Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

19 oct 2013

“Beatriz, ¿por qué nadie me frenó antes de matar a papá?”

La odisea judicial de unos padres cántabros para internar a su hijo acabó en tragedia.

Recinto de Fontcalent que alberga el psiquiátrico penitenciario de Alicante. / pep garcía

Jesús F. S. perdió diez kilos en 30 días. Se los tragó la impotencia y el sufrimiento de ver que a su hijo, con solo 30 años, se lo había comido la locura (una grave esquizofrenia) y se había convertido en una inconsciente máquina de hacer daño: a sus padres, a sus vecinos y a él mismo...
Desesperado, Jesús, de 62 años (acompañado de su esposa Guillermina), pidió ayuda al juez de tutelas y a los servicios sanitarios del 061 de Santander.
Y no hicieron nada.
Aquella inacción acabaría acarreando terribles consecuencias a toda la familia.
 Aun hoy, cuatro años después de la tragedia, ni el Poder Judicial ni el Gobierno cántabro, como responsable del 061, asumen responsabilidad alguna en lo ocurrido
. Pese a que están denunciados.
 A Guillermina se le enrojecen los ojos cuando evoca aquella noche de locura
. La que le tocó vivir en la casa que la familia posee en un pequeño municipio cercano a Santander el 22 de diciembre de 2009 (se omiten datos concretos identificativos por las patologías mentales de algunos de los protagonistas).
Si el juez o el 061 se hubiesen movido mínimamente, probablemente ni Jesús F. S. estaría hoy muerto ni su hijo, que también se llama Jesús, en el centro psiquiátrico penitenciario de Fontcalent, en Alicante.
 Penado con 15 años de internamiento por el homicidio de su padre.
 Pese al gravísimo delito, fue absuelto. Es inimputable.
No distinguía el bien del mal. Es un enfermo.
El juez envió a la familia al 061 y este al juez, que ha sido “incapacitado”
Sus padres se presentaron el 7 de diciembre de 2009 ante el entonces juez de tutelas de Santander, Antonio F.-D.
 Iban muy nerviosos y portaban un informe del psiquiatra habitual de Jesús
. El doctor prescribía la necesidad de internarle con urgencia en psiquiatría del hospital Marqués de Valdecilla
. No era para menos. Pocos días antes le había dado una paliza a su padre (y fueron varias).
 Y empezaba a acumular denuncias de algunos ancianos de la zona a los que, inopinadamente, había golpeado.
La enfermedad venía de lejos, pero tomaba la medicación y nunca había dado problemas.
 Un chico normal. Hasta que, según la familia, dejó el tratamiento (unos dos meses antes de la tragedia) con autorización del psiquiatra.
 Sin las pastillas se notaba eufórico, conversador, ágil, hacía deporte... Y quería sentir una vida más normal.

“No pararemos hasta hallar justicia”

