Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

18 feb 2014

Un relevo confirmado


Modelo en el desfile del diseñador Juan Vidal en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. / Samuel Sánchez

El Premio L’Oréal a la mejor colección de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid que recibió Juan Vidal (Elda, 1980) hace seis meses no era solo un galardón al trabajo mostrado sobre la pasarela
. Ese reconocimiento suponía también una apuesta por el relevo generacional, un anhelo de alternativas frescas y al mismo tiempo serias expresado en voz alta
. Y desde ayer, un deseo cumplido.
Las colecciones del diseñador valenciano y del andaluz Moisés Nieto (Úbeda, 1985) confirman que hay motivos para la esperanza en mitad del erial de Ifema.
El segundo desfile de Vidal en la semana de la moda madrileña fue tan ambicioso como elaborado. Y aunque los estampados zoomórficos que articularon toda la propuesta no terminaban de funcionar, el conjunto mantenía la coherencia gracias al increíble patchwork de visón, las camisas de cuero naranja y los chaquetones en jacquard de doble faz, un tejido diseñado y elaborado por el propio modisto.
El punto de partida de su colección Diana y las bestias era, según sus propias palabras, la espiritualidad chamánica, pero las piezas pronto transitarían hace el Lejano Oeste, al encuentro de Andrés Sardá y Ana Locking.
Moisés Nieto apuesta por piezas que buscan ocupar el fondo de armario
Vidal confiesa con naturalidad que su colección es fruto de un diálogo comercial. “Aunque mis clientes compraron encantados las prendas del pasado invierno, sus clientes, es decir, el comprador final, no respondió tan bien porque era muy oscura, muy tapada, muy pesada.
Parece que el negro nos gusta más a la gente de la moda que a la gente de la calle
. Así que esta temporada he decidido ofrecer algo más colorido”, asegura.
Junto a Moisés Nieto, Juan Vidal forma parte de una generación de diseñadores que no ha conocido otro escenario profesional distinto a la crisis. Una realidad que les ha obligado a madurar, quizá demasiado prematuramente, tanto estética como empresarialmente.
Mediante este desfile “corto, pero profundo”, el creador valenciano pretende afianzar su posición en la feria parisina de Tranoï, una de las más importantes del mundo y en cuya participación invirtió parte de los 100.000 euros de otro galardón, el Who’s On Next, que recibió también en 2013.
Desfile de Ana Locking. / Samuel Sánchez
Con solo siete temporadas a sus espaldas, Moisés Nieto se rebela contra la condición efímera de la moda y apuesta por piezas que buscan intencionadamente ocupar el fondo del armario.
 “Quiero que mis prendas permanezcan, por eso esta colección es muy real y viable en las boutiques”, explica.
El extremeño es inasequible al desaliento y además de su febril actividad en las redes sociales y su tienda online,lucha por consolidarse en puntos de venta físicos.
Con esta intención factura una interesante propuesta en blanco y negro, rica en siluetas ovoides y de fácil digestión. Irónicamente son los vestidos y tops en lana hervida con lúrex —sus piezas menos obvias— las que dotan de nervio y entidad a su colección. Nieto hace hincapié en el estampado lineal que recorre el desfile y que evoluciona hasta fingir un tartán a partir de líneas verticales de gasa cosida.
Inquieta y tozuda, Ana Locking (Toledo, 1970) lleva 12 años intentado resolver la compleja ecuación entre creatividad y viabilidad comercial que representa, en definitiva, el caballo de batalla del diseño español. También es una las pocas creadoras de MBFWM que no ha abandonado el prêt-à-porter en favor de la costura a medida, y eso se deja sentir en su desfile.
Con su American Landscape continúa el camino abierto hace seis meses por McGuffin, una colección que, según asegura, le “ha abierto muchas puertas” en Los Ángeles. Umbrales aún no traspasados pero al menos tangibles.
 Como homenaje a esta buena experiencia, Locking propone una estimulante road movie a través de los iconos (y tópicos) estadounidenses, alunizaje incluido.
 El viaje empieza con jerséis y faldas “arapahoes” en tweed de algodón prensado, para dar paso a pantalones de pelo rematados en flúor y una serie de reinterpretaciones en felpa de la clásica camisa vaquera
. No contenta con eso, la diseñadora juega al más difícil todavía: sumar paillettes y plumas a un vestido de algodón grueso y que el resultado sea positivo.
El número de sudaderas por metro cuadrado de pasarela crece exponencialmente con respecto a septiembre.
“Se venden muy bien y venden muy bien mi imagen de marca. Porque al final soy una firma ready to wear, pero con concepto y estas piezas lo sintetizan bien”, argumenta Ana Locking.
Locking propone una ‘road movie’ a través de los iconos estadounidenses
Por su parte, Ion Fiz cuenta con hasta seis colaboraciones —desde una sombrerera hasta una empresa organizadora de eventos— para producir un desfile inspirado cromáticamente “en los paisajes de la meseta central” y en el que lo más destacado fueron los abrigos masculinos forrados en piel de zorro.

