Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

14 ene 2014

Todos los Presidentes del mundo parecen que no saben vivir sin amantes y que yo me entere........

Hollande esquiva las preguntas sobre su vida privada.

El enemigo jurado de las finanzas y defensor a ultranza de la justicia social de la campaña electoral de 2012 ha pasado a mejor vida.
 A los 18 meses de llegar al poder, François Hollande confirmó este martes un giro radical hacia las recetas económicas neoliberales, y dejó de hablar a los electores de izquierda para dar la razón a los que consideran que Francia es un país esclerótico (Berlín, Bruselas y Londres) y ofrecer un pacto de responsabilidad —en realidad, un cheque en forma de reducción de costes laborales— a la patronal a cambio de inversión y empleos.
Aunque habló sobre todo de economía, el presidente francés llegaba a la tercera rueda de prensa semestral de su mandato con el agua al cuello por el asunto privado del que todo el mundo habla, en Francia y sobre todo fuera del Hexágono: su romance adúltero con la actriz Julie Gayet, de 41 años y 18 más joven que él, que ha llevado a su pareja, Valérie Trierweiler, de 48 años, a ser ingresada en el hospital para someterse a una cura de reposo.
Hollande prometió eliminar las cotizaciones salariales que pagan los empresarios y los trabajadores autónomos para financiar las ayudas familiares de aquí a 2017, una medida que cifró en 30.000 millones.
 Y recurriendo de nuevo al manual ultraliberal, aseguró que financiará ese dinero reformando el Estado, luchando contra el fraude a la seguridad social, simplificando los impuestos y disminuyendo el gasto público en 50.000 millones entre 2015 y 2017.
“Todo será revisado, pero no para reducir la protección social, sanitaria o ambiental, sino para simplificar y facilitar la vida a las empresas”, enfatizó Hollande para limitar el impacto de la concesión a la patronal Medef, cuyos portavoces celebraron los anuncios y no tuvieron empacho en decir que Hollande había presentado un “programa de derechas”.
Pese a que la comparecencia del presidente duró cerca de tres horas, Hollande se las arregló para no dar una sola explicación convincente sobre el escándalo que ha afectado a su vida privada a los más de 500 periodistas franceses y extranjeros que abarrotaban la sala de festejos del Elíseo
. Ante las cuatro o cinco preguntas relacionadas con el caso, afirmó que él y su pareja viven “momentos difíciles y dolorosos”, recordó que su principio es que los asuntos privados se dirimen en privado, añadió una frase de circunstancias —“este no es el sitio ni el momento de hablar de eso”—, y finalmente prometió, de forma paradójica, que dará las explicaciones pertinentes antes de viajar a Washington el próximo 11 de febrero.
Luego, tras una larga tanda de cuestiones de política y economía, el presidente dijo que Trierweiler se encuentra “en reposo” y aseveró que su seguridad está “perfectamente garantizada” tanto cuando realiza desplazamientos públicos como privados, sin entrar en los detalles sobre el origen dudoso del apartamento donde se encontraba con Gayet.
El presidente no ocultó que la publicación del reportaje sobre su infidelidad le había producido una “indignación absoluta”, y matizó que si no ha presentado una querella contra la revista Closer es porque goza del estatuto de inmunidad penal del presidente y no juega en igualdad de condiciones al no poder recibir demandas de nadie.
Hollande se mostró sereno en todo momento y trató de mostrar su lado más institucional, autoritario y firme, aunque a ratos no renunció a sus bromas habituales.
 Pero la conferencia de prensa fue mucho menos espontánea e improvisada de lo que pareció
. El jefe de comunicación del Elíseo, Christian Gravier, un hombre cercano al ministro del Interior, Manuel Valls, indicaba en cada momento a sus colaboradores a quién entregar el micrófono, y dio absoluta prioridad a los informadores franceses, relegando a los más de 150 corresponsales foráneos a la última media hora, los llamados minutos de la basura.
Cuestionado por un periodista estadounidense sobre el alcance político del Closergate y sobre si un presidente tiene derecho a una vida realmente privada, Hollande afirmó: “En Francia tenemos principios firmes sobre el respeto a la vida privada y sobre la libertad de prensa. Son nuestros valores”.
La noticia más relevante del día, en todo caso, fue el informe de la Liga por los Derechos Humanos sobre la situación de los gitanos en Francia.
 Durante 2013, el Gobierno socialista expulsó de sus campamentos precarios a casi 20.000 romaníes europeos, es decir, el doble de los que expulsó en 2012.
 Hollande defendió la política de Manuel Valls, sin citar esta vez la palabra humanidad, y aseguró que todas esas expulsiones no le avergüenzan “porque se hacen en nombre del derecho”.
En realidad, tanto la promesa electoral de Hollande como la circular emitida por el ministro del Interior en el verano de 2012 obligaba al propio Gobierno a conceder alojamientos alternativos a los expulsados, cosa que París no hace.
Hollande hizo suya también lo que definió como la última “victoria” del ministro más popular del Gabinete, la prohibición administrativa de los espectáculos del cómico Dieudonné: “El racismo, el antisemitismo, y la xenofobia serán perseguidos con intransigencia”, dijo. “La ley será aplicada sin debilidad. Pero la libertad de reunión, expresión y creación no puede ser reducida, salvo en circunstancias excepcionales, atendiendo a la dignidad humana y al orden público”.
Sobre Europa, Hollande habló sobre todo de Alemania y anticipó la celebración en febrero en Francia de un consejo de ministros conjunto de los dos países
. Anunció pasos para la convergencia económica, la armonización de las reglas fiscales y un impulso común de la Europa de la Defensa.

