Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

4 mar 2014

Deconstrucción Sontag................................... Víctor Núñez Jaime


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Susan Sontag (1933-2004) tomó la decisión de divorciarse gracias al rock and roll.
 Era una chica de 24 años, residente en Boston, madre de un niño de cuatro, doctora en filosofía, escritora en ciernes, esposa harta del sociólogo Philip Rieff y una rockera convencida.
“Debido a Bill Haley & His Comets y Chuck Berry me divorcié y dejé el mundo académico para empezar una nueva vida”, le soltó en 1978 al periodista Jonathan Cott, miembro del equipo fundador de Rolling Stone, con quien tenía varios amigos en común
. Ambos coincidían en fiestas, pases cinematográficos y conciertos. “Siempre quise hacerle una entrevista. Pero el momento llegó hasta febrero de 1978”, recuerda el editor que también ha escrito en profundidad sobre John Lennon y Yoko Ono.
Para entonces, Sontag ya era todo un referente intelectual en Occidente y solía pasar largas temporadas en París, adonde había llegado por primera vez en el ocaso de los años cincuenta del siglo pasado, recién divorciada.
 Todavía no tenía su característico mechón blanco en el pelo, le gustaba vestir de vaqueros y camisa y ponerse un poco de Dior Homme. Era, decía ella misma, “una freak de la belleza.
” Después de que le extirparan un tumor canceroso en el pecho, el tratamiento recetado por los médicos aceleraba su recuperación. 
“El año anterior [1977] había publicado su libro sobre la fotografía y estaba por aparecer La enfermedad y sus metáforas”, puntualiza Jonathan Cott, quien llegó a la capital francesa listo para una de las grandes entrevistas de su carrera. “Me sorprendió su exactitud moral y lingüística. A diferencia de casi cualquier otra persona a la que he entrevistado, Susan no habló mediante oraciones, sino con amplios y medios párrafos.”
Sontag habló —sincera, vehemente, apasionada y sin recato— durante tres horas sobre el amor, la amistad, la sexualidad, la autonomía personal, la construcción de ideas.
 “Tengo la impresión de que el pensamiento es una forma de sentir y el sentimiento es una forma de pensar”, dijo sin rodeos aquella vez, antes de pedir un descanso para cenar.
1846494Una extensa y profunda entrevista es capaz de revelar todos los entresijos de un personaje. Lawrence Grobel lo hizo con Capote y Fernanda Pivano con Bukowski.
 Una extensa y profunda entrevista, sin embargo, no es algo a lo que esté dispuesto a someterse cualquiera
. No es común, sobre todo, que alguien (como la autora de El amante del volcán, con fama de huraña ante la prensa) opte por alargar una deconstrucción verbal.
 Pero en aquel febrero parisino de 1978, Sontag le propuso a Cott seguir charlando en Nueva York. Así que en noviembre de ese año, el editor de Rolling Stone llegó a un departamento con vistas al rio Hudson y encontró a la ensayista “rodeada por su biblioteca de 8.000 libros, a la que se refirió como ´mi sistema de recuperación y mi archivo de nostalgia´. Ahí hablamos hasta entrada la noche.”
Entre París y Nueva York fueron 12 horas de entrevista.
 Por supuesto, la tiranía del espacio obligó a Jonathan Cott a realizar una difícil selección de preguntas y respuestas y a publicar en la revista solo un tercio de la conversación
. Ahora, más de 30 años después, Cott nos ofrece Susan Sontag: The Complete Rolling Stone Interview (Yale University Press), un conjunto de reflexiones y observaciones (alejadas de las intimidades de casa y cama, reveladas recientemente por su nuera y por su hijo) de la escritora que no titubeó entre la alta cultura y la cultura popular: “cuando voy a un concierto de Patti Smith me gusta, participo, lo disfruto y lo experimento más intensamente porque he leído a Nietzsche.
” Muerta y expuesta, Sontag todavía provoca.

El hijo de Gina Lollobrigida pide la incapacidad parcial de la actriz..................Es triste acabar así

Milco Skofic ha dicho ante el juez que su madre no está en condiciones de manejar su fortuna, estimada en 36 millones.

