Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

26 nov 2013

“Las protestas muestran que salir de la miseria es el inicio de otras demandas”....................DILMA ROUSSEFF | PRESIDENTA DE BRASIL

“Ningún otro país ha logrado el volumen de licitaciones que Brasil”

“Si no soy exigente, no lograré entregar en cuatro años lo que debo entregar”

“El Gobierno de EEUU estaba bastante avergonzado por el espionaje”.

Dilma Rousseff, presidenta de Brasil. / U. MARTÍN

Casi al final de esta entrevista, que no fue una entrevista sino una conversación cuya duración, sin saber muy bien cómo, se acabó extendiendo más de lo previsto, la presidenta Dilma Rousseff me repitió, entre risas, una idea que ya había esbozado a mitad de la charla y que, según ella, explica extraordinariamente bien algunas paradojas brasileñas.
– No te olvides de que por aquí tienes que tener cuidado, porque te detienen por tener un perro y por no tenerlo.
Una de esas paradojas, quizá la más llamativa, se produjo hace unos meses. Brasil vivió en junio pasado una catarsis nacional. Centenares de miles de brasileños ocuparon las calles de las principales ciudades del país, las mayores protestas en una generación, cansados, según coincidieron numerosos analistas independientes, de las deficiencias crónicas de los servicios públicos, educación, sanidad, y la percepción de una clase política plagada por la corrupción y la desidia. Puesto que millones de personas han abandonado la pobreza en Brasil en los últimos años con las políticas primero de Luiz Inácio Lula da Silva y luego de la propia Rousseff, las motivaciones últimas de los manifestantes no resultaban obvias de inmediato.
 El movimiento sorprendió tanto al Gobierno como al resto del mundo, pese a que protestas aparentemente similares habían estallado también en otros países. Los inversores internacionales agudizaron los oídos, temerosos siempre de la estabilidad institucional.
 Cierta prensa internacional comenzó a dudar de Brasil como país de éxito. No pocos de los gobernantes cuestionados en otros países por sus ciudadanos, especialmente por los más jóvenes, se mostraban acorralados y desorientados
. Rousseff fue la única en advertir de inmediato la importancia de lo que estaba sucediendo, la única en tomar la iniciativa política de escuchar a la calle y la única en remontar en pocos meses el desplome de popularidad que aconteció durante aquellos días extraordinarios.
Así que comienzo la conversación preguntándole en qué momento preciso fue consciente de la gravedad de la situación y de la necesidad de reaccionar políticamente.
– Al inicio.
Nos dimos cuenta de que había un aspecto importante en las manifestaciones, que era un descontento con la calidad de los servicios públicos.
 Nadie estaba en esas manifestaciones pidiendo una marcha atrás. Un retroceso.
Lo que se pedía era que hubiese un avance.
Estamos sentados en un sofá del amplio y luminoso despacho de la presidenta en el vanguardista palacio de Planalto, en Brasilia, el lunes por la mañana, una visita con motivo de la aparición este martes de la edición de EL PAÍS en portugués para Brasil. Le enseño en el iPad las pruebas que la redacción en São Paulo está realizando.
Pero Rousseff insiste en que no vamos a mantener una entrevista formal. –“no, no, yo hoy no voy a hablar; voy a decir la importancia que tiene para Brasil la llegada de EL PAÍS por su calidad editorial, por su posicionamiento internacional; creo que es un gran paso para nuestro país; puedes hacerme dos o tres preguntas, pero no voy a hacer una rueda de prensa hoy”–, me promete una entrevista en profundidad en un futuro sin determinar, y accede a mantener una breve conversación sobre los dos o tres asuntos que más me interesan y por los que Brasil ha ocupado espacio este año en la prensa internacional: las protestas de junio, el espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos (NSA, en sus siglas en inglés) y la desaceleración económica del país que, hasta que ocurrió, presentaba un crecimiento chino del 7,5% en 2010, la tasa más robusta en el último cuarto de siglo.
El año pasado acabó con un crecimiento del 0,9%, que acaba de ser revisado al alza.

