Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

16 mar 2014

El reino de la posibilidad..................................... Javier Marías

Raro es contemplar hoy a quien se siente vinculado o atrapado por su propia convicción.

 

Ya saben, una de las definiciones de “clásico” viene a decir que son obras que, cada vez que uno vuelve a ellas, encuentra algo importante que en anteriores ocasiones le pasó inadvertido; o bien obras que, aunque ya las conozcamos, indefectiblemente captan nuestra atención y nos invitan a quedarnos en su compañía: si se trata de música, a escucharla entera por enésima vez; si es un cuadro, a escrutarlo con fascinación.
 Más mérito tienen, a mi modo de ver, las novelas y las películas, que hasta cierto punto confían en la historia que cuentan para interesar, y si esa historia ya nos la sabemos –si acaba bien o mal, quién muere y quién no–, por fuerza han perdido uno de sus principales atractivos en una segunda lectura o en una décima contemplación. Que los “argumentos” actúan como meros señuelos y en el fondo son secundarios lo demuestra que mucha gente relee el Quijote, El corazón de las tinieblas o Madame Bovary estando al cabo de la calle y recordando lo que les acaece a los personajes, lo que hicieron y cómo acabaron.
 Uno abre una de sus páginas al azar y suele verse arrastrado a leer unas más, y luego otras más, hasta continuar a veces hasta el final.
 Lo mismo sucede con ciertas películas: uno zapea y en algún canal están emitiendo Con la muerte en los talones, Centauros del desierto o ¡Qué bello es vivir!, y pese a sabérselas de memoria, es muy raro que no se sienta tentado a permanecer allí, con los ojos y el entendimiento cautivos.
 Algo hay siempre que lo sorprende, o que había olvidado, o sencillamente desea asistir una vez más a la más perfecta representación.
Pero es que además, a medida que pasa el tiempo y esas obras se alejan de nuestra contemporaneidad, descubrimos en ellas cosas que en su día nos parecían “normales” y que hoy ya no lo son. Y por tanto las vemos como si fueran extrañas y hubiera que “descifrarlas” desde la tan distinta mirada de nuestros días. 
Hace poco me sucedió con El hombre tranquilo, de John Ford y de 1952.
 Es una de mis películas favoritas (como de tantísimos aficionados al cine), e incluso recuerdo haberla elegido para hablar de ella en no sé qué festival de Burdeos, hará no menos de dos decenios. La he visto incontables veces desde la infancia, pero tanto da. La pasaban en una televisión y no pude evitar quedarme hasta el término del episodio o escena en que el azar me situó: John Wayne y Maureen O’Hara han obtenido por fin permiso para iniciar su cortejo con carabina –el inolvidable Barry Fitzgerald, casamentero oficial de Innisfree–. 
Montan en un calesín guiado por éste, obligados a darse la espalda; Fitzgerald los autoriza a bajarse y caminar el uno al lado del otro, sin tocarse; al ver un tándem estacionado, lo cogen y escapan en él, para estar a solas; llegan a un cementerio, y cuando van a besarse se desata una tormenta que asusta a la mujer; se resguardan como pueden, el hombre se quita la chaqueta para cubrirla, se le empapa la camisa blanca, y entonces se besan de veras por primera vez.
 Lo llamativo es la expresión, la mirada que a continuación se le queda a Wayne. Estoy convencido de que es el actor que mejor ha sabido mirar en el cine, sobre todo a las órdenes de Ford: en un solo plano, uno entiende lo que le pasa, y lo que le pasa no son cosas ni sentimientos simples, sino complejos y matizados
. Su pena no suele ser pena sin mezcla; su odio no es odio sin mezcla; su indignación no es primaria, su espanto es profundo. Es alguien capaz de saber –y de transmitir– que hay un antes y un después, que a partir de un momento, o una experiencia, o unas palabras, nada será ya lo mismo, empezando por su personaje.
Lo normal, lo convencional en una escena amorosa, tras un primer beso, es que quienes la protagonizan estén exultantes de felicidad o bien sigan besándose con entusiasmo o lascivia crecientes, según. Eso no ocurre en El hombre tranquilo
. Wayne abraza a O’Hara y vuelve el rostro, no hacia la cámara pero sí hacia el frente. Y su mirada parece en primera instancia de tristeza, de lástima incluso.
 Claro está que no lo es. En seguida uno comprende el matiz: es seriedad, gravedad, acaso responsabilidad, como si se estuviera diciendo: “Ay, ahora estoy vinculado. Es lo que deseo, pero ha llegado y ya no hay vuelta atrás. Me quedaré junto a esta mujer, no le fallaré, la querré y la cuidaré. Le daré la mejor vida que pueda y a eso dedicaré mi existencia.
 No sólo a eso, pero eso estará por encima de todo lo demás. Y le seré incondicional”.
 Ya en 1952 debía de ser infrecuente ver una reacción así en la pantalla o en la realidad. Los enamorados recientes tienden a ser ligeros y se ven llevados en volandas por el entusiasmo o la pasión, y “no hacen más que ocultarse mutuamente su destino”, como escribió Rilke con penetración. En la realidad no es más raro que hace sesenta años, yo creo, pero sí en la novela o el cine, sí en el mundo representado, como si en él sólo se admitiera estar de vuelta de todo.
 Raro es contemplar hoy en él a quien se siente vinculado o atrapado –en el mejor sentido de esta palabra– por su propia convicción, por su disposición a no fallar, por la responsabilidad que no puede exigírsele pero que uno adquiere hacia otro por su cuenta y riesgo y su voluntad.
 Raro es quien se hace el propósito de ser incondicional y piensa, quizá como Wayne bajo esa tormenta: “Quiero tanto a esta persona que a partir de ahora prescindiré de lo que más apreciaba, el reino de la posibilidad”.
elpaissemanal@elpais.es

