Empieza un nuevo año y a usted, consumidor de
fútbol, le asaltan las típicas dudas existenciales. ¿Está harto de ser
usted mismo? Esto es evidente.
Pero si pudiera meterse en la piel de un
futbolista, de un héroe popular, ¿qué portero le gustaría ser?, ¿qué
lateral derecho?, ¿qué medio centro encarnaría con más ilusión? ¿Y qué
goleador? ¿Acaso lo daría todo por robar la identidad a Cristiano
Ronaldo, emocionadísimo
Balón de Oro 2013?
Es la clase de encuesta que dirigiría a los
aficionados del mundo el director de marketing de un club de fútbol
idealizado para saber a quién fichar con el único fin de vender
camisetas
. Probablemente los resultados no cuadrarían con la realidad
deportiva, porque el 70% de los encuestados querrían ser atacantes, ya
que nadie aspira a ser lateral derecho, de modo que el equipo no tendría
laterales, ni varios de los especialistas que suelen exigir los
entrenadores cuando diseñan sus plantillas.
Pero, ¡qué diablos! Los
hinchas no lo saben pero esto ya no es un club de fútbol y ellos son
cómplices de una trama ilusionante cuyo único fin es competir en la
disputada Liga del cash flow.
El resultado de la encuesta sería
más o menos el siguiente: Casillas, Zhang Limpeng, Bale, Iniesta,
Shirokov, Schweinsteiger, Messi, Cristiano, Rooney, Drogba y Neymar. ¡El
sueño dorado del director de marketing!
Iker Casillas
en la portería es una elección obvia. En el manual de antropología del
vendedor de superchería hay un capítulo que dice que el éxito es un
negocio formidable, y que el éxito ajeno puede explotarse pues genera
ilusión de éxito propio cuando adquirimos una prenda rubricada por el
exitoso original.
Pocas figuras resultan más veneradas en el fútbol que
el último hombre en levantar la Copa del Mundo, alegoría suprema de la
victoria.
Fichajes imperiales
Es cierto que Zhang Linpeng,
central del Guangzhou Evergrande, no está entre los 100 mejores defensas
del mundo, pero un buen experto en imagen de marca pagaría por él diez
veces su valor.
El mercado chino, ese target de 300 millones de
seguidores de clase media-alta, es imprescindible para poner al club en
lo más alto de la lista Forbes de las empresas deportivas con mayores
ingresos. Imaginen a Zhang Linpeng con una mariconera de Louis Vuitton y
no necesitarán palabras para comprender la globalidad.
Cualquier director de marketing sabe que el
Imperio Británico ya no existe pero dejó el planeta marcado por
indelebles líneas de intercambio comercial
. Gracias a estas vías, en
Norteamérica, Asia y Oceanía conocen antes a los futbolistas de la Liga
inglesa que a los de cualquier otro campeonato.
Cuantos más británicos
aliñen el club, mejor irán las ventas.
Si es posible importarlos hay que
hacerlo incluso pagando 100 millones de euros cuando los tasadores
recomiendan no pasar de 50.
Gareth Bale
no es Messi, ni Neymar, ni Cristiano, pero fue el mejor jugador de la
Premier 2012-13.
Un producto imprescindible para abarcar mercados que
solo un británico de ojos azules puede conquistar.
La singularidad, dicen los especialistas, es uno
de los valores supremos del marketing. Bajo esta premisa es imperativo
fichar a
Andrés Iniesta.
No vende calzoncillos (solo helados Kalise), pero es inconcebible otra
estrella más sutil y más sabia con la pelota.
Le reclamará la minoría a
la que solo le interesa el juego.
Un buen director de marketing respeta a
las minorías.
Dependencia energética
Europa no puede vivir sin el gas de Rusia y la
UEFA no puede vivir sin el patrocinio de la compañía rusa Gazprom, el
mayor extractor de gas natural del mundo.
Siguiendo esta lógica no queda
más alternativa que fichar a
Roman Shirokov.
El fiero medio centro ruso del Zenit, famoso por su arrogancia
nacionalista, es el hombre indicado para encender la fibra sensible de
una hinchada cuyo poder adquisitivo crece por momentos.
Y
más: es el representante de Mitteleuropa, esa región que rodea los Alpes
y que concentra la mayor industrialización del hemisferio Occidental.
Estamos ante la capital universal de la banca y no es casual que la FIFA
tenga su sede en Zúrich. Los acreedores (los que ponen las condiciones)
se merecen tener alguien en quien verse reflejados, aunque sea de
lejos.
Por si fuera poco,
Schweini es un excelente jugador.
Lionel Messi
es un caso excepcional. Si fuera solo por el marketing este chico no
habría trascendido el equipo de su barrio, en el sur de Rosario.
Pero es
que nadie juega al fútbol en la categoría de Messi. Sencillamente lo
hace tan bien que se ha ganado la admiración incluso de aquellas
multitudes a las que el fútbol les importa un bledo.
Vende aerolíneas
(Turkish), ropa (Dolce & Gabbana), bebidas (Pepsi), o, por supuesto,
botas (es el abanderado de Adidas).
La belleza esquemática de
Cristiano Ronaldo,
su musculatura de lección de anatomía, su cabeza rigurosa, sus rasgos
de Astroboy, le convierten en un modelo de superhéroe de tebeo
. El
portugués es el paradigma de los estrategas comerciales porque sus
cualidades físicas abren el abanico de la audiencia al universo
femenino, al adulto y al infantil, a los compradores de ropa interior sexy
(Armani) igual que a los solicitantes de créditos hipotecarios (Banco
do Espíritu Santo)
. Decía un célebre director de marketing que Cristiano
creaba tendencias, y que su tendencia más revolucionaria había
consistido en eliminar la moda de los tatuajes entre los jóvenes.
Con CR
se dejaron de vender tinturas subcutáneas pero se disparó el consumo de
cremas.
Wayne Rooney
es el segundo británico del equipo. Su singularidad reside en su origen
proletario, en las borracheras familiares, en las peleas, en sus
queridas prostitutas. Alguien tenía que representar al inglés abnegado
que sale del pozo para recorrer la parábola de la prosperidad social y
el desencanto. Es la gota que pone Dickens en nuestro relato.
Todos los futbolistas profesionales y todos los técnicos saben que
Drogba
está viejo y que su certificado de nacimiento no es fiable (¿cuántos
años tiene? ¿30? ¿40? ¿45?).
Sería imposible amortizarlo deportivamente.
Pero hay que ficharlo: tiene carisma y no conviene descuidar los
mercados emergentes de África. Hace unos años nadie habría fichado un
futbolista africano porque no arrastraban patrocinios relevantes.
Pero
ahora, con lo que sube el PIB de países como Sudáfrica, Ghana o Congo,
es preciso cambiar de geoestrategia.
Logo bonito
No hace falta que investiguemos más que una cosa: la hoja de contratos publicitarios de
Neymar dos Santos.
A sus 21 años ha firmado con Panasonic, Nike, Volkswagen, Banco de
Santander y L’Oréal, entre otras empresas. Sus ingresos por publicidad
en 2012 fueron de 15 millones de euros y lidera la lista de Eurosport de
deportistas con más potencial de mercado.
Algo nos dice que, con esta
cartera, el chico importa mucho a los niños y (sobre todo) a las niñas
de Brasil, inminente organizador de la Copa del Mundo y locomotora de
los países emergentes de Sudamérica.