Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

15 dic 2013

Cuando la vida te da vueltas y vueltas.................


José Ortega Cano, durante el juicio celebrado el pasado mes de abril. / CORDON

El apellido Ortega y la palabra cárcel van unidos en los titulares de los medios de comunicación desde hace un mes
. José Ortega Cano supo ayer que la Audiencia Provincial de Sevilla había estimado el recurso de apelación presentado por la familia de Carlos Parra —el hombre que conducía el coche contra el que se estrelló el torero la noche del 28 de marzo de 2011— y daba por buena la prueba que indicaba que el accidente se había producido bajo los efectos del alcohol. Este nuevo delito se une así al ya fallado en primera instancia que consideró que Ortega fue protagonista de una “conducción temeraria”.
 Como consecuencia de esta segunda sentencia, contra la que no cabe recurso, el torero entrará en prisión para cumplir dos años y medio de condena.
 La noticia llega cuando su hijo José Fernando, de 20 años, cumple 30 días recluido en el centro penitenciario Sevilla I, acusado de robo con violencia, delito contra la seguridad vial y pertenencia a grupo criminal.
 Siete años después de la muerte de Rocío Jurado, esposa y madre de los dos condenados, una de las familias más mediáticas del panorama social español se desmorona.
La vida de Ortega Cano giró alrededor de Rocío Jurado hasta su muerte a causa de un devastador cáncer de páncreas. El fuerte carácter de la cantante la convirtió en la matriarca de un clan que vivía bajo su protección. Nada se hacía sin que ella diera el visto bueno
. Ella aprobaba y reprobaba a los suyos. Por eso, cuando se casó en segundas nupcias con Ortega —un matrimonio que muchos calificaron de mera puesta en escena—, al torero le costó convencerla para ir a Colombia en busca de una adopción.
 Fueron a por una niña, Gloria Camila, pero regresaron también con el hermano de la pequeña, José Fernando
. Los cuatro solo vivieron juntos apenas siete años.
 Tras la muerte de la cantante comenzó el deterioro.
 La casa de La Moraleja se vendió y el viudo se mudó al campo con sus dos niños.
 En la finca Yerbabuena se encerró con los recuerdos de quien fue su mujer.
 Es en esa época cuando comenzaron sus problemas con el alcohol, como sus hermanos reconocieron en 2011 en un plató de Telecinco, previo pago por sus exclusivas declaraciones.
 Tras la confesión, Ortega añadió que el “asunto” ya lo tenía controlado, que sus problemas tenían que ver con la pena que vivía por la ausencia de su esposa.
 La familia del torero y también la de la tonadillera intentaron tapar sus excesos y ayudar en la educación de los niños
. Pero pronto estallaron los problemas entre los Mohedano y los Ortega, que todavía llenan horas de platós. Rocío Carrasco, la hija de la cantante, optó por apartarse y llevar una vida lejos de la atención mediática y de su familia.
Joisé Ortega Cano. Rocio Jurado y sus dos hijos en 2003. / CORDON
José Fernando se convirtió en un problemático adolescente al que su padre envió una y otra vez interno a colegios de férrea disciplina, sin ningún éxito.
 Gloria Camila se quedó al cuidado de una tía.
 Todo ello mientras Ortega se veía obligado a abandonar su carrera como matador de toros y a resolver sus problemas económicos derivados de una vida por encima de sus posibilidades.
 Fue entonces cuando decidió reconvertir Yerbabuena, dedicada a la cría de toros, en un lugar para bodas y bautizos. Alquilaba las instalaciones y su presencia en los eventos.
 El torero salía a saludar y a tomarse una copita con los visitantes cuantas veces se considerase necesario.
Fue después de asistir a un evento de estos, en Yerbabuena, cuando Ortega comenzó a escribir la historia más negra de su vida.
 Eran alrededor de las diez de la noche del 28 de mayo de 2011. Ortega Cano circulaba por el kilómetro 28,1 de la A-8002 con dirección a su finca, situada en Castilblanco de los Arroyos (Sevilla). Acababa de dejar a su hija Gloria Camila en casa de unos amigos.
 Iba solo en su potente Mercedes todoterreno cuando perdió el control del vehículo, invadió durante 60 metros el carril contrario y colisionó de frente con un coche que conducía Carlos Parra, un camarero que se desplazaba a su trabajo. Parra falleció al instante por traumatismo torácico severo con rotura cardiaca.
