Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

3 sept 2013

Cómo nos influyen las expectativas de los demás

Nuestras creencias afectan directamente a la realidad que construimos, pero también los pensamientos de los demás fabrican una imagen de nosotros mismos.

JOSÉ LUIS ÁGREDA

El poder de nuestras creencias y expectativas influye en las personas que nos rodean.
 El concepto que tenemos de nosotros mismos se ha ido creando influido por las perspectivas y las imágenes que han tenido y tienen los demás.
 En nuestra niñez crecimos influidos por nuestros padres. También los maestros y los compañeros que tuvimos en la es­­cuela, y hasta nuestros amigos, han influido a la hora de crear nuestra imagen
. Somos, en gran medida, lo que los demás esperan que seamos. Esto tiene repercusiones tanto a nivel personal como en el ámbito laboral, en el escolar, social y familiar, y pueden ser productivas o contraproducentes.
 Conocer cómo funciona este efecto, llamado Pigmalión, nos ayudará a ser conscientes de cómo influimos unos en otros con nuestras miradas y expectativas.
En el ámbito educativo, la imagen o expectativas que tiene el educador en relación al alumnado influye en el comportamiento de este.
 Cuando damos responsabilidad a los estudiantes, cuando confiamos en ellos, les enseñamos a creer en ellos mismos. Las expectativas del docente constituyen uno de los factores más influyentes en el rendimiento escolar de sus estudiantes.
“Se ha demostrado, tanto en el aula como en el laboratorio”, afirma el profesor David Cooperrider, “que los maestros que tienen imágenes muy positivas de sus estudiantes tienden a ofrecerles: un mayor soporte emocional (Rist, 1970; Rubovitz y Maechr, 1973); una retroalimentación más clara, más inmediata y más positiva en cuanto a efecto y desempeño (Weinstein, 1976; Cooper, 1979), y mejores oportunidades para desempeñarse y aprender materias con más alto contenido de reto (Brophy y Good, 1974; Swann y Snyder, 1980)”.
La profecía de un suceso lleva al suceso de la profecía”
Paul Watzlawick
En el ámbito de la empresa, el efecto Pigmalión se da cuando un directivo tiene una imagen formada de sus colaboradores y los trata según ella.
 El colaborador la percibe aunque el jefe no se la comunique. Cuando es positiva, todo va bien; pero cuando es negativa, ocurre lo contrario. Desafortunadamente tenemos la costumbre de formarnos ideas negativas de las personas que nos rodean: nos fijamos más en sus fallos y en sus errores, y menos en sus talentos y virtudes.
 Con lo cual proyectamos imágenes negativas que dificultan nuestra comunicación y provocan que a la persona le sea más difícil expresarse con naturalidad y desde su talento, haciéndolo desde sus inseguridades y temores.
Cuando alguien proyecta una imagen negativa, afecta a nuestra capacidad de comunicarnos abiertamente. Más bien dudamos, nos bloqueamos y la comunicación no fluye. Cuando la comunicación está encallada, debido a las imágenes negativas formadas de unos y otros, podemos buscar preguntas que faciliten un cambio de visión. ¿Qué ha hecho bien esta persona en el último año? Recuerde un momento en que logró algo, o un momento en el que expresó una de sus cualidades. Piense en aquello mejor de ella, en lo que le da vida, en su núcleo vital positivo.
Si nos centramos en ese potencial, en lo que nos motiva, en lo mejor de cada uno, desbloqueamos situaciones encalladas
. Aprender a desarrollar la capacidad afirmativa, la de reconocer y apreciar los logros de los demás, nos ayuda en este proceso.
 Es la habilidad de ver lo que otros son capaces de hacer y fortalecerlos para que lo hagan. Es también reconocer nuestros logros y fortalecer nuestras capacidades.
Para cambiar podemos centrarnos en lo que no va bien, en lo erróneo, y minimizarlo, o bien centrarnos en lo que va bien, lo correcto, y maximizarlo. La capacidad afirmativa se centra en esta segunda opción, que está demostrado que presenta el doble de efectividad.
Veamos cómo podemos aplicar la capacidad afirmativa en nuestras relaciones.
 Si tenemos la tendencia de fijarnos en los errores y fallos del otro, nos desesperamos.
 La imagen del error del otro hace sentir rabia y las expectativas son negativas, esperando lo peor.
 Pero con esa actitud solo condiciono a que se repita el mismo patrón de conducta.
 En cambio, si vemos lo mejor de las personas con quienes interactuamos y nos centramos en imágenes positivas de los demás, expresaremos lo mejor de nosotros mismos y avanzaremos en mantener relaciones saludables.
La expectativa o la realidad anticipada del médico influye en la recuperación del paciente. Parece que el efecto placebo es más fuerte cuando la creencia en la efectividad del tratamiento es compartida en un grupo”
O’Regan, 1983
Cuando la imagen que nos hemos formado de otra persona es positiva, esta imagen nos sirve como un radar que aumenta nuestra capacidad de percibir los éxitos del otro, nos ayuda a recordar los aspectos positivos en lugar de los negativos, y cuando las situaciones son ambiguas, tomamos en cuenta las posibilidades positivas en lugar de las negativas.
 “Es bastante posible que la capacidad afirmativa de sintonizar a nivel cognitivo con los aspectos más positivos de otro ser humano sea, en realidad, una capacidad humana extraordinaria”, afirma Cooperrider.
Atraemos hacia nosotros aquello que deseamos o rechazamos según el poder de nuestras expectativas y creencias.
 Pongamos atención a los miedos que tenemos porque atraemos hacia nosotros aquello que tememos
. Si tiene miedo a equivocarse, tiene muchas más probabilidades de equivocarse.
 Del mismo modo, prestemos atención a lo que creemos, puesto que nuestras creencias influyen directamente en la realidad que vivimos. Si cree que no podrá, será cierto y no podrá. Si cree que podrá, también será cierto y podrá.
 A esto se le denomina la profecía autocumplida, una expectativa que incita a las personas a actuar de formas que hacen que lo que esperan se convierta en realidad.
En definitiva, se trata de prestar atención a las imágenes que nos hemos formado de las personas con quienes convivimos o trabajamos, cómo han influido en las creencias y expectativas que tenemos de ellas y de qué manera esto afecta a nuestra conducta para con ellos y la realidad que construimos.
 Es decir, que si la imagen que nos hemos formado del otro es negativa, estamos precondicionados.
Naturalmente, hay que atreverse a cambiar nuestra imagen negativa, por ejemplo de alguien cercano, para comprobar que funciona y que marca una gran diferencia en nuestras vidas.
 Procuremos ver alguna de sus virtudes, cualidades o talentos. Fortalezcamos una imagen positiva. Si lo creemos, funcionará. Porque el poder de nuestras creencias influye directamente en la realidad que construimos.