El jazz de Jack Kerouac

Este género musical aparece en sus libros como un modelo para su escritura, como una presencia liberadora, como un elixir intoxicante.

 


Entre las luminarias literarias de la beat generation, quizás Jack Kerouac (1922-1969) fuera el más afín al jazz (y, atención, no exclusivamente al be-bop)
. El jazz aparece en sus libros como un modelo para su escritura, como una presencia liberadora, como un elixir intoxicante, como puerta de acceso a una vida más auténtica.
Kerouac incluso grabó discos, a veces con notables instrumentistas: Steve Allen, Al Cohn, Zoot Sims.
 De esos LPs han salido las cuatro interpretaciones suyas que suenan hoy, acompañadas por grabaciones de jazzmen que coincidieron con Jack en el febril Nueva York de los cincuenta.

Normas básicas para devorar una porción de pizza con elegancia


Porción de pizza de queso y champiñones. / CORDON

Comer una pizza puede ser un homenaje a Tony Manero, sin necesidad de perpetrar un bailoteo hortera
. Basta con coger dos porciones, montar una sobre otra y para dentro.
Una técnica poco refinada, es cierto, que además hace que los bocados queden menos crujientes, por el efecto del calor de un trozo sobre otro. Pero así lo hizo el personaje de John Travolta en Fiebre del sábado noche.
 Y es uno de los métodos que recomienda el comunicador gastronómico estadounidense Dan Pashman.
 Todo sea por evitar comer pizza con cuchillo y tenedor en Nueva York, donde tal práctica es un pecado de colosal tamaño, que puede incluso hacer tambalear la reputación de un alcalde.
Tony Manero sí sabe comer pizza.
De hecho, le sucedió al actual regidor, Bill de Blasio, en en teoría un político progresista, que llegó a ser comparado con el magnate Donald Trump por la prensa humorística estadounidense, que llamó a su caso el pizzagate.
 De Blasio ha tenido en la pizza y los cubiertos la versión neoyorquina del relaxing cup of café con leche.
 Es decir, un jardín insólito que pudo haber evitado. “Si alguien se la quiere comer con cuchillo y tenedor, hay que respetarlo, pero una buena pizza se come con la mano”, opina el cuatro veces proclamado mejor pizzero del mundo en el Campeonato del Mundo de Pizzas, Jesús Marquina. Y para cada pizza, una forma. “Las pizzas al taglio, que tienen la masa más gorda y esponjosa, se sujetan mejor de la manera tradicional", aclara
. Pero hay otras que conviene doblar. Lo explica Jesús Marquina: “Por ejemplo, nosotros hacemos la pizza Pepito, que es mejor doblarla por la mitad, porque al comértela te recuerda al típico pepito de ternera”.
Bill de Blasio, alcalde de Nueva York, cometiendo su gran error. / Cordon
Dan Pashman, en un tutorial de auxilio a De Blasio, propone varios métodos para ingerir mejor la pizza. Doblarla por la mitad, entra dentro de lo normal, de lo tradicional. Pero Pashman añade una novedad.
 Si el borde no nos convence del todo, podemos quitarlo y ponerlo en mitad de la porción, envolviéndolo con ella. “Esto funde la corteza con la salsa y el queso, por lo que queda más delicioso, y añade un nuevo componente a su textura", asevera.
 Propone más posibilidades, como doblar el trozo de pizza por la mitad, dejando los ingredientes por fuera, no por dentro. Así van directos a la lengua, según dice, y se puede saborear mejor. En este caso, una excesiva cantidad de sustancias puede provocar su derrumbe.
 Pero la buena pizza no los necesita.
“Hay gente que se cree que hay que echar muchas cosas a la pizza, cuando en realidad es todo lo contrario”, dice Marquina.
 De hecho, el alcalde de Nueva York defendió su uso de los cubiertos alegando que la pizza que le sirvieron tenía demasiadas cosas encima.
 “Cuando vemos que los ingredientes se nos escurren, como si flotaran sobre la pizza, puede ser por dos causas: hay un exceso de elementos o la mozzarella no es buena”, explica el campeón del mundo español.
A Mila Kunis se le cae la punta de la pizza, señal de que algo falla en la masa.
Marquina invita a huir de la pizza cuya punta cae hacia abajo. “Si la masa está bien hecha, no debe doblarse. Tiene que ser esponjosa por dentro y crujiente por fuera.
 Y más en España, que nos gusta la clásica romana, que es más crujiente que la gomosa napolitana”, cuenta. En ese caso, si no podemos evitar comernos una pizza con la masa mal hecha, que nos presenta dificultades, “no nos queda otra que o doblarla muy bien o, ahora sí, usar cuchillo y tenedor”
. El pizzero de Tomelloso abre la primera excepción a los cubiertos. Pashman, la segunda: si la pizza está demasiado caliente.