 El torero resultó gravemente herido.
Los servicios de urgencia activaron todas las alarmas para intentar salvar a Ortega Cano, que quedó atrapado entre el amasijo de hierros en que se convirtió su coche. En medio de la noche, en una solitaria carretera y con ayuda de los bomberos, tras casi dos horas de maniobras, el torero fue rescatado y enviado al hospital Virgen Macarena de Sevilla.
Una enorme hemorragia dejó bajo mínimos sus constantes vitales.
 En medio de esa urgencia se le tomaron muestras de sangre, esas que tiempo después determinaron que el torero conducía ebrio.
 Llevaba 1,26 gramos de alcohol por litro de sangre, casi el triple de lo autorizado
. El informe de la Guardia Civil descubrió, además, que el torero circulaba a 125 kilómetros por hora en un tramo limitado a 90, y el coche contrario, a 51 kilómetros por hora.
El entorno de Carlos Parra siempre sostuvo que Ortega había bebido esa noche.
Así lo corroboraron también vecinos de pueblos cercanos a Castilblanco. Cinco de ellos lo contaron ante la Guardia Civil y otros lo hicieron en las tertulias de programas del corazón, donde este asunto se convirtió pronto en todo un éxito de audiencia.
Ortega Cano siempre ha negado haber ingerido alcohol esa noche.
 En el programa Los toros, de la cadena SER, contó al periodista taurino Manuel Molés que esa noche “iba perfectamente, un poquito lanzado, pero no había nada de tráfico...”. Entonces, dijo, se encontró “con la mala fortuna de ese impacto”. “Yo ni me enteré”, añadió, “ni tengo memoria
. Lógicamente, estoy superafectado por lo de este señor”. Después vino la pregunta directa: “José, ¿habías bebido?”.
 “No, te lo juro por mis hijos”, respondió, “y eso se verá, porque eso es una cosa que está a la orden del día”. “Si la persona ha bebido, lo dictará la justicia y los médicos.
Yo perdí la memoria, pero me dijeron que hablé con la Guardia Civil, con los bomberos, que tardaron dos horas en sacarme. Y una persona que bebe, se nota”.
El 24 de abril pasado, Ortega Cano fue condenado por un delito de homicidio con imprudencia grave y otro contra la seguridad vial por conducción temeraria.
El juez no tuvo en cuenta la prueba del alcohol. Pero la sentencia fue recurrida y ayer la Audiencia Provincial la confirmó y dio por válido el test que descubrió el estado de embriaguez en el que se hallaba ese día.
Fue Enrique Trebolle, su abogado, quien comunicó al torero la nueva sentencia.
“Estaba muy afectado”. Y añadió: “Vamos a interponer un recurso de amparo en el Tribunal Constitucional y a pedir el indulto, para evitar que entre en prisión”. Pero en un juzgado de Sevilla ya se tramita su ingreso en la cárcel.
José Fernando Ortega hace algo más de un mes. / EUROPA PRESS
En una celda del centro penitenciario Sevilla I, su hijo José Fernando fue informado de lo sucedido.
 Fue otro golpe para él, que desde hace dos semanas lucha por obtener la libertad provisional, a la espera de ser juzgado.
¿Quién podía imaginar un futuro así para la familia Ortega-Mohedano?
 Y es que todos los intentos del torero de reordenar su vida tras el fatídico accidente no han servido de nada. En este tiempo de reconstrucción vendió su finca por 5,4 millones a la millonaria peruana Rocío Torres Carcasi y unió su vida a la de Ana María Aldón, una vecina de Sanlúcar de Barrameda con la que tuvo un hijo el pasado febrero.
 Con el dinero fresco y un nuevo amor ha intentado olvidar la mala racha, un año que no puede acabar peor para él.
 Cuentan en su círculo más íntimo que Ortega siempre pensó que se libraría de la cárcel porque él, al igual que otros que en el pasado fueron grandes y populares, cree que a ellos esas cosas no pueden pasarles. Si como torero le costó asumir el fracaso cuando llegó, ahora se niega a asumir que pasará un tiempo en la cárcel, algo más de un año de los dos y medio de condena.
Su hijo José Fernando tiene reservada ya una habitación en un centro de rehabilitación para superar su adicción a las drogas cuando salga de la cárcel.
 “Hijo, aquí estoy dispuesto ayudarte, pero tienes que dejarte ayudar”, le dijo el torero a su vástago cuando le visitó por primera vez en el centro penitenciario esta semana tras llevar veinte días encerrado. Esas mismas palabras son las que ahora escucha el torero.
Si la Jurado levantara la cabeza...

