Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

22 sept 2013

Los quero, me encantan

Si en algo destaca la Princesa Carolina de Mónaco es en su estilo y glamour.
 Lo hace a todas horas, en todas las situaciones y en el lugar en el que se encuentre. Ella puede con todo, y es, con toda probabilidad la mejor embajadora de lujo del Principado de Mónaco, reseña abc.es.
Esta vez ha vuelto a dejarnos boquiabiertos con su estilismo. Vestida de Chanel, como es habitual, y aconsejada por su íntimo amigo Karl Lagerfeld, esta vez la atención de las miradas se iban al suelo, donde su original calzado acaparaba todos los flashes.
Los zapatos, de color carne, en tacón y con la punta en forma de pie confundían de lejos, siendo en realidad una misma pieza que simulaba un pie con las uñas pintadas de rojo.
 Una original apuesta de la Princesa más estilosa del Principado de Mónaco. Carolina de Mónaco ha reaparecido ante los medios por primera vez después de la boda de su hijo Andrea Casiraghi con Tatiana Santo Domingo el pasado 31 de agosto en Mónaco.

Alberto de Mónaco, orgulloso tío abuelo

El príncipe de Mónaco aparece con su sobrina Carlota, embarazada, en un acto oficial en el que la gran ausente por su esposa Charlene.

 

Alberto de Mónaco da al brazo a su sobrina Carlota, en presencia de Carolina. / CORDON

Alberto de Mónaco está encantado con su nuevo papel de tío abuelo.
Lo estrenó el pasado marzo gracias al Sacha, el bebé que tuvieron en primavera su sobrino Andrea Casiraghi y su esposa Tatiana Santo Domingo y se muestra feliz ante la llegada de otro pequeño a la familia Grimaldi.
 Por eso no ha dudado en acudir acompañado se su sobrina Carlota, embarazada de unos siete meses, a un acto público en el museo nacional de Vila Paloma de Montecarlo.
 El príncipe dio el brazo a la futura madre, que permanece en Mónaco mientras su pareja, el actor Gad Elmaleh, se encuentra de gira por Estados Unidos.
 Pero la gran ausencia fue la de Charlene. La princesa una vez más no atendió un compromiso oficial, lo que alimenta de nuevo los rumores sobre su particular relación marital.
A la cita también acudió Carolina de Mónaco, feliz con el apoyo público que su hija recibía del príncipe y jefe de la casa Grimaldi. Hace semanas circuló el rumor de que Carlota iba a contraer matrimonio a finales de año con el actor.
Sin embargo, el palacio de Mónaco no se ha pronunciado al respecto.
 Todo parece indicar que Carlota seguirá un protocolo similar al de su hermano, que contrajo matrimonio el pasado 31 de agosto en una ceremonia familiar, aunque con fotos distribuidas por los servicios de prensa del Principado.
Los originales zapatos de Carolina de Mónaco. / CORDON
La relación de Carlota con Gad Elmaleh comenzó a finales de 2011, pero no fue hasta marzo pasado cuando la familia de Mónaco la oficializó, al permitir que el actor asistiera con ellos a una de las citas más importantes del año en Mónaco: el Baile de la Rosa.
Cuando Carlota comenzó a salir con Gad Elmaleh, la pareja se convirtió en el objetivo más valioso de los paparazis
. La joven llegó a decir que temía por su vida y comparó su situación a la vivida por Diana de Gales.
 El abogado Alain Toucas, el mismo que defendió a lady Di, presentó una denuncia penal, por “violencia moral” y “montajes” contra un grupo de fotógrafos.
Los tribunales apoyaron la petición y decretaron una orden de alejamiento.
Gad Elmaleh ha estado casado y es padre de un hijo.
 Muchos comparan la relación de Carlota con la que su madre mantuvo con el también actor Vicent Lindon.

Harry el pulcro

El hijo de Clint Eastwood, con las facciones cinceladas de su padre, que no lo reconoció hasta 2002, reaparece como modelo y actor con las ínfulas de la masculinidad clásica..

Scott Eastwood / Jason Merritt

¿No existen ya muchos hombres como él?
El hijo de Clint Eastwood, de 27 años, se plantó esta semana ante el imaginario colectivo, con las facciones cinceladas de su padre e idéntica facilidad para perder la mirada en el horizonte en gesto de categórico dominio sobre el universo
. Tenía también un puro entre los dientes y un discurso en el que explicaba que había sido albañil y camarero antes de realizar otros trabajos físicos; que ahora es actor y surfero; y que destila su propio whisky a partir de las aguas que pasan por la casa de su padre. Le quedaron, en definitiva, pocos tópicos de los que valerse para definirse como la encarnación de la masculinidad clásica en el siglo XXI.
 “Quiero ser todo un hombre.
 No una de esas estrellas del pop amaneradas”, decía, no fuera que le traicionara la sutileza.
 La táctica le salió bien. La sesión de fotos que ha realizado para la revista Town and Country le convirtió, a partir del miércoles, en uno de los hombres más comentados en Internet.
Si va de actor, ¿por qué debuta como modelo?
En realidad, lo único que tenía que hacer Scott Eastwood para que llegara este momento era esperar. Este año estrenará su primera película como protagonista —una variación del género surfero titulada The perfect wave— y en 2014 aparecerá en su primera gran producción, Fury, junto con Brad Pitt.
 Pero hacerse conocer por sus papeles y no por su cuenta hubiera sido desperdiciar las oportunidades que tiene de ser un arquetipo moderno. Primero, porque su cara es la mezcla perfecta entre la clásica fisionomía de su padre y las facciones de efebo pulcro que se les exigen a los hombres en la actualidad, lo cual le da una imagen de atávica e inevitable masculinidad. Y segundo, porque hubiera arruinado el factor sorpresa de su existencia.
Pero ¿Clint Eastwood no tenía a todos sus hijos colocados?
Si Scott no actúa como el hijo de Clint Eastwood es porque no lo fue durante gran parte de su vida.
 Su padre lo concibió, a él y a una hermana, durante una infidelidad con una azafata llamada Jacelyn Reeves y renegó de la existencia de ambos hasta 2002.
 Entonces les permitió usar su apellido y hasta le dio papeles menores a Scott en sus películas. Scott entonces actuó con astuta paciencia, ausentándose del reality que protagonizaron sus hermanastras y esperando a que pasara el debut de su otro hermanastro, Kyle.
 Ha esperado hasta ahora, cuando el apellido Eastwood había desaparecido de sus titulares, para el hijo de Clint más hijo de Clint del mundo: el sucesor de Harry el Sucio