Democracia, crecimiento y protestas

Pero de momento, seguimos hablando de las protestas de junio.
 No pocos las descalificaron como un subproducto de grupos antisistema y aun otros aprovecharon para presentarlas como una desautorización de la presidenta, su Gobierno y sus políticas, aunque pronto quedó claro que era la inmensa clase media de este país de dimensiones continentales, o más bien sus vástagos, comprendidos y no pocas veces alentados por sus mayores, los que reivindicaban un nuevo contrato social pese al fortísimo crecimiento económico de los últimos años, o precisamente a causa de ello.
 Esta última idea es la que defiende Rousseff.
– Esas manifestaciones fueron fruto de dos procesos: la democratización y el crecimiento.
 El crecimiento del salario, del empleo, del crecimiento de las políticas sociales que elevaron a la clase media a millones de personas.
 Esas personas que salieron de la miseria tenían reivindicaciones relacionadas con cuestiones de salud, de educación, de movilidad urbana.
– Usted diría que básicamente se trataba de la clase media.
– ¿La que hizo las manifestaciones? Nuestra clase media no tiene los mismos patrones de renta que puede tener la estadounidense, ¿no?. Hablamos de la nueva clase media.
 Porque hay una cosa interesante en Brasil. Si sumas la clase media que hoy es mayoritaria en Brasil en términos porcentuales, con las clases alta y media alta, tienes un 60% del país. Nosotros nos centramos mucho en las clases más pobres. Pero también tenemos que tener una política para las clases medias en lo que se refiere a la calidad de los servicios públicos.
– ¿Y qué aprendió usted, como gobernante, de aquellas protestas?
– Dos cosas. Primero, aprendemos que las personas, siempre, cuando tienen democracia quieren más democracia.
 Cuando tienen inclusión social, quieren más inclusión social. O sea, que en política y en la acción de Gobierno, cuando obtienes una meta, solo es el principio.
 Salir de la miseria solo es el principio. Es el principio de otras reivindicaciones.
 Eso es que las protestas muestran.
 Segundo, que un Gobierno tiene que escuchar la voz de las calles.
 Un Gobierno no puede quedarse aislado escuchándose a sí mismo.
Ser capaz de convivir con manifestaciones es intrínseco a la democracia. No es un episodio fortuito, o un punto fuera de la curva: es la curva.
Rousseff abandona por un momento el aire de seriedad extrema que ha empleado desde que arrancó la conversación.
 No sé si se dispone a poner fin al encuentro, pero con la idea de la curva sonríe abiertamente mientras se acerca al borde del sillón, parece animarse, y comienzo a albergar esperanzas de que la charla tenga más recorrido del que la presidenta le auguró en el arranque.
 Mientras, ella continúa de forma decidida.
– Es la curva. Y esa es una cuestión importante. ¿Por qué?
Porque el Estado tiene poder represor y de coerción. Entonces, si no sabe tratar con las manifestaciones, cae en un equívoco político serio. Fueron manifestaciones pacíficas. ¿Que hubo grupos infiltrados que eran violentos? Los hubo. Ahora, esos grupos no pueden ser la razón para descalificar las manifestaciones. Hoy hay en Brasil la conciencia de que esa violencia no tiene nada que ver con la democracia.
 Esa gente de caras tapadas que destruye propiedades públicas y privadas y hiere a las personas no está ejerciendo la democracia: está ejerciendo la barbarie
. Eso es una cosa. Ahora, las manifestaciones pacíficas... ¿sabes lo que hacen? Rejuvenecer al país.
 Hacen que el país sea más capaz de tratar con sus características, con su diversidad, con sus diferencias…
Y ser capaz de tratar con las diferencias, lo quiera o no la gente, es intrínseco a la democracia. Entonces, mirar a las manifestaciones como algo que tienes que escuchar y no reprimir es fundamental.

