista responsable del trabajo. Entre los pacientes menos graves la posibilidad de desarrollar problemas cardiacos era solo de un 5% más que la media.

“Ya habíamos visto trabajos previos de los efectos de la depresión entre pacientes que ya habían sufrido un infarto o como factor de riesgo de la patología coronaria”, apunta el presidente de la SEC. Pero el trabajo presentado ayer da un paso más al relacionar esta enfermedad mental con un ámbito más extenso de las lesiones cardiovasculares como es el caso de la insuficiencia cardiaca, el tramo final de muchas cardiopatías que se presenta cuando el corazón es incapaz de bombear la sangre con suficiente fuerza
. Su origen es muy diverso, y puede estar ligado a un infarto, a problemas con las válvulas cardiacas o a un cuadro de diabetes o hipertensión en pacientes de larga evolución.
El trabajo noruego también aporta otro aspecto interesante: la relación directa que establece entre el desequilibrio metabólico (hormonal, desarreglos en neurotransmisores) que caracteriza la depresión, con los efectos en la salud del corazón.
Buena parte de los trabajos hasta ahora publicados incidían en los efectos indirectos. La depresión severa se identifica por la tristeza, la apatía y la desesperanza de los enfermos.
Incluso con las ideas de muerte y suicidio en los casos más graves. Este estado de ánimo afecta al estilo de vida de los pacientes.
 Si se tienen que medicar es fácil que o dejen de hacerlo o se les olviden tomas. Además, suelen fumar más, comer peor, practicar menos o nada de ejercicio y adquirir más peso.
El estudio presentado este viernes admite esta vinculación. Pero tras neutralizar los efectos potenciales del tabaquismo o la obesidad en las personas analizadas destaca otros factores directos que vinculan la depresión y la insuficiencia cardiaca
. “La depresión estimula la aparición de hormonas vinculadas al estrés, que inducen la aparición de fenómenos inflamatorios o aterosclerosis [el deterioro de las paredes arteriales que puede provocar un infarto]”.
“Es algo parecido a lo que sucede con la ira”, comenta González-Juanatey.
El presidente de la SEC recuerda un reciente artículo publicado en la Revista Europea de Cardiología en el que se describía como se producía una brusca descarga de catecolaminas (hormonas asociadas al estrés) que tenían un impacto directo en la hipertensión y un aumento de plaquetas en la sangre que aumentaban el riesgo de coágulos en las paredes vasculares.
 “Se asociaba este aumento del tono simpático [del sistema nervioso] con un  mayor riesgo de infarto e ictus”. La alteración hormonal ligada a la depresión explicaría un fenómeno similar en estas personas, según González-Juanatey.
“La asociación entre depresión y problemas cardiovasculares la observamos en la clínica, con los pacientes”, comenta Rafael Tabarés-Seisdedos, catedrático de psiquiatría de la Universidad de Valencia
. Este psiquiatra y miembro del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (Cibersam) destaca cómo el trabajo noruego y otros similares demuestran que es frecuente la presencia de dos o más problemas médicos en una misma persona aparentemente no relacionados (depresión y lesiones cardiacas en este caso) que, en el fondo, están conectados.
 “Ya sea por compartir los mismos factores de riesgo físicos o psicosociales, o porque una patología lleve a la otra”, explica. O incluso cuando la relación es inversa, como el propio Tabarés-Seisdedos e investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas describieron recientemente en el caso del cáncer y el alzhéimer.
 “Debemos de dar una respuesta asistencial adecuada que tenga en cuenta estas asociaciones y corregir la segmentación actual por especialidades”, apunta.