 

“El músico, al final, se ha ido a la mierda”

Rockero lorquiano, harto de que tener que a buscar el éxito en las redes sociales, se retira a escribir su autobiografía.

Miguel Ríos en la presentación de su libro en Madrid. / Bernardo Pérez

Pregunta. Así que Beethoven le dio para comprarle un chalet a su madre en la playa, eso sí que es el himno de la alegría.
Respuesta. Entonces nosotros éramos voces que tenían las discográficas por ahí.
 Aunque luchábamos por meter nuestras canciones. Que nos dijeran: haz esto, significaba que seguíamos en la compañía. Tenían un miedo atroz al qué dirán por parte de los melómanos, aunque yo era un inconsciente, cuando te dabas cuenta de la cerrazón, no me extrañó.
P. No hay música clásica ni moderna. Sino buena o mala. Bach hacía chaconas y que me perdonen las élites pedorras.
R. ¡Claro! Lo que pasa que si la crítica te metía un palo, eso significaba menos bolos.
P. Una canción de otro antes servía para comprarse una casa, ahora, ¿a cómo está el kilo?
R. Es acojonante. Con colgarla en las redes y que se malvenda… Hoy la haces, la pagas y lo que te llega es una mierda.
P. ¡Cómo está la industria!
R. Yo que me eduqué en el comercio de telas y popelines, con muchas reverencias ante las señoras, estos tíos han tratado al público con mucho desprecio. El CD fue nuestra ruina porque en vez de dar más en el producto, dan menos. Con las reediciones se forraron. Facilitaron el top manta al depreciaron su producto. Pero…

Ficha

  • Miguel Ríos (Granada, 1944), rockero lorquiano, harto de dar tumbos y de que tener que volver a buscar el éxito entre las redes sociales, Miguel Ríos se ha retirado a escribir su autobiografía. Tonos de otras épocas, ritos del rock, drogas, carretera, industria en esplendor y en derrumbe, colegas, transiciones y desajustes se mezclan en unas memorias tiernas, entusiastas y divertidas.
P. Pero qué.
R. Nada, que el músico, al final, se ha ido a la mierda.
P. ¿Mejor retirarse?
R. Bueno, eso también te lo pide el cuerpo. Lo de dejarlo, aunque colaboro bastante con cosas benéficas, es una cuestión de…
P. ¿Desencanto?
R. Más que eso, de ofensa. Estoy ofendido por el sesgo que ha tomado esto.
P. O sea, nada que ver con el cuerpo. Además usted siempre ha sido un músico de droga blanda.
R. Esa liturgia de porros que también te la han quitado, los atractivos colaterales, influyen.
P. ¿Esa liturgia? ¿Existe?
R. Sííí. Por lo menos, el deseo de que la hubiera. Pero la biografía y la biología te la van impidiendo. Y después, eso de tener que volver a perseguir el éxito… Al principio lo hice, después, el éxito me persiguió a mí y ahora, repetir esa lucha, pierde encanto.
P. El secreto es permanecer, que decía William Borroughs.
R. Claro, muy jodido. Una buena retirada a tiempo es una victoria. Dar saltos y caer en tu propia caricatura es algo que me da pavor. Y si haces música en serio, los resultados son bastante pírricos. Puedes aguantar todo revés, pero debes sopesar mucho qué reveses estás dispuesto a aguantar.
P. La inteligencia por encima del ego.
R. Hacer el ridículo es algo horroroso, tío, te quedas con ese careto toda la vida. Yo domé el ego hace mucho.
P. Quieto parao.
R. Ahora en serio, relajarme.
P. ¿Con las goteras del congreso podríamos hacer una nueva versión de El río?
R. Eso es El acorazado Potemkin, pero hundiéndose. Me da rabia que lo tomemos a coña.
 Esa arbitrariedad, ese desprecio a la gente… Entregar un voto es un cheque al portador y se aprovechan, pero les importa un pepino porque no tenemos derecho a la revocación. Nuestra democracia debe encontrar cauces para enmendar, remover cuando se traicionan programas.
P. ¿Somos un país de cambio o de recambio?
R. La transición ha sido como cuando hacíamos un disco y nos decían: la cara B te la dejo para ti. Pensaban que el tiempo iba a favorecer a quienes tenían razón. Se han jodido los demócratas y los tipos que se subieron al carro desde un régimen atroz manejan los hilos. Ahí están los apellidos.
P. De su época quedan Serrat y Raphael. ¿Qué les aconseja? ¿Que sigan o que se retiren?
R. Serrat es más joven, un chaval. Pero Raphael… firmó su primer contrato el mismo día que yo y ya venía con fotógrafo. Es otro mundo, esos egos los tiene muy revueltos. No se le puede decir nada a ese muchacho, que siga, que siga. Es un enfermo de esto.
P. Qué buena esta 'relaxing cup of' café con leche…
R. Menudo sainete, ¿no?