 

13 ene 2014

Guindos anuncia que la economía creció un 0,3% en el cuarto trimestre

El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha anunciado esta tarde en el Congreso que la incipiente recuperación de la economía española cogió fuerzas en el cuarto trimestre de 2013.
 Según ha adelantado Guindos, el PIB creció un 0,3% entre octubre y diciembre con respecto al trimestre anterior, una cifra que supera en dos décimas el balance del tercer trimestre, cuando España logró dejar atrás la recesión más larga de la democracia.
Con este avance, el Gobierno ofrece por primera vez el dato del cuarto trimestre.
El ministro, que ha comparecedido a petición propia en la Cámara, ha hecho un resumen de los signos positivos que empiezan a aparecer en España para defender que la reactivación está cogiendo ritmo.
 El país está ya "ante una recuperación, aún frágil pero que es, por fin, recuperación", ha asegurado.

Dentro de su enumeración de factores alentadores para la economía, Guindos ha destacado el descenso en los costes de financiación del Estado y el recorte de la prima de riesgo, lo que apunta a una recuperación de la confianza desde el extranjero en el país.
También ha puesto de relieve la buena evolución del sector exterior, algo en lo que solo Alemania supera a España dentro del euro, y el final de la reestructuración bancaria.
Asimismo, el ministro ha defendido que el ajuste inmobiliario empieza a tocar fondo y que, tras lograr bajar el paro registrado en 2013, este año volverá a crecer el empleo.
 Este cambio de tendencia tendrá lugar ya en la primera mitad de 2014, más pronto de lo esperado. A este respecto, ha rebajado la previsión de tasa de desempleo media para el año, que pasa del 25,9% al 25%.
"Por primera vez desde la crisis estamos ante un escenario diferente", ha dicho el ministro antes de admitir que, en cualquier caso y pese a los avances, la situación dista de ser satisfactoria.
 En cuanto al déficit, ha garantizado que se cumplirá el objetivo de 2013 y que limitaba al 6,5% el desfase en las cuentas del conjunto de las Administraciones Públicas.
 De este lado, ha dicho que "lo peor del necesario ajuste seguramente ha quedado atrás".
Tendrá cara este Guindos

