Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

23 ene 2014

Sofía Casanova, una reportera en la Gran Guerra..........Entre su contradición y su realidad

Por:
Sofia_casanova_caraJunto con Emilia Pardo Bazán y Concha Espina, la gallega Sofía Casanova forma parte de la tríada de mujeres que, en el 75 aniversario de la aparición de la revista Blanco y Negro, figuran entre los escritores, poetas y periodistas seleccionados en el especial dedicado a las letras que se publica
. Entre ellos, Rafael Alberti, Antonio Machado, Ramón Gómez de la Serna, Ramón Pérez de Ayala o Juan Ramón Jiménez, un elenco importante de la cultura española.
De las 33 figuras incluidas en el cuadro de honor del suplemento, solo se reseñan estas tres mujeres.
Si Pardo Bazán y Concha Espina son mujeres ampliamente conocidas en la sociedad actual, no ocurre lo mismo con Sofía Casanova, y ello a pesar de los interesantes actos, estudios y escritos realizados por particulares en los últimos años, como la biografía que escribe Rosario Martínez Martínez, o la organización de actos por parte de instituciones como, la Casa del Lector y el Instituto Polaco de Cultura que en fechas recientes hicieron un homenaje a la escritora en forma de mesa redonda. 
También en el último año se ha estrenado el documental A maleta de Sofía, película que narra una parte de la vida de la autora. Asunción Bernárdez Nodal, en Sofía Casanova en la I Guerra Mundial: una reportera en busca de la paz de la guerra, realiza un estudio del pacifismo en su obra, desde la óptica cristiana y desde su condición de mujer.
Sofía Casanova sin embargo fue ampliamente conocida y también reconocida por sus contemporáneos. En 1906 es elegida miembro de la Real Academia Gallega.
 Se la agasajó en vida. Sus conferencias fueron aplaudidas por hombres y mujeres.
El hecho de ser la única española en las conflictivas Tierras de sangre, dispuesta a narrar sus peripecias, sus posturas personales frente a los conflictos, sobre todo el de la I Guerra Mundial y la Revolución rusa, hizo que fuera tratada de heroína, al convertirse como en alguna ocasión se la ha llamado en “notaria de la realidad”.
Primera guerra mundial.-9
I Guerra Mundial, 1914-1918.
Fue una mujer culta, muy conocida en los ambientes literarios de la época.
 De profunda tradición católica, mantuvo posturas a favor de Franco durante la Guerra Civil Española
. En diciembre de 1938, declaraba a La Voz de Galicia, con ocasión de su marcha a Varsovia, que estaba convencida de que el golpe de Estado provocado por un sector del Ejército traería momentos de desarrollo y esplendor a España:
 “Creo en el caudillo como se cree en un ser superior, y la suerte de España guiada por él será la más grande y más fecunda de nuestra historia”.
 Este apoyo, que se contradice en ocasiones con su experiencia vital y profesional, no explicaría el porqué la dictadura la olvidó después de esa manera.
 Ni sus novelas, ni sus poesías, ni sus artículos periodísticos, de gran agudeza en sus análisis políticos, lograron sobrevivir a la segunda mitad del siglo XX.
 En realidad, no lograron sobrevivir al nazismo.
 En desacuerdo con la República y profundamente monárquica, rompe con ABC, de cuya cabecera fue cronista durante la I Guerra Mundial y la Revolución rusa, cuando a la edad de 80 años manda su primera crónica después de la invasión polaca de 1939.
 Con gran esfuerzo por su ceguera, consigue escribir un artículo que, como única respuesta por parte del director del periódico, Luca de Tena, obtiene la negativa a publicar “nada que vaya en contra de los alemanes”.
 En palabras de su nieto, esta respuesta constituyó una muerte en vida.
 Desengañada de los suyos y atrapada en el totalitarismo que sufrió Polonia, primero nazi y después soviético, Sofía fue apagándose en su longeva y apasionante existencia.
