Anthony Hopkins, ganador del Oscar por 'El silencio de los corderos' y de tres premios BAFTA, habla sobre su vida y su obra.
Cuando comenzaba la última década del siglo XX, Anthony Hopkins era
un actor estancado. Tenía más de cincuenta años y aunque había
intervenido en películas como Magic, El hombre elefante o Motín a bordo,
su futuro en Hollywood no parecía muy prometedor.
“Me había resignado a convertirme en un respetable actor del West End londinense y a trabajar en la BBC el resto de mi vida”, dice.
Pero entonces le ofrecieron el guión de El silencio de los corderos. “Cuando leí el título pensé que era una película para niños”, recuerda
. Afortunadamente no era así. Hopkins tenía que dar vida a uno de los personajes más carismáticos, seductores y aterradores de toda la historia del cine, el psiquiatra Hannibal Lecter, Aníbal el Caníbal, un psicópata que se zampa a sus víctimas con refinada delectación.
"Me comí su hígado acompañado de habas y un buen Chianti", recita en la película antes de relamerse delante de Jodie Foster
. Fue el papel que cambió su vida.
Le sirvió para ganar el Oscar, y transformar su maltrecha carrera. A partir de entonces nació un nuevo Anthony Hopkins.
El domingo 15 de diciembre los espectadores de TCM pueden conocer de primera mano la vida y la trayectoria profesional de este gran actor viendo una nueva entrega del programa Una vida en imágenes, la serie de entrevistas producidas por la Academia Británica del Cine y la Televisión (BAFTA) que emite en exclusiva este canal.
En dicha conversación, conducida por la periodista Francine Stock, el protagonista de películas como Lo que queda del día o Tierras de penumbra reconoce que, a pesar de sus éxitos (ha ganado tres premios BAFTA además del Oscar) y de su ya dilatada trayectoria, sigue siendo un actor profundamente inseguro. "Vencer esa inseguridad ha sido uno de los motores de mi carrera", confiesa.
Durante el transcurso de este encuentro cara al público, Anthony Hopkins habla de sus papeles favoritos; de cómo compartió pantalla con a Katharine Hepburn en El león en invierno y cómo ha conseguido meterse en la piel de personajes históricos tan distintos como Picasso, el presidente Richard Nixon o, más recientemente, el mismísimo Alfred Hitchcock.
Philip Anthony Hopkins nació el 31 de diciembre de 1937 en Margam, una pequeña localidad del País de Gales. Siguiendo los pasos de su paisano Richard Burton, estudió en la Escuela de Música y Arte Dramático de Cardiff. En 1965 fue admitido en la National Theatre Company de Laurence Olivier y su carrera comenzó a despegar.
Consiguió su primer premio BAFTA en 1972 por el papel de Pierre Bezukhov en la adaptación de Guerra y Paz que hizo la televisión británica. Su futuro parecía brillante pero cayó en lo que él mismo define como “una etapa autodestructiva” de la que comenzó a salir, a duras penas, en 1975.
Gracias al éxito de El silencio de los corderos, Anthony Hopkins se convirtió en muy poco tiempo en una gran estrella internacional y su nombre encabezó el reparto de algunas de las mejores películas de la década de los 90 como Regreso a Howards End o Drácula de Bram Stoker.
En los primeros años del siglo XXI volvería a encarnar al famoso, atractivo y terrible doctor Lecter en Hannibal y El dragón rojo.
El próximo fin de año cumplirá 76 años y su agenda sigue repleta de proyectos.
Le acabamos de ver en Red 2 y haciendo nuevamente de dios Odín en Thor: el mundo oscuro. Muy pronto se estrenará Noé en la que interpreta a Matusalén, el hombre más longevo de la historia de la humanidad, y hará de Ernst Hemingway en Hemingway y Fuentes, una película que cuenta la relación que mantuvo el novelista norteamericano con el marinero en el que se inspiró para escribir El viejo y el mar. “¿Mis ambiciones? Siempre quise hacer cine”, explica durante la entrevista
. Y en eso sigue, a pesar de esa inseguridad crónica que dice padecer y que, al fin y al cabo, no es más que la prueba evidente de que aún siente sobre su piel el peso de la responsabilidad de la interpretación.
Y después de Una vida en imágenes,la cita con Anthony Hopkins continúa.