Mariana Pineda y otras amazonas


Liberales
Grabado de 1823 sobre la compañía de milicianas creada en Barcelona.
Por Juan Francisco Fuentes y Pilar Garí
En 1814, las liberalas -así denominadas a veces por sus enemigos– no pasaban de ser una exigua minoría a la que la monarquía absoluta prestó escasa atención, salvo que se empeñaran en ayudar a los presos y en importunar a las autoridades con sus quejas.
Si la propaganda servil se fijó en ellas fue para señalar los desvaríos a los que había llegado el liberalismo en aquellos años en que todo anduvo revuelto. Por el contrario, a partir de 1823 la represión fue implacable también con ellas.
Las cárceles, galeras y casas de arrecogidas fueron recibiendo a las más comprometidas o a las más infelices, aquellas que no habían podido huir a tiempo o que no contaban con ningún tipo de protección en las altas esferas. Otras se vieron más o menos libres de la persecución oficial, pero no del acoso de sus vecinos más exaltados. En algunos casos, la presión ambiental sobre una mujer conocida por sus ideas liberales podía llevarla a cambiar de residencia e incluso a huir al extranjero, como hizo Tecla López de Angulo, monja del convento de las Huelgas, secularizada en 1822, que tuvo que abandonar Burgos y buscar refugio en Francia al no poder soportar por más tiempo los atropellos y las amenazas de los serviles.
En el origen del terror blanco, con los voluntarios realistas como su principal brazo ejecutor, había a menudo una motivación social, porque el absolutismo popular tendía a identificar a los liberales con los propietarios, y a éstos con las nuevas formas de propiedad.
Para ellos, ser negro era cosa de ricos
. Algunas señoras liberales, por su parte, pensaban que bajo la monarquía absoluta el populacho se sentía como pez en el agua.
 En realidad, esas dos visiones antagónicas del conflicto no estaban tan alejadas una de otra.
 El hecho es que, como denunció la propia policía, la gente de cierta posición se veía acosada, y a veces despojada, por la plebe absolutista, que actuaba movida por el odio de clase y por la propaganda clerical. El lamento, en 1823, del autor de El Tío tremenda abundaba también en las implicaciones sociales del liberalismo femenino: ¡cuánto daño le hacían a la causa del altar y del trono esas “señoras de más alto rango” que se dedicaban a propagar la doctrina constitucional!
Hay casos dramáticos de mujeres perseguidas hasta el ensañamiento por sus ideas liberales, como Rosa Zamora, imputada en la intentona de Pablo Iglesias en Almería en 1824 y encerrada por tiempo indefinido en la Real Cárcel de Granada, en un cubículo infecto calificado como “un sitio destinado para matar gente” por los dos médicos que la visitaron a instancias del tribunal.
 No era sólo la inhumanidad del aparato judicial y carcelario absolutista, sino la falta de medios de un sistema que no estaba preparado para castigar a las mujeres por delitos de naturaleza política, máxime tratándose, como ocurría a menudo, de señoras de la “clase y estado” de la propia Rosa Zamora, como dijo el responsable de Real Cárcel de Granada para justificar los problemas irresolubles que planteaba su reclusión.
Las casas galera y cárceles femeninas habían sido pensadas para mujeres de la plebe acusadas de delitos comunes, como prostitución, robo o infanticidio, una circunstancia que motivó frecuentes quejas de las presas políticas, condenadas a compartir su infortunio, en palabras de una de ellas, con “mujeres prostitutas y disolutas sin vestigio alguno de pudor y educación”, que constituían a todas luces una compañía inadecuada para “una mujer de clase”.
 En otras ocasiones, esa carencia de medios resultó providencial para salvar de la cárcel a alguna sospechosa, como Francisca Tentor, implicada en la trama conspirativa de Málaga en 1831.
 Así le constaba al gobernador militar, González Moreno –el verdugo de Torrijos–, quien, sin embargo, prefirió demorar su detención, entre otras razones, por no disponer “del local proporcionado en que constituirla, y en que se halle (…) con la decencia y decoro que exigen su sexo, su estado y la calidad de su persona”.
Aunque atenuada en algunos casos por las carencias materiales del sistema y cierta inercia paternalista, la represión absolutista alcanzó de lleno al liberalismo femenino desde el principio hasta el final de la Década Ominosa. La intensidad y las formas variaron según el momento.
 Primero fueron las Comisiones Militares y las Juntas de Purificación; posteriormente, a partir de 1830, la iniciativa la llevó sobre todo la policía de Calomarde.
    Sello Mariana PinedaLa magnitud de la represión permite calibrar tanto la importancia del Trienio en la socialización del liberalismo entre las españolas como la disposición de muchas de ellas a luchar por las libertades tras el triunfo de la reacción
