Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

21 feb 2014

Ese amor virtual, esa soledad.....................................................Carlos Boyero

Me acerco a 'Her' con la sospecha de que mi paciencia no va a resistir hasta el final

Y sin embargo salgo conmovido.

 

Joaquin Phoenix, en un fotograma de 'Her'.

Contaba Leo Ferré, aquel poeta delirante y salvaje, músico excelso, que alguna vez aulló en ese torrente inclasificable con forma de canción titulada Il n’ y a plus rien: “Mozart murió solo, acompañado a la fosa común por un perro y sus fantasmas, a todo el mundo le dio por culo saber esto”.
 También aseguró que con el tiempo todo se acaba, que se olvidan los recuerdos, que con el tiempo, ya no se ama.
Y habló de la soledad en sus múltiples formas, encarnándose en una especie de “métèque” existencial que gritaba:
 “Soy de otro país que el vuestro, de otro barrio, de otra soledad”.
 Y fue más lejos en ese maximalismo sobre el aislamiento interior al afirmar con esa voz de seda: “Convendría que la gente solo se conociera cuando está disponible, a ciertas horas pálidas de la noche, con problemas de hombres, con problemas de melancolía".
“Nunca estoy solo con mi soledad”, susurraba Moustaki.
Y se preguntará el lector de esta presunta crítica de cine a qué diablos vienen estas gratuitas citas sobre la soledad, sobre ese temible asaltante nocturno (también diurno, pobres de aquellos a los que no deja tregua ni en el sueño y además son pobres), sobre la intolerable sensación de que son algo constante o escurridizo en la supervivencia de tanto náufrago.
 Creo que tiene mucho que ver con una película extraña, intensa, emotiva que se llama Her, a la cual me acerco con la sospecha de que mi paciencia no va a resistir hasta el final y de la cual salgo conmovido.
La dirige Spike Jonze, un señor hipersensible y vocacionalmente insólito, que ha establecido desde su primera película una comunicación intima con los modernos, esos farsantes de cualquier época cuyos miembros más listos saben reciclarse, el gremio que más asco me ha dado desde siempre junto a los curas y los políticos.
 Un director venerado por la crítica y que ha colaborado varias veces en el guion de sus películas con otro atormentado y prestigioso investigador de la guerra de sexos llamado Charlie Kaufman.

HER

Dirección: Spike Jonze.
Intérpretes: Joaquin Phoenix, Amy Adams, Scarlett Johansson.
Género: drama. EEUU, 2013.
Duración: 126 minutos.
Comienza describiendo el sufrimiento interminable de una separación, de un tipo del nuevo mundo cuya profesión es escribir cartas modélicas intentando aliviar o solucionar asuntos afectivos de gente con problemas que ellos son incapaces de expresar y que se siente roto cuando acaba su trabajo y debe enfrentarse a su soledad.
 Esta parecerá desaparecer cuando una mujer virtual, sensual, divertida, infinitamente comprensiva, inicie un idilio perfecto con el que sentía que su corazón era una ciudad destruida, sin murallas, condenado a la resignación más trágica.
LUIS ALMODÓVAR
Sé que es muy normal entre gente normal encontrar conocimiento, compañía, curiosidad, sexo, amor duradero e incluso hijos a través de Internet, estableciendo lazos íntimos con alguien que no has visto, ni olido, ni intuido.
 Pero puedes establecer una relación apasionante, real y perdurable a través de un ordenador
. El protagonista de esta película tan triste accederá a la seducción mutua, el deseo, la compañía, la plenitud, los celos, las dudas, sentirse acompañado y amado, el crepúsculo, el final, a través de alguien que no existe, maravillosamente programado, intocable, profesional, perfecto.
 Y me causa desasosiego, entendimiento y compasión lo que narra Spike Jonze y su estilo al hacerlo. Incluso llego a querer a ese buen actor, cuyo atormentado y exhibicionista estado interior casi siempre me crispa, llamado Joaquin Phoenix.
Y qué voz la de Scarlett Johansson
. Es la sensualidad, la sofisticación, la clase.
 Qué peligro los amores virtuales.