Sofía Casanova, en realidad Sofía Guadalupe Pérez Casanova (A Coruña, España, 1861-Poznan, Polonia 1958), fue una escritora de novela y poesía, autora de obras de teatro y cartas. Fue también traductora, hablaba cinco idiomas, y publicaría además de en España, en Francia, Polonia y Suecia. Trabajos que compaginó con el periodismo, escribiendo artículos para los periódicos ABC, El Liberal, La Época y El Imparcial entre otros, y fuera de nuestras fronteras  en el New York Times o en la Gazeta Polska
 . Aunque Carmen de Burgos fue pionera, como mujer, en el reporterismo de guerra, al cubrir para el Heraldo de Madrid la guerra de Marruecos en 1909, Casanova lleva a cabo la corresponsalía de la I Guerra Mundial y la revolución rusa de 1917.
 Realiza una entrevista a Trotski, más propia de una aventurera reportera contemporánea que de una católica conservadora de su época:
 “Cuando hace cuatro días me decidí en secreto de mi familia a ir al Instituto Smolny, una nevada densa y callada, caía sobre San Petersburgo
. Deseaba y temía ir -porqué no confesarlo- al apartado lugar donde funcionan todas las dependencias del Gobierno Popular…
 Obscuras [sic] las calles resbaladizas como vidrios enjabonados y completamente solitarias a aquella hora –cinco de la tarde- tras muchos tumbos encontramos un iswostchik somnoliento en el pescante del trineo…” Sofía, en compañía de Pepa, la señora que le acompañó desde Galicia en su periplo polaco, logró entrar en el Palacio Smolny sin ningún impedimento, solo el propio rechazo y el miedo que le provocaban los marxistas, entonces llamados maximalistas.
 Realizó la entrevista a Trotski, ministro de Asuntos Extranjeros, y a quien Sofía consideraba como la persona más interesante de las que rodeaban a Lenin.
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Asalto al Palacio de Invierno de San Petersburgo en noviembre de 1917.
Gran viajera, en el sentido más completo y complejo de la palabra.
 La oportunidad de viajar y aprender idiomas le vino al casarse con el diplomático Wincenty Lutoslawaski.
 Con él, noble terrateniente polaco, diplomático y filósofo, que había venido a Madrid a estudiar el pesimismo en la literatura española, y recién casada se traslada a Polonia en 1887.
 Desde entonces, llevará su Galicia natal en el alma, también las tertulias y reuniones literarias, a las que le había dado acceso Ramón de Campoamor, quien además fue el que le presentó a su futuro marido en una de estas reuniones. En estas tertulias, frecuentaba la amistad de Blanca de los Ríos o de Emilia Pardo Bazán. Sin embargo, su vida quedará prendida para siempre y atrapada en un país, Polonia, y, como él, padecerá y quedará presa de los totalitarismos alemán y soviético.
El hecho de vivir en primera persona los grandes conflictos de la Europa del siglo XX, la hizo tomar parte en ellos. Fue esencialmente una defensora a ultranza del nacionalismo polaco, país por el que sintió una gran admiración y devoción.
Una Polonia que desde 1795 estaba fragmentada y dividida entre Rusia, Austria y Prusia, y que está de manera continua presente en sus escritos.
 El 7 de abril de 1916, publicaba María de Echarri en La Acción, unas palabras de la escritora, en las que Sofía trataba de enmendar la plana al cronista de prensa Schneider:
 “Siento viva satisfacción en que la causa de Polonia se conozca extensamente en mi Patria…
 Polonia, mayor seis veces que Bélgica, es, de todos los pueblos mínimos arrasados y engañados por los grandes en el cataclismo actual, del que menos se habla públicamente en la Europa beligerante y la de los neutrales.
 Yo creo que hará obra de justicia y propaganda de la verdad, quién de a conocer, al menos en las naciones neutrales, la significación internacional de Polonia, sus aptitudes de self governements, su cultura y su indomable voluntad de vida independiente… 
Rompa usted señor Schneider, una lanza en pro del porvenir de Polonia, pero teniendo ‘solo’ en cuenta su ‘vivo’ e ineludible interés nacional, no los intereses de los imperios centrales o del coloso ruso, que argumentan con la fuerza de sus cañones”.
También la vemos alentando a la mujer española a ocupar un lugar en la vida pública para “mejorar, suavizar y engrandecer” la sociedad. Entendiendo la importancia de la educación de la mujer en la cultura y en la sociedad de un país:  
“Nada hay que dé tan exacta idea de la cultura de un pueblo como la situación que en su sociedad ocupa una mujer. La instrucción de esta, que es factor importantísimo en el desarrollo general, se cuida extremadamente en Polonia. 
El estudio de los idiomas forma parte principalísima del programa educativo… la gran mayoría de las educandas habla y escribe cinco y seis lenguas europeas”.
 Lo escribía Sofía en 1926, aún no se había proclamado la II República en España, momento en el que llegaron algunos hitos importantes para el desarrollo de la mujer española y sistema frente al cual demuestra abierto rechazo. Mucho antes, ella había fundado el Instituto de Higiene Popular y fue condecorada con la Gran Cruz de la Beneficiencia.
Horrorizada por las atrocidades de la I Guerra Mundial, que la sorprende en la hacienda familiar de Drozdovo en Polonia, y que al ser invadida por los alemanes da lugar a una diáspora familiar que la aísla de los suyos.
 En estas circunstancias decide dedicarse al cuidado de los heridos, en los hospitales del frente y retaguardia. Experiencia que volcará en sus artículos, crónicas y conferencias, dando a conocer los desastres de la guerra y también la importancia y la defensa del papel de la mujer en la sociedad. 6a00d8341bfb1653ef01a51059043b970cEstaba convencida de que la intrusión de la mujer en el escenario público aligeraría a las sociedades de la violencia y agresividad. Una agresividad que conoce de cerca cuando trabaja para la Cruz Roja
. Es entonces cuando vive una de sus peores experiencias al ser destinada, en compañía de otras enfermeras, a recoger a 700 soldados heridos en el frente de batalla.
 Marcha en tren a la ciudad de Skierniewice en un recorrido difícil y duro en el que los aldeanos les advertían de no poder seguir avanzando sin riesgo de caer en manos de los alemanes: 
“Por el lado izquierdo aparecía todo el horizonte enrojecido por el intensísimo fuego, que no cesaba ni un instante, por el lado derecho la Rusia blanca y silenciosa… Y por fin llegamos a Skierniewice. ¡Cómo estaba aquello, Dios mío! Heridos, muertos, terror”. 
Y sin embargo Sofía todavía recuerda con mayor horror los últimos meses de 1915:
 “Cuando la ola de hambrientos, de famélicos, de extenuados, no nos dejaban curar a los cuatro o cinco mil heridos que recibíamos a diario”.
 Por aquel entonces ella y su familia se alimentaban de pan negro amasado con paja.
 Por la labor que hizo en los hospitales durante la I Guerra Mundial, fue condecorada por el zar Nicolás II con la Medalla de Santa Ana.
Vivió de cerca la revolución rusa y la lucha entre los partidarios de Troski y de Lenin. 
Se conmovió profundamente con el asesinato de la familia del zar, con los encarcelamientos de obispos católicos, las purgas y asesinatos, todo ello la llevaría a ser una anticomunista convencida.
 La revolución de Octubre, además de en sus crónicas y artículos periodísticos, quedará reflejada en De la revolución rusa de 1917; La revolución bolchevista. Diario de un testigo y En la Corte de los Zares. Del principio y del fin de un imperio.
En este año que se recuerda el centenario del inicio del gran conflicto bélico que supuso la I Guerra Mundial, cabe ocuparnos de una mujer inusual para su época, una escritora y reportera atrapada en la crudeza de las grandes guerras y conflictos del siglo XX, que murió casi centenaria, ciega y olvidada  en la gélida Polonia soviética.
"Soy la única mujer española que vengo de aquellos lugares de desolación y muerte, en donde los hambrientos cavan sus fosas y en ellas se matan con sus mujeres e hijos”.

Lo que faltaba pal Euro:‘Mi lucha’, de Adolf Hitler, volverá a publicarse en Alemania

Portada y fotografía de Hitler en una primera edición de 'Mein Kampf'.

El banquillo de los acusados en el juicio que se celebró el 15 de octubre de 1948 en Múnich estaba vacío y tampoco había un abogado que defendiera al acusado ausente, una contrariedad que no irritó a nadie en la sala por una razón de sentido común.
 El acusado, Adolf Hitler, se había suicidado con una pistola Walther calibre 7,65 milímetros, el 30 de abril de 1945, en la soledad de su búnker en Berlín.
El proceso fue breve y la decisión de la Corte otorgó al ministerio de Finanzas de Baviera un título legal inédito
. Ese día, el juez señaló que no era necesario mencionar las razones para declarar culpable al ex dictador y sentenció que todos sus bienes en Baviera, incluidos los derechos de autor de un libro escrito por Hitler, debían ser confiscados y pasar a manos de la administración bávara.
La sentencia convirtió al ministerio de Finanzas, en el propietario de los derechos de autor del libro Mi lucha, que pertenecían a la editorial del partido nazi, Franz Eher,
 Pero el regalo de la justicia no enriqueció las arcas, en ese entonces, casi vacías del estado bávaro.
 La sentencia obligó a las autoridades del ministerio a llevar a cabo una solitaria cruzada para impedir que la obra magna del Führer volviera a ser editada en el planeta tierra.
Pero la cruzada bávara estuvo condicionada por un problema legal. Los derechos de autor de Mi lucha caducan el 31 de diciembre de 2015, una fecha que hará posible que el libro entre en el dominio público y pueda volver a ser imprimido
. Para evitar nuevas ediciones financiadas por partidos de extrema derecha en Alemania, el Instituto de Historia Contemporánea de Múnich logró obtener, en 2012, un permiso del gobierno bávaro para publicar una ambiciosa edición comentada del libro maldito.
El ambicioso proyecto estuvo a punto de fracasar en diciembre del año pasado cuando la jefa del gabinete bávaro, Christine Haderthauer, anunció que el Gobierno seguiría impidiendo la publicación del famoso libro, aun después de que expiren los derechos de autor.
 “Nuestra posición es que hay que detener también el proyecto del Instituto, porque no es tarea del estado difundir propaganda nazi”, dijo la jefa del gabinete bávaro.
Pero el rigor de las decisiones políticas del gobierno bávaro, son impredecibles y el miércoles pasado el ministro de Cultura de Baviera, Ludwig Spaenle anunció, después de un violento debate en el parlamento regional, que Múnich renunciaba a adoptar nuevas medidas legales para impedir el trabajo de reedición de Mi lucha que lleva a cabo el Instituto de Historia Contemporánea.
“No se puede atentar contra la libertad científica”, declaró el ministro bávaro.
“El Instituto de Múnich, que tiene a su cargo este proyecto puede publicar una edición bajo su propia responsabilidad”, agregó.
Las declaraciones del político causaron un profundo alivio en la sede del instituto, pero dejaron en el aire un interrogante que solo podrá tener una respuesta a partir del 1 de enero de 2016, cuando una editorial intente sacar a la venta en el país una edición no comentada del libro maldito.
“Ya no habrá más problemas legales para continuar nuestro trabajo y tampoco tendremos que devolver el dinero (500.000 euros) que nos dio el Gobierno para el proyecto”, dijo Simone Paulmilch, portavoz del instituto bávaro, a EL PAÍS. “Aun no conocemos la dimensión de las declaraciones del ministro, pero se puede suponer que tampoco habrá medidas legales en contra de otras publicaciones, aunque las leyes siguen vigentes”, añadió.
Una sentencia de la Corte Suprema germana en 1979 permitió la venta del libro en las tiendas de anticuarios y los sabuesos bávaros tampoco saben cómo impedir la difusión del libro en Internet, donde los nostálgicos de Hitler siguen ofreciendo descargas gratuitas y en varios idiomas del volumen.
 Pero Baviera sigue utilizando el artículo 130 del Código Penal que castiga con penas de cárcel la incitación al odio racial y prohíbe escritos que, como Mein kampf, puedan ser utilizados como propaganda para difundir los ideales del nacionalsocialismo.
Adolf Hitler comenzó a escribir su libro en 1924 cuando cumplía una condena de cárcel en la prisión de Landsberg y escribió las últimas páginas en Obersalzberg, un idílico lugar en los Alpes bávaros donde el dictador poseía una casa.
La primera edición del primer volumen del libro vio la luz en julio de 1925 y el segundo volumen se publicó en diciembre de 1926.

España pierde mano de obra en 2013 a marchas forzadas...............¿Quién nos engaña?

La población activa se reduce en 267.900 personas frente a 2012, su mayor caída de la serie

Los problemas en el empleo sacan del mercado a 73.400 personas en el cuarto trimestre.Increible, entonces que se está recuperando con el 0`6?

La ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez. / EFE

El número de personas sin empleo en España bajó en 2013 por primera vez desde 2007, lo que sin duda es positivo
. Sin embargo, si se atiende a las causas de este descenso, el optimismo se diluye ya que la mejora se explica exclusivamente por la contracción récord de la población activa.
 Según la EPA que ha publicado este jueves el INE, el total de personas en edad y disposición de trabajar se redujo en 267.900 durante el ejercicio, lo que supone el mayor descenso anual de la serie histórica, que arranca en 1976.

Tras el recorte, el número de personas activas baja a 22,6 millones, con lo que regresa a niveles de principios de 2008.
 La persistente reducción de la mano de obra, que lleva ya siete trimestres consecutivos a la baja, se explica por los problemas que hay actualmente en España para encontrar un empleo.
Por culpa de las dificultades, los inmigrantes optan por irse del país y los jóvenes intentan alargar los estudios o deciden buscar oportunidades fuera, con los problemas que ello supone en términos de capital humano para España.
El retroceso de la población activa responde tanto a una minoración de la población mayor de 16 años (19.300 personas) respecto al tercer trimestre, como a una disminución de la tasa de actividad.
 Esta tasa se reduce 0,16 puntos, situándose en el 59,4%, que es la más baja también desde 2008 tras la paulatina caída que acumula en los últimos dos años.
El fenómeno, además, se intensifica con el cierre del año, aunque esto suele ser habitual dada la estacionalidad que tienen los movimientos demográficos.
 En concreto, el descenso entre octubre y diciembre es de 74.000 personas con respecto al tercer trimestre, el doble que el contabilizado en verano.

Filosofía y moda.....................................................Eduardo Mendoza

Herder, el filósofo del espíritu del pueblo.

El invierno en Viena puede ser glacial.
 Abrigados y trémulos, unos veinte turistas orientales se detienen en la esquina de un parque de árboles negros y parterres escarchados, ante el monumento que representa a un hombre de mediana edad, francamente feo, sentado, en actitud más absorta que pensativa.
La guía que les ha obligado a hacer un alto señala la escultura y la identifica: Goethe. El grupo espera respetuoso a que la guía complete la información. Breve pausa. Un filósofo.
 Ah. Unas fotos rituales y el grupo reanuda su marcha hacia la zona de tiendas, mucho más prometedora. Al contemplar la escena pienso que la filosofía casa bien con el invierno, que invita al recogimiento y la reflexión pausada, y mal con el trasiego atolondrado de las tiendas y su oferta heterogénea y cambiante
. La filosofía busca la certeza y la moda es, por definición, el reino de lo transitorio.
 No obstante, Heráclito dejó dicho que todo fluye y nada permanece.
 Lo dijo hace 2.500 años y la idea perdura, como si quisiera refutarse a sí misma
. Quizá ese fluir sea una forma de permanencia, o quizá lo que permanece es el asombre ante el fluir de las cosas.
Cuando yo era pequeño, la moda eran las creaciones de los grandes modistos (Coco Chanel, Pertegaz, Balenciaga), algo que mi madre y mis tías veían en las revistas ilustradas y comentaban con la resignada admiración con que se habla de algo deseado e inalcanzable, la materia de que están hechos los sueños.
 En aquella época, llamémosla dorada, los pases de modelos eran ceremonias reservadas a unos pocos, actos elegantes y distendidos
. Las maniquís (o maniquíes) caminaban lenta y grácilmente entre candelabros y cortinajes, con una sonrisa de complicidad, conscientes de exhibir lo que el dinero y el buen gusto unidos podían construir: el lujo
. Hoy en día los desfiles de moda se hacen en recintos grandes, abarrotados, y las supermodelos recorren la pasarela a toda velocidad, con el ceño fruncido, los puños apretados y una cara de malas pulgas que da miedo
. En esa puesta en escena hay algo militar, cosa que, en el fondo, tiene su lógica, porque desde sus orígenes el ejército y la moda han ido de la mano: las legiones romanas, la armada napoleónica, la guardia prusiana de Federico el Grande: grandes desfiles de diseños y colores, sin olvidar las pieles, las plumas y los complementos
. La única excepción a esta regla debían de ser los tercios de Flandes, que nos han dejado una imagen algo zarrapastrosa, por influencia de la novela picaresca y la pintura de sus contemporáneos.
La actitud de los filósofos es más parecida a la de las supermodelos de hoy: seria, severa, cariacontecida. Caminan absortos en pensamientos tan complejos que cualquier interrupción podría desbaratar una labor de años.
 De ahí que pongan cara de no molestar, de prohibido el paso, de cuidado con el perro.
 Pero quizá todo esto sean imaginaciones de quien ve las cosas desde fuera.
Johann Gottfried Herder era un filósofo alemán.
 Aunque no figura en el olimpo reservado a las grandes firmas (Kant, Hegel, Nietzsche, Schopenhauer), en su tiempo tuvo una influencia que llega hasta el nuestro
. Además de filósofo era teólogo, lo que le confería una imagen doblemente formidable.
 En sus memorias, Goethe, que lo admiraba, dice que Herder tenía un solo pensamiento in mente, y ese pensamiento era el mundo entero.
 En el primer encuentro entre ambos, Goethe tenía 21 años y Herder, 26. Ya anciano, Goethe rememoraba aquel momento decisivo: Herder bajando una escalera con aire distinguido, peluca empolvada, traje negro y un abrigo también negro, largo, de seda, con los faldones recogidos y metidos en los bolsillos de los pantalones.
 ¿Para evitar que se ensuciasen?, ¿para no tropezar?, ¿para seguir los dictados de una moda pasajera? Goethe no lo explica y así queda fijado en la memoria este gesto, el pase de modelos de un filósofo, retratado por el agudo observador que a su vez es retratado ahora en efigie, pétreo y austero, en la inclemencia del crudo invierno centroeuropeo.