El ‘shock’ de la violencia policial

Fundamental o no, lo cierto es que la policía actuó con una cierta violencia no justificada por el transcurso de las manifestaciones, que las imágenes de los agentes golpeando a grupos de jóvenes sorprendieron e irritaron a amplias capas de la población, y contribuyeron a reforzar el movimiento de protesta.
No por los hechos en sí, seguramente, sobre todo en un país donde la policía se emplea a fondo y no siempre con la forma debida en las favelas y otras zonas desfavorecidas, sino porque por primera vez muchos ciudadanos veían cómo las víctimas esta vez eran jóvenes de las clases medias urbanas.
 Eso supuso un shock no menor para muchos, le digo a Rousseff.
– Sí. Hubo, de hecho, momentos de exageración en la represión policial, principalmente al comienzo, ¿no? Hubo también violencia por parte de las manifestaciones. Pero como te he dicho, creo que a partir de un determinado momento, todos intentaron evitar la confrontación. Hubo momentos equivocados, al principio, pero después todo el mundo aprendió.
La que más aprendió fue, sin duda, la propia presidenta, que remontó de forma extraordinaria en la apreciación popular por su reacción ante los acontecimientos de junio y a quien la última encuesta publicada le otorga, ahora mismo, el triunfo en las próximas elecciones presidenciales ya en la primera vuelta.
Una capacidad de reacción que a estas alturas de su mandato ya no debería sorprender a nadie, si es que alguna vez alguien dudó, al principio, de las capacidades políticas de Rousseff, que durante años ejerció de eficaz funcionaria pública sin mostrar deseo alguno, al contrario de tantos otros, de lanzarse a una carrera política por el primer sillón de la República.

 

Borrón y cuenta nueva.............................Elsa Fernández-Santos

La belleza regresa a los orígenes para parar los pies al exceso de artificio en el maquillaje.

¿Un verdadero cambio? Solo una treta más, un nuevo disfraz en una historia que se repite.

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CORDON PRESS

Es inevitable tomarse el retorno a lo natural con cierto recelo y distancia.
No nos engañemos, solo suena a un artificio más dentro de un mundo a la caza histérica de nuevos valores. A la espera del Santo Grial que guíe este futuro incierto, solo queda huir hacia delante.
Y es en esa fuga donde nos topamos con la senda perdida de la sencillez y la naturalidad frente al exceso de máscara que ha marcado gran parte de la última década.
Solo era cuestión de tiempo que llegara el hastío ante la fiebre de logos, bling-bling y doble pestaña para dejar paso a un paisaje más desnudo, austero y, ay, auténtico.
 ¿Pero en este proceso de lavado de cara acaso no deja de ser sintomático que la reina absoluta del disfraz y el maquillaje, la ínclita diva pop Lady Gaga, base su última campaña promocional precisamente en la desnudez?
 “Para escribir estas canciones he tenido que quitarme todas las pelucas y el maquillaje”, aseguró en septiembre en Londres ante una audiencia que asistió en directo al milagro: el strip-tease capilar de la estrella, que mostró su “verdadero pelo” y proclamó después: “Aquí está el ser humano”.
 La portada de su nuevo disco, Artpop, diseñada por Jeff Koons, muestra entreverado El nacimiento de Venus de Boticelli y pone sobre la mesa el sueño de un nuevo Renacimiento en el que los códigos de belleza vuelven a estar regidos por la pureza, la simplicidad y el equilibrio.
Que Lady Gaga quiera volver a la pila bautismal quizá solo forma parte de una performance más, pero lo que es seguro es que hemos abusado de la fantasía femenina hasta el punto de deshumanizar los rostros más bellos.
 Da igual que algunas actrices (Cate Blanchett, Rachel Weisz, Kate Winslet…) pongan el grito en el cielo contra el bótox y el exceso de retoques digitales; en el fondo, todas (ellas también) han participado de la esquizofrenia estética que rige estos tiempos: no vale renegar de los desmanes del Photoshop y las inyecciones para luego acceder a millonarias campañas de publicidad en las que la piel parece todo menos real.
 Queramos creerlo o no, entre las patéticas fotos en Cuore de la carne algo caída de Kate Moss (o de casi cualquier modelo de su edad) y las de su cuerpo perfecto solo dos revistas más allá del mismo quiosco existe una tercera vía: sin duda, la más atractiva de las tres.
No vale renegar de los desmanes del Photoshop y las inyecciones para luego acceder a millonarias campañas de publicidad en las que la piel parece todo menos real
Ahora toca serenarse, pecar de menos y retomar esa buena costumbre aprendida de nuestras abuelas antes de acostarse: quitarse todo el exceso de la cara.
 Parece que volvemos (ojalá) al glorioso Images of women (1997), del alemán Peter Lind­bergh, reeditado este año en pequeño formato. Desde su portada, con Beri Smither cubierta de pecas y lunares, el fotógrafo gritaba su amor por la piel de las mujeres a las que fotografiaba.
Nunca Linda Evangelista, Tatjana Patitz o Kristen McMenamy, por citar solo a algunas de aquellas diosas, resultaron tan reales. Enfurruñadas, llorosas, arrugadas, tristes… tenían piel, salada y dulce.
También tenían cuerpo y alma. Lindbergh, cuya portada en blanco y negro para el Vogue británico del primer mes del año 1990 marcó una era, es en gran medida el responsable de una belleza (espontánea y sin ornamentos, pero inalcanzable) cuyo impacto ha resultado hasta la fecha difícil de imitar.
Las revistas anuncian a coro el fin de la ostentación.
 Los aires de nuevo rico están mal vistos y empiezan a señalarse como lo que siempre fueron: de mal gusto. La artesanía (de calidad) y el campo (idílico) se presentan como alternativas dignas y sencillas frente a la marea de artificios. Los aires folk nos devuelven a una tierra donde las piedras preciosas ya no son ni el oro ni los brillantes. El negocio (en cremas, en gastronomía, en tejidos…) vuelve la mirada a lo local, a lo ecológico, a lo sostenible. Detenerse, respirar, caminar…
En los países nórdicos, el yoga a la carta (varía según la estación y el sexo) es el último grito para los que quieren ejercitar el espíritu y el cuerpo sin estridencias.
 Las curas de desintoxicación tecnológica son otra novedad que crece: los hoteles para adictos al móvil (no, no se puede subir la foto de la cena al Instagram, ni acceder al último tuit o al nuevo chiste del chat de grupo de WhatsApp) están dejando de ser una excentricidad del futuro para convertirse en una realidad del presente ante el crecimiento imparable de patologías asociadas al autismo emocional que provoca el uso abusivo de terminales de Internet
. En definitiva, ofertas de nuevo cuño dispuestas a rivalizar con la ya hortera bienvenida con champán y pétalos de rosa.
Dejemos el ruido y la furia de la verdadera vida salvaje por el encanto de un sueño seguro y bien envasado
Pero más allá de la tendencia del detox digital de los hoteles chamizo de lujo o de las infinitas terapias de belleza natural obsesionadas con conectarnos de nuevo con la tierra que olvidamos pisar, la vuelta a la naturaleza se percibe en todos los terrenos.
 El arte contemporáneo, tan poco dado a echar la vista atrás, vuelve la mirada a los heroicos tiempos del land art de los setenta, cuando la naturaleza devino en práctica creativa, con exposiciones como Ends of the earth, que se exhibió el año pasado en Múnich y Los Ángeles.
 Vuelve el interés por proyectos como el del británico Richard Long, que lleva décadas convirtiendo en obra de arte viejos caminos de todo el mundo, y se convierte en éxito un libro tan insólito como Salvaje (Roca Editorial, 2013), que narra el viaje a pie por el macizo del Pacífico de Estados Unidos de una mujer sin experiencia en senderismo.
 Una gesta celebrada con entusiasmo por Nick Hornby en su columna de la revista The Believer:
“Así de claro
, Salvaje es uno de los mejores libros que he leído en los últimos cinco o 10 años”.
 Cheryl Strayed, su autora, siguió la senda de Walden, obra cumbre del pensamiento de Estados Unidos que casualmente se ha reeditado este año en España (Errata Naturae), donde se han rescatado por primera sus diarios (Capitán Swing).
El autor de Walden, Henry David Thoreau (1817-1862), proclamó que el hombre se había vuelto la herramienta del hombre, huyó lejos del ruido y buscó la felicidad del búho, del río y del arce.
“No pretendo escribir una oda al abatimiento”, escribe Thoreau, “sino jactarme con tanto brío como el gallo encaramado a su palo por la mañana, aunque solo sea para despertar a mis vecinos”.
 Aunque quizá sea conveniente cerrar cualquier tentación romántica del regreso a la naturaleza con la terrible reflexión de Werner Herzog en Grizzly man, genial documental sobre la trágica historia de Timothy Treadwell, activista que se creyó amigo de los osos y murió devorado por ellos junto a su novia.
 El cineasta alemán, que cita Walden en su filme, retornó a su obsesión sobre el deseo del hombre de abandonar la civilización para entregarse a una aventura tan inútil como desesperada: enfrentarse a la incapacidad de sobrevivir en un entorno salvaje sin enloquecer o morir.
Pero dejemos el ruido y la furia de la verdadera vida salvaje por el encanto de un sueño seguro y bien envasado.
 Digamos mejor que solo se trata de una reinvención más, un nuevo cambio de disfraz
. Al rescate de una belleza más emocional, pero sin creernos que eso signifique el fin del carnaval.