 

Diez ‘imperdibles’ para una feria


'Abendland', espectacular audiovisual de IC-98 en la galería finlandesa Heino. / ULY MARTÍN

Lo confieso: cada año siento la misma frustración.
 Después de pasar horas mirando sin tregua, agotada, sin beber ni comer —puro viaje del Dr. Livingston por el corazón de Africa—, decidida a no perderme nada, acaba ARCO, hablo con un amigo y me cuenta que había un Duchamp excepcional que en mis decenas de paseos me ha pasado desapercibido —no es el caso este año, que nadie se preocupe—.
¿Cómo aconsejar entonces esas diez cosas que no hay que perderse en esta edición de ARCO, convocatoria que parece más ordenada y más agradable con la nueva organización, con ese área de descanso diseñada por Andrés Jaque, siempre único en este tipo de propuesta?
 Además, hay otra cuestión que me parece importante: ¿qué vamos a buscar en ARCO?
 Quizás por una parte las galerías que ya conocemos, que siempre nos aseguran calidad, y luego las que no conocemos y que pueden ofrecernos sorpresas, supongo.
Sea como fuere todo el mundo acaba siempre hablando de lo mismo, no sé si se han fijado, de modo que cuando uno va a la feria acaba viendo sobre todo aquello de lo que todo el mundo habla.
 ¿Sirve entonces de algo que en mis top ten cite a los sofisticadísimos dan graham —en los que todo el mundo se paraba admirado—, o la obra maravillosa de Cristina Iglesias en Ivorypress, con un stand muy elegante por cierto; o la siempre llena de sorpresa Helga de Alvear con unos marcel dzaama increíbles; o en Jorge Mara, el galerista tantos años afincado en Madrid con sus artistas siempre especiales, como Sacerdote o Grillo?
 Mi propuesta entonces será de esas cosas un poco caprichosas que quizás desaparecen entre la maraña y que proponen un paseo que no es sino una propuesta por sorpresas que, seguro, interesarán a muchos de ustedes, o eso espero.
1. La vanguardista
¿Y qué mejor modo de empezar el paseo por la galería Guillermo de Osma , donde se muestra una obra clave a finales de los 30 de Maruja Mallo? Mallo es una de las artistas fetiche de esta galería y, desde luego, por este magnífico cuadro que se expone, uno de los clásicos de la artista gallega, merece la pena el paseo
. Entre tantas obras deslumbrantes no puede pasar desapercibido.
2. Un uruguayo en Madrid
En otra de las galerías clásicas de Madrid, Leandro Navarro, hay una delicadísima escultura en madera de Torres García, el artista uruguayo que a su paso por Madrid en los años 30 tuvo mucha influencia en los artistas españoles, incluida la propia Maruja Mallo antes de su partida para Buenos Aires, a través de sus reuniones relacionadas con la revista Círculo y cuadrado.
 Es un trabajo que recuerda a sus collage y a sus juguetes y, como en la galerías hay obras importantes que atrapan la mirada, es imprescindible no pesar de largo por esta.
3. La clásica de la vanguardia brasileña