La familia de Jesús F. S. cree que su muerte estuvo precedida de un grave error judicial y por eso ha llevado este asunto ante el Consejo del Poder Judicial.
 Pero este órgano emitió un informe en el que entiende que el Estado no tiene ninguna responsabilidad a efectos de una indemnización por el dolor y el daño moral causados a esta familia
. Y así lo ha informado al Ministerio de Justicia, que también rechazó reconocer el error.
La política del Consejo del Poder Judicial, en aras de la independencia judicial, es que solo un tribunal superior del órgano judicial implicado puede dictaminar si un juez ha adoptado una decisión incorrecta.
 La familia no se ha arredrado y también ha acudido a los tribunales ordinarios, a la Audiencia Nacional, frente a la decisión del ministerio y del Poder Judicial de no reconocer que la inacción del juez de tutelas contribuyó a la muerte del padre. En julio pasado fue el juicio
. La sentencia está a punto de salir.
 “No vamos a parar hasta que se haga justicia”, apunta Beatriz, que también se pregunta: “¿Quién controla a quienes rigen nuestras vidas y de cuyas decisiones dependemos. Y no hablo sólo de jueces, también de médicos, funcionarios…?”.
Pero empezó a fabricar en su mente enemigos irreales. Y cuanto más próximos, más odio.
 Sin motivo. Tras dejar la medicación, convirtió el chalé en el que convivía con sus padres (enclavado en el monte y rodeado de árboles y prados) en un infierno.
 Pronto vino la paliza a su padre, y golpes a ancianos (“no me gustan los mayores”, decía). Provistos del informe médico, acudieron al juez de guardia, que les remitió a su colega de Primera Instancia número 11, el que en Santander se encarga de tutelar a quienes no se gobiernan a sí mismos.
El juez entendió que la agresión paterna no era un asunto tan grave
. Y envío al matrimonio al 061 para que fueran ellos los que actuaran. Se toparon con la irracionalidad. El coordinador del 061 comunicó a Guillermina (está grabado y consta en el sumario) que, para internar involuntariamente a Jesús, debían conseguir una orden del juez.
“No, no, el juez nada; si estuvimos directamente hablando con él, y nos dijo que no, que ellos no ingresan a nadie (…) que tiene que hacerlo el 061 y luego él ratifica”, replicaba la madre.
 El diálogo es una antología de la impotencia de una madre que acude a un sitio y desde este la mandan a otro y desde este otro al mismo, y así sucesivamente.
 Los padres volvieron a casa desolados. No sabían qué hacer. El juez los había mandado al 061 y el 061 al juez.
Días después, en la madrugada del 20 de diciembre de 2009, la esquizofrenia se apoderó por completo de Jesús
. Eran las dos de la madrugada. Y Jesús se cegó “con quien más había querido en el mundo; eran inseparables: mi padre”, cuenta Beatriz, la hermana mayor.
 Asió un cuchillo, entró en el dormitorio de sus padres y acuchillo a su progenitor.
 Guillermina se interpuso y resultó herida. “Mi madre me llamó sobre las tres y media de la madrugada, y me dijo que estaba en el hospital de Valdecilla.
 Cuando llegué, no sabía que mi padre estaba muerto...”, recuerda Beatriz.
El magistrado que rehusó internarle fue luego ingresado en otro psiquiátrico
Semanas después su hermano sería trasladado al psiquiátrico de Alicante
. El padre fue incinerado en medio de un fuerte dolor vecinal: Guillermina es muy querida y conocida por haber sido durante muchos años la practicante de la zona
. Durante los dos meses siguientes al crimen, Jesús estuvo como “en una nube”. No se acordaba de nada. Su madre y hermanas eran un mar de dudas. ¿Cómo reaccionaría si le visitaban? ¿Le daría una nueva crisis? Cuando le visitaron era una persona normal. Coherente.
 Y era consciente de lo que había hecho. Ahora sí se toma la medicación y está considerado un interno modélico.
 Solo quiere ayudar a los demás internos.
El reencuentro entre rejas con su familia fue muy triste, de nudos en el estómago. “Beatriz, ¿cómo no me paró nadie antes de hacer eso?”, comentó a su hermana en Fontcalent.
 La familia tiene claro que el juez debió actuar.
 ¿Cómo? Enviando urgentemente al forense a reconocer a Jesús.
 Y redactando un auto ordenando al 061 su internamiento. No podía seguir así: los enfrentamientos con su padre eran frecuentes en casa.
Y algunos ancianos (“no me gustan las personas mayores”, decía) de la zona se apartaban a su paso para que no les golpeara.
 Y crecían las denuncias por lesiones. Sin embargo, la única vez que la Guardia Civil se presentó en casa fue, no por la agresión al padre, ni a los ancianos, sino por dejar a deber diez euros en una gasolinera, se lamenta Beatriz.
No hay una estadística judicial específica, pero son frecuentes las denuncias de padres maltratados por hijos (no diagnosticados) que esconden graves trastornos mentales.
 Lo dicen así los fiscales de menores en sus memorias de actividades. ¿Es el juez o son los servicios sanitarios los que debieron ordenar la hospitalización de Jesús?
 El juez decano de Santander, José Arsuaga, señala que desde 2008 para los internamientos involuntarios se estableció un protocolo, según el cual la misión de trasladar (no internar) a un enfermo a un hospital psiquiátrico compete al 061 y no al juez
. Y que solo si el psiquiatra del hospital ratifica el internamiento, en un plazo de 72 horas el juez y el forense han de visitarlo y asumir su tutela
. En cambio, el artículo 763 de la Ley de Enjuiciamiento Civil señala: “El internamiento, por razón de trastorno psíquico, de una persona que no esté en condiciones de decidirlo por sí (...) requerirá autorización judicial (...)
 La autorización será previa a dicho internamiento”. Es decir, la ley encomienda ese cometido al juez (se trata de una medida de privación de libertad).
El juez que eludió internar a Jesús, de unos 50 años, ha sido jubilado anticipadamente por el Consejo del Poder Judicial. Por “incapacidad permanente” para ser juez.
 Y no por su supuesta inacción en el caso de Jesús, sino porque también sufre un grave trastorno mental. En agosto de 2011, se desplazó a Málaga y supuestamente acosó a una colega suya, que le denunció.
 La policía de Málaga se lo llevó primero a comisaría, sin detenerle, aunque opuso gran resistencia.
Un colega suyo de Málaga ordenó ipso facto su internamiento involuntario en un hospital psiquiátrico, sin tener que acudir a ningún 061. “¿Por qué tuvo que morir mi padre? ¿por qué nadie frenó a Jesús?”, se pregunta aún hoy la familia.

