Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

18 ene 2014

'La ladrona de libros': Ataque sin piedad al corazón

Casi siempre se suele decir que una película no llega a hacer justicia al libro en el que se ha basado
. Aunque existen casos en los que sí se ha llegado a considerar la adaptación cinematográfica superior a la novela, los lectores/espectadores suelen acabar prefiriendo las palabras a las imágenes.
 Con 'La ladrona de libros' queda muy bien reflejado cuál podría ser una de las razones de esta tendencia.

La ladrona de libros

Brian Percival se encarga de trasladar al lenguaje cinematográfico la novela escrita por Markus Zusak, y está claro que visión no le falta, pero en esta ocasión queda muy patente que hay historias que no son tan fáciles de traducir a fotogramas como puede parecer. 'La ladrona de libros' convierte la sutileza narrativa de la literatura en un despliegue gratuito de melodrama que no hace justicia a la historia de Liesel Meminger.

Esta joven es hija de una familia comunista que, a comienzos de la II Guerra Mundial, es abandonada por su madre y dada en adopción a una pareja de alemanes, un pintor con tendencia a darse a la bebida y su gruñona esposa
. El padre adoptivo demuestra su gran corazón cuando Liesel admite que no sabe leer ni escribir, comenzando a enseñarle en casa poco a poco y despertando su amor por la palabra escrita.
 Un día, la pareja acogerá a Max, un judío a la fuga que hará muy buenas migas con Liesel y que le invitará no solo a leer más, sino a escribir y a amar las palabras.

La novela escrita por Markus Zusak no llega a esconder en ningún momento que no pretende contarnos una época tan injusta como la de la Alemania nazi entre algodones.
 De hecho, la historia está narrada por la mismísima Muerte, fascinada por la condición humana, y por la historia particular de la protagonista.
 Sin embargo, la película confunde este hecho como una oportunidad para buscar la lágrima del espectador, le guste o no. Las situaciones presentadas son tan intensas, sentimentaloides y lacrimógenas que terminan saturando al espectador, haciéndole casi inmune a las verdaderas emociones que debería transmitir la película.

Resulta bastante sorprendente que, a lo largo de dos tercios de la película, el ritmo sea bastante pausado, quizás hasta demasiado monótono, lastrando la historia y perdiendo la oportunidad de ver crecer el amor de Liesel por los libros con un poco más de cuidado.
 Pero más sorprendente es el último tramo del largometraje, en el que comienza un ataque sin tregua a nuestra cabeza y nuestro corazón, aturdiéndonos con unas escenas tan tramposas y manipuladoras que no casan nada con la tranquilidad que se le había otorgado a la película hasta ese momento.

La ladrona de libros
No es que la adaptación haya optado por saltarse a la torera el libro, casi todo lo que veremos en la gran pantalla ocurre también en el texto original, pero es cada lector el que da forma a la historia de una novela en su imaginación, y el excesivo detalle con el que se deleita el director en las últimas escenas no solo mata la narrativa delicada del libro, sino que hace que una película hasta ahora bastante aceptable se convierta en un telefilme para ver rodeado de pañuelos, y que deja con la sensación de haber sido bombardeado con escenas gratuitas e innecesarias.
 De hecho, hay un momento al final en el que se explica de una forma preciosa lo que se vuelve a presentar minutos después con un lujo totalmente innecesario de detalles.

A la hora de desgranar la película, lo que no se le puede quitar es la factura técnica que presentan, con pocos momentos en los que el escenario parezca falso.
 La elección de vestuario y la fotografía destacan con mucha soltura, y a pesar de lo crudo de la situación, conseguiremos trasladarnos a una villa casi de cuento, uno de los puntos más fuertes que tiene la película.
También es bastante notable la composición de John Williams, pero está utilizada de una forma tan tramposa, apretando las pocas tuercas emocionales que quedaban por apretar, que al final parece como si estuviera solamente para señalarnos cuando deberíamos abrir las glándulas lacrimales.

