Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

23 mar 2014

El mundo se viste de España


Una clienta observa las prendas de una tienda de Zara en Shanghai.

Si la potencia económica de un país se midiera por la presencia de sus empresas en las principales calles comerciales del mundo, España tendría una silla por derecho propio en el G-8
. En el centro de París, Nueva York o Shanghái se pueden comprar camisas de Zara, pantalones de Mango o zapatos Camper.
 Las novias de São Paulo pueden lucir vestidos de Pronovias
. Y los atrevidos modelos de Desigual cuelgan de las perchas de una tienda de El Cairo, en Egipto. Las cadenas de ropa españolas han sabido extenderse como una mancha de aceite por medio mundo y en plena recesión del consumo en España sus cuentas las cuadran los compradores chinos, franceses o estadounidenses. Desde el inicio de la crisis la brecha comercial entre exportaciones e importaciones del sector de la moda se ha estrechado al máximo porque las ventas al exterior se han disparado.
Las empresas de textil, confección, calzado y otros artículos relacionados con el vestuario exportaron en 2013 productos y servicios por valor de 19.438 millones de euros. Es un 47% más que en 2008, cuando la crisis apenas había hecho su aparición.
 Las importaciones durante el mismo periodo también han aumentado, pero solo el 4%. Como consecuencia, el saldo comercial de este sector es ahora de menos 800 millones, frente a los 6.229 millones de hace cinco años.
El sector de la moda en España son luces y sombras
. Mientras algunas cadenas de ropa languidecen o pelean por sortear el temido concurso de acreedores (como Caramelo o Blanco) otras, con gran esfuerzo de expansión internacional, han logrado tomar las mejores posiciones en el tablero mundial. A la cabeza está Inditex, el gigante textil más grande del mundo
. La empresa gallega, que abrió su primer local en el extranjero en 1988, en Oporto, tiene 26 años después más de 6.300 comercios, en 87 mercados de los cinco continentes
. En la última década le ha dado la vuelta a sus fuentes de negocio: mientras en 2004, cuando tenía tiendas en 30 países, España suponía el 46% de su facturación, el pasado año su país de origen le aportó menos del 20% de sus 16.724 millones de euros de ventas.
Mango es la compañía presente en más países: tiene tiendas en 109
Si a la actividad de importación y exportación del sector de la moda en España se le restara el efecto Inditex, las cifras en ambos casos perderían algunos ceros
. Porque una de las estrategias más características de esta empresa es que, aunque produce sus prendas mayoritariamente en el extranjero, casi todas pasan por España, y de aquí, vuelven a salir al extranjero
. Es decir, que un suéter de Zara que se fabrica en una planta de China, aunque se venda en una tienda de Pekín, viaja antes hasta Arteixo (A Coruña) o Zaragoza, donde la empresa tiene las centrales logísticas de esa marca.
Aunque Inditex es imbatible en cuanto a cifra de negocio se refiere, si hay una empresa que tiene la internacionalización todavía más dentro de su ADN esa es Mango
. Está presente en 109 países, con 2.598 tiendas. En el ejercicio de 2012 tuvo una facturación de 1.691 millones de euros y solo el 16% de esta cifra eran por ventas en España. Según adelantó su presidente, Isak Andic, el objetivo es triplicar el negocio en 5 años.
Los casos de Inditex y Mango son extremos, por su enorme volumen. Pero, aunque a diferente escala, no son únicos en España
. Los zapatos de Camper también se venden más fuera que dentro. Empezaron su expansión en Europa en 1992, hacia Asia en 1996 y en 2002 llegaron a EE UU y Australia.
 Hoy el 80% de la facturación de esta firma de calzado, con sede en Palma de Mallorca y propiedad de la familia Fluxà, también llega de fuera de las fronteras españolas
. Tienen tiendas en más de 30 países y su producto se vende en 57 mercados, entre ellos, algunos enclaves tan improbables como Ciudad del Vaticano o Martinica. Según sus cuentas de 2012, las últimas entregadas al Registro Mercantil, la empresa ganó 6,8 millones de euros. Su cifra de negocio fue de 223 millones de euros.
El reto, dice una patronal del sector, es recuperar la fabricación textil
“En el sector de la moda en España ha habido mucha innovación, también a la hora de exportar”, señala Francisco Aranda, director ejecutivo de la Confederación Moda España
. Sobre el espectacular aumento de la exportación, cree que la crisis de consumo ha tenido mucho que ver. Las empresas han acelerado sus planes de expansión.
 “Y eso a pesar de que somos uno de los países con mayor número de empresas pequeñas.
 Hay cerca de 7.000 en el sector de la moda, mientras que solo contamos con unas 60 medianas y siete grandes
. Pero ni si quiera eso ha sido un impedimento para lanzarse al extranjero”, comenta Aranda
. Según el Barómetro de la Moda, que realiza la publicación especializada Moda.es, el 45% de la facturación de las firmas españolas de este sector llegó en 2012 gracias a las exportaciones. Señala ese estudio que después de Europa, México, EE UU, China y Rusia son los mercados en los que más interés tienen las firmas textiles.
Aunque con la crisis se ha acelerado la presencia de tiendas españolas fuera, el proceso de internacionalización llega de mucho más atrás.
Esa, dice José Luis Nueno, profesor de la escuela de negocios IESE, ha sido otra de las claves para la buena salud de las marcas de ropa fuera. “España viene de una fuerte tradición textil. No lo olvidemos”, apunta.
 Aquí se fabricaba mucha de la ropa que vendían las marcas extranjeras.
 Y aunque la fabricación se ha reducido al mínimo, algunas empresas supieron usar la experiencia industrial para pasar a exportar marcas y tiendas
. La exportación ha llegado incluso a los directivos. “Los ejecutivos de las grandes marcas de moda españolas están cada vez más solicitados en el mercado internacional”, señala la firma Hays, multinacional británica de selección de directivos.
El declive del mercado interior ha acelerado los planes de expansión
A la hora de ganar cuota en el exterior, recuerda Nueno, abrir tiendas en las millas de oro no es el único sistema. “Desigual, por ejemplo, ha sabido expandirse en el extranjero muy bien a través de las tiendas multimarca y grandes almacenes, además de con tiendas propias”, explica. La andadura internacional de la mayoría de cadenas se inicia en Portugal, por la facilidad de moverse en el país vecino.
Después, suele llegar Francia. “Y México es para muchas El Dorado”, recuerda Nueno. Primero, porque supone una puerta al resto de América Latina. “Pero además porque los grandes almacenes juegan un papel importante”, dice. Las tiendas mexicanas departamentales al estilo de El Corte Inglés (allí son populares El Palacio de Hierro o Liverpool) les permiten a las marcas probar suerte con un rincón dentro de la gran superficie, tantear su éxito, y si logran renombre, tratar de dar el salto con inversiones más potentes.
Pasar de exportar a tener tiendas no siempre es fácil.
 “La falta de financiación es uno de los mayores retos de las empresas españolas pequeñas o medianas que quieren internacionalizarse. Cuesta mucho dinero”, advierte Aranda. Otro de los retos, añade, es lograr que la fabricación textil no se pierda del todo.
 “Habría que hacer un esfuerzo de relocalización, porque si no, perderemos el valor añadido. En Estados Unidos han puesto en marcha una campaña para recuperar la industria textil con productos con la etiqueta made in USA again [“hecho en EE UU otra vez”]
. Deberíamos trabajar en esa línea”, recomienda Aranda.