 

18 oct 2013

Las siete vidas de Charlie Sheen

Una vida de adicciones. Una carrera del que fue el actor mejor pagado de la televisión

Tocó fondo con un polémico despido. Pero este intérprete dice que nunca pierde, y ahora protagoniza una serie de cifras millonarias.


En el set de Anger Management llama la atención una puerta con el boquete que ha dejado un buen puñetazo, un agujero firmado alrededor por todos los famosos que han pasado por el rodaje de la nueva serie de Charlie Sheen.
 “Fui yo”, dice con orgullo y ni pizca de remordimiento. 
“Lo hice un día que no me salía el diálogo. Soy el tipo más loco del set y el que hace de psicólogo. Y mi mala leche está lejos de estar controlada. ¡De puta madre!”.
 Loco es uno de los calificativos más suaves que le describen. Sheen (Nueva York, 1965) es alguien que creció en el rodaje de Apocalypse Now, hijo de Martin Sheen y parte del linaje de Hollywood, que fumó su primer porro a los 11 años, pagó a su primera prostituta a los 15 (con la tarjeta de papá, pero sin su consentimiento), a los 21 protagonizaba Platoon y a los 23 era adicto a las drogas. 
Desde entonces y hasta sus 48 actuales, su carrera ha sido una montaña rusa de fracasos y éxitos, como su vida es una noria de escándalos, matrimonios fallidos, prostitutas y centros de rehabilitación.
Todo eso hasta ese 2011 cuando el entonces actor mejor pagado de la televisión, con millón y medio de euros por episodio en Dos hombres y medio, desató su propia hecatombe rodeado de sus “diosas del sexo” –a las que llegó a pagar 22.000 euros por noche–, consumiendo coca a lo Scarface y llamando de todo y de la forma más pública a los productores de esa serie que le encumbró hasta hacer de su despido una realidad bochornosa 
. Eso por no hablar de la “sangre de tigre” o del “Adn de Adonis” que dijo que corría por sus venas.
Si hay algo que nunca se le podrá llamar a Sheen es modesto.
 “Ya sea para agasajarme o para masacrarme, por extraño que parezca, esta industria me necesita. Mantengo vivo el interés
. Soy el que dice las verdades. El que marcha a un ritmo diferente en medio de toda esta mierda”, sentencia el menor de los Estévez.
 Como dijo entonces, en el peor de sus momentos, y dice ahora, de nuevo camino a la cima, la victoria es suya.
En el set de su serie sorprende un puñetazo en una puerta. “Mi mala leche está lejos de ser controlada”
Es una victoria tan pírrica como increíble. Fueron muchos los que le dieron por muerto en Hollywood tras su enfrentamiento verbal y legal con Chuck Lorre, uno de los productores televisivos más importantes, detrás de series como The Big Bang theory o Dos hombres y medio.
El show tuvo suficiente testosterona para el resto de sus días”, declaró recientemente un educado Lorre en velada referencia al que fue su protagonista
. Hubo incluso quienes temieron por la vida de alguien que a los 25 años acudió (y se escapó) a su primer centro de rehabilitación siguiendo el consejo de Clint Eastwood.
 Su padre le denunció a la policía para que le detuvieran como única forma de mantenerle con vida.
 “La adicción es una forma de cáncer”, resumió entonces un actor cuyos problemas con el alcoholismo también fueron públicos, y a veces violentos, pero que lleva sobrio más de dos décadas.
El actor se mira la mano derecha. Está vendada. ¿El puñetazo de la puerta? “Pescando en México”, dice algo decepcionado
. Con su historial es difícil creerle. “Nada sexy, créeme. Lo mismo que afeitarte con la izquierda.
 Y otro par de cosas imposibles con la izquierda”, añade con picardía.
 Un accidente de pesca donde la victoria fue suya. Fue un pez espada y no el monstruo del lago Ness que intentó atrapar este verano (va en serio).
 Por increíble que parezca, el actor es de los que se salen con la suya. Incluso en Hollywood, donde, contra todo pronóstico, tiene un nuevo éxito televisivo, Anger Management, que el 10 de octubre inicia los nuevos capítulos de su segunda temporada en Paramount Comedy (dial 23 de Canal +) y lleva camino de ser una de las franquicias más millonarias de la televisión
. Valorada en cerca de 600 millones de euros si logra los 150 episodios (en la cadena estadounidense FX está a punto de alcanzar los 50), Sheen puede llegar a embolsarse hasta el 40% de los beneficios. Como dijo en esa enloquecida gira que hizo por EE UU tras ser despedido y que tituló Mi violento torpedo de verdades, el vocablo “perder” no está en su diccionario.
 “Supongo que tenía razón y el resto estaban equivocados.
