Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

19 sept 2013

El regreso del viejo zorro

 
El actor Donald Sutherland en una imagen de la serie 'Crossing lines'.

s. Ha dado muchas en su vida (“todas las que no he podido evitar”), pero no es la estrella hollywoodiense que acoge en sus brazos al periodista de turno y contesta las preguntas con una sonrisa en los labios. Sutherland es más bien lo contrario
. Un veterano del negocio, el show business, que a los 78 años de edad, con doscientos títulos a sus espaldas, preferiría estar en cualquier otra part
e. Aun así, la promoción forma parte de su contrato y por eso se obliga a recibir a El País Semanal en una desangelada sala de un hotel de Praga. Sutherland se sienta detrás de una mesa de trazos estudiantiles que de algún modo no encaja con un look impecable que combina la camisa de rayas con unos tirantes azul cobalto. “Soy un clásico”, dice con recochineo al preguntarle por el atuendo: “
Y no, no tiene nada que ver con mi papel”, añade sin pregunta de por medio.
A sus 78 años, Donald Sutherland atesora cerca de 200 papeles en su filmografía. En la imagen, con Clint Eastwood en ‘Los violentos de Kelly’, de Brian G. Hutton (1970). / Album
La primera sorpresa de la jornada se produce antes de la entrevista, cuando la publicista de Sutherland llama a consultas al periodista: 
“El señor Sutherland contestará cualquier pregunta que desees hacerle, excepto las que hagan referencia a la serie”. La serie se llama Crossing lines, es el nuevo invento de Edward Allen Bernero, el tipo que convirtió Mentes criminales en una mina de oro, y explica la historia de una división especial de la policía formada por agentes de toda Europa y que trabaja a lo largo y ancho del continente (de hecho, Bernero asegura que van a incorporar a un policía español en la segunda temporada).
 A primera vista parece extraño que en una entrevista convocada a cuento del estreno de una serie se advierta que no se pueden hacer preguntas sobre la serie, pero al fin y al cabo se trata de Donald Sutherland
. Las quejas son mínimas.
El peor error de mi carrera fue enseñar el culo en ‘Desmadre a la americana’. Ahora no lo enseño bajo ninguna circunstancia”
“¿Por qué no quiero hablar de la serie?”. El actor canadiense se mesa la barba como si estuviera estudiando la posibilidad de tomar algún tipo de represalia (física o de otra índole) contra el plumilla que se sienta delante de él.
 “Te lo voy a contar: hace unos años vinieron unos periodistas a verme en un rodaje. Estábamos como tú y yo estamos ahora y uno de ellos me preguntó por mi personaje en la película que estábamos empezando.
 Yo se lo conté todo, de arriba abajo: quién era, qué hacía, mi inspiración, mis motivaciones, mis referentes. Todo. Luego volví al rodaje y descubrí que no podía seguir trabajando: el personaje se había ido. Yo lo había destruido al desnudarlo. Acabé aquella película como pude y me prometí a mí mismo no volver a hacerlo nunca más. Por eso no puedo contestarte ninguna pregunta de Crossing lines
. Cuando acabemos de rodarla, puedes venir y te contestaré lo que desees, pero ahora no
. A cambio, puedes preguntarme lo que te dé la gana, prometo contestarte”.
Dicho y hecho: ¿Actor durante cinco décadas, no siente la tentación de dejarlo ya? “¿Dejarlo? No. Lo hago porque me gusta. También por el dinero y porque a estas alturas de mi vida puedo permitirme hacer lo que me apetece. El día que no me llamen más, no trabajaré más. Soy un actor, eso es lo que hago, y no, no tengo intención de retirarme”. 