¿Se han preguntado alguna vez cuántas artistas de los años 70, fuera del conceptual impuesto, quedan por descubrir? Anna Bella Geiger es uno de esos casos y en esta ocasión la podemos ver en la galería Aural de Alicante en la sección de los Solo Projects.
 Conocida sobre todo por sus mapas, aquí se expone una obra que vimos en Summa y que si fuera coleccionista me compraría: Brasil nativo, Brasil alienígena. Un must de la feria.
4. Los clásicos de Juana
La verdad es que no sé cómo se las arregla Juana de Aizpuru para tener siempre ases guardados en la manga.
 En este caso una sorpresa increíble de Art and Language.
 Luego si se le pregunta, la galerista madrileña le quita importancia, pero claro… ¡estamos hablando de alguien que ha trabajado con Sol Lewitt!
5. Una galería joven esencial
Da igual lo que expongan. De todas las galerías jóvenes de São Paulo, Vermelho es una de las mejores, con artistas tan representativos como Zaccagnini entre sus filas
. En esta edición de ARCO tienen, además, un stand grande —siempre se agradecen las apuestas— y han traído a Nicolás Robbio.
6. La obra oculta
Igual pasan y no la ven, así que tengan cuidado.
 En Espacio Mínimo la artista argentina Liliana Porter ha imaginado unas sombras pintadas en la pared que dibujan a los galeristas y a ella misma
. El efecto es tan conseguido que uno pasa de largo creyendo que se trata de eso: de fantasmagorías que desaparecerán cuando alguien se mueva y se retire del foco de luz. En cambio es una obra prodigiosa.
7. Fotógrafos desconocidos
En la galería Espai Visor de Valencia están cada vez los fotógrafos más sofisticados —descubrimientos— y este año, con la obra inquietante del peruano Zeballos, no iba a ser menos. Será, seguramente, porque enfrente de la galería está Mira Bernabeu, él mismo un fotógrafo bien conocido que ha tomado el relevo de Pep Bellonch en este proyecto peculiar de galería de artistas que no sigue en absoluto los modelos tradicionales.
8. Finlandia
La verdad es que en general la presencia de Finlandia como país invitado ha sido un poco decepcionante.
 Una excepción luminosa parece IC-98 que, a partir de los versos de la poeta suecoparlante simbolista Edith Södergran, ha realizado una animación refinada. Exige un poco de tiempo en la galería Heino, pero merece la pena detenerse.
En la misma línea de sorpresas no dejen de pasar por P74 Gallery de Liubliana: inesperado.
9. La apuesta americana de Henrique Faría
¿Qué decir de esta galería siempre precisa en sus apuestas artísticas procedentes de América Latina? Tampoco esta vez les decepcionará, como nunca lo suele hacer en sus muestras acertadas.
10. Galerías más jóvenes
Una sorpresa agradable han sido The Goma e Ignacio Liprandi —de Buenos Aires— con obras de Ana Santos, en el caso de la primera, y de Rita Ponce de León en el de la segunda, irónicas en ambos casos.
Y aquí acaba la propuesta de paseo por algunas obras o galerías de las que no hablarán muchos, imagino, pero que quizás no se puedan perder.

