Todos los conocidos de la pareja coinciden en que tenía una gran dependencia de su esposa.
Ramón Basterra, el abuelo paterno de Asunta, confesó anoche en una entrevista en Tele 5 que no descarta que su hijo Alfonso haya encubierto a su exesposa, Rosario Porto.
“Estaba enamoradísimo de ella y sospecho que pudo encubrirla en algún
momento.
Aunque esto solo es un pensamiento mío”, señaló Basterra desde su domicilio de Bilbao
. El padre, con todo, dejó claro su afecto por el hijo que hace más de dos décadas abandonó el País Vasco para establecerse en Galicia: “Cosa más cariñosa, más atenta, más sacrificada... Y la niña era su suspiro”.
La imagen que tenía el periodista Alfonso Basterra en Santiago no difiere mucho de la descripción de su padre. Se llevaba bien prácticamente con todos sus compañeros de profesión y siempre se había mostrado como un hombre afable, de aire bonachón.
Todos los conocidos de la pareja coinciden en que tenía una gran dependencia de su esposa, una mujer aparentemente de más carácter que él. Por eso resultó una sorpresa que hace un año la pareja se separase. Aunque fuese una separación un tanto atípica, porque seguían viviendo casi puerta con puerta. “Charo no cocinaba y Alfonso, como buen vasco, lo hacía muy bien, así que los tres comían casi a diario en casa del padre”, cuenta una íntima amiga de la familia.
Los allegados a la pareja coinciden también en que Basterra se volcó con su exesposa cuando esta, el pasado julio, fue hospitalizada en Santiago.
Pocos días antes, había sucedido el episodio de la academia de música adonde la niña llegó con síntomas de haber ingerido un exceso de fármacos.
Era el padre el que llevaba siempre a Asunta a esa clase. Rosario contó a sus amistades que el motivo de su ingreso en el hospital fue un brote de la enfermedad degenerativa que padecía (el lupus), que produce inflamaciones en las articulaciones y en diversos órganos del cuerpo.
La abogada seguía un severo tratamiento por esta dolencia, que, según los médicos, puede producir también depresión en los pacientes.
Después de salir del hospital, según relata una persona muy cercana, Porto no regresó con la niña.
Unos amigos que tienen una casa en las Rías Baixas convencieron a la mujer de que se fuese con ellos y allí pasó unos días de descanso, lejos de Asunta.
A pesar de todo, según repetía aún el pasado lunes en el velatorio de su hija, desde entonces su estado anímico no había mejorado.
Aunque esto solo es un pensamiento mío”, señaló Basterra desde su domicilio de Bilbao
. El padre, con todo, dejó claro su afecto por el hijo que hace más de dos décadas abandonó el País Vasco para establecerse en Galicia: “Cosa más cariñosa, más atenta, más sacrificada... Y la niña era su suspiro”.
La imagen que tenía el periodista Alfonso Basterra en Santiago no difiere mucho de la descripción de su padre. Se llevaba bien prácticamente con todos sus compañeros de profesión y siempre se había mostrado como un hombre afable, de aire bonachón.
Todos los conocidos de la pareja coinciden en que tenía una gran dependencia de su esposa, una mujer aparentemente de más carácter que él. Por eso resultó una sorpresa que hace un año la pareja se separase. Aunque fuese una separación un tanto atípica, porque seguían viviendo casi puerta con puerta. “Charo no cocinaba y Alfonso, como buen vasco, lo hacía muy bien, así que los tres comían casi a diario en casa del padre”, cuenta una íntima amiga de la familia.
Los allegados a la pareja coinciden también en que Basterra se volcó con su exesposa cuando esta, el pasado julio, fue hospitalizada en Santiago.
Pocos días antes, había sucedido el episodio de la academia de música adonde la niña llegó con síntomas de haber ingerido un exceso de fármacos.
Era el padre el que llevaba siempre a Asunta a esa clase. Rosario contó a sus amistades que el motivo de su ingreso en el hospital fue un brote de la enfermedad degenerativa que padecía (el lupus), que produce inflamaciones en las articulaciones y en diversos órganos del cuerpo.
La abogada seguía un severo tratamiento por esta dolencia, que, según los médicos, puede producir también depresión en los pacientes.
Después de salir del hospital, según relata una persona muy cercana, Porto no regresó con la niña.
Unos amigos que tienen una casa en las Rías Baixas convencieron a la mujer de que se fuese con ellos y allí pasó unos días de descanso, lejos de Asunta.
A pesar de todo, según repetía aún el pasado lunes en el velatorio de su hija, desde entonces su estado anímico no había mejorado.