Hay que destacar, sin embargo, que el reparto realiza un trabajo muy bueno, sobre todo unos enternecedores Geoffrey Rush y Emily Watson, los padres adoptivos de la protagonista.
 Ambos mantienen el alto nivel de sus longevas carreras interpretativas, y sabrán ganarse al espectador sin problemas
. También cumplen con las expectativas los jóvenes Sophie Nélisse y Nico Liersch, que saben cautivar con su carisma y sus inmensos ojos claros, aunque se les note la infancia en los momentos más intensos de la película, y que no termine de casar la imagen de muñecos de porcelana con la situación que viven a su alrededor.
 Ben Schnetzer interpreta a Max, el judío al que esconden, quizás el personaje más desaprovechado del elenco, aunque tenga el tiempo suficiente para dejar patente su química de hermano mayor con Liesel.
 Sin embargo, no es explotado lo suficiente el papel que tiene en esa pasión que Liesel siente y vive por los libros.

Mismo mensaje, diferente resultado


'La ladrona de libros' quiere aspirar a ser una buena película, y en la factura técnica e interpretativa lo consigue de una forma bastante holgada. Sin embargo, semejante carga melodramática e irregularidad narrativa acaban ahogando una historia muy bonita en un mar de lágrimas traidoras que se podrían haber ahorrado. La II Guerra Mundial no es una época fácil de plasmar sin caer en la tragedia, pero tampoco es necesario mostrarla como si fuese un folletín o una telenovela. No puedo evitar señalar que adaptar esta novela no era tarea fácil, y es precisamente por una razón por la que muchas películas basadas en libros no llegan al nivel de su material original: el mismo beso que en las páginas nos deja noqueados no tiene el mismo efecto en una película si no se sabe mostrar con la misma sutileza, y eso es algo muy difícil de lograr.

La Ladrona de Libros

Cartel La ladrona de libros
Ficha técnica
Título: La ladrona de libros
Título original: The Book Thief
Año: 2013
Duración: 131 minutos
País: EE.UU.
Género: Drama
Estudio: Fox 2000 Pictures, 20th Century Fox
Calificación: +7
Fecha de estreno
España: 10 de Enero 2014
Estados Unidos: 15 de Noviembre 2013
Reino Unido: 31 de Enero 2014
 

Sinopsis

Cuenta la historia de Liesel, una adolescente que es enviada a vivir con una familia de acogida, la conformada por el bondadoso Hans Hubermann y su puntillosa esposa Rosa
. Sin reponerse aún de la trágica muerte de su hermano pequeño, acontecida apenas unos días antes, y asustada ante unos nuevos ?padres? que acaba de conocer, Liesel se esfuerza por adaptarse; tanto en su nuevo hogar como en la escuela, donde sus compañeros se burlan de ella calificándola con el término alemán ?dummkopf? (idiota) porque no sabe leer.
 Con la determinante obsesión de una erudita en ciernes, Liesel está firmemente decidida a ... Mostrar sinopsis completa

Juan Gelman. La lucha contra la impunidad.......................................Juan Jesús Aznarez

Recuperamos una entrevista del año 2000 con el poeta.

Su vida y su obra han estado guiadas por un único motor: conocer el destino de su hijo y de su nuera, detenidos y asesinados por la dictadura argentina, y encontrar a su nieta, entregada a otra familia nada más nacer.

POETA-ABUELO. Juan Gelman sostiene la fotografía de su hijo y su nuera, asesinados por la dictadura argentina. La búsqueda de la hija de ambos ha sido el motor de su vida / Sergio Dorantes