 

La actriz italiana Gina Lollobrigida. / CORDON

Gina Lollobrigida, la estrella del cine de los años cincuenta y sesenta, no está en sus cabales y está siendo manipulada.
 O al menos, es lo que teme su único hijo, Andrea Milco Skofic, que ha acudido a un juez civil para pedir la gestión del patrimonio de su famosa madre, valorado en 36 millones de euros
. La protagonista de tantas comedias de Mario Monicelli, Luigi Zampa o Luigi Comencini (su Pan, amor y...fantasía, de 1953, la consagró y la lanzó hacia Los Ángeles) lleva con orgullo sus 86 años, pero estalló en cuanto trascendió la noticia:
“Estoy anonadada. No me lo puedo creer. Viajo por el mundo sin parar y sin el más mínimo problema. Estoy perfecta”.
La diva que conquistó Hollywood y Cinecittà sigue manteniendo una vida bien intensa, dividida entre una residencia romana, repleta de reliquias del pasado clásico y personal, y una mansión en Montecarlo.
 Pero Andrea, que nació en 1957 del matrimonio con con el médico esloveno Milco Skofic, está preocupado por la ligereza con la cual la ex actriz parece administrar su patrimonio.
“Mi madre Luigia Lollobrigida, para el mundo del espectáculo Gina, necesita un administrador de apoyo
. Me temo que ya no está capacitada para hacerlo todo sola”, declaró al depositar la petición en el Tribunal tutelar.
Hay episodios recientes que hicieron sonar las alarmas y reaccionar a Skofic.
 En mayo, por ejemplo, la Lollo subastó parte de sus joyas en Sotheby’s
. En el prestigioso Hotel Beau Rivage de Ginebra vendió pendientes, collares, pulseras de oro, diamantes y piedras valiosas que había comprado en Bulgari en las décadas de su máxima fama. Recaudó 3,3 millones de euros.
Declaró entonces que quería destinar parte de aquel dinero a financiar la investigación con células madre, una causa con la que siempre se mostró comprometida. La mujer que, entre muchos, fascinó a Humphrey Bogard (“a su lado, Marilyn Monroe se parece a Shirley Temple”) denunció el año pasado a su ex novio, el empresario catalán Javier Rigau, de 52 años, porque sospecha que éste podría haberse casado con ella sin su consentimiento.
 “Hace tiempo", explicó en enero de 2013 la artista, "Javier me convenció para que le firmara unos poderes. Me dijo que los necesitaba para unos actos notariales en relación con un juicio
. Sin embargo, me da miedo que se aprovechara de que yo no hablo castellano, y quién sabe lo que me hizo firmar.
 Ahora he encontrado por Internet un papel según el cual nos casamos en 2010, en Barcelona, en presencia de ocho testigos. Increíble. Él solo quiere heredar mi patrimonio".
“Lo que motiva en su actuación al señor Skofic no tiene nada que ver con el dinero. Es la natural preocupación que siente un hijo ante su madre anciana”, comenta por a través del teléfono Vincenzo Maria Mastronardi, catedrático de Psicopatología forense en la Universidad la Sapienza de Roma, que presta asesoría a los letrados de Skofic.
El profesor Mastronardi examinó la que llama “biografía psicológica” de la relación entre su cliente y Lollobrigida y analizó cada una de sus etapas. Tras ello, decidió que lo mejor era seguir el camino judicial.
 Sin embargo, asegura que el control de su fortuna no tiene nada que ver con esa decisión.
“La angustia de Milco nace tras el hecho de que lleva más de dos años sin conseguir hablarle a su madre”. Skofic y su hijo Dimitri solían tener una relación serena con la madre y abuela
. El nieto hasta siguió sus huellas y es actor de teatro. En los últimos meses, varias veces intentó ponerse en contacto con su célebre familiar para invitarla a sus espectáculos, pero nunca pudo dar con ella. Tampoco ha conseguido visitarla en su casa, aunque viva en la misma Roma.
 “Creemos que alguien consiguió aislar a la diva y crear a su alrededor una especie de ‘vacío’ para alejar a sus parientes. Por eso estamos preocupados. No tiene nada que ver con cuestiones de herencia”, precisa Mastronardi.
El hijo - y único heredero - reflexionó y finalmente pensó actuar por lo legal.
No exige que la Lollo deje de disponer de sus bienes y que el juez nombre a un tutor que la sustituya por completo.
 Solo pide que alguien externo - no su joven agente - tenga que dar su visto bueno cada vez que la ex gloria de Hollywood decida comprar, adquirir, donar o subastar algo de un patrimonio que se imagina muy ingente.
 El próximo 8 de abril, el juez va a dictar sentencia.

“Contigo tanto se va...”