Asunta: medio año y cabos sueltos

La investigación reúne más indicios que pruebas y varias hipótesis sin confirmar

La pista de las cuerdas, clave para detener a la madre, no es concluyente.

Descampado donde apareció el cadáver / ÓSCAR CORRAL

“Todos los indicios desembocan en los padres; sabemos que Rosario Porto estaba con la niña cuando murió, y que durante la comida en casa de Alfonso Basterra se le empezó a suministrar una dosis tóxica de lorazepam que no era la primera del verano”. Esta droga impidió que se pudiera despertar y defender cuando, entre cuatro y cinco horas después, alguien la mató asfixiándola con un objeto blando. “Tenemos una serie de evidencias, muchos hechos probados, contradicciones flagrantes de los detenidos”, reconoce un investigador. “Pero no un vídeo de lo que sucedió en la casa de Teo”, la prueba irrefutable de la autoría del crimen. “Sospechamos que la niña murió en la habitación [del piso de arriba que había sido de su madre cuando era pequeña], pero no es seguro.
Pudo morir en otro sitio, hasta en el coche”, cuando se la llevaron a la pista forestal, a cinco kilómetros, en la que apareció el cadáver.
Seis meses después del asesinato de la niña de 12 años, el 21 de septiembre de 2013, hay cabos sueltos en el caso Asunta, empezando por la primera pista que aguzó el olfato del guardia civil que sorprendió a la madre intentando deshacerse de un tramo de cuerda en el chalé del municipio vecino de Santiago.
 La misma noche en que se halló el cuerpo, los agentes localizaron en la vivienda cuerda idéntica a los tres fragmentos que aparecieron cortados junto al cadáver
. Se sabe que es igual, pero según han confirmado a este periódico fuentes del caso, “la prueba no es concluyente”. “Tenemos un puzzle con muchas piezas, pero otras, en la reconstrucción del crimen, están en blanco”, reconoce un responsable
. En la instrucción del asesinato de Asunta se puede distinguir entre los datos plenamente comprobados e hipótesis que encajan e incluso justifican las lagunas.