20 feb 2014

Almanya....................................................................... Javier Marías

Cuando perdemos a alguien de nuestra vida, los recuerdos se agolpan, el tiempo se comprime.

Una persona muy querida y de cuyo juicio me fío me regaló unos DVDs que supuso que no tendría. Esta vez no hube de pagar aduanas, aunque sin duda estamos cerca de que Rajoy y Montoro graven los presentes que nos hacemos unos a otros.
 De hecho –imagino que lo saben–, si ustedes les dan a sus sobrinos o hijos un dinerillo sin informar a la rabiosa Hacienda y sin que los chicos tributen por él, ya están incumpliendo las abusivas leyes que no se entiende cómo toleramos.
 De una de esas películas no había oído ni hablar y lo más probable es que jamás la hubiera visto. Hoy la crítica está más deslumbrada que nunca por los “ademanes de genialidad”, por quienes entregan espantos pretenciosos y solemnes, “transgresores” en apariencia, imbecilidades grandilocuentes.
 Y así se premia y ensalza hasta el infinito a gente malasombra y vacua como Haneke, Von Trier, el último Malick o Sorrentino, responsable de esa cataplasma enfática, La grande bellezza, ante la que babean tantos
. Así que no es de extrañar que Almanya. Bienvenido a Alemania, de la turco-alemana Yasemin Samdereli, haya pasado inadvertida, o lo suficiente para que no me hubiera enterado de su existencia.
Es una película demasiado “menor” en sus pretensiones
. Carece de alardes de originalidad y de posturas sublimes.
 Gran parte de su metraje se ve con agrado y simpatía y una sonrisa leve (ni siquiera busca la carcajada).
 Todo en exceso modesto para verle sus virtudes.
 Cuenta la historia de una familia de inmigrantes turcos a Alemania, en los años sesenta, con la llegada de los padres y los hijos aún pequeños, y en la actualidad, con los progenitores ya ancianos y los vástagos adultos, más o menos integrados.
 Tampoco “denuncia” nada: ni el racismo de la sociedad de acogida ni terribles condiciones laborales. Más bien presenta una situación de relativa armonía y agradecimiento mutuo entre las dos comunidades
. Eso sí, sin adulación ni empalago: a los inmigrantes nadie les ha regalado nada. Tiene toda la pinta de ser un relato autobiográfico
. El guión es de la directora y su hermana, cuentan la historia de sus padres o abuelos, originarios de Anatolia.
 Una historia como millares de otras, sencilla y sin truculencias ni aspavientos. Hay un niño de ojos muy expresivos, ya alemán de nacimiento y nieto de los inmigrantes, a través de cuya curiosidad se contemplan las dos épocas, la actual y los años sesenta.
 Es al niño al que se le va contando el pasado, poco a poco, para que entienda.
En la parte final (no creo reventársela a nadie, no hay misterios ni suspense, ni “giros sorprendentes”, otra de las tonterías a que los directores y guionistas de hoy están abonados) se produce una muerte natural y apacible
. Eso es todo. Pero a partir de entonces Almanya adquiere un tono de emoción elegante y tenue, en absoluto subrayada ni “explotada” con trucos de mala ley, que pocas películas del siglo XXI me han transmitido
. El muerto, como era de esperar, es el abuelo, el inmigrante originario, que vuelve de vacaciones al pueblo en que nació con toda la familia, poco después de haber adoptado la nacionalidad alemana.
 Y en su entierro hay una brevísima escena especialmente conmovedora.
 La cámara va pasando por todos los personajes, “desdoblados”: se ve a la viuda ya anciana sosteniendo la mano de la joven que fue, “secuestrada” para poderse casar con quien ya no existe; se ve a los hijos y a la hija adultos con las manos sobre los hombros de los niños que fueron, y que hemos conocido en los flashbacks, a su llegada al nuevo país, con su estupor ante las costumbres de sus empleadores o anfitriones.
Todos lloran o rezan silenciosamente, con contención, sin excesos.
Es una panorámica tan sólo, la escena no dura nada. La idea no será ni original, no me atrevo a decir que no se haya hecho eso antes.
 Da lo mismo: muestra con sobriedad lo que nos ocurre a todos cuando perdemos a alguien de nuestra vida: los recuerdos se agolpan, el tiempo se comprime, de pronto no hay distancia entre el presente y el pasado.
 Y el adulto de ahora compadece y “protege” al antiguo joven o niño, al que no habría soportado la idea de ver morir a los padres; y, a su vez, el niño al que eso no le pasó compadece y “protege” al adulto que es ahora, al fin y al cabo el que está sufriendo la pérdida
. Cuando ya puede encajarla, si es que eso puede encajarse. Bueno, sabemos que sí, en apariencia al menos.
 Pero en el fondo resulta incomprensible que sea posible seguir sin quienes constituían desde siempre el mundo, el de cada uno
. Que no se paren todos los relojes, como dice el poema de Auden popularizado por otra película, Cuatro bodas y un funeral, hace años
. La voz de otra nieta, joven, termina recitando la respuesta de “un sabio” a la pregunta
 “Quiénes o qué somos”. (He buscado si la cita es auténtica: sólo he encontrado algo vagamente reminiscente en Teilhard de Chardin, el filósofo y teólogo.)
He aquí la respuesta, según los subtítulos: “Somos la suma de todos los que nos precedieron, de todo lo que fue antes que nosotros, de todo lo que hemos visto.
Somos toda persona o cosa cuya existencia nos ha influido y a la que hemos influido
. Somos todo lo que ocurre cuando ya no existimos, y todo lo que no habría sido si no hubiéramos existido”
. Verdadera o inventada, no está mal para terminar una película tan serena, delicada, emotiva y modesta como para que casi nadie le haya hecho mucho caso.
elpaissemanal@elpais.es

 

Técnicas científicamente testadas para ligar más en Internet

Hacer surf, sonreír enseñando los dientes y no confesar que tiene un gato. Claves para triunfar en las webs de citas.