. En ocasiones, se trataba simplemente de esconder un ejemplar de la Constitución, un uniforme de miliciano o un trozo de una lápida constitucional. Este tipo de prácticas, frecuentes a lo largo de toda la década –recuérdese que Mariana Pineda fue ejecutada por el “detestable delito” de guardar una bandera–, definen dos características del liberalismo femenino que en la clandestinidad iban a resultar de enorme importancia: la estrecha relación de la mujer con los elementos simbólicos de la revolución y su dominio del espacio privado, ámbito fundamental de la actividad conspirativa
. La mujer liberal –la viuda sobre todo– desempeñó en él una labor impagable protegiendo a prófugos de la justicia, recibiendo y repartiendo correspondencia, auspiciando reuniones, escribiendo ella misma cartas e informes con tinta invisible y a veces participando en los núcleos conspirativos que fueron surgiendo por toda España, especialmente en Andalucía y Levante.
Corrieron suerte muy diversa
. Algunas, con graves responsabilidades políticas, escaparon milagrosamente a la represión, mientras otras fueron detenidas y condenadas a duras penas de cárcel, cuando no a la muerte. (…)
 Eran las nuevas “amazonas de la libertad”, según la imagen utilizada por el italiano conde Pecchio en una de sus cartas desde la España del Trienio, en la que se refiere a la juventud y la belleza de las partidarias del régimen constitucional español.
Lo de las “amazonas de la libertad” circulaba ya por Francia en tiempo de la revolución, lo mismo que otras locuciones asociadas al mito de las amazonas.
 Hay frecuentes alusiones a ellas en las guerras de independencia de principios del siglo XIX, como la española o la griega, y en las luchas revolucionarias en que intervienen las mujeres.
El Trienio liberal, en cambio, pese a la referencia de Pecchio a Cádiz y Valencia como lugares en los que habitan “les plus belles amazones de la liberté”, no resultó especialmente propicio a la imagen de mujer belicosa e intrépida
. Era lógico que, una vez alcanzada la libertad, el mito sufriera un cierto eclipse, por más que en alguna ocasión alguien se acordara de las guerreras de la Antigüedad y las citara de pasada.
 La razón de ello la encontramos en un artículo de prensa, publicado en 1820, en el que se encomia el patriotismo de las “jóvenes solteras” de Cangas de Onís que se han ofrecido para adornar la lápida de la Constitución con vistas a los festejos cívicos organizados por el ayuntamiento
. Si el despotismo se hubiese prolongado por más tiempo, afirma el autor, “hubiéramos visto amazonas en defensa de la Constitución”. “Mas”, añade, “ya que su brazo no ha podido manejar la espada de la patria, ahora desean emplear sus delicadas manos en embellecer el monumento o lápida del hermoso Código”.
 En suma, el tiempo del sacrificio y el heroísmo había pasado; al menos, de momento.
Goya-Fernando VIILa hora de las amazonas volvió a sonar con la restauración absolutista de 1823 y en especial con la gran ofensiva lanzada por los liberales tras el triunfo de la revolución francesa de 1830. Es entonces cuando, según el marqués de Custine, el gobierno de Fernando VII [en la imagen, en un óleo de Goya del Museo del Prado] piensa que el liberalismo español ha dotado a su organización clandestina –su “ejército invisible”– de “escuadrones de amazonas” listos para el asalto final contra la monarquía absoluta.
La expresión, registrada ya en la Guerra de la Independencia española y años después en la Polonia sublevada contra los rusos, refleja en esta etapa final del reinado de Fernando VII una doble realidad. Por un lado, la notable participación femenina en las redes conspirativas de los años 1830–1832, aprovechando su mejor adaptación a la actividad clandestina –¿no tenía un punto de clandestinidad la vida de la mujer en el ámbito privado?– y su –hasta entonces– menor vulnerabilidad a la represión absolutista. Por otro, la decisión del régimen y, según Custine, del propio monarca de dar un escarmiento –“faire un example”– que pusiera fin a tanta conspiración y a tanta amazona suelta. La propia Gaceta de Madrid hablaría de “escarmiento” al informar de la ejecución de Mariana Pineda, y lo justificaría por la necesidad de contrarrestar la táctica adoptada por los revolucionarios de involucrar en sus planes “al sexo menos cauto y más capaz de interesar la ajena compasión”. Ser mujer y liberal en España se estaba poniendo cada vez más peligroso.
Juan Francisco Fuentes, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad Complutense, y Pilar Garí, traductora y escritora, son autores de Amazonas de la libertad. Mujeres liberales contra Fernando VII (Marcial Pons), que saldrá a la venta el 15 de enero. Este texto es un extracto de sus conclusiones.