La policía detiene a un sospechoso de la matanza de los Alpes


Retrato robot del sospechoso de Chevaline, difundido por la policía. / AFP

La policía francesa ha detenido hoy a un sospechoso del cuádruple crimen de Chevaline, cometido en un aparcamiento de montaña cerca del lago de Annecy, en los Alpes franceses, el 5 de septiembre de 2012.
 El detenido es un hombre de 48 años, vecino de la región Alta Saboya, y según el fiscal que se ocupa del caso, Eric Maillaud, ha sido identificado gracias a los testimonios recogidos tras la difusión, en noviembre pasado, de un retrato robot de un motorista con un casco negro.
 El fiscal, que siempre pensó que el asesinato fue obra de más de una persona, ha dicho que podría haber más detenciones.
La matanza de Chevaline ha sido un enorme desafío para las policías francesa y británica durante cerca de año y medio.
 Los hechos sucedieron en un paraje idílico, a las puertas de un bosque y un lago, a plena luz del día. Un hombre, que según un testigo circulaba en una moto, disparó contra el BMW de una familia británica de origen iraquí residente en la periferia de Londres que se encontraba de vacaciones en la zona.
Tres miembros de la familia Al-Hili (el padre, Saad Al-Hili, un ingeniero aeroespacial de 50 años; su mujer Iqbal, también anglo-iraquí, de 47 años, y la madre de esta, de 77 años) murieron en el acto, mientras las dos hijas de la familia se salvaron
. La mayor, Zainab, de 7 años, resultó herida de bala en un hombro y de un culatazo en la cara y tuvo que ser operada dos veces; la pequeña, Zeena, de 4 años, logró salir ilesa porque se escondió debajo del cuerpo de su madre.
 El cuarto fallecido fue Sylvain Mollier, un vecino que paseaba en bici por la zona y que no guardaba relación con los turistas.
La policía gala estableció desde el principio que el asesino actuó con “una brutalidad inusitada” y “absoluta determinación para matar”, y descubrió que el tirador usó un arma de coleccionista: una Luger P06 que utilizaba el ejército suizo en los años veinte y treinta.
 Este dato sugería que el asesino podría ser un tirador con experiencia y residente en esa zona fronteriza con Suiza. La identidad del arma fue determinada al 100% gracias a los 25 casquillos hallados en el lugar del crimen.
El informe policial afirmaba también que el asesino ejecutó su acción en apenas cuatro minutos, con una excepcional sangre fría
. Según los investigadores, los disparos realizados contra el BMW atravesaron limpiamente las ventanillas del coche sin rozar apenas la carrocería.
 Las cuatro víctimas mortales fueron alcanzadas en la cabeza.