Las cuerdas. Los tramos de cordel naranja hallados en la pista forestal de Teo, usados para atar de pies y manos a la cría, parecen formar parte de la misma secuencia que el fragmento localizado por la Policía Judicial junto a una mascarilla de usar y tirar y un pañuelo de papel en una papelera de la habitación de la niña en Teo.
 El juez Vázquez Taín todavía está pendiente de un informe sobre el fabricante, sin embargo, es “imposible” confirmar en el laboratorio si el corte coincide por completo. “Son muchos hilos mezclados”, y estos “deberían tener al menos dos milímetros de grosor para que el informe fuese concluyente”, admiten los investigadores.
 “Si fuese una cinta, sería más fácil”.
El lorazepam.Los análisis de sangre revelaron que la niña había ingerido una cantidad tóxica de este psicofármaco (0,68 microgramos por mililitro) que probablemente le fue suministrado en sucesivas dosis desde la hora de comer.
 La niña murió entre las 19 y las 20 horas, y entonces apenas había empezado a hacer la digestión, ya que esta benzodiacepina la ralentiza.
Pero en su orina también había presencia de lorazepam de la misma marca, Orfidal, que el padre compró al menos en tres ocasiones (5 y 17 de julio, y 16 de septiembre.
 En total, 125 comprimidos en tres cajas). En el vestido que llevaba la madre el día de los hechos también había polvo de lorazepam.
Además, están los análisis del pelo de la pequeña, que confirman que llevaba tiempo tomando Orfidal, y los episodios, referidos por docentes, en los que la niña no pudo dar clase porque estaba “KO”.
 Asunta llegó a advertir a dos profesoras: “Mi madre me quiere matar” y habló de unos “polvos blancos” que le daban
. Tanto Porto como Basterra dijeron que se trataba de una medicina para la alergia. Pero el pediatra niega tal enfermedad. Un día que la niña, en clase de música, no se podía tener en pie, el padre la llevó y la trajo, fue advertido de su estado y, además, él mismo confirmó que esa noche había dormido en su casa.
Las cámaras. Los investigadores tienen imágenes de 37 cámaras de vigilancia de diferentes locales. Además, están las horas de desconexión y conexión de las alarmas en los dos domicilios de Porto. Asunta pasa ante la cámara de un banco, camino del piso de su padre, a las 14 horas, y de regreso al de la madre, a las 17.21.
 Siete minutos después, pasa caminando también de vuelta Rosario Porto, que vuelve a aparecer en otro foco a las 18.12 entrando en el garaje.
 Diez minutos después, el Mercedes verde rodea una rotonda camino de Teo. A bordo se ven dos figuras que la propia imputada admite que son ella y su hija.
 La alarma de la casa de Teo se desconecta a las 18.35 y se vuelve a conectar a las 20.53.
 A esa hora un vecino saluda en el camino a Porto en el coche, pero no ve a la niña. El padre no aparece en ninguna cámara de la ciudad hasta después de las nueve de la noche.
 Entonces “se dedica a pasar una y otra vez”, hasta en nueve ocasiones, por delante del objetivo de la sucursal bancaria que horas antes había registrado las últimas imágenes nítidas de la pequeña.
Los teléfonos. El móvil de Asunta, situado por el informe de geolocalización en el piso de su madre en Santiago, registra una conexión a las 17.38 y otra a las 21.05
. A esa hora, la niña ya está muerta. Según fuentes de la investigación, es una llamada de su padre, que a partir de ese momento realiza en torno a una veintena a varios teléfonos
. Los investigadores creen que quería dejar su rastro, aparentando que buscaba preocupado a la cría desaparecida.
Por su parte, el móvil de Basterra que ya está analizado (el segundo está pendiente) se conecta desde su piso a las 16.59 y a las 20.47.
 La madre hace también una conexión de datos de internet a las 19.29 desde la casa de Teo.
El ordenador de Basterra. El portátil y el segundo móvil de Basterra no aparecieron en el primer registro.
 Alguien los colocó en su piso más tarde.
 En este paréntesis el disco duro fue cambiado. Se sabe por las dos huellas, una por arriba, otra por abajo, que han quedado marcadas.
 Si el ordenador se hubiese encendido después, estas marcas se habrían fundido con el calor.
 La Guardia Civil tiene el ADN de esta persona, pero ve difícil llegar a localizarla.
 Los investigadores creen que Basterra quiso ocultar un aspecto de su vida del que, aseguran, ya han obtenido información en su círculo de amistades.
 Pero no han podido comprobar si la niña conocía esta faceta, o sabía algo que el padre no quería que contase.
Los coches. En el Mercedes de la madre hay ADN de todos, algo lógico en una familia, aunque los padres viviesen separados
. Lo único que despierta sospechas es la desaparición de las alfombrillas traseras
. El Corsa del padre permaneció todo el tiempo aparcado ante una cámara de la calle. Pero los investigadores sospechan que pudo viajar a Teo en otro vehículo aunque de momento no lo pueden probar.
Si la niña hubiese muerto, efectivamente, en el piso superior, la madre, que pesaba poco más que la cría, habría necesitado ayuda para bajarla por la escalera porque el cuerpo no tenía contusiones
. Hasta el día en que decidió negarse a declarar, Basterra sostuvo que no había salido de su piso en toda la tarde. Pero dos testigos desmontaron su coartada al confirmar que lo vieron a las 18.18 (hora que marcaba el tiquet de compra de la tienda en la que acababan de pagar) en las inmediaciones del garage de la madre en Santiago.
 Entonces él iba con Asunta. Estos testigos, un chico y una chica, no titubean porque ella conocía perfectamente a la familia Basterra Porto.
 Había estudiado tres años con la víctima en la Alianza Francesa.

La trampa del semen

En todos sus años de carrera jamás ha visto patinazo igual, se declara abochornado y cree que nunca lo podrá olvidar.
 Un investigador del caso Asunta se sincera de esta forma sobre el episodio de contaminación de pruebas en el laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil en Madrid.
 Un supuesto descuido (al entrar en contacto la camiseta que vestía la niña el día de su muerte con el esperma del preservativo de un hombre denunciado por violación) enredó las pesquisas y sirvió como arma que enarbolaron los abogados de los padres estos meses
. Aún están pendientes para la semana que viene varias declaraciones de testigos en relación con este surrealista asunto, pero nada van a poder aportar al caso de la niña.
La mancha de semen es una prueba falsa.
 Según fuentes del operativo, el dueño de aquel condón, un joven colombiano, lo rescató de la basura y se lo entregó en persona a los agentes después de ser señalado por una mujer tras una fiesta latina en Arroyomolinos (Madrid).
 El chico no había estado en Galicia ni conocía a Asunta.
Pero en estos meses han llamado a declarar hasta a sus suegros.


 

22 mar 2014

ENTREVISTA » Yoko Ono: “No me sorprendió que John Lennon se sintiera atraido por mí”

El Museo Guggenheim de Bilbao dedica una retrospectiva a Yoko Ono, la viuda de John Lennon Ahora, cuando Paul McCartney ha firmado definitivamente con ella la pipa de la paz.

 

Yoko Ono posa para los fotógrafos en la presentación de la exposición en Bilbao el pasado 13 de marzo. / Rafa Rivas (AFP / GETTY)