Las fechas de la debacle

1 de junio de 2006. Muere Rocío Jurado, a los 61 años, a causa de un cáncer de páncreas.
24 de abril de 2013. Un juzgado de Sevilla condena a Ortega Cano a dos años y medio de cárcel por un delito de homicidio con imprudencia grave y otro contra la seguridad vial por conducción temeraria.
Junio de 2013. El torero vende su finca Yerbabuena a la peruana Rocío Torres Carcasi por 5,4 millones.
14 de noviembre de 2013. José Fernando Ortega Mohedano es detenido tras protagonizar una pelea seguida de un robo. Ingresa en prisión.
15 de diciembre de 2013. La Audiencia Provincial de Sevilla confirma la condena de dos años, seis meses y un día de cárcel impuesta al torero y además le imputa un delito contra la seguridad vial por conducir bajo la influencia del alcohol.

Gwyneth Paltrow, ¿bronca o montaje?

La actriz emprende una campaña, ayudada por sus amigos famosos, para detener un reportaje crítico con ella.

Gwyneth Paltrow, en un trabajo publicitario. / CORDON Recomendar en Facebook 10

¿Bronca o montaje? La pregunta sigue en el aire varios meses después de que trascendiera la noticia de que una indignada Gwyneth Paltrow había escrito a sus amigos más allegados para pedirles que no colaboraran en un reportaje que preparaban sobre ella
. “Amenazan con sacarme en portada. Si te piden declaraciones o comentarios sobre mí, por favor no lo hagas. También te recomiendo que no vuelvas a hacer con esta revista”, escribió en un correo electrónico filtrado a la prensa.
La publicación por la que Paltrow se sentía amenazada era la edición estadounidense de Vanity Fair. La rubia actriz ganadora de un Oscar en 1998 por Shakespeare in love, y casada con el cantante de Cold Play Chris Martin desde hace una década, ha salido en su portada cinco veces
. Entonces, ¿cuál es el motivo de tanta alarma?
Lo cierto es que la revista que tradicionalmente ha mantenido estrechos vínculos con las celebrities de Los Ángeles ha dejado de lado la cobertura amable de las estrellas, como lo prueba un reportaje dedicado a la Cienciología, Tom Cruise y su ruptura con Katie Holmes.
Su siguiente objetivo era un revelador reportaje sobre Paltrow que en los últimos años ha volcado su energía en transformarse en una gurú de la vida sana a través de su web goop.com y de sus libros de cocina.
Entre los trapos sucios que supuestamente saldrían a la luz estaba su épica pelea con la que durante un tiempo fue su amiga inseparable y socia en un gimnasio, Madonna.
Pero hay más: la periodista Vanessa Grigoriadis estaba husmeando en Miami sobre un posible affaire que la protagonista de Emma supuestamente tuvo con el magnate inmobiliario Jeffrey Soffer, el mismo hombre que se casó recientemente con la top model Elle MacPherson.
 El multimillonario adquirió el Hotel Fontainebleau y organizó una fiesta para la reapertura en 2008 a la que Paltrow acudió y se hospedó en su casa. Según parece se la llevó en su Bentley.
 Al día siguiente la actriz fue al yate privado de Soffer junto a Kate Hudson.
Gwyneth Paltrow hija de la también actriz Blythe Danner y el productor Bruce Paltrow, educada en la distinguida Spence School del Upper East Side neoyorquino, mantuvo un férreo control de sus apariciones públicas con su esposo Chris Martin, incluso impidiendo en los primeros años que les fotografiaran juntos. Hace dos años habló en una entrevista de que el matrimonio “no siempre es un camino de rosas”.
La pareja tiene dos hijos, Apple y Moses, y reside en una mansión de 33 habitaciones en Reino Unido. Amada y odiada a partes iguales, el pasado mes de mayo fue nombrada la mujer más bella por la revista People y la famosa más odiada por la revista Star (Angelina Jolie ocupaba el lugar número 15 en esta lista). Su conversión en un icono de la vida sana le ha reportado cuantiosos beneficios, y la fortuna que comparte con su esposo está estimada en 100 millones de dólares, según celebritynetworth.com.
Las filtraciones sobre el reportaje en Vanity Fair llevaron al editor de esta revista desde 1996, Graydon Carter, a declarar al Times de Londres que la investigación seguía adelante. “Alguna gente famosa cree que vive en una torre de fama que les protege, pero eso ya no existe en Los Ángeles… a menos que te quedes en casa. Tenemos una buena periodista trabajando en la historia y saldrá”, afirmó Carter.
El rifirrafe entre Paltrow y Vanity Fair llega en un momento en el que las estrellas a menudo optan por mantener un conctacto directo a través de la redes sociales con su público y esquivan, todo cuanto pueden, a las revistas. Vanity Fair, una de las cabeceras más potentes del Grupo Condé Nast mantiene más de un millón de suscriptores, pero sus ventas en quiosco han caído un 32.9% aunque según el Publishers Information Bureau los ingresos por publicidad han subido.
Lo cierto es que cuatro meses después las primeras noticias sobre la polémica portada, el reportaje sigue sin llegar a los quioscos y no falta quien opina que puede tratarse un montaje: el publicista de Paltrow Stepehen Huvane es uno de los fundadores de la agencia Slate PR que también lleva los asuntos de publicidad de la glamorosa fiesta que Vanity Fair organiza cada año tras la ceremonia de los Oscar
. Los rumores sobre un boicoteo organizado por Paltrow para sabotear la fiesta de este año han sido desmentidos.
 Está por ver si la rubia de 41 años desfila el próximo 2 de marzo por esa alfombra roja.