Sutherland empezó su carrera en 1962, haciendo un montón de televisión: “La tele no era lo mismo que ahora, la miraba todo el mundo, había muchos menos canales, pero no era sinónimo de calidad, sino de entretenimiento (lo cual no quiere decir que fuera ambas cosas).
 Ahora veo a mi hijo con Mad men o Los Soprano y me doy cuenta de que ha pasado medio siglo. ¿Crossing lines? Lo siento, pero si contesto, estoy siendo poco coherente con lo que he dicho: no puedo hablar de la serie”.
Donald Sutherland en ‘Novecento’, de Bernardo Bertolucci (1976). / Album
La negativa tiene su lado bueno: Sutherland está dispuesto a hablar de lo que sea, y eso sí es una novedad. “¿El peor error de mi carrera? ¿A qué nivel? Bueno, lo peor fue cuando vendí mi primer Ferrari
. Debía de ser a mediados de los sesenta
. Creo que me costó 80.000 dólares. Lo vi en un concesionario en Italia y me enamoré. ¿Alguna vez has conducido un Ferrari? Cuanto más c
orres, más sólida es su conducción. La cuestión es que lo compré, lo disfruté y luego lo tuve que vender porque mis hijos no cabían allí.
 En aquella época empezaba a ser conocido y tampoco necesitaba demasiado el dinero, así que lo vendí por una cantidad extremadamente razonable.
 Después me enteré que el comprador lo había vendido por diez veces su precio.
 El muy cabrón puso un anuncio que decía: ‘Vendo el Ferrari de Donald Sutherland’
. El otro error, y creo que ya he hablado algunas veces de ello, fue enseñar el culo en Desmadre a la americana. John Landis me aseguró que solo era una prueba de cámara y que no saldría en pantalla
. Así que allí me tienes, el día del estreno, con mi mujer, en un teatro con dos mil personas.
 Al cabo de un rato va y aparece mi culo en esa pantalla gigantesca. Mi mujer me miró, volvió a mirar a la pantalla y estuvo sin dirigirme la palabra varias semanas
. Ahora no enseño el culo bajo ninguna circunstancia”.
Soy un clásico”,
dice el actor con
recochineo al ser preguntado por el atuendo. “Y no,
no tiene nada que ver con mi papel”
. Hay pocos actores con sus tablas fuera y dentro de la pantalla, y ninguno que sepa administrar sus silencios con tanta sabiduría.
 “A algunos periodistas les incomodan mis pausas, piensan que de algún modo los estoy estudiando (y en parte es cierto), pero, francamente, a veces me gusta reflexionar lo que voy a decir
. Una cosa es hablarte de una película que hice hace 30 años y otra si me preguntas por Ocuppy Wall Street [movimiento sociopolítico al que el actor ha apoyado públicamente en numerosas ocasiones]. 
En el segundo de los casos prefiero medir mis palabras porque algunos medios de comunicación son muy ladinos a la hora de sacarlas de contexto para colocarme en una determinada posición: ¿Creo en la revolución?
 Por supuesto. ¿Pretendo que seas tú el que transmitas eso? Claro que no.
 No creo en los medios de comunicación como correa de transmisión de una determinada ideología o corriente política, pero no tengo duda de que eso es lo que son muchos de ellos”.
La entrevista toca a su fin. Sutherland juguetea con sus tirantes y Crossing lines aún no ha salido en la conversación
. “No, no, ya sé por dónde vas y no te va a funcionar. Si te hablo de cómo ha sido mi experiencia trabajando con William Fitchner o con los otros actores, en realidad te estaré hablando de mi papel en la serie, y si hago eso, ya sé lo que puede pasar.
 Lo siento, te he pillado, hijo”. Luego alarga la mano, sonríe con esa práctica que da haber toreado a miles de periodistas en el último medio siglo y dice: “Mucha suerte la próxima vez”.