 Son muy rápidos a la hora de escribir tu obituario. Vale que no es normal que te despidan por un lado y te ofrezcan una oportunidad como esta. 
Pero yo sigo encontrándolas”, asegura alguien con más vidas que un gato.
En la serie ‘Anger Management’, Sheen ha implicado a parte de su familia: su padre aparece como actor (imagen de arriba); su hermana es guionista; su hermano, productor, y su sobrino, asistente personal. / FX NETWORKS / CORDON PRESS
Lo de Sheen es más que locura o drogadicción. “Su mente va 10 kilómetros por delante de todos mientras su cuerpo intenta alcanzarle”, le describe su compañera de rodaje Shawnee Smith.
 “Es genuinamente honrado. Entre tanta prensa amarilla se olvida su trabajo y es un gran profesional.
 Solo espero que su legado se fije en lo que realmente deja detrás, tanto artística como personalmente”, añade Brian Austin Green, también parte del elenco de Anger Management. 
Se refiere a películas como Platoon o Wall Street y a sus gestos de generosidad, que van desde arrimar el hombro y el bolsillo para ayudar a víctimas de desastres hasta conseguirle un perro lazarillo a un fan.
Si hay un método en la locura de Sheen es su pasión por el público.
 “Ellos no mienten”. Por eso va más allá del deber para sacarse una foto o firmar un autógrafo, “porque tú has decidido ser famoso, nadie te ha puesto una pistola en la cabeza, y ahora hay que cumplir”.
 Y también porque de niño padeció la arrogancia de sus ídolos, los jugadores de béisbol que tanto adoró, y no quiere olvidarlo.
 Una dedicación a la que el público responde porque incluso en su momento más bajo, cuando fue despedido, el 96% de los espectadores de Dos hombres y medio querían la vuelta del actor a un programa que nunca volvió a ser el mismo.
Eso no le hace un ángel. Ni antes ni ahora. Su relación con Kelly Preston acabó con lo que ambos definieron como un disparo accidental en el brazo de la actriz
. Los papeles de su divorcio de Denise Richards hablan de un Sheen de coca hasta las cejas tras nacer su hija Sam o de una celebración cual ludópata con el nacimiento de Lola. Con Brooke Mueller, el matrimonio acabó entre acusaciones de violencia de género. Su agitación interior, su estado de alerta y su continuo movimiento hacen pensar en drogas.
 Los dos paquetes de Marlboro sobre la mesa, y de los que roba y enciende un cigarro que apaga rápidamente antes de que le echen de un ambiente de no fumadores, dejan claro que el tabaco sigue entre sus vicios, aunque fue portavoz de los cigarrillos electrónicos para dejar de fumar.
“Ya sea para agasajarme o para masacrarme, por extraño que parezca, esta industria me necesita. 
El interés sigue vivo”
Todavía le acompañan sus “diosas del sexo” y paga del orden de un millón de euros a sus exesposas y a sus hijos (recientemente ha sumado la llegada de su primera nieta, Luna). Eso dicen, porque hay dos cosas de las que Sheen no quiere hablar hoy. Ni de sexo ni de sus hijo
s. “Eso no le importa a nadie”. Para él su familia significa mucho, como demuestra la presencia en Anger Management de su padre como actor, su hermana Renee como guionista, su hermano Ramón como productor y su sobrino Taylor como asistente personal.
Pero eso es trabajo. “La gente se piensa que es imposible confiar en él, pero, muy al contrario, lo da todo”, afirma Roman Coppola, su director en A glimpse inside the mind of Charles Swan III y su amigo desde sus correrías como chavales en el set de Apocalypse Now. Sheen ahora rueda dos episodios semanales de una serie donde él es el epicentro de toda trama.
 “¡Y qué le voy a hacer! ¡Me he comprometido! Además eso me mantiene alejado de los bares”, rumia con aparente sinceridad
. Una falta de escándalos que, aunque sea irónico, puede dañar esa imagen que se ha creado de niño malo. Pero, como dice su amigo Rob Lowe, cercano desde esa infancia como parte del brat pack, aquellos mocosos de los ochenta, no hay de qué preocuparse porque “las adicciones de Charlie siempre están ahí, preparándose para dar el salto”.
 En estos momentos de calma, Sheen quiere hablar de un futuro próximo como jubilado –“en mi propia isla, como ­Johnny Depp”–, algo que venga después de un “superpapel dramático” en la gran pantalla. De momento, su próximo estreno es Machete mata, con Robert Rodríguez de director y él en el reparto con su nombre de pila, Carlos Estévez.
No es lo mismo, pero, como resume Sheen, “el dinero no dará la felicidad, pero te puede asegurar una vida de puta madre”.