 

DIANA La Princesa Enamorada

Ficha técnica
  • Dirección: Oliver Hirschbiegel
    Intérpretes: Naomi Watts, Naveen Andrews, Charles Edwards
    Producción: Gran Bretaña-Francia-Suecia, 2013. Duración: 113 minutos. Biográfica
    Ficha de la película

Una película tan correcta y bien planchada como extenuantemente convencional y previsible, centrada en los dos últimos años de Lady Di, esto es, su apasionada relación con el cardiólogo pakistaní, el asedio de los paparazzi, etcétera. Elude el efectismo (el accidente que acabó con su vida no se visualiza) pero acaba siendo una obra para el exclusivo uso de lectoras de revistas del corazón

Leer más: http://www.lavanguardia.com/cine/20131213/54396147340/diana-critica-de-cine.html#ixzz2nYeGqS4y
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http://youtu.be/I5Spz7oXhLM

http://youtu.be/egJ7WpFge6Y

 http://youtu.be/tAiAYBC4lpg


13 dic 2013

La princesa (y el) del pueblo

Si los hechos contados son ciertos, han equivocado el género que debía guiar el tono del relato, porque debería ser la farsa burlesca.

Naomi Watts, en 'Diana'

Los autores de Diana,ilustración cinematográfica de los dos últimos años de vida de la princesa de Gales, fallecida en accidente de coche en París en 1997, tienen una teoría sobre su actitud con la prensa del corazón, sobre su personalidad, sobre sus labores humanitarias, sobre sus ideas políticas, sobre su atrevimiento, su espontaneidad y su cálculo, pero, aún más importante, tienen una teoría sobre su corazón, léase en sentido amoroso.
 Una amalgama teórica en la que se supone habrán tenido que ver, por este orden, Kate Snell, escritora del libro del que parte la película, Stephen Jeffries, el guionista, y Oliver Hirschbiegel, el director.
Sinceramente, como crítico y como ser humano, a un servidor le da igual si los hechos que se concatenan en la película, desde el más nimio al más trascendente, son ciertos o no.
 Pero lo que está claro es que, si los damos por buenos, han equivocado el género que debía guiar el tono del relato, y en lugar de un melodrama romántico que apelara al corazón de los espectadores lo que deberían haber construido es una farsa burlesca que buscara ejercitar sus mandíbulas.
DIANA
Dirección: Oliver Hirschbiegel.
Intérpretes: Naomi Watts, Naveen Andrews, Juliet Stevenson, Geraldine James, Cas Anvar.
Género: romance. Reino Unido, 2013.
Duración: 113 minutos.
Hirschbiegel, que desde el merecido éxito de la extraordinaria El hundimiento se ha estancado a medio camino entre una roma comercialidad y un pretendido cine de autor que en realidad no lo es (Invasión, Cinco minutos de gloria), decide empezar su película con el clímax final: una parada a mitad de pasillo en el hotel, minutos antes de su muerte, que el realizador marca con un vehemente travelling, para luego acabar recuperando las razones de aquella duda, si seguir o no la senda que le señala Dodi al Fayed, a través de un larguísimo flashback que ocupa casi todo el metraje.
 Es decir, una corazonada como punto álgido de la maldición que, después de expuesta su historia, se convierte en la premonición como éxtasis humorístico.
 Así, Hirschbiegel y su guionista pierden la oportunidad de hincar el diente, ya sea con saña, ya sea con gracia, en la relación de odio-necesidad entre Lady Di y la prensa sensacionalista, en pos de una película que quiere ser algo así como un nuevo Notting Hill, sin darse cuenta de que la mayoría de las situaciones que muestra, más que humanizar a la mujer, simplemente son parte de una comedia involuntaria.
Probablemente un cirujano paquistaní, y no Carlos de Inglaterra ni Dodi, fuera el gran amor en la vida de Diana.
 Probablemente se pusiera peluca morena para dar una vuelta por el West End e ir a conciertos sin que nadie la reconociera. Probablemente un transeúnte le mirara el culo y le dijera “¡Tía buena!” sin saber que era la princesa del pueblo.
Probablemente un día se colara en el hogar de su amor, mientras este salvaba vidas en el hospital, para hacer de chacha, lavarle los platos sucios y dejarle la casa como una patena. Probablemente.