El fondo de armario de Pilar Miró................................Juan Carlos Blanco

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Hoy se cumplen 25 años de la destitución de Pilar Miró al frente de RTVE. Desde los meses finales de 1988, la crisis política creada por la compra de vestuario por parte de la directora general de la televisión pública para acudir a actos oficiales con cargo a los presupuestos de RTVE no dio respiro a Pilar Miró y abrió un frente de desgaste al Gobierno socialista de Felipe González.
En octubre de 1988 compareció en el Congreso de los Diputados y reconoció que efectivamente había procedido así.
 Se habían detectado gastos de vestuario de la directora general por valor de dos millones de pesetas (12.000 euros) que habían sido cargados al presupuesto del ente público en 1987
. Se trataba, en concreto, de faldas, chaquetas, vestidos, trajes, cinturones, zapatos, pendientes de oro, colgantes y unos gemelos de oro.
 Al menos estos objetos figuraban en la documentación relativa a gastos efectuados entre enero y septiembre.
Pilar Miró reconoció también en sede parlamentaria -a preguntas de Luis Ramallo, diputado de Alianza Popular que fue el ariete parlamentario del partido en esta batalla política- otros gastos de la misma naturaleza en el año anterior
. El PSOE no apoyó a Miró y consideró, en palabras de José María Benegas, secretario de organización entonces, "impropio de un cargo socialista" tal comportamiento.
 Ella consideraba que no había hecho uso indebido de los fondos públicos, tan sólo "una torpeza contable" al imputar a una partida errónea unos gastos que tenían perfecta cabida en otra partida del presupuesto
. Pero el incendio político, con AP hablando abiertamente de que se trataba de la existencia de corruptelas, obligó al PSOE a adoptar una posición de enfrentamiento con Pilar Miró, a la que pidieron desde el grupo parlamentario (que disfrutaba de holgada mayoría absoluta) que devolviera el dinero.
Ella se manifestaba disgustada por el "penoso incidente" pero firme en su decisión de no dimitir.
La actitud del vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, explicaba el alcance del problema.
 Podemos afirmar sin dudas que no tenían sintonía Miró y Guerra.
 No asistió a su toma de posesión, lo que ya marcó una distancia que no hizo más que crecer. Guerra desmintió que tuviera nada que ver con lo ocurrido en el caso aunque Pilar Miró le señalaba de forma directa
. Leyendo esta información de EL PAÍS queda claro que tenía razón sobre la enemiga del guerrismo con ella, que traspasó los límites de la intimidad.
 Por su parte, Luis Ramallo presentó una denuncia en el juzgado de guardia por si hubiera habido delito en el proceder de Pilar Miró.
EL PAÍS publicó un editorial que permite, leído hoy, poner en perspectiva la preocupación por la corrupción y por la tendencia a "la consideración permanente de la televisión estatal como una finca particular". Empezaba el editorial señalando que "cuando la mitad de los ciudadanos españoles consideran que en la vida pública existe "mucha o bastante corrupción" y un tercio de los consultados estima que esa corrupción es hoy mayor que hace 20 años (sondeo publicado el pasado domingo por EL PAÍS), merece la pena preguntarse acerca de los comportamientos que generan semejante opinión.
 Entre otras cosas, porque sin duda alguna la corrupción durante el franquismo fue muy superior a la que existe en la democracia, pero no podía trascender a la opinión pública, no se informaba sobre ella, no actuaban los tribunales, no investigaba el Parlamento y, en definitiva, se beneficiaba del silencio y de la complicidad de los gobernantes."