El poeta argentino Juan Gelman sintió el peso del vacío durante los 23 años que tardó en encontrar a su nieta nacida en cautiverio
. Los padres de María Maca­rena fueron asesinados durante la dicta­dura militar argentina (1976-1983)
, mien­tras estaba en plena vigencia el Plan Cón­dor, una multinacional del terror que estableció cadalsos y robó niños en Bue­nos Aires, Montevideo, Santiago o Asun­ción
. “Me movió un deber de lealtad con mi hijo.
 El único legado que me dejó fue encontrar al suyo y permitirle conocer su historia.
 Fue el motor que me tuvo siem­pre en movimiento”.
Juan Gelman, de 70 años, es parco, tie­ne la mirada triste y la voz apagada, y una densidad poética que dialoga con la místi­ca española, la hebrea, la bíblica y la sefardí, y con la poesía norteamericana, latinoamericana y la cultura popular.
En 1995, todavía a ciegas, escribió una carta abierta a su nieto o nieta. “Tal vez tengas los ojos verdegrises de mi hijo o los ojos color castaño de su mujer, que poseían un brillo muy especial y tierno y pícaro”, escribió en 1995. “Quién sabe cómo serás si sos varón. Quién sabe cómo serás si sos mujer. A lo mejor podés sa­lir de ese misterio para entrar en otro: el del encuentro con un abuelo que te espera”.
El trance padecido por Gelman, ga­nador de la última edición del presti­gioso Premio de Literatura Latinoame­ricana y del Caribe Juan Rulfo 2000, duró más de dos decenios, y le condujo a admirar al autor de Pedro Páramo porque, como él, también sabía hablar con los muertos.
 Poeta a los 11 años, miembro del Partido Comunista de Ar­gentina y encuadrado en el peronismo guerrillero, en los Montoneros, después de una ruptura con el partido, sufrió la­cerantes crisis personales e ideológi­cas, reflexionó críticamente sobre las utopías latinoamericanas y desde hace decenios sueña por libre
. “Pero nunca he renunciado a un mundo más justo”.
La entrevista se realiza en su casa de La Condesa, en la capital de México, que le acogió en las postrimerías de una vida errante y un desconsuelo que combatió con el verso y la memoria.
 So­bre la mesa, media docena de libros de poesía, de filosofía o de psicología, res­catados algunos del olvido en las li­brerías de viejo.
Hablamos poco de poesía porque la correlación de fuerzas es desigual y porque él sabe que en estos momentos interesa más la peripecia del abuelo, su nueva incursión por las vilezas de unas dictaduras todavía impunes. Un traba­jo de investigación en el que, según des­taca el poeta, la ayuda de su segunda es­posa, Mara Lamadrid, fue fundamental.
¿Se sintió desfallecer en algún momen­to de la búsqueda?
¿Desfallecer me pregunta usted? No, nunca. ¿Conciencia de que a lo mejor nunca le íbamos a encontrar? Sí. Esa conciencia, sí.
Hubo varias circunstancias.
 Prime­ro sólo pude volver a Argentina a par­tir del año 1988 porque pesaba sobre mí una orden de captura. Desde el exterior era muy difícil investigar, y además lle­gaban noticias contradictorias.
 Una versión que me llegó era que no sólo habían matado a mi nuera, sino tam­bién a su bebé, que habría sido un varón
. Recibíamos noticias y pistas di­ferentes, pero muchas de ellas llegaban al siguiente punto: existía una probabi­lidad mayor o menor de que determi­nada persona fuera mi nieto o mi nieta, pero no había certeza, y ni mi mujer ni yo queríamos perturbar a un joven o a una joven plantándonos directamente frente a él o ella.
El único legado que me dejó mi hijo fue encontrar al suyo y permitirle conocer su historia. Ése fue mi motor
En esta situación se encuentran mu­chos jóvenes latinoamericanos que aún no saben realmente quiénes son. Tam­poco la nieta de Gelman sabía quién era
. Las subversivas de aspecto saluda­ble parían en cautividad, y las desecha­das perecían en aguas del río de la Pla­ta, o del Atlántico, o en las propias maz­morras
. Ajenas a la desesperación y las súplicas de las madres, los niños eran entregados a matrimonios sin hijos afectos a la dictadura que figuraban en listas de espera.
 Nada se podía esperar de verdugos capaces de torturar desnu­da a una adolescente, llevarla después al cine e invitarla a un helado como a una novia, y, quebrada, conducirla a la cama.
 Y después, de nuevo al potro para seguir atormentándola personalmente. Apenas hay testigos de aquellas cana­lladas porque el miedo o la culpa silen­ciaba a los matarifes, y también a las familias de adopción.
No desde la divagación o el extra­vío. sino desde sus obsesiones, desde su aproximación a la muerte, el otoño, la niñez, la mujer o la revolución, Gelman habló con sus muertos: con su hijo Mar­celo, periodista, martirizado a los 20 años; con su nuera, María Claudia, des­pojada a los 19; imaginó al nieto o nie­ta, y estableció comunicación con los amigos ausentes, con Rodolfo Walsh, Haroldo Conti, Paco Urondo o Miguel Ángel Bustos, escritores ejecutados por un terrorismo de Estado sin entrañas ni alma.
"Te mataré con mi hijo en la mano,
y con el hijo de mi hijomuertito,voy a venir con diana y te mataré,voy a venir con jote y te mataré,te voy a matar / derrota,nunca me faltará un rostro amadopara matarte otra vez".
¿Fueron los militares a por Marcelo y María Claudia para vengarse de usted, de su antigua militancia en los Montoneros?
La investigación no permitió averiguar por qué.
 Había una junta coordinadora revolucionaria del movimiento guerri­llero del sur. El Plan Cóndor estaba, en primer lugar, dirigido a desmantelar esta junta.
 Fueron a buscar a un miem­bro del Ejército Revolucionario del Pue­blo (ERP) que tenía mucho que ver con esa junta.
 No le encontraron y se lleva­ron al hermano, un hermano menor.
Mi hijo había participado en activi­dades estudiantiles, en grupos de iz­quierdas muy críticos, de los que se ha­bía alejado. En ese momento no estaba en ninguno; su mujer, mi nuera, muchí­simo menos.
 Él sobre todo estaba espe­rando a su hijo, estaba muy ilusionado.
 Pero a partir de la captura de ese her­mano menor, todo un grupo que mi hijo conocía, que eran amigos y habían es­tado juntos en algún lugar, fue cayendo.
 Cayó toda una serie de jóvenes, ésa fue la razón. Ellos no tenían ni idea.
Juan Gelman indagó a fondo
. Preguntó, escuchó, viajó, hiló cabos y encontró a María Macarena, el pasado mes de mar­zo, en el seno de una familia uruguaya, “de una familia que la quiere y a la que ella quiere”
. El abuelo le contó todo, toda la verdad a través de citas prepa­radas con suma delicadeza para evitar que las revelaciones fueran traumáti­cas.
“El encuentro fue muy conmove­dor, como usted se podrá imaginar.
 Ella quiso conocer su historia”.
El diario uruguayo La República co­laboró activamente en las investigacio­nes; en la identificación de los policías, militares y civiles implicados en el se­cuestro de Marcelo y María Claudia, y en el nacimiento de María Macarena. Los datos fueron corroborados por el presidente Jorge Battlle, probablemen­te a través del jefe de la Casa Militar, el general González. Gelman no luchó en solitario: recibió la solidaridad de 10 premios Nobel; de escritores, artistas e intelectuales, y de miles de ciudadanos de a pie, de las gentes anónimas que le entregaron un informe militar secreto de 1977 con datos fundamentales sobre el calvario de María Claudia García Iruretagoyena, argentina de padre es­pañol, y de Marcelo, cuyos restos apa­recieron en 1989, en un barril varado en el río San Fernando, con un tiro en la nuca.
Pese a su pensamiento de izquierda y a su compromiso militante durante décadas, el grueso de la obra de Gelman no es política o social porque el autor matrimonió únicamente con la poesía, con sus obsesiones de duelo y exilio fundamentalmente
. No en vano tuvo que huir de Argentina en 1975, perse­guido por la Triple A durante el Go­bierno de María Estela Martínez de Perón y por el golpe castrense que la defenestró un daño después. Abandonó el país atormentado por la suerte de su hijo y su nuera, embarazada; deambuló por La Habana, Roma y Madrid, y defi­nitivamente varó en México.
El padre de Gelman era un obrero ferroviario que huyó de la Rusia zaris­ta en 1905 hacia Argentina y volvió a su país natal al triunfar la revolución de 1917.
 Decepcionado por la deriva del ré­gimen soviético, y alertado por el des­tierro de León Trotski, regresó a Ar­gentina.
 Su madre, hija de un rabino, fue juez de paz en Odesa, y siempre se preguntó si su hijo podría ganarse la vida escribiendo versos.
 Gelman se ganó la vida como pudo, subordinándo­lo todo a sus propias convicciones e ideales. Ha publicado más de 30 libros, ha sido traducido a 10 idiomas y hoy es uno de los principales poetas vivos de las letras españolas, de los que él admi­ra a San Juan de la Cruz.
Y mientras el abuelo versificaba desde la amargura, o desde el humor cuando la poesía lo impuso, su nieta vivía en Montevideo ignorando sus orí­genes, ajena a la odisea del padre de otro padre, el suyo, que nunca conoció.
Nacido en el porteño barrio de Villa Crespo, contertulio en ateneos y cafés literarios, el abuelo de María Macarena cursó estudios universitarios de quími­cas, condujo camiones y vendió cosas antes de descubrir otra de sus pasiones: el periodismo.
 Su primera esposa fue Bertha Shubaroff, la madre de Marcelo. Gelman compaginó sus investigaciones con la publicación semanal de una co­lumna en el diario porteño Página 12, una tribuna desde la que denunció las salvajadas castrenses (el robo de niños, la más infame).
“La ferocidad de la dictadura ar­gentina dejó un depósito de mierda, un depósito sobre el que se depositó la capa de plomo de la impunidad en una sociedad que no castiga a sus asesinos, que se pasean tranquilamente por las calles”
. Entre 9.000 y 30.000 personas de­saparecieron en los negros años de las Juntas Militares, chupados muchos por el Plan Cóndor, la alianza forjada por los genocidas uniformados para dete­ner, torturar, matar o intercambiar pri­sioneros.
La dictadura argentina dejó un depósito de mierda en una sociedad que no castiga a sus asesinos
Marcelo y María Claudia fueron dos de sus víctimas; su nieta, otra, y Juan Gelman, una cuarta.
 Respetando la voluntad de la familia, nada se ha pu­blicado sobre los apellidos actuales de María Macarena, sobre las circunstan­cias de una joven que hace 23 años fue entregada en un canasto a un matri­monio uruguayo, y que ha querido co­nocer su historia.
Su historia se remonta al 24 de agos­to de 1976, día en que uno de los tene­brosos grupos de tareas de la dictadura argentina secuestra a sus padres en Buenos Aires. Marcelo fue torturado en el campo de concentración Automoto­res Orletti -denominado “el jardín” en la jerga militar- y después rematado a tiros. Aquella cárcel concentró a los de­tenidos-desaparecidos en el marco del Plan Cóndor.
 Militares chilenos, para­guayos o uruguayos llegaban a sus maz­morras en comisión de servicios, y pro­cedían a la picana o a los traslados por razones diversas. Marcelo fue el único de los 93 periodistas desaparecidos cuyo cuerpo pudo ser encontrado e identificado.
María Claudia fue trasladada desde Buenos Aires hasta Montevideo, estuvo detenida y la mantuvieron con vida hasta que dio a luz una niña en el hos­pital militar de la capital uruguaya, a fi­nales de 1976.
 Un soldado dijo haberla visto antes y después del parto, escolta­da por dos militares, llevando un canas­to, “el mismo canasto en el que María Macarena fue depositada en el umbral de la casa de sus padres de crianza, arrebatada de los brazos de la madre”.
Durante su exilio en Roma, Gelman supo del nacimiento por un sacerdote del Vaticano y su escueto mensaje en inglés, sin precisar el sexo de la criatu­ra: “A child was born” (un niño nació). El año pasado, gracias al informe cas­trense recibido anónimamente, denun­ció al entonces jefe del Estado Mayor del II Cuerpo de Ejército de Argentina, general Eduardo Cabanillas, como se­gundo en la cadena de mando de Auto­motores Orletti. Descubierto, y decla­rándose ajeno a las salvajadas cometi­das en el centro bajo sus órdenes, se vio obligado a renunciar.
¿Qué criterio presidió la investigación?
El rastreo del destino de mi nuera, Ma­ría Claudia.
 Recibimos información acerca de la presencia de una embara­zada en un centro clandestino de deten­ción de mujeres de Montevideo
. Pero nos hacíamos la siguiente pregunta: ¿qué haría mi nuera, argentina, en Mon­tevideo? Pero existía el Plan Cóndor.
¿En qué momento se encontraban cuan­do arreció la campaña de solidaridad?
Cuando empezó esa suerte de campaña de peticiones al presidente Julio María Sanguinetti habíamos llegado sola­mente al momento en que mi nuera y su beba -sabemos ahora, por aquel en­tonces no sabíamos ni el sexo- habían sido sacadas del centro de detención clandestino uruguayo. Esa campaña provocó algo que nosotros pensábamos que podía ocurrir; es decir, que, más que despertar la voluntad política del señor presidente Sanguinetti, que no tuvo ninguna y que no vaciló en mentir, movilizó a gente de la sociedad civil, a vecinos. Eso fue lo que ocurrió.
¿Cómo fue su encuentro con María Ma­carena?
Muy conmovedor, como usted se podrá imaginar
. Y también muy cuidadoso. El padre de crianza falleció.
 Cuando lle­gamos a la certeza de que era ella, nombramos un mediador, una figura muy importante en Uruguay, que habló con la madre de crianza, y debo decir que la madre allanó el camino porque esta chica fue anotada como propia e ig­noraba quiénes eran sus padres reales, que el padre que la concibió fue asesi­nado antes de que ella naciera, y que la madre que la tuvo, también
. Su madre de crianza, y eso sería después de ha­blar con el mediador, se lo dijo, le dijo que ella no era hija de ellos. La mucha­cha reaccionó con verdadera entereza, quiso saber, habló con el mediador, qui­so conocer la historia.
 Aceptó verno
s. Nosotros entonces viajamos a Uruguay cuando las conversaciones entre ella y el mediador maduraron. Llegamos y la vimos
. La madre de crianza no puso obstáculos, y esto hay que destacarlo porque ha habido reacciones de otra naturaleza; bien podría haber dicho, como otras: no, qué tengo que ver en esa historia, nada que ver, no es cierto.
¿No trató de confundirla?
Absolutamente, no
. Y creo que ése fue un gesto de amor de la madre de crian­za que nosotros apreciamos mucho, porque imagínese lo que significa que esta historia le caiga encima a una jo­ven de 23 años.
 Pero es notable el valor y la entereza con que ella la está en­frentando.
 Quiso conocer la historia, estuvo acá en casa, en México, un mes de vacaciones.
Todo fue con mucho cui­dado
. Pero fíjese qué curioso: estába­mos el mediador, ella, mi esposa y yo, y cuando terminó la reunión, hablando mi mujer y yo, ella vio en la nieta el ros­tro de mi hijo, los rasgos de mi hijo, y yo en ella vi rasgos de mi nuera.
 Fíjese el tema de la mirada masculina que en­cuentra lo femenino y la mirada feme­nina que encuentra lo masculino.
¿Ella sintió que usted era su abuelo?
Me lo dijo después de varios encuen­tros.
 Ella había sentido que sí, que yo era su abuelo. No había ninguna prue­ba científica entonces
. Sintió eso, y yo también, y sobre todo por un elemento esencial: porque a los dos nos gustan los gastos. Pero hablando en serio, pi­dió que se hicieran análisis genéticos
Y se hicieron. El análisis que se hizo en Uruguay, que se concretó en París con las técnicas más modernas, es el pri­mer caso en que se aplican tantos mar­cadores genéticos.
 Arrojó una compati­bilidad del 99,999998%, de modo que no queda ninguna duda de que es mi nie­ta, de modo que todas las investigacio­nes y reconstrucciones que hicimos fueron fundadas.
 Pero yo no creo que haya terminado con la lealtad hacia mi hijo, aparte claro de su memoria, hasta que no encuentre los restos de mi nue­ra, y en eso estamos.
¿Cuándo habrá que esperarse hasta que María Maracena se presente pública­mente como la nieta de Juan Gelman?
Hasta que ella lo decida, hasta que ella lo decida.

 

Un bombero es detenido por la policía durante la manifestación en apoyo a Burgos / JUAN MEDINA (REUTERS)


Fotogalería de los incidentes
Un bombero es detenido por la policía durante la manifestación en apoyo a Burgos / JUAN MEDINA (REUTERS)

La batalla campal en el barrio de Gamonal de Burgos ha cruzado las fronteras de Castilla y León. Desde el pasado miércoles y hasta la tarde de hoy, viernes 17 de enero, se prevén manifestaciones en 48 ciudades españolas
. En Madrid, 1.500 personas se concentraron el pasado miércoles en la Puerta del Sol, Gran Vía y la calle de Génova.
 Fue en esta última donde los antidisturbios detuvieron a 14 personas, entre ellas a un bombero acusado de haber agredido a un subinspector de los antidisturbios.
 Insólito: policías y bomberos enfrentándose.
 Igual que el Ayuntamiento de Madrid y la Delegación de Gobierno.
 La detención duró casi 24 horas. Santiago de la Fuente salía en libertad sobre las nueve de la noche de la tarde del pasado jueves, junto con el resto de detenidos por las protestas.
 En el vídeo de esta información puede observarse el momento en el que el bombero le da el cabezazo al policía.
En un primer momento el Ayuntamiento tomó partido por el bombero detenido. Santiago de la Fuente, de 35 años, está casado y es padre de dos hijos.
 Lleva 13 años bajo los casi 30 kilos que pesa su equipo de trabajo.
 El portavoz del Gobierno municipal, Enrique Núñez, anunció el pasado jueves por la mañana que De la Fuente estaba "en acto de servicio" y que el Consistorio le daría "todo el apoyo y la asistencia jurídica necesaria".
 En ese momento Santiago ya tenía un abogado de Comisiones Obreras.
Y todos sus compañeros de los 12 parques de Madrid empezaron a mostrarle su apoyo de forma inmediata. La noticia voló a través de los móviles.
El Ayuntamiento de Madrid toma parte por el bombero, la Delegación del Gobierno defiende al policía antidisturbios
"Extraoficialmente" les comunicaron que De la Fuente estaba en el Complejo Policial de Moratalaz, y que la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, se comprometía a "que estuviera en la calle" a las diez y media de la mañana del pasado jueves, explicó Rubén Gallego, delegado sindical de los bomberos de Madrid en CC OO.
El bombero detenido no quedó libre a esa hora, a la que ni siquiera había pasado a disposición judicial. Más de 200 compañeros se congregaron ante los juzgados de la plaza de Castilla desde las nueve y media de la mañana.
 "Venimos a presionar para que salga y mostrar nuestro apoyo a Santiago", decía Carlos Moncayo, con la nariz enrojecida por el frío.
 Desde allí, a la una de la tarde, se marcharon hasta Moratalaz, "para esperarlo".
 Sobre las cuatro y media, De la Fuente era llevado en un furgón policial hacia el juzgado de guardia, donde le siguieron los compañeros.
 En el exterior, el padre del detenido —que también es bombero y se llama igual— así como el resto de bomberos, se quejaban indignados de que "las cosas no fueron como las cuentan".
Antidisturbios detienen a un bombero / Vídeo: Youtube
Tanto Moncayo como Gallego explicaron que De la Fuente estaba terminando de apagar el incendio de un contenedor de basura cuando un agente antidisturbios llegó a pedirles que se fueran. "Santiago les dijo que esperaran dos minutos, que había que finalizar la extinción y recoger el material", narró Gallego. Fue entonces cuando el "mando de la lechera se acercó de malos modos para pedirles que se fueran en ese mismo momento. Tuvieron unas palabras: el típico ‘a ver aquí quién manda’.
 Entonces, el policía empujó a Santiago, que cayó de espaldas contra una valla de obra. Fue al levantarse cuando pudieron chocar sus respectivos cascos", explicó el delegado sindical.
Gallego insistió en que lo ocurrido "es puntual" y que no significa un enfrentamiento entre los dos cuerpos. No todos los compañeros opinan igual, muchos de ellos, durante el largo día que han esperado la libertad de uno de los miembros del parque 1º, creen que entre los agentes de la UIP y los bomberos existe una manifiesta tensión y algunos se plantean incluso no actuar si ellos están presentes, "pero luego todo es decisión de los jefes
. De todas formas así, con estas formas, no podemos hacer nuestro trabajo", comentaba uno de los funcionarios.
Un bombero: "Así, con estas formas, no podemos hacer nuestro trabajo"
Mientras el Ayuntamiento salió en defensa del bombero detenido, la delegada del Gobierno en Madrid expresó que "cuando se produce una agresión a un policía, venga de quien venga, la consecuencia debe ser la misma". No es la primera vez que ambas instituciones, gobernadas por el PP, muestran posiciones diferentes.
Fuentes policiales explicaron que todo sucedió cuando el bombero se negó a retirar de la calle la manguera de extinción que un subinspector de policía le pidió que recogiera urgentemente, ya que, un grupo de agentes debía ir rápidamente en auxilio de otros compañeros que estaban siendo "atacados" por unos manifestantes. El bombero le gritó que no pisara la manguera
. El policía le pidió su documentación para tomar nota de su identidad, y entonces apareció otro bombero que estaba presenciando la disputa y le propinó un cabezazo al subinspector
. Este fue el motivo de la detención, según las mismas fuentes, que aseguran que el detenido figura en los ficheros de la policía por haber participado en una protesta laboral, en noviembre de 2012, en el Centro Integrado de Emergencias de Madrid.
 Los compañeros aseguraron que aquel día "él ni siquiera estaba allí".
 Todos lo corroboran, "y los parques de bomberos son como una pequeña familia, nos conocemos muchos, pasamos muchas horas juntos", añadió Gallego.
Según el portavoz del PSOE en el Ayuntamiento, Jaime Lissavetzky, "no es razonable" que solo se dé por buena la versión de la delegada del Gobierno defendiendo a la policía.
 "No puede haber enfrentamientos entre instituciones gobernadas por el PP", agregó. La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, recibirá a las 12.00 de este viernes a los bomberos
. Gallego pidió que "la tensión se solucione ya.
 Quizá lo mejor sea un protocolo de actuaciones conjuntas entre policía y bomberos".