18 sept 2013

El mundo literario celebra los 60 años de ‘El llano en llamas’, de Rulfo


Autorretrato tomado en el Nevado de Toluca hacia 1940, obra del escritor y fotógrafo mexicano Juan Rulfo.

El Tiempo sonámbulo. Y en él, personas que deambulan en un paisaje de polvo cuyo rastro viene de la miseria y va hacia lo fatídico
. Ese fue el mundo con el cual Juan Rulfo abrió un nuevo y magistral territorio literario hace sesenta años bajo el título de El llano en llamas, editado por el Fondo de Cultura Económica.
Un mosaico de quince piezas (en 1970 se sumarían dos más) de la condición humana y de la vida situadas al sureste del estado de Jalisco (México) que abarca desde la Revolución mexicana en 1910 hasta mediados del siglo XX. Con esos cuentos, Rulfo (1917- 1986) refundó la literatura en español que confirmaría dos años más tarde con Pedro Páramo.
Pero hoy es el día de la fiesta de El llano en llamas; y como las voces que suenan en esas historias, varios escritores levantan, poco a poco, con sus voces la cartografía de ese llano en llamas que suena así:
“La esencia de Rulfo es que con sencillez y dignidad y sin folclorismo sentimental elevó temas regionales al nivel de tragedia griega”, afirma Luis Harss.
Sus cuentos están escritos en un doble registro: las acciones son vertiginosas y la vida mental de los personajes es demorada, de una reflexiva intensidad. Esto establece una peculiar tensión: lo que sucede es rápido y su efecto es lento
"Con los cuentos logró una nueva representación del campo mexicano y la miseria en la que viven sus personajes. De manera emblemática, uno de los relatos lleva el título de 'Nos han dado la tierra'. La herencia que reciben no es otra cosa que un montón de polvo
. Los ultrajes y la violencia de estos relatos revelan una realidad devastada por la injusticia social.
 Lo peculiar es que Rulfo narra estas desgracias con hondo sentido poético. Sus cuentos están escritos en un doble registro: las acciones son vertiginosas y la vida mental de los personajes es demorada, de una reflexiva intensidad.
 Esto establece una peculiar tensión: lo que sucede es rápido y su efecto es lento.
En estos cuentos, Rulfo renovó el lenguaje de México. Ningún campesino ha hablado como sus personajes pero ninguno ha sonado tan auténtico. Un milagro de la autenticidad que sólo puede ser literaria", explica Juan Villoro.
El llano en llamas me permitió, cuando era muy joven, imaginar una forma narrativa posible para las historias de la guerra y la postguerra española que había escuchado desde niño.
No he dejado de leer esos cuentos desde que un amigo me los descubrió.
 Y algunos los he usado en clase una y otra vez para explicar cosas tan distintas como el peso que lo no dicho tiene en una historia y hasta la importancia del título en el proceso narrativo. Cuantas más veces los lee uno más cosas sorprendentes descubre en ellos. Esos cuentos no se acaban nunca”, recuerda Antonio Muñoz Molina.
El llano en llamas me permitió, cuando era muy joven, imaginar una forma narrativa posible para las historias de la guerra y la postguerra española que había escuchado desde niño. No he dejado de leer esos cuentos desde que un amigo me los descubrió
"Es en muchos sentidos un libro mestizo
. Un libro de cuentos que parece un enorme poema. Un testimonio cruento que parece un sueño. Un puñado de vidas que parecen paisajes y paisajes que gritan, lloran y susurran. Nadie ha escrito después o antes así. Sólo Rulfo en Pedro Paramo lo intento y logró.
 Después vino el silencio, el respetuoso silencio que sigue a todos los auténticos milagros.
 Nadie que yo haya leído escribe como Rulfo, todos los que lo hacemos en América Latina no hacemos más que dar vuelta alrededor de dos o tres imágenes quemantes, un entierro, una mujer y unas gallinas, la sequedad más seca de esa tierra de nadie que es nuestra”, reconoce Rafael Gumucio.
“Descubrí a Juan Rulfo en orden inverso. Llegué a él por Pedro Páramo y me dejó asombrada. Luego leí el llano en llamas, y fue como una prolongación del entusiasmo que había tenido con su novela”, dice Cristina Fernández Cubas.
“Dos o tres cosas recuerdo de la primera lectura del ‘El llano en llamas’: la sensación de encontrarme ante un texto fundacional retroactivo (porque, en la euforia de las lecturas latinoamericanas de mis años universitarios, conocí antes a los primeros discípulos que al maestro), su novedad frente al canon español de los cincuenta y la contundencia narrativa basada en la economía retórica, la invención coloquial, la sequedad y la aspereza de la tramas y el paisaje
. He oído muchas veces luego la voz del propio Rulfo leyendo «Diles que no me maten», una grabación sin duda acorde con su literatura: directa, obligada, sin efectismos especiales
. No sé, sin embargo, si Rulfo ha tenido al cabo del tiempo significación inmediata, estrictamente «rulfiana», en la literatura en español, si, más bien, dada la evidencia y la peculiaridad de su voz, su repercusión ha sido lateral o si, en fin, ha quedado como un referente clásico y, en cuanto clásico, un tanto remoto, aislado e inimitable”, admite Gonzalo Hidalgo Bayal.
“Fue absolutamente definitivo porque por él escribí un primer libro de cuentos que luego nunca publiqué. Rulfo dio una lección inmensa de austeridad y síntesis que le dio al cuento un tono muy contemporáneo y muy latinoamericano que viene de nuestra tragedia del campo”, asegura Piedad Bonnett.
Pero no sabía que, además de contar esas historias de pueblos perdidos y polvorientos sin piedad y sin buenas intenciones, era posible además ese lenguaje escueto, riguroso. No sabía que cada palabra podía ser como una piedra
"Entre otras cosas, Rulfo nos enseña que las cosas más terribles pueden ser contadas con un lenguaje que no cae en el melodrama. Los personajes de El llano en llamas suelen ser violentos porque es el modo que han encontrado para discurrir en el mundo y toman al mundo como viene.
 Esa especie de resignación expresada en los términos más precisos posibles -es decir: poéticamente- es la manera en que Rulfo habló de un país en el que el estado de derecho era una fachada para la mayoría. Y esa no es la primera razón, pero es una razón más por la que Rulfo sigue siendo vigente", reflexiona Yuri Herrera.
“Buenos Aires, 1969, Facultad de Filosofía y Letras. Una profesora de gramática nos dicta un párrafo extraordinario de un autor al que no conocía. ¿Dónde queda Comala? pregunta alguien. Comala, nos dice la profesora, es un pariente cercano que Macondo tiene en México. Corro a la librería a buscar algo (lo que sea) de Rulfo. Me dan "El llano en llamas".
 ¡Y yo no sabía que eso era posible! A los dieciocho años era obsesiva lectora del barroquismo popular de García Márquez, del barroquismo culto de Carpentier.
 Pero no sabía que, además de contar esas historias de pueblos perdidos y polvorientos sin piedad y sin buenas intenciones, era posible además ese lenguaje escueto, riguroso.
No sabía que cada palabra podía ser como una piedra”, evoca Ana María Shua.
 **  PARTICIPACIÓN. Es tu turno: Dinos Por qué te gusta Juan Rulfo en el blog Papeles perdidos
Portada de 'El llano en llamas', editado por el Fondo de Cultura Económica.