 Y sobre el propio asunto, esto tan definitivo: "Pilar Miró no tenía derecho a hacer lo que ha hecho y lo demás son pamplinas."
Parecía inminente su dimisión.
 Es más, se consideró como segura tras manifestar telefónicamente al presidente del Gobierno, Felipe González, que ponía el cargo a su disposición.
 Pero el interés socialista porque pareciera una renuncia voluntaria y por preservar la imagen de honradez de Miró dificultaba el encaje de una decisión tomada.
Pilar Miró manifestó su voluntad de devolver el dinero de los trajes y volvió a su trabajo, muy desgastada, disgustada y sin saber qué le depararía el futuro inmediato.
 Y declaró a EL PAÍS: "¿Y qué es una raya más para un tigre?" 
En la sesión de control parlamentario de RTVE del 27 de octubre, proclamó:
 "Yo he cometido un error y eso lo rectifico. Soy una persona honrada, y de lo que sea responsable ya me lo dirán
. Es muy duro que se me reclame un comportamiento ético, yo que defiendo a capa y espada las auditorías y que lleguen hasta el final.
Yo jamás he ocultado nada, no me he llevado nada que no fuera mío, ni pienso llevarme nada.
 En mi vida he hecho trampa, jamás, y no pienso hacerla". Pero Ramallo, y AP, estaban a lo que estaban: a darle la gran lanzada.
¿Es verdad ese rumor de que se compró un abrigo de piel de un millón de pesetas (6.000 euros)?, preguntó sin obtener respuesta.
El 10 de noviembre, Pilar Miró devolvió 2.127.215 pesetas (algo menos de 13.000 euros), pero la situación era insostenible y proseguían los ataques y descalificaciones. En este contexto, el ministro de Cultura echó más leña al fuego. Jorge Semprún declaró, y ratificó en el Parlamento, que RTVE es "un monstruo irracional donde los amigos pueden salir cuando quieren y los enemigos no".
Alguna responsabilidad debía atribuir, a tenor de sus palabras, a la máxima responsable de la televisión pública.
En medio de la refriega, apareció otra denuncia contra Narcís Serra, ministro de Defensa entonces, por la compra de un piano para su residencia.
 Amargamente se quejaría más tarde Pilar Miró del diferente trato que tuvo ella, aunque no mencionó a Serra y su piano. Serra, en cambio, también criticó a Miró por el asunto de su vestuario.
Atacada por la oposición y censurada por miembros del Gobierno y del partido que lo sustentaba, la Navidad de 1988 fue una tortura para Pilar Miró, cuyo relevo se daba por seguro pero no terminaba de materializarse
. Finalmente, el 12 de enero se tomó la decisión de que al día siguiente, el consejo de ministros nombraría a Luis Solana, en sustitución de Pilar Miró
. A las 72 horas publicó EL PAÍS una entevista con la ya exdirectora de RTVE, en la que declaró que no lo gustaban los políticos y lamentaba el coste personal que supuso para ella este episodio.
 Desgraciadamente para ella, aún le quedaba un doloroso trecho por cubrir: sentarse en el banquillo
. Esa fue otra historia.
Javier Pradera escribió en pleno apogeo del caso que el comportamiento de Pilar Miró reflejaba "el brusco cambio de valores morales y de modelos sociales que atraviesa por entero la sociedad española, convertida en un espectacular rebosadero de dineros especulativos, donde todo se compra y se vende, casi todo tiene un precio y buena parte de las antiguas referencias éticas se hallan en retroceso." Corría el año 1988...

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 Pilar Miró fotografiada por LUIS MAGÁN en 1996
Pilar Miró en el juicio por malversación de fondos cuando fue directora de RTVE, celebrado en 1992 / CRISTÓBAL MANUEL