 

El sur de Fuerteventura se paraliza con el primer día de rodaje de ´Exodus´

El sur de Fuerteventura se paraliza con el primer día de rodaje de ´Exodus´

El director británico Ridley Scott y su equipo, compuesto por 250 personas, graban en Los Escobones - La zona escogida representa las montañas del Sinaí en el filme

26.11.2013 | 02:10
El sur de Fuerteventura se paraliza con el primer día de rodaje de ´Exodus´

El barranco de Joroz, al sur de Morro Jable, a camino entre la Punta de Jandía y Cofete, cambió desde hace unos días su tradicional fisonomía de tierras de cultivo del tomate por el campamento central de la película Exodus, cuya primera jornada de rodaje se inició ayer ante la atenta mirada de su director Ridley Scott.
 La zona se convirtió en un autentico deambular de vehículos no solo para el transporte del material técnico, sino para el traslado de actores y figurantes.

La zona de Los Escobones fue el primer escenario donde las cámaras entraron en acción.
 Simulaban las montañas de Sinaí donde Moisés, encarnado por el actor Cristian Bale, se empeñó en continuar por la ruta de las montañas del antiguo Egipto. Por contra, Ramsés, representado por Joel Edgertón, fuerza a su ejército para coger el mismo sendero.

La película Exodus es una producción de la multinacional cinematográfica 20th Century Fox y cuenta con un presupuesto de 150 millones de dólares.
 Narra la historia bíblica de Moisés, hace más de 2.000 años cuando realizó un duro peregrinaje por el desierto del Sinaí hasta el Mar Rojo para salvar a los hebreos del ejército egipcio.

Fuerteventura acoge la tercera fase del rodaje que se inició en Londres y continuó en Almería.
 En la isla majorera Scott y su equipo estarán rodando durante seis semanas, tres más que en las primeras fases.

Las primeras secuencias de la película Exodus en el sur de Fuerteventura dejó claro el impresionante montaje para su rodaje.
Tan solo el equipo técnico estaba compuesto por 250 personas, mientras que se utilizaron a un total de 240 extras totalmente ataviados con la vestimenta del pueblo judío
. También participaron 40 jinetes, 60 caballos y varios rebaños de ovejas, cabras y camellos.

Sobre el mediodía ya comenzaron a bajar desde Los Escobones hasta el campamento base los numerosos figurantes que participaron en el rodaje.
 La imagen de los extras ataviados de judíos caminando por el desierto majorero hacía retroceder en el tiempo y transporte a la época del antiguo Egipto.

Las extremas medidas de seguridad establecidas por la productora de la película para evitar que ningún medio de comunicación pudiera acceder a la zona del rodaje no fue impedimento para que un equipo de LA PROVINCIA/DLP pudiera realizar su labor informativa.

Destino: Cofete

La jornada de rodaje de hoy se realizará íntegramente en Cofete.
Desde la tarde de ayer ya se estaban trasladando a la citada zona numerosos vehículos, así como caballos y diferentes animales.
 La escena de hoy hace necesario la intervención de tres de los actores y 300 extras, así como la participación de 20 carros tirados por caballos. Aquí se grabarán las escenas en que Moisés y el pueblo israelí, perseguido por Ramsés y parte del ejercito egipcio, llegan al Mar Rojo.

