La paloma revolotea por el pasillo. El viejo, Jean-Louis Trintignant,
se agacha a atraparla.
No puede. El pájaro rehuye sus manos. El anciano rezonga, persigue sus saltitos, la empuja hacia una ventana
. La pequeña acción se torna en una hazaña de héroe.
Y ahí queda condensada la brutalidad de Amor, el terrible salto hacia la muerte de una pareja de ancianos —profesores de música jubilados—, Oscar a la mejor película de habla extranjera y Palma de Oro de Cannes en 2012 para Michael Haneke, uno de los grandes popes del cine europeo. Amor habla de la muerte, de la eutanasia, pero también de la vida. Casi, casi podría ser la película más tierna de Haneke. “Hay un cambio claro en esta película”.
¿Al hacerse mayor uno se reblandece? “Cedo en que Amor es mi película más tierna. Pero cuando hablas del amor debes trabajar el material de forma muy distinta a, por ejemplo, Funny games, que también tocaba algo parecido: la muerte en la familia”, contaba en Cannes el cineasta austroalemán. La película se puede adquirir mañana domingo con EL PAÍS por 9,95 euros.
Amor es, desde luego, su película más personal
. Por ejemplo, el piso de la pareja protagonista —Trintignant y Emmanuelle Riva— es muy similar al de su madre y de su padrastro, la casa en la que Haneke se crió.
“Los cuadros que aparecen son de mis padres, la música la he escogido yo.
Obviamente, el piso no es el de ellos en Viena, pero he trasladado su geografía, el orden de sus habitaciones a esta recreación. Aunque quien sufrió en mi familia la situación de la película fue mi tía.
El piso, la pintura, la música son los trucos que me ayudaron a escribir, a evocar emociones. En todos mis anteriores filmes hay secuencias personales, pero creo que eran largometrajes más… intelectuales”.
¿Y la paloma que huye empujada por el anciano? ¿Hay algún mensaje? “Mi interpretación no es la única ni la más importante. Necesitamos rodar dos días para esos pocos segundos
. Ni con comida pudimos guiar al ave”. ¿Ninguna lectura ulterior? “No, más allá de que a veces cuando me preguntan por otros significados, me gustaría abrir la ventana como la paloma y huir volando”
. Eso sí, Haneke sí apoyaba que Amor esconde su reflexión sobre la eutanasia. “Me encantaría que hubiera un debate sobre la eutanasia o el tratamiento que damos a los ancianos en Europa, aunque no era mi intención con la película.
Espero que Amor emocione al público por cualquier motivo, pero si empuja a un debate así, fenomenal”.
No puede. El pájaro rehuye sus manos. El anciano rezonga, persigue sus saltitos, la empuja hacia una ventana
. La pequeña acción se torna en una hazaña de héroe.
Y ahí queda condensada la brutalidad de Amor, el terrible salto hacia la muerte de una pareja de ancianos —profesores de música jubilados—, Oscar a la mejor película de habla extranjera y Palma de Oro de Cannes en 2012 para Michael Haneke, uno de los grandes popes del cine europeo. Amor habla de la muerte, de la eutanasia, pero también de la vida. Casi, casi podría ser la película más tierna de Haneke. “Hay un cambio claro en esta película”.
¿Al hacerse mayor uno se reblandece? “Cedo en que Amor es mi película más tierna. Pero cuando hablas del amor debes trabajar el material de forma muy distinta a, por ejemplo, Funny games, que también tocaba algo parecido: la muerte en la familia”, contaba en Cannes el cineasta austroalemán. La película se puede adquirir mañana domingo con EL PAÍS por 9,95 euros.
Amor es, desde luego, su película más personal
. Por ejemplo, el piso de la pareja protagonista —Trintignant y Emmanuelle Riva— es muy similar al de su madre y de su padrastro, la casa en la que Haneke se crió.
“Los cuadros que aparecen son de mis padres, la música la he escogido yo.
Obviamente, el piso no es el de ellos en Viena, pero he trasladado su geografía, el orden de sus habitaciones a esta recreación. Aunque quien sufrió en mi familia la situación de la película fue mi tía.
El piso, la pintura, la música son los trucos que me ayudaron a escribir, a evocar emociones. En todos mis anteriores filmes hay secuencias personales, pero creo que eran largometrajes más… intelectuales”.
¿Y la paloma que huye empujada por el anciano? ¿Hay algún mensaje? “Mi interpretación no es la única ni la más importante. Necesitamos rodar dos días para esos pocos segundos
. Ni con comida pudimos guiar al ave”. ¿Ninguna lectura ulterior? “No, más allá de que a veces cuando me preguntan por otros significados, me gustaría abrir la ventana como la paloma y huir volando”
. Eso sí, Haneke sí apoyaba que Amor esconde su reflexión sobre la eutanasia. “Me encantaría que hubiera un debate sobre la eutanasia o el tratamiento que damos a los ancianos en Europa, aunque no era mi intención con la película.
Espero que Amor emocione al público por cualquier motivo, pero si empuja a un debate así, fenomenal”.