 

Joaquín Sabina interrumpe un concierto en Tijuana por una contracción muscular

El cantante se sometió a unas pruebas y su equipo afirma que “sólo fue un susto”.

Sabina y Serrat, durante su anterior gira por América. / AFP

Joaquín Sabina interrumpió ayer su concierto en Tijuana para acudir al hospital.
 Contrario a lo que informaron los medios mexicanos en un primer momento, el cantante y compositor no fue ingresado, sino que solamente se sometió a unas pruebas. “Ha sido solo un susto”, ha afirmado esta mañana el músico Pancho Varona, que acompaña al autor de Pongamos que hablo de Madrid en sus giras.
"Joaquín NO está internado. Ha ido al hospital y le han hecho unas pruebas. Pero está bien, ha sido un susto. Gracias a todos por el cariño!"
, escribió Varona en su perfil de Twitter.
Solo había pasado media hora de concierto
. Después de terminar la cuarta canción, Sabina abandonó el escenario
. Los músicos tocaron otras dos canciones antes de anunciar al público que el cantautor, de 64 años, debía acudir al hospital.
 El diagnóstico, según el empresario de la gira René León, es una contracción muscular.
El de anoche era el primer concierto que Joaquín Sabina ofrecía como parte de su gira en México y Centroamérica
. Tenía previsto dar 17 conciertos en 15 ciudades.La página Ciudad Sabina ha publicado que el cantante retomará hoy su gira también en Tijuana. “Mañana [viernes] ofrecerá el concierto con lleno total como se tenía planeado, la gira continuará sin problema alguno”.
Sabina ya tuvo un aviso sobre su salud, Hace unos años le dió un Ictus del que salió con recuperación.
Ya no está para que le den las 11 y la una sino para paseos cortos y soptas en casa.