15 mar 2014

Malasia confirma que el avión fue desviado de su ruta de forma deliberada

El primer ministro malasio asegura que alguien desconectó los sistemas de comunicación

El aparato pudo seguir dos corredores aéreos, uno que lleva a Kazajistán y otro al Índico sur

Gana peso la tesis de un secuestro.

 

Rueda de prensa este sábado del primer ministro de Malasia. / DAMIR SAGOLJ (REUTERS)

El primer ministro de Malasia, Najib Razak, ha asegurado este sábado que el avión del vuelo MH370 de Malaysia Airlines que desapareció hace hoy una semana con 227 pasajeros (153 de ellos, chinos) y 12 tripulantes menos de una hora después de despegar de Kuala Lumpur con destino a Pekín fue desviado de su ruta de forma deliberada, que alguien desconectó los sistemas de comunicación a propósito y que la última señal detectada del aparato se produjo siete horas y media después del inicio del viaje.
 Najib Razak ha afirmado que los datos de los que disponen señalan que el avión pudo haber seguido dos corredores aéreos y haber acabado en la frontera con Kazajistán o en el océano Índico.
 Ha dicho que los movimientos “son consistentes con una acción deliberada de alguien dentro del avión”.
El anuncio, que ya había sido adelantado en parte por la agencia Reuters el viernes, supone un giro significativo en el desarrollo de la investigación sobre uno de los mayores misterios de la historia del transporte aéreo, y ha tenido como consecuencia la suspensión de las labores de búsqueda en el mar del Sur de China –zona en la que los radares perdieron el contacto con el Boeing 777 menos de una hora después del despegue-, según ha asegurado Najib.
La intervención del jefe de Gobierno de Malasia confirma las especulaciones surgidas en los últimos días sobre la desaparición de aparato, y ha basculado la atención de los investigadores hacia la tripulación y el pasaje.
“En vista de los últimos acontecimientos, las autoridades de Malasia han redirigido su investigación hacia la tripulación y los pasajeros a bordo”, ha afirmado Najib, quien ha declinado confirmar si el avión fue secuestrado y ha insistido que siguen analizando todas las posibilidades sobre por qué se desvió de forma tan radical de su ruta original, informa Associated Press.
La policía se ha dirigido hoy a la casa del piloto del MH370, Zaharie Ahmad Shah, de 53 años, para buscar indicios que puedan explicar la desaparición del avión
. Algunos expertos han sugerido como causa posible el suicidio del piloto, como se sospecha que ocurrió con sendos vuelos de SilkAir y EgyptAir en 1997 y 1999, respectivamente.
Las autoridades también investigan las informaciones sobre una mujer surafricana que asegura que el copiloto del avión, Fariq Abdul Hamid, de 27 años, las invitó a ella y a una amiga a entrar y sentarse en la cabina durante un vuelo entre Phuket (Tailandia) y Kuala Lumpur en diciembre de 2011, algo que está totalmente prohibido desde los atentados del 11-S en Estados Unidos
. La mujer, Jonti Roos, lo contó en una entrevista en la televisión australiana Channel Nine
. La cadena mostró fotos y vídeos de las dos mujeres con Fariq y el piloto del vuelo en lo que parece una cabina de avión.