El asesinato de un rapero por un afiliado de Aurora Dorada incendia Grecia

Reuters-LIVE!

Varias ciudades griegas han sido testigo de violentos choques entre policía y manifestantes tras el asesinato de un rapero por un militante del partido de extrema derecha Aurora Dorada.
 Los disturbios más graves se han producido en el suburbio ateniense de Keratsini, cerca del lugar del homicidio.
 La policía respondió con gases lacrimógenos al lanzamiento de palos y piedras por parte de militantes de extrema izquierda. Otros choques entre manifestantes y policía se han producido en las ciudades de Salónica y Patrás.
Horas antes, cerca de 5.000 personas se concentraron en una plaza cercana al lugar del crimen para protestar contra el asesinato.
La manifestación se ha producido el día en que los sindicatos han vuelto a salir a la calle en contra de las políticas de austeridad del Gobierno de Antonís Samarás.
 "Hoy ha sido Pavlos", rezaba un cartel en Keratsini. "Mañana puede ser tu hijo, o tu amigo. Despierta".
Pavlos es Pavlos Fissas, un rapero de 35 años que usaba el nombre artístico de Killah P, y que murió apuñalado la noche del martes durante a la puerta de un bar en Keratsini.
Según la policía, la pelea empezó al finalizar la exhibición de un partido de fútbol en el local. Fissas recibió dos puñaladas en el pecho, una de las cuales le alcanzó en el corazón.
Un hombre de 45 años confesó haber cometido el crimen tras ser detenido.
 Un portavoz de la policía afirmó que el hombre es afiliado de Aurora Dorada. Las fuerzas de seguridad registraron esta mañana las oficinas del partido en Atenas.
El crimen ha desatado una respuesta unánime en contra por parte del Gobierno, los principales partidos políticos y varios grupos antifascistas, que han coincidido en acusar del crimen a Aurora Dorada. "Este abominable asesinato", ha dicho el ministro de Protección Ciudadana, Nikos Dendiás, "ilustra claramente las intenciones del neonazismo". Sin embargo, el Frente Unido contra el Racismo y la Amenaza Fascista, ha acusado al Gobierno de coalición de Antonís Samarás de "dejar que los asesinos de Aurora Dorada circulen impunes y armados con cuchillos".
 El socio de Gobierno de Samarás, el socialdemócrata PASOK, ha pedido la ilegalización de Aurora Dorada.
El partido extremista, tercero en las encuestas, ha afirmado en un comunicado que las acusaciones de connivencia con el crimen son "miserables". Según Aurora Dorada, la intención de las denuncias es "dividir a la sociedad griega".
 Una manifestación ha sido convocada para esta tarde cerca del lugar del crimen.