 

Cospedal se pega un tiro en el pie del PP

La lluvia gruesa de Bárcenas ha descargado desde la cárcel toda su ira contra el PP.

La demanda que presentó María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, contra el ex tesorero Luis Bárcenas, y contra el grupo PRISA, editor de EL PAÍS, a raíz de la publicación de los documentos sobre la caja b de la formación conservadora, ha derivado hoy en un espectáculo judicial insólito.


Bárcenas, jefe de las finanzas del PP durante casi 20 años, ha declarado por videoconferencia desde la cárcel de Soto del Real, donde está encerrado desde hace casi cuatro meses.
De la pantalla de plasma, situada detrás del juez y a la izquierda de Dolores de Cospedal, escapaban las palabras del ex tesorero cargadas de metralla y veneno:
“Es mi mano la que entrega el sobre a Cospedal”, afirma el demandado Bárcenas y luego explica como la secretaria general cobró dinero negro en dos ocasiones -7.500 euros cada una- detallando los lugares donde se produjeron las entregas.
El ex tesorero desgrana ante el juez los pormenores de la gestión corrupta de las cuentas no declaradas del PP; el trato de favor que le ofreció Javier Arenas cuando ya estaba imputado por corrupción para garantizarle sueldo, chófer, secretaria y despacho; los pagos en b que hizo a la cúpula del partido y las maniobras de la dirección nacional para forzarle a desmentir la autenticidad de los papeles cuando los publicó EL PAÍS.
 Pero Bárcenas añade que los apuntes de sus papeles son ciertos desde la primera línea a la última
. Unos apuntes que ponen bajo sospecha de grave corrupción al partido que gobierna España, a su presidente, a sus últimos secretarios generales, a grandes empresarios y al ex presidente José María Aznar.
Cospedal, en una situación desesperante que ella misma ha propiciado con su acción judicial, retira en mitad del juicio la demanda contra el Grupo Prisa, editor de EL PAÍS, al que había acusado de difundir informaciones falsas.
En el Partido Popular, que salió en tromba contra este periódico poniendo en cuestión la veracidad de sus noticias sobre los papeles de Bárcenas, los principales dirigentes señalados por Bárcenas  como perceptores de dinero negro en pagas trimestrales o semestrales decidieron seguir el ejemplo de la secretaria general y anunciaron, "por coherencia" la retirada de las demandas que presentaron contra este periódico.
Cospedal ha respondido con sonrisas de desprecio al escuchar como Bárcenas ensuciaba más la imagen y el prestigio del partido
. Cuando le toca su turno, la secretaria general arremete contra su peor enemigo dentro del partido: “No he cobrado nada. Bárcenas ha hecho declaraciones falsas y muy demostrables
. No sé si otros han recibido sobresueldos, ante mi pregunta me han contestado que no”.
Pero ya es tarde. El daño está hecho. La lluvia gruesa de Bárcenas ha descargado desde la cárcel toda su ira contra el PP.
 Desde la cárcel, con traje y corbata, dando órdenes, como si el ex tesorero manejara aún los hilos más sensibles del tinglado popular.
La ficción no hubiera imaginado nunca una escena tan efectista.
 El PP se inmola en audiencia pública.
Pero Cospedal se pegó un tiro o es solo un eufemismo? Creia que lo había hecho como FRoilan jugando con una escopeta.....