En un local del Soho neoyorquino es la cita. Por Broome Street, a la altura de West Broadway, un antro con cristales y fachada gris que parece medio abandonado.
 Se trata del estudio de su hijo Sean, el que Yoko Ono tuvo con John Lennon en 1975 y que ha seguido la estela artística de sus padres
. Muebles vintage y dibujos de la madre decoran las paredes. Al fondo se apilan fundas de guitarras antiguas. ¿Serían del eterno beatle? También unos pianos de pared y catálogos de arte.
Llega con retraso y entra a lavarse las manos. Aparece con abrigo y sombrero, protegida por gafas oscuras. Se quita el abrigo, pero se deja el resto. Estoy obligado a creer que es Yoko Ono, por fe en la cita que hemos pactado por medio del Museo Guggenheim de Bilbao, que desde el pasado día 14 le dedica una retrospectiva.
 Aunque frente a mí solo se mueven unos pómulos anchos y una boca pequeña de la que emana un inglés con marcado acento japonés.
Se deja caer mucho por España. Algunas veces, pero para mí no suficientes. Hice eso del Ebro en Zaragoza, estuve en Mallorca, ahora Bilbao.
Para mostrarnos 60 años de trabajo, ni más ni menos. El tiempo pasa. Sí, 60 años de obra ya. Pero no he cambiado tanto.
¿Ha pensado usted en un concepto sobre su propio trabajo? ¿Cuál sería? Pues diversión, que me he divertido mucho.
No es poco. Está bien el balance, ¿no?
¿Incluso obsesionándose con esos dibujos puntillosos que hace? Hasta eso me divierte
. Pero lo más destacable, aparte de todo, es que me he sentido muy libre. Y dicho detalle es muy importante. En mi trabajo y en mi vida personal.
He calculado que hacia 2050 reinará la paz en el mundo
¿Cómo se libera uno a lo largo de su existencia? Siempre me he sentido así.
¿Desde que era niña? Desde el día que nací. Yo lo recuerdo.
¿Cómo? ¿A la manera de las memorias intrauterinas que Dalí describió en su libro ‘La vida secreta’? Bueno, como un sueño o, más bien, una pesadilla. Me preguntaba: “¿De dónde procede esa pesadilla?”
. Pues del mismo momento en que vine al mundo.
Dalí decía que recordaba la humedad en la placenta de su madre. ¿Usted? Yo también. No era muy feliz. Lo que recuerdo más que ninguna otra cosa es el silencio.
¿Un silencio que podría describir? No estaba mal.
Después apareció en el Japón de antes de la guerra. ¿Dónde le queda esa memoria? Era usted de buena familia. Claramente. Muy bien. De todo, de todo me acuerdo. Yo era una niña obsesionada con comunicarme, pero estaba siempre sola, y eso me entristecía.
Comunicarse… ¿en qué sentido? A un nivel muy simple. Con mi primo, por ejemplo. Él era mayor que yo y ya iba a la escuela, recuerdo que siempre me hacía ilusión esperarle. Tenía tres años más que yo. Era un muchacho increíblemente inteligente y con una maravillosa sensibilidad artística. Dibujábamos, jugábamos en el jardín.
¿Fue su primer amor? Eso, eso, mi primer amor. ¡Qué gracia! Kio se llamaba. Todo lo relativizaba. Un día le esperaba en su habitación y rompí una de sus flechas. Todo el mundo se puso muy tenso advirtiéndome que cuando llegara se enfadaría.
 Pues bueno, llegó, se lo dijeron y, en vez de molestarse, agarró otra flecha, la partió delante de todo el mundo y dijo: “Muy bien, y qué pasa”. Fue un gran detalle.
Con eso quizá aprendió que no había que exagerar ciertas reacciones, a relativizar. Algo así, él era esa clase de persona, empatizaba.
¿Aparecerá su primo en las memorias que esperamos para 2015? No creo que las publique para esa fecha. Ni he empezado
. Ya sé que todo el mundo las espera, pero no soy capaz de hacerlo.
Japón es todo un misterio en usted, ¿por qué nos lo oculta? Lo sé, lo sé. Es un misterio.
Los años de guerra, por ejemplo, ¿cómo fueron? Recordar eso me entristece. Yo ya había viajado a Estados Unidos antes de que se declarara la guerra, tenía amigos aquí y me dio mucha pena. No podía imaginar que pasaría algo así.
Un trauma. Aunque al comenzar, seguíamos viviendo igual de bien. Mi niñez y mi adolescencia eran pura alegría. Mis tías, mi madre, siempre con sus fiestas.
¿Vivían el glamour? Ni siquiera pensábamos eso.
 Para nosotros era normal. Hasta que invitaron a una echadora de cartas.
¿Y qué pasó? Nos predijo que nuestras familias lo perderían todo. Se rieron de ella y creyeron que era ridículo, que si los Yashuda, la familia de mi madre, quedaban sin nada, significaba que el país también