Rosa Sender recibe el consuelo de Raimon tras el funeral por Ana María Moix. / EFE

La niña de la estación cantada por Concha Piquer (el punto de picardía, de lo popular, de la ironía); una canción de la francesa Bárbara (la melancolía, la sensibilidad extrema); el Trío Opus 100 de Schubert (la exquisitez de lo culto) y un sobrio ataúd de pino claro de tres capas (la elegante sencillez). Simbolizada así, como era, caleidoscópica, se fue ayer la escritora, poeta, traductora y editora Ana María Moix en su funeral laico en Barcelona, tras fallecer el pasado viernes.
“Quería que el acto lo presidiera el humorista Eugenio y que se la incinerara y luego que sus cenizas se echaran al váter y tiráramos de la cadena; pero en estos últimos tiempos de enfermedad, que pasó en su sillón de orejeras, se lo repensó y decía que prefería que se la petrificase allí y así nos podía escuchar e intervenir con sus comentarios audaces”, recordaba Martí, el pequeño de los hijos de Rosa Sender, la que fuera compañera de Ana María tantos años y con la que habían compartido más de un viaje en Renault 5 camino de Calafell, con la Piquer sonando en el radiocassette.
Dijo Maruja Torres que el tiempo hará justicia a Ana María quizá en otros tiempos, y no en estos en los que de la literatura se mide solo su utilidad, recordando su labor de cicerone de lecturas, de “descubridora de autoras” para una generación.
 Se daba así cuenta la periodista de algo que el catedrático de Literatura Luis Izquierdo, otro compañero de armas vitales y de letras, casi versificó en su intervención:
 “Contigo tanto se va que somos ya ahora menos”, máxime cuando la escritora mostró siempre, y en especial en los últimos años, un compromiso social y público que creció “en estos momentos de tanto outlet y satisfacción por superar cabos de Hornos”.

Ella, “siempre tan joven y despierta”, decía Izquierdo, como esa niña que copiaba a mano versos de Bécquer (el mismo que la Piquer cita en la canción), tal y como le confesó al periodista Juan Cruz en su última entrevista. “Era una mujer fuerte”, apuntó Cruz sobre quien en sus últimos tiempos cultivó las memorias por escrito, donde, amén de describir “la casa loca que era su casa”, surcaban imponentes las figuras de sus inseparables Castellet, Gil de Biedma, Barral…
Recitó Ana Becciu un fragmento de la novela Walter, ¿por qué te fuiste? de una Moix a la que la unían amistad, versos (poetisas ambas) y la pasión por Alejandra Pizarnik.
 Y también habló su hermano Terenci a través de un fragmento de sus memorias que leyó la que fuera su secretaria Inés.
Sí, un día de los años 60 descubrió que en su hermana estaba “el germen de un ser excepcional” y se preguntó si quizá la perjudicó al colocarse siempre él, voluntad de astro solar, en el centro preponderante de la familia
. Ana María contestó como fue siempre, sabiamente silenciosa a su lado. “Ella era el lazarillo de mi soledad”, escribió Terenci, “compartió todo lo que me gustaba” y acabó siendo la excusa ante el quiosquero al que compraba tebeos románticos.
Bécquer brotó de nuevo al final, de la memoria de Pere Gimferrer, novísimo junto a ella, con la rima “Yo sé un himno gigante y extraño / que anuncia en la noche del alma una aurora…”.
Teresa Gimpera, Colita, Benet i Jornet, Sergi Pàmies, Raimon, Rafael Borrás, Jorge Herralde, Rosa Vergés, José Montilla, Ferran Mascarell… Los asistentes, los amigos, fueron centenares. En el recordatorio, sin cruz alguna —“Ana María Moix Meseguer. 12 d’abril de 1947 - 28 de febrer de 2014”—, rezaba escuetamente una frase de su primer libro, el poemario Baladas del dulce Jim: “Y un solo de trompeta en la calle oscura al final del día”.
 Pero a muchos les quedó una que era un latiguillo muy de ella: “¿Y a ti quién te enseñó a leer y a escribir?”, o sea, a vivir. Y muchos pensaron que ella.

¿Cuáles son tus recuerdos del 11-M? Se cumplen 10 años del atentado terrorista.


Un niño enciende una vela en la estación de cercanías de El Pozo en memoria de las víctimas de los atentados contra los trenes del 11 de marzo en Madrid / Santi Burgos

El 11 de marzo de 2004 murieron 191 personas en varias explosiones en trenes de Cercanías en Madrid.
 Varios miles más sufrieron las secuelas de aquellos atentados: como heridos, familiares o amigos de las víctimas. Los ciudadanos, especialmente los madrileños, sufrieron el horror de forma muy cercana.
Diez años después del mayor atentado terrorista de la historia de este país, queremos construir un mapa de nuestra memoria colectiva que sirva como recuerdo y homenaje hacia las víctimas
. Para participar basta rellenar los campos que te pedimos y situarte 10 años atrás, aquel 11 de marzo.  ¿Qué recuerdas de ese día?  ¿Qué sentiste?  ¿Donde estabas? Puedes contestar hasta el jueves, 6 a las 12 de la mañana: