El clásico de Navidad de Tchaikovsky del Royal Ballet de Londres se retransmite en directo en decenas de salas de cine españolas.
El Hada del Azúcar que ensaya el Pas de Deux junto a su
príncipe tiene el rostro luminoso de Laura Morera, madrileña y primera
bailarina del Royal Ballet que encara ilusionada la misión de trasladar
la magia del Cascanueces a una gran audiencia de españoles este
jueves.
La mayoría no estará en el patio de butacas del espléndido teatro del Covent Garden londinense, sino en decenas de salas de cine dispersas por la geografía española donde va a retransmitirse en directo la representación de ese ballet con todo su brillo navideño.
Morera caracteriza el proyecto como “una especie de introducción a un tipo de arte que mucha gente considera elitista y con el que no suele relacionarse”. Y, por supuesto, de un modo más asequible.
No es inédito, porque el mundo del ballet y el de la ópera han abierto en años recientes una cuña en las pantallas de cine, pero los programadores de la Royal Opera House ambicionan dar un paso más y afianzar una presencia recurrente y estable en las carteleras cinematográficas.
Las cifras les dan la razón: España es su tercer mercado, solo por detrás del propio Reino Unido y de Francia, y la emisión del ballet de Tchaikovsky en salas de casi todas las autonomías este 12 de diciembre confirma una tendencia al alza en cuanto a afluencia de público.
Si bien las producciones que se estrenan en los grandes escenarios del mundo hace mucho tiempo que son accesibles en formatos de grabación como el DVD, aquí la clave está en el directo.
“El espectador de cine casi puede replicar la experiencia que se vive en un teatro, disfruta de la función en vivo, se toma algo en el descanso y, como sucede en muchas ocasiones, prorrumpe en aplausos cuando le emociona lo que ve”, subraya el director del Royal Ballet, Kevin O'Hare sobre la reacción de un público británico que a lo largo de los tres últimos años ha ido convirtiéndose en asiduo de la propuesta.
El año pasado, en la noche de un jueves cualquiera, la retrasmisión del Cascanueces ejecutado por su compañía consiguió batir en los cines al mismísimo James Bond, con 38.000 espectadores que superaron aquella velada a los de la película Skyfall.
Todo un hito, aunque O'Hare también admita que la programación del ballet y la ópera en las salas suele acotarse entre el lunes y el jueves para evitar la fuerte competencia de los blockbusters el fin de semana. Pero sobre todo indicio de la consolidación del llamado Live Cinema en las islas británicas que ahora la Royal Opera House empieza también a exportar a otros países, cuando es posible en forma de bloque que aglutina toda una temporada (cinco ballets y cinco óperas, que en la programación 2013-2014 incluye Don Quijote y La Bella Durmiente o Parsifal y Manon Lescaut).
La espectacular puesta en escena del Cascanueces, en una producción del veterano Peter Whright que se estrenó por primera vez en el Covent Garden hace tres décadas, es uno de sus platos fuertes, que el jueves será seguido en directo desde 1.700 salas de todo el mundo
. Seis cámaras escrutarán el más mínimo detalle de lo que acontece en escena, del muñeco cascanueces que recibe la joven Clara (la bailarina Emma Maguire) como regalo en Nochebuena, de la batalla entre los soldaditos de juguete y el ejército de los ratones, de ese árbol navideño que crece como por arte de magia hasta cobrar unas dimensiones inusitadas, y de la famosa danza del Hada del Azúcar que interpreta Laura Morera.
La presencia de las cámaras implica una presión adicional para los artistas, admite esta bailarina afincada en el Reino Unido desde los 11 años y formada en el Royal Ballet, una compañía cuyo cuerpo está integrado al cincuenta por ciento por británicos y extranjeros. “Antes me afectaba porque yo que suelo dejarme llevar por la emoción empecé a pensar demasiado en la técnica. Pero he aprendido a captar ese momento e intento ser yo misma”, explica ante la inminente representación del Cascanueces en muchos cines españoles, que para ella supone una ocasión muy especial (“allí no me conocen tanto…”).
La gran aspiración de todos los implicados en el proyecto es, en palabras de O'Hare, “romper las barreras” que todavía separan a la danza o la ópera del gran público, despojarse de la etiqueta de minoritarios gracias a las plateas de los cines y, naturalmente, ganarse a un nuevo público.