. Y así fue.
Les resultaría inimaginable. Absolutamente. Pero ocurrió. La mujer daba miedo.
¿Sus recuerdos de infancia afloran ahora que ha cumplido 81 años con más intensidad? No, no creo
. Realmente, toda mi vida yo he sido muy observadora. Tenía más talento para afrontar todo así que para experimentar sobre mí misma. Eso ha sido bueno, porque me ha salvado completamente de muchas cosas que he visto venir.
Esto es muy interesante. Incluso cuando la gente me ataca, cuando empiezan a decir que soy una arpía, una mujer fatal, una dragon lady, me quedo pensando: qué interesante.
Se supone que soy una 'dragon lady', pero no lo sé, usted verá
¿En serio? ¿Sabe tomar distancia o es un mecanismo de defensa por lo que le han atacado? Bueno, en cierto sentido me duele, pero no tanto. Me coloco como una outsider en cada situación.
De hecho, no le importa equipararse a personajes como la última emperadora china, a la que todo el mundo consideraba eso, una ‘dragon lady’. Bueno, después me enteré de que la llamaban así porque el Gobierno británico encontró una gran oposición en ella cuando quisieron invadir China, así que por ello empezaron a llamarla de ese modo y a inventar cuentos sobre la mujer.
Muy familiar. Su caso y esa estrategia británica de desarmar al enemigo con propaganda. Mire la ‘leyenda negra’ española. Mientras ellos exterminaron el norte, en el sur se imponía algo tan celebrado en la posmodernidad como el mestizaje. No se fíe de los ingleses… Ya.
Dentro de aquel ambiente familiar suyo, la hija de un padre banquero, ¿cómo les sentó que quisiera ser artista? Nada mal. Mi madre también pintaba y mi padre, no hay que olvidarlo, era pianista.
 Se hizo banquero porque mi abuelo se empeñó. Y al morir este, le enterró con el primer sueldo que mi padre ganó.
 Se lo metió en el ataúd. Para demostrarle que le había obedecido. Pero él fue un artista toda su vida. Sufrió mucho aquella decisión. Llegó a dar varios conciertos y con buenas críticas.
 Me viene a la mente que hay algo muy curioso entre los españoles y Japón.
¿Qué? Cuando llegaron por allí, les dijeron que podían quedarse solo en Nagasaki. El ADN me dice que existe alguna mezcla dentro de mí.
¿Española? Sí.
Mire qué bien. ¿No le parece gracioso?
¡Claro! Pues en Japón eso está muy mal visto, al menos en el pasado
. Las mezclas, ya sabe, daban lugar a mucho cotilleo. La cultura española y la portuguesa me han llamado siempre la atención por ese motivo.
 El catolicismo estaba prohibido y se escondían bajo tierra, como en las catacumbas romanas. Todavía hasta hace poco se podían encontrar imágenes enterradas de Jesucristo y la Virgen como si fueran Budas.
 Muy curiosos. Ocurrió que para averiguar quién realmente era católico en tiempos de persecución, extendían las imágenes cristianas en el suelo y obligaban a la gente a pisarlas. Quien no lo hiciera, se delataba solo y lo crucificaban.
 Así fue como por lo menos se han canonizado 40 santos.
¿Siente usted simpatía por los católicos por eso? No, por los católicos no en especial, aunque sí me llama la atención su valentía en ese sentido.
 También me interesa el budismo, aunque soy una existencialista, respeto las religiones.
 Pero la valentía de aquellos católicos me hubiese gustado heredarla para mis propios principios. Los rendí homenaje al inicio de mi carrera con una obra que vino de aquello.
Iba a preguntarle si con el tiempo se ha convertido en una mujer religiosa. No.
¿Ni siquiera cree en un dios? Solo creo en mí misma.
Ya lo dijo Nietzsche, que cada uno de nosotros podía llevar un embrión divino dentro de sí. Estoy de acuerdo.
¿Y un demonio? No, eso no lo creo. No concibo una figura divina, a Dios en este caso, como algo moralista. Dios no es la palabra correcta para lo que quiero decir. Diosa, quizá sí.
Mejor. Lo planteo para relativizar el poder masculino. Hagamos una mezcla. Lo que digo es que me respeto mucho a mí misma y estoy orgullosa de lo que soy.
 Quiero enfatizar lo del orgullo porque si algo no me gusta de las religiones es precisamente que han sido creadas y utilizadas por las clases dominantes para someter a los demás precisamente machacando su orgullo y aconsejándoles humildad. No les convenía. ¿Humildes para quién?

Vanguardia y pacifismo

(Tokio, 1933) Yoko Ono es una artista de vanguardia vinculada a grupos como Fluxus en la Nueva York de los años sesenta (arriba, en una imagen de 1968). Pintora, creadora de instalaciones, performances, música impulsora de grupos como la Plastic Ono Band, se crio en la alta sociedad japonesa y se casó en 1969 con John Lennon en lo que fue su tercer matrimonio después de haberlo estado con el compositor Toshi Ichiyanagi y con el músico de jazz Anthony Cox, con quien tuvo a su hija Kyoko.
 Junto a ­Lennon y después de su muerte, ha destacado como una activista del pacifismo y ha seguido con su labor artística, además de encargarse del multimillonario legado que dejó el músico, con quien tuvo un hijo, Sean.
Le pondré una prueba de humildad. Echando la vista atrás, para alguien que vivió en Japón el trauma de la bomba atómica, que después se ha dedicado en cuerpo y alma a predicar la paz, contemplar hoy el mundo, con sus tensiones y sus guerras, ¿le produce sensación de fracaso? ¿Ha tenido sentido? Terrible. Pero precisamente por eso hay que esforzarse el doble, para limpiar las heridas y curar.
¿Así que sigue siendo una idealista? ¡Qué le vas a hacer! ¿Te vas a quedar parada mientras la gente se mata? No tenemos otra elección
. Mire, yo soy muy pragmática, algunos creen que me paso de optimista y en realidad lo que yo hago es desechar ese optimismo
. Le voy a hablar en términos pragmáticos sobre algo que tengo calculado.
¿Qué? Que la paz se impondrá en el mundo hacia 2050.
¿Lo predice? Sí.
Quizá cuando a finales de los sesenta promovía el pacifismo con John Lennon, ambos creían que hacia el año 2000 ya viviríamos en un mundo tranquilo, y mire. No, no me imaginaba un mundo así ni en pintura. Pero en este caso lo veo claro.
¿En qué se basa? Más que pragmatismo, me parece magia. No es magia.
Convénzame. Tiene que convencerse usted. Piense…
A ver. Mire alrededor y comprenderá.
Veo bastante guerra y conflicto. Porque se fija en eso, pero ponga sus sentidos en otras cosas. Mire esa gente que ni se habla y se dedica solo a teclear sus smartphones.
Terrible. En absoluto.
 Está empezando a ocurrir en Japón que muchos niños se encierran en sus habitaciones. Los hikikomori, les llaman. Sus padres se preocupan alarmantemente y hasta les dejan la comida a la puerta de su cuarto. No existe ninguna comunicación y creen que es tremendo, aunque yo no lo veo así.
En realidad están encerrándose en sí mismos en vez de compartir con otros, pero ese fue el mismo camino que escogieron Buda o los monjes cartujos
. Buscan un rumbo para mejorar y se ha contagiado a países como Estados Unidos. Tiene un componente budista, pero sin serlo. El budismo, al fin y al cabo, se ha convertido aquí en algo muy esnob. Veo todo ese fenómeno como un camino de meditación positiva.
Cuando aquello transforme su rabia, anónimamente, en vez de preocuparnos por el hecho de que no nos hablen, deben saber que será por ahí por donde llegue la revolución. Silenciosamente. Eso solo por una parte. Por otra, que hay Gobiernos como el de Obama que van a reducir los gastos militares. Lo hace por razones financieras, pero es una tendencia que seguirá su curso por todo el mundo.
China acaba de anunciar que los aumenta. Pues cualquier Gobierno inteligente acabará dándose cuenta de que eso es un derroche. Ocurrirá gradualmente.
Un gran paso para la paz, en lo que le concierne personalmente, fue lo que dijo el otro día Paul McCartney: que The Beatles se hubieran separado igual, estuviera o no usted por medio. ¿Ya son amigos? Yo siempre me he llevado bien con él. El mundo es un lugar curioso. Les encanta pensar que estamos siempre peleándonos.
Como en un ring de boxeo. Y les decepciona ver que no es así. Para él supone un riesgo admitirlo: el hecho de que, en fin, Yoko está bien. Lo dicho, se supone que soy una víbora.
¿Pero no lo es? Pues no lo sé.
Así, de cerca, no me lo parece. Usted verá.
¿No debo fiarme de las apariencias? Depende de usted…
¿Qué colgaría hoy en esos árboles del deseo que promueve? Bueno, es otro elemento que ayuda a construir la paz. Hacer florecer deseos en la gente en vez de que nos dé por matarnos.
Para este año, lo que he pedido es que todo el mundo sea feliz.
Difícil. ¡En absoluto! Eso es porque usted se empeña todo el rato en encontrar complicaciones. ¡No diga eso, hombre!
Ser feliz es más sencillo de lo que parece, lo que ocurre es que la angustia y la amargura tienen mucho prestigio entre la intelectualidad. Yo también lo creo. Pero esa es la actitud que busco, hay que tener más confianza en el ser humano. Lo que ocurre es que nos pasamos la vida obsesionados por mantenernos, por sobrevivir. ¿Por qué? No lo sé.
Pero hubo una época en que usted no lo conseguía. Cuando era joven quiso suicidarse. No era feliz, pero tampoco infeliz.
 Aquello fue muy extraño. Contemplaba mi vida y hacía balance. ¿Adónde quería llegar? No sé, pero pronto me reconforté convenciéndome de que el camino que había elegido por medio del arte era el correcto.
 No llegué a estar desesperada realmente. También la posguerra fue un momento difícil. Yo tenía que ocuparme de mis hermanos, alimentarlos, darles cobijo. Para eso fui muy fría y usé mi cabeza en todo momento. Nos trasladamos de la ciudad a vivir al campo y la gente no era muy amable con nosotros, los de la ciudad, tanto que nos obligaban a lograr sustento en otros pueblos de alrededor; buscarse la vida ya daba sentido a todo en sí.
No creo en Dios, creo en mí misma
¿Cómo ve su etapa más vanguardista en la que colaboraba con músicos como John Cage o La Monte Young? Eran tipos muy interesantes.
Lo que logró John Cage ha pasado a la historia. A mí no me llegaba tanto porque su trabajo se inspiraba mucho en cuestiones asiáticas que yo conocía, relativas al budismo también.
 Lo que realmente me impresionaba de él era que se trataba de un gran cocinero y que preparaba unas ensaladas magníficas.
¡Qué gracia, oiga! ¿Qué es lo que encuentra tan gracioso?
¿Y La Monte Young? Brillante, pero hay que dejarle tranquilo, darle espacio para que se desarrolle como él quiere hacerlo.
Realmente, con ellos se encontraba usted fuera del mundo. Porque asombra que cuando conoció a Lennon en una galería de arte ni siquiera sabía quiénes eran The Beatles. ¡Es cierto! ¡No lo sabía! Pero es que a los que nos dedicábamos a otros ámbitos no nos interesaba.
 Yo era algo elitista, es verdad.
¿Cree que fue eso, el hecho de que ni lo conociera, lo que le atrajo de usted? No sé qué le atrajo, quizá eso.
¿No se lo confesó con el tiempo? No, la verdad. En fin, a mí no me sorprendió que yo le atrajera.
¿Y a usted de él? Me fascinó, aunque viniera de un mundo por el que yo no sentía ningún interés concreto, ni mucho respeto, por desconocimiento, me resultó increíblemente brillante.
 Eso, sin duda, influyó.
Pero en aquella época, cuando ustedes se conocieron, a ellos sí les atraía la vanguardia. Incluso la incorporaron a sus canciones consiguiendo que resultara atractiva para el gran público. Era fácil de escuchar lo que hacían.
 No es que fueran simples, es que ellos conseguían llegar a todo el mundo de manera muy sencilla. Acercar una calidez vital. Eso resultaba realmente impactante.
Pero complicado. No tanto. Musicalmente, no.
Con los años se ha ido demostrando que no crearon cosas tan fáciles. Es su opinión.
 Y no me malinterprete, no quiero decir que el hecho de que fuera simple sea malo, creo que eso en sí es una clave fundamental porque les hizo llegar a todo el mundo.
¿Sigue sin perdonar a Chapman, el asesino de John? No.
¿Ni siquiera ahora que ha dicho entrar en una segunda vida pasados los 80? ¿Se siente moderna? Siempre, aunque es una palabra que no me gusta. La ha usado usted.
Más moderna que posmoderna, me refiero. Me siento yo misma; el resto de adjetivos, que los pongan los críticos

Retrato de mujer............................................................ Gregorio Belinchón

Encuentro en Berlín con la directora Claudia Llosa y las protagonistas de su próxima película, Jennifer Connelly y Mélanie Laurent

Una historia femenina desde una óptica femenina. Así funciona el ‘matriarcado’ de la realizadora latinoamericana.

 

SERGI PONS

Entre creer y crear solo hay una pequeña diferencia.
 Una vocal. Para Claudia Llosa (Lima, Perú, 1976), a veces la frontera es aún más ínfima. Y por eso transita, apasionada, explorando ese terreno, porque en esas arenas movedizas se fusionan la creación de la vida, del arte y el origen de la religión y la mística, todo lo que surge desde las profundidades del ser humano:
 “Me interesa mucho nuestro lado primario, ese bullir que estalla, que normalmente acallamos. Por ejemplo, el grito de una madre dolida. Cuando no encontramos respuestas como personas, buscamos alternativas, y así surge lo sagrado
. Porque el primer arte lo iniciaron artistas que creían en lo que imaginaban, por tanto era mágico. Para mí no hay nada más mágico que el canto de una madre arrullando a su hijo, que parece el canto de un chamán”.
 De ese caldo de cultivo han salido sus tres películas: Madeinusa (2006), La teta asustada (2009) y ahora No llores, vuela, que tras su paso por la sección oficial del Festival Internacional de Cine de Berlín, inaugurará el de Málaga y se estrenará comercialmente el próximo viernes 28.
Con La teta asustada, la carrera de la cineasta afincada en Barcelona salió catapultada: no solo ganó el Oso de Oro del Festival de Berlín, sino que llegó a los Oscar y compitió por la estatuilla al mejor filme de habla no inglesa.
 Durante aquella semana de 2010 en Los Ángeles, los días previos a una ceremonia que el aficionado recordará como la del enfrentamiento entre el exmatrimonio Cameron-Bigelow, en el que Hollywood premió la película de ella En tierra hostil antes que la de él Avatar, Llosa exploró la posibilidad de rodar en inglés, aunque no tenía aún la historia perfilada.
 Allí conoció a Mark Johnson, presidente del comité encargado del Oscar a mejor filme extranjero, que ha acabado convertido primero en amigo y después en productor.
Nacida y criada en Perú, a finales de los noventa se trasladó de Lima a España para estudiar cine.
 Y se quedó. No le costó mucho dar a conocer su talento con un guion bajo el brazo y enseguida estaba armando su primera película. No solo ha dirigido, también ha escrito sus tres largometrajes.
 El primero, estrenado en el Festival de Sundance, se adentraba en una comunidad indígena peruana, en medio del frenesí religioso, a través de los ojos de una adolescente elegida mater dolorosa de la festividad. Con La teta… ahondaba en una extraña enfermedad, sufrida por las mujeres violadas durante los años más duros de su país, que transmitía el miedo de madres a hijas a través de la leche materna.
 Siempre lo sagrado y lo terrenal. Y la creación. A través de los ojos de la mujer. De la madre.
Y de eso también trata No llores, vuela, una película española –el 80% del presupuesto lo aportan las productoras Wanda Vision (que siempre ha estado detrás de la carrera de Llosa) y Arcadia–, pero rodada en Canadá, en carreteras heladas, en paisajes tan desolados y desérticos como los de los trabajos anteriores de Llosa, aunque en el otro extremo: del calor abrasador ha pasado al frío devastador
. La acción avanza en dos épocas: en una está Nana (Jennifer Connelly), que intenta sobrevivir en el límite de la pobreza con dos hijos, el pequeño con una enfermedad degenerativa que podría curar un famoso curandero; en otra, Iván, el vástago mayor (Cillian Murphy), ya crecido, cetrero de profesión, intenta desembarazarse de la presencia de una periodista ansiosa (Mélanie Laurent), que desea indagar en su pasado y en el de su madre. Ese pasado resurge de la nieve sucia para sacudir a Iván y encarar su infancia.
Connelly es a la vez etérea y terráquea, con una mirada que te descoloca, inteligente, rodeada de misterio”, en palabras de la directora y guionista
Juntar a tres actores como Jennifer Connelly, Cillian Murphy y Mélanie Laurent no fue fácil.
 De tres nacionalidades y carreras distintas, de técnicas alejadas, Llosa vio, en cambio, los puntos que los unían entre sí y también los vínculos con ella: “Sus energías coincidían”.
Los cuatro se volvieron a reunir en Berlín para la sesión de fotos que recorre estas páginas, a primera hora de una mañana de febrero, mientras su película se exhibía para la prensa de la Berlinale. Arrancaron así una jornada apretada de promoción que acabó con el estreno de gala. Tras las fotos, entrevistas y la vorágine propia de un festival internacional.
 Los actores y la realizadora mostraron mucha familiaridad, mucha risa cómplice y salió algún secreto: del trío de intérpretes, uno aún no había visto la película y le podían los nervios.
Connelly, que encabeza el reparto, ha sobrevivido a ser estrella infantil y adolescente (Érase una vez en América, Dentro del laberinto) para acabar mezclando títulos más taquilleros (Diamantes de sangre, Una mente maravillosa –por la que fue candidata al Oscar–, Hulk y la próxima Noé) con apuestas más de autor (Réquiem por un sueño, Casa de arena y niebla, Un invierno en la playa). 
 El irlandés Cillian Murphy, único invitado masculino en este matriarcado, hace ya años que encontró en Christopher Nolan a su director fetiche, aunque el mes pasado en la Berlinale se cruzó con Ken Loach (el realizador recibía el premio de honor), que le exprimió en El viento que agita la cebada, y le recordó con mucho cariño.
 Por cierto, Murphy era el único que ya sabía lo que era filmar con un equipo español gracias a Luces rojas, de Rodrigo Cortés.
Y la francesa Mélanie Laurent… hace dos años fue maestra de ceremonias del Festival de Cannes. Ganadora de un César, rubia vengadora en Malditos bastardos, su actuación en aquel certamen –cantando y bailando con desparpajo– coincidió con su debut como directora de largos (Les adoptés) y con el lanzamiento de un disco, En t’attendant. “En Francia, la gente no lo entendió. Bueno, ni el público ni muchos medios de comunicación, que solo permiten el encasillamiento: si haces una cosa, no puedes dedicarte a otra”, cuenta compungida Laurent. 
“En fin, abandoné la música”. Pues el disco no estaba nada mal. “Ya, pero… Suerte que me llamó Claudia. Me sorprendió muchísimo, porque es la primera vez que me reclaman para un papel en inglés por mí misma y no porque en el guion pusiera que mi personaje es una chica francesa. Lo es, pero no importa su nacionalidad, sino que Claudia me quería a mí”.
Laurent, relajada y de buen humor tras la sesión, desgrana alguna broma sobre el género de los protagonistas (“¿Somos un grupo de chicas?
 Sí, fíjate en Cillian afeitado: es muy andrógino… ¡No se lo digas!”), y explica su necesidad de encontrar buenos directores para aprender y aplicarlo cuando ella es la que manda. “Ya estoy en la posproducción de mi segunda película como realizadora: Respire”. 
 La actriz vivió además una curiosa experiencia en No llores, vuela. “Rodé embarazada. Para el vestuario no importaba mucho, con aquellos abrigos gruesos, pero emocionalmente era rarísimo
. Mi personaje es callado, está pasando por algo muy fuerte que la tiene en silencio, y yo en cambio me sentía llena de vida, con ganas de reír y bromear.
 Tenía que bajar mi tono, ahondar en ese dolor. Las hormonas me revolucionaban…”.
Llosa confirma que fue a por quien fue, sin importar la nacionalidad
. Contactó con los actores que quería. “Quedé con ellos, no tanto para ver si valían, que ya lo tenía claro, sino por confirmar que habría química entre nosotros. Ahora nos veo como un grupo familiar, en el que me siento cómoda
. Me fijé, por ejemplo, en si las energías de Jennifer y Mélanie iban a coincidir. Jennifer es a la vez etérea y terráquea, con esa mirada que te descoloca y te enamora a un tiempo. Posee una inteligencia privilegiada.
 Y la rodea un misterio, una sensación de esconder algo… Me sedujo desde el inicio”.
Cuando Connelly entra en una habitación, la llena, tanto física como emocionalmente.
 Su presencia apabulla… “Te hace sentir el poder, ¿verdad? Te ubica en un escalón, te obliga a posicionarte. Y eso es muy complejo, emana del ser humano, no de la interpretación”, según Llosa. Con Laurent, la directora también halló su conexión: “Tiene una pulsión de vida que enamora, que seduce, tal vez más ligada a un rayo de sol. Sale adelante porque es lo que tiene que hacer, y eso también lo posee su papel”.
Connelly es más sosegada que sus compañeros de reparto. También se muestra más seca, puede que por el tiempo que medita las palabras, pero no menos profesional. “No entiendo de cine de autor o de gran producción, porque yo pienso en el guion, en lo que leo
. Cada historia necesita su dinero, eso sí, pero a mí no me llaman los productores, sino los directores, que son con quienes me reúno y por los que tomo mi decisión final”. Ve a su personaje como un regalo, “con tantas aristas, con tantas decisiones enormes que tomar”, aunque confiesa que probablemente ella, como madre, habría tomado una decisión diferente a la de su personaje en pantalla.
No fue fácil juntar a los tres intérpretes, de nacionalidades y trayectorias distintas, y técnicas alejadas. “Pero sus energías coincidían”, dice Llosa
Y luego está Cillian Murphy.
 Es curioso: su comportamiento en la pantalla es el que estamos (mal)acostumbrados a que tengan las mujeres en el cine. Pasivo, huidizo tras los palos del pasado, el personaje de Laurent toma las decisiones por él. “No había pensado en eso. ¿Un cambio de género en los roles principales? Puede, pero entiendo perfectamente qué hace cada uno de ellos y por qué”. 
La claridad y profundidad de la mirada de Murphy concuerdan con la de Connelly, hacen que fluya de manera natural la idea de que sí, de que podrían ser madre e hijo. “Cuando nos cruzamos en pantalla y ella aparece maquillada para aparentar ser vieja, con todas aquellos añadidos… sentí que así era”.
La maternidad, siempre presente en la filmografía de Llosa.
 Y la química entre los actores.
 Al final de la jornada maratoniana en Berlín, en la fiesta que siguió al estreno del largometraje, la cineasta y los intérpretes tenían la sensación de haber hecho un buen trabajo, o al menos eso comentaban
. La “energía” entre ellos había calado en el público.
 Las películas de la peruana empujan al espectador a momentos menos narrativos que emocionales. “Me interesa el universo sensorial, ese que a veces te succiona y a veces te repele
. Y por supuesto, el espacio imaginario, tan poderoso. Según vas creciendo, la gente te dice: ‘Distánciate de él, esas cosas no existen’.
 El niño crece y debe enfrentarse a la frustración que le imponen sus padres: olvídate de la imaginación. A mí me gusta volver ahí, y retar al espectador a entrar en un terreno que parezca real”.
Así llegan la creencia y las creaciones, que comparten lugares comunes y que son el motor de No llores, vuela. 
“¿Qué es la fe? ¿Algo que el ser humano usa para poder masticar la tragedia y los dolores? ¿Una invención, una herramienta? ¿O una pulsión sobre algo real que uno percibe? Estos son mis intereses. Y no te olvides de cuando la creación artística surge como necesidad… Hay que volver al niño, a no cuestionarnos desde lugares terrenales”.
 Llosa complica aún más a su protagonista, Nana, su decisión: debe ser de nuevo niña, cierto, pero es que ella ya es madre y por tanto está al cargo de dos hijos. ¿No puede abandonar sus obligaciones? “Me interesa ese viaje que la imaginación suelta a la razón. Y me apetece forzar al espectador a que se meta en ese desafío”.
El rodaje en Canadá viene obligado por el deseo de la cineasta de “mostrar una naturaleza que nos recuerde nuestra fragilidad”. 
Para nada con una idea de que diera frío. “No veo mi película como fría, sino muy luminosa, aunque puede que no cálida.
 Que mostrara un lugar pacífico en apariencia, hostil en su vivencia. Un poco como el halcón de Iván, una naturaleza agresiva… tal y como es el ser humano. Queremos domesticarnos, olvidarnos de nuestra parte primaria.
 Un error, porque cuando estalla ese volcán interior, ¿qué hacemos?”.