Todos los accesos a Cofete estarán cerrados al tráfico y a las visitas durante unos seis días.

25 nov 2013

Charlotte Rampling se transforma en Sylvia Plath

Charlotte Rampling, durante su recital poético en Pamplona, junto a la violonchelista Sonia Wieder-Atherton. / cristina núñez baquedano

El escenario permanece casi en penumbra, envuelto en un ambiente íntimo, casi desnudo. La escenografía se limita a una silla y una butaca.
 Todo respira contención. La luz, muy tenue, apenas alumbra a las dos mujeres que ocupan el escenario. Una es la actriz británica Charlotte Rampling; la otra es la violonchelista francoamericana Sonia Wieder-Atherton.
 La primera recita a la poeta estadounidense Sylvia Plath y la segunda interpreta las suites número 2 y 3 del compositor británico Benjamin Britten.
Juntas llevan a escena el espectáculo The Night Dances (Danzas Nocturnas), que gira por España con solo dos escalas: ayer en el Teatro Gayarre de Pamplona y esta noche en el Arriaga de Bilbao.
Rampling presta su voz de cine y su maravillosa entonación a una selección de escritos de Plath declamados en inglés y francés: los poemas de Ariel y algunos extractos de su correspondencia y sus diarios.
La británica comparece vestida de negro y descalza, un atuendo austero en consonancia con la atmósfera que la envuelve
. Esta intérprete, que se convirtiera en sex symbol tras protagonizar El portero de noche (Liliana Cavani, 1974) y que ha trabajado en cerca de 80 filmes a las órdenes de maestros como Woody Allen, Francois Ozon o Lars Von Trier, y en nuestro país con Julio Medem, continúa irresistible a sus 67 años..Era y es una mujer bellisima de un atractivo no usual.
 Dueña de una de las miradas más intensas de la escena actual, con sus característicos párpados caídos, Rampling despliega su voz ronca, carismática, sugerente; perfecta para recitar unos versos “hechos para ser leídos en voz alta”, según la británica:
"Quiero lanzar sus versos al público, de manera que llegue a él profundamente".
La autora de El coloso (1960) escribió y vivió hasta su suicidio a los 33 años marcada por sus constantes cambios de carácter y el recuerdo trágico de la muerte temprana de su padre.
 Considerada una de las principales representantes de la poesía confesional, casada con el escritor Ted Hughes y primera poeta en ganar un premio Pulitzer a título póstumo, Sylvia Plath ensalzó en su obra la cotidianeidad, unas veces sumida en el hastío y otras movida por la intensidad de su fuerza vital interior, siempre marcada por el drama, la agitación y la proximidad de la locura.
 Elementos, todos, que se conjugan en poemas como Edge, Ariel, Daddy, Wintering, Medusa o Contusion, que en The Night Dances encuentran el contrapunto perfecto en el arco de Wieder-Atherton. Las notas dulces y ásperas de la violonchelista y el recitado de la actriz se funden en un diálogo que oscila entre el sosiego y la agitación, plagado de momentos reposados, tristes o desesperados.
Wieder-Atherton ideó esta propuesta de poesía y música después de que ella y Rampling coincidieran en un espectáculo que fusionaba poemas y sonidos de Europa del Este. Recuerda la violonchelista que Sylvia Plath "apareció como un cometa.
Y la idea de la música de Britten llegó casi al mismo tiempo.
 Unir a estos dos autores en un mismo espectáculo es una historia de energía, ya que ambos tienen un punto moderno y fulminante".
Sobre el escenario Rampling da vida a un personaje real, el de la propia Plath. La británica apunta que “en esto consiste mi trabajo
. No es una cuestión de dificultad, sino de saber conectar con el personaje".
 Y la violonchelista añade que la obra supera al personaje: "En la poesía Daddy, no solo se hace referencia al propio personaje, al padre que formó parte de la vida de Plath, sino a todos los padres":
“Mira, papi, aquí estás delante del encerado,
En esta foto tuya que conservo,
Con un hoyuelo en el mentón en lugar de en el pie,
Mas sin dejar por eso de ser un demonio,
El hombre de negro que partió”