El Boeing del MH370 salió de Kuala Lumpur a 00.40 (siete horas menos en la España peninsular) del 8 de marzo, pero las comunicaciones con los controladores aéreos civiles fueron cortadas a la 1.20. Najib ha dicho que los investigadores creen “con un alto grado de certeza” que el ACARS (Aircraft and Communications Addressing and Reporting System) fue desactivado antes de que el avión alcanzara la costa este de Malasia, y que poco después alguien a bordo apagó el transpondedor, que comunica con el control aéreo civil
. La aeronave dio luego la vuelta y voló en dirección oeste, por encima de la península de Malasia, antes de girar hacia el noroeste.
El primer ministro ha afirmado que los radares de las fuerzas aéreas de Malasia detectaron señales de que el aparato se desvió de su ruta original y se internó en el estrecho de Malaca, entre la costa oeste de Malasia y la isla indonesia de Sumatra.
 Luego ha añadido que la última señal confirmada entre el avión y los satélites se produjo a las 8.11 de la mañana, siete horas y 31 minutos después del despegue. El Boeing tenía combustible para volar ocho horas. El trayecto de Kuala Lumpur a Pekín dura seis horas y media.
“Los equipos de investigación están haciendo cálculos adicionales, que indicarán hasta dónde pudo volar después del último lugar de contacto”, ha señalado Najib.
 Pero ha asegurado que las autoridades han determinado que la última señal detectada por un satélite se produjo en uno de dos posibles corredores aéreos; uno en el norte, que va del norte de Tailandia a la frontera de Kazajistán y Turkmenistán, y otro en el sur, que lleva de Indonesia al sur del océano Índico.
 Como consecuencia, han sido suspendidas las operaciones de búsqueda en el mar del Sur de China y se está analizando dónde desplegar la flota de rescate, según ha dicho. En los trabajos participan 14 países, con 43 barcos y 58 aeronaves.
Aunque Najib no ha confirmado si el avión fue secuestrado, los investigadores han concluido que una o más personas con experiencia en volar aviones interrumpieron las comunicaciones, y secuestraron el aparato, según Associated Press
. Las mismas fuentes aseguran que no se ha comprobado el motivo, y que no ha habido reivindicación ni exigencias por parte de supuestos responsables del sabotaje.
 Tampoco está claro dónde acabó el avión, según han afirmado. Pero han añadido que se están descartando las hipótesis de un fallo mecánico o un error del piloto. Los expertos malasios creen que solo alguien experimentado pudo navegar el avión de la forma que se hizo después de desaparecer sobre el mar del Sur de China.
Horas después de que Najib Razak confirmara que el avión fue desviado deliberadamente el  Gobierno de China (que tiene a 153 de sus nacionales desaparecidos con el avión) exhortó al de Malasia a dar más información "completa y exacta" sobre el caso.
 En un comunicado, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Qin Gang, también señaló que técnicos de China viajan a Malasia para colaborar en la investigación, y que los buques y aviones chinos que participan en la búsqueda modificarán su rumbo para adaptarse a los nuevos descubrimientos.
"Además, continuamos en contacto con otros países y organizaciones internacionales para conducir nuestras investigaciones y llegar a conclusiones propias", añadió el portavoz, entre crecientes críticas en China a la gestión de la crisis por parte de Malasia.

Cindy Crawford. Sus propias reglas



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