 


La ciencia ha conseguido descubrir el secreto de la partícula de Dios, la estructura del ADN y hasta la mejor forma de sujetar una hamburguesa.
Pero, hasta el momento, no había sido capaz de responder otra de las grandes preguntas de la humanidad: ¿Cómo ligar más?
Gracias a las mismas técnicas de análisis de datos que permiten que nuestra cuenta de correo  nos invite a comprar una antihemorroidal justo después de que hayamos enviado sendos mails definiendo a nuestro jefe como un grano en el culo, la revista Wired ha arrojado algo de luz sobre esta materia en el ámbito online.
Los hombres que utilizan la preposición “quien” en sus perfiles online obtienen un 31% más de mensajes para tener una cita 
Con la colaboración de los portales de citas OkCupid y Match.com, el equipo de la revista estadounidense estudió las 1.000 palabras más utilizadas, las series y películas más populares y los 400 perfiles con más éxito en ambas páginas para llegar, entre otras, a las siguientes conclusiones:
1. Si eres un hombre gay debes colgar en tus perfiles fotos al aire libre.
 El 48% de las imágenes de los hombres gays más populares en OkCupid lo son.
2. A los hombres les gustan los selfies, a las lesbianas, no. (Solo el 4% de las chicas homosexuales que más peticiones de citas reciben los utilizan)
3. Hacer surf y yoga son dos actividades muy valoradas tanto por hombres como por mujeres
. ¿Si sales haciendo una asana sobre una tabla (Sup yoga) implosionará la página ? ¿Y si mientras lo haces te sacas un selfie?
4. “Mencionar gatos está bien, pero si escribes ‘mis gatos’ entonces eres un raruno”.
 O sea, que puedes incluir entre tus inquietudes degollar mininos negros pero no debes confesar que tienes mascotas
. El análisis digital de datos demuestra tener aún tanto que evolucionar como las centralitas automáticas.
5. Las lesbianas aprecian las piernas bonitas; los gays, los brazos fuertes; y los heterosexuales, los estómagos planos.
6. Los hombres que utilizan la preposición “quien” obtienen un 31% más de mensajes para tener una cita. “Quien, quien, quien, quien, quien, quien…” ¿Si lo escribes suficientes veces llamará Angelina Jolie?
Wired también da alguna recomendación sobre el tipo de fotos que más peticiones de encuentros reciben: “Aquellas en las que se está mirando directamente a la cámara y se enseñan los dientes al sonreír”.
 Lo que prueba que los algoritmos informáticos aún no son capaces de valorar plenamente una de las variables con más peso evolutivo: estar o no estar bueno.
Alli Reed puso en su ficha falsa que le divertía arrojar café hirviendo a los vagabundos.
 Más de 150 hombres le escribieron para quedar con ella
Otro estudio, en este caso de campo, enriquece y matiza los consejos anteriores para ligar online
. La periodista estadounidense Alli Reed decidió crear un perfil falso en OKCupid que resultase tan desagradable que ningún hombre en su sano juicio decidiese ponerse en contacto con ella.
Entre sus aficiones incluyó hacer creer a la gente que está embarazada, tirar café hirviendo a los vagabundos y mantener “América americana”.
Todo salpimentado con una buena ración de faltas de ortografía. Bromuro puro si no fuera porque para encarnar a aaroncarterfan (sí, el hermano del rubito de Backstreet boys) eligió varias fotos de una amiga suya modelo en bikini, corsé, etc.
En 24 horas recibió 150 mensajes.
 Su siguiente objetivo fue conseguir que, pese a su (falso) cuerpazo, los hombres dejaran de escribirle.
 Así que confesó que se había abierto un perfil de Facebook haciéndose pasar por una chica de 14 años para acosar a unas amigas de su hermana.
 Lo que a su pretendiente le pareció encantador. Después le comentó que se divertía diciéndoles a los hombres con los que salía que estaba embarazada. Albricias.
Así que tuvo que ir un paso más allá. Aaroncarterfan le pidió a un hombre que le dejase tatuarse una sirena
. Y aceptó. Luego, según cuenta al Daily Mail, exigió a otro que se extrajera varios dientes (le escribió “creo que tienes demasiados dientes en la boca”)
. Finalmente tiró la toalla experimental y pensó seriamente en comprarse un cinturón de castidad.
 En vez de eso, escribió una columna donde argumentaba “que los hombres han sido tan profundamente programados para valorar a las mujeres por su aspecto físico, que muchos de ellos son incapaces de tener en cuenta otros aspectos como la inteligencia”.
La única conclusión tras cruzar ambas investigaciones es que el ser humano puede leer el ADN, descomponer la partícula de Dios y comer una hamburguesa sin que la mitad del acompañamiento termine en la mesa, pero no sabe a ciencia cierta cómo ligar más (si no es convirtiéndose en una versión más buenaca de sí mismo).