Un ejercicio de seducción que también ensaya el mundo del teatro, con recientes éxitos como la retrasmisión en directo de la obra La Audiencia, protagonizada por Helen Mirren, que arrastró hacia las salas cinematográficas a un récord de 110.000 espectadores.
La mayoría no estará en el patio de butacas del espléndido teatro del Covent Garden londinense, sino en decenas de salas de cine dispersas por la geografía española donde va a retransmitirse en directo la representación de ese ballet con todo su brillo navideño.
Morera caracteriza el proyecto como “una especie de introducción a un tipo de arte que mucha gente considera elitista y con el que no suele relacionarse”. Y, por supuesto, de un modo más asequible.
No es inédito, porque el mundo del ballet y el de la ópera han abierto en años recientes una cuña en las pantallas de cine, pero los programadores de la Royal Opera House ambicionan dar un paso más y afianzar una presencia recurrente y estable en las carteleras cinematográficas.
Las cifras les dan la razón: España es su tercer mercado, solo por detrás del propio Reino Unido y de Francia, y la emisión del ballet de Tchaikovsky en salas de casi todas las autonomías este 12 de diciembre confirma una tendencia al alza en cuanto a afluencia de público.
Si bien las producciones que se estrenan en los grandes escenarios del mundo hace mucho tiempo que son accesibles en formatos de grabación como el DVD, aquí la clave está en el directo.
“El espectador de cine casi puede replicar la experiencia que se vive en un teatro, disfruta de la función en vivo, se toma algo en el descanso y, como sucede en muchas ocasiones, prorrumpe en aplausos cuando le emociona lo que ve”, subraya el director del Royal Ballet, Kevin O'Hare sobre la reacción de un público británico que a lo largo de los tres últimos años ha ido convirtiéndose en asiduo de la propuesta.
El año pasado, en la noche de un jueves cualquiera, la retrasmisión del Cascanueces ejecutado por su compañía consiguió batir en los cines al mismísimo James Bond, con 38.000 espectadores que superaron aquella velada a los de la película Skyfall.
Todo un hito, aunque O'Hare también admita que la programación del ballet y la ópera en las salas suele acotarse entre el lunes y el jueves para evitar la fuerte competencia de los blockbusters el fin de semana. Pero sobre todo indicio de la consolidación del llamado Live Cinema en las islas británicas que ahora la Royal Opera House empieza también a exportar a otros países, cuando es posible en forma de bloque que aglutina toda una temporada (cinco ballets y cinco óperas, que en la programación 2013-2014 incluye Don Quijote y La Bella Durmiente o Parsifal y Manon Lescaut).
La espectacular puesta en escena del Cascanueces, en una producción del veterano Peter Whright que se estrenó por primera vez en el Covent Garden hace tres décadas, es uno de sus platos fuertes, que el jueves será seguido en directo desde 1.700 salas de todo el mundo
. Seis cámaras escrutarán el más mínimo detalle de lo que acontece en escena, del muñeco cascanueces que recibe la joven Clara (la bailarina Emma Maguire) como regalo en Nochebuena, de la batalla entre los soldaditos de juguete y el ejército de los ratones, de ese árbol navideño que crece como por arte de magia hasta cobrar unas dimensiones inusitadas, y de la famosa danza del Hada del Azúcar que interpreta Laura Morera.
La presencia de las cámaras implica una presión adicional para los artistas, admite esta bailarina afincada en el Reino Unido desde los 11 años y formada en el Royal Ballet, una compañía cuyo cuerpo está integrado al cincuenta por ciento por británicos y extranjeros. “Antes me afectaba porque yo que suelo dejarme llevar por la emoción empecé a pensar demasiado en la técnica. Pero he aprendido a captar ese momento e intento ser yo misma”, explica ante la inminente representación del Cascanueces en muchos cines españoles, que para ella supone una ocasión muy especial (“allí no me conocen tanto…”).
La gran aspiración de todos los implicados en el proyecto es, en palabras de O'Hare, “romper las barreras” que todavía separan a la danza o la ópera del gran público, despojarse de la etiqueta de minoritarios gracias a las plateas de los cines y, naturalmente, ganarse a un nuevo público.
Un ejercicio de seducción que también ensaya el mundo del teatro, con recientes éxitos como la retrasmisión en directo de la obra La Audiencia, protagonizada por Helen Mirren, que arrastró hacia las salas cinematográficas a un récord de 110.000 espectadores.