TCM emitirá la versión remasterizada y en alta definición de El hombre elefante de David Lynch en la que Hopkins interpreta a Frederick Trevers, el médico que se hace cargo del desdichado John Merrick, el hombre aquejado de elefantiasis.
“Me había resignado a convertirme en un respetable actor del West End londinense y a trabajar en la BBC el resto de mi vida”, dice.
Pero entonces le ofrecieron el guión de El silencio de los corderos. “Cuando leí el título pensé que era una película para niños”, recuerda
. Afortunadamente no era así. Hopkins tenía que dar vida a uno de los personajes más carismáticos, seductores y aterradores de toda la historia del cine, el psiquiatra Hannibal Lecter, Aníbal el Caníbal, un psicópata que se zampa a sus víctimas con refinada delectación.
"Me comí su hígado acompañado de habas y un buen Chianti", recita en la película antes de relamerse delante de Jodie Foster
. Fue el papel que cambió su vida.
Le sirvió para ganar el Oscar, y transformar su maltrecha carrera. A partir de entonces nació un nuevo Anthony Hopkins.
El domingo 15 de diciembre los espectadores de TCM pueden conocer de primera mano la vida y la trayectoria profesional de este gran actor viendo una nueva entrega del programa Una vida en imágenes, la serie de entrevistas producidas por la Academia Británica del Cine y la Televisión (BAFTA) que emite en exclusiva este canal.
En dicha conversación, conducida por la periodista Francine Stock, el protagonista de películas como Lo que queda del día o Tierras de penumbra reconoce que, a pesar de sus éxitos (ha ganado tres premios BAFTA además del Oscar) y de su ya dilatada trayectoria, sigue siendo un actor profundamente inseguro. "Vencer esa inseguridad ha sido uno de los motores de mi carrera", confiesa.
Durante el transcurso de este encuentro cara al público, Anthony Hopkins habla de sus papeles favoritos; de cómo compartió pantalla con a Katharine Hepburn en El león en invierno y cómo ha conseguido meterse en la piel de personajes históricos tan distintos como Picasso, el presidente Richard Nixon o, más recientemente, el mismísimo Alfred Hitchcock.
Philip Anthony Hopkins nació el 31 de diciembre de 1937 en Margam, una pequeña localidad del País de Gales. Siguiendo los pasos de su paisano Richard Burton, estudió en la Escuela de Música y Arte Dramático de Cardiff. En 1965 fue admitido en la National Theatre Company de Laurence Olivier y su carrera comenzó a despegar.
Consiguió su primer premio BAFTA en 1972 por el papel de Pierre Bezukhov en la adaptación de Guerra y Paz que hizo la televisión británica. Su futuro parecía brillante pero cayó en lo que él mismo define como “una etapa autodestructiva” de la que comenzó a salir, a duras penas, en 1975.
Gracias al éxito de El silencio de los corderos, Anthony Hopkins se convirtió en muy poco tiempo en una gran estrella internacional y su nombre encabezó el reparto de algunas de las mejores películas de la década de los 90 como Regreso a Howards End o Drácula de Bram Stoker.
En los primeros años del siglo XXI volvería a encarnar al famoso, atractivo y terrible doctor Lecter en Hannibal y El dragón rojo.
El próximo fin de año cumplirá 76 años y su agenda sigue repleta de proyectos.
Le acabamos de ver en Red 2 y haciendo nuevamente de dios Odín en Thor: el mundo oscuro. Muy pronto se estrenará Noé en la que interpreta a Matusalén, el hombre más longevo de la historia de la humanidad, y hará de Ernst Hemingway en Hemingway y Fuentes, una película que cuenta la relación que mantuvo el novelista norteamericano con el marinero en el que se inspiró para escribir El viejo y el mar. “¿Mis ambiciones? Siempre quise hacer cine”, explica durante la entrevista
. Y en eso sigue, a pesar de esa inseguridad crónica que dice padecer y que, al fin y al cabo, no es más que la prueba evidente de que aún siente sobre su piel el peso de la responsabilidad de la interpretación.
Y después de Una vida en imágenes,la cita con Anthony Hopkins continúa.
TCM emitirá la versión remasterizada y en alta definición de El hombre elefante de David Lynch en la que Hopkins interpreta a Frederick Trevers, el médico que se hace cargo del desdichado John Merrick, el hombre aquejado de elefantiasis.