 

El origen de los problemas

Todos llevamos un yo interior que nos marca unas pautas de comportamiento

Hay que saber controlarlo, ya que muchas veces nos puede jugar una mala pasada.

Javier Olivares

Desde la niñez vamos construyendo una identidad inventada, que a la larga será la causa de algunos conflictos personales
. Ese falso yo recibe el nombre de ego. Una especie de segunda identidad que nos hace difícil saber quién somos en realidad y de dónde proceden nuestros problemas.
Todas las relaciones personales: familia, amigos, pareja y trabajo… se ven sacudidas por conflictos, más grandes o más pequeños, de forma recurrente.
A veces, cuando una relación parece ir bien, otra empeora
. Las relaciones entre las personas se convierten en una montaña rusa de altibajos, avances y retrocesos. Nunca parece que vayan a arreglarse definitivamente del todo.
 Siempre el mismo tipo de conflictos, la vida se hace difícil.
Y en ese punto, las personas suelen decir algo así como que “las relaciones son difíciles”, cuando en verdad es quien hace esa afirmación quien es difícil
. Tal vez las personas no necesiten ninguna reparación, pero sí deban examinar y cuestionar sus comportamientos y creencias go­­bernadas por el ego
. Estas no son, sin embargo, la causa del sufrimiento, sino que son la espoleta que activa un dolor antiguo, un conflicto no resuelto que ya estaba ahí.
Debería llamarnos la cantidad de dolorosos conflictos judiciales en los que desembocan muchas relaciones de pareja, metidas en una espiral de amor-odio, pasando del todo a la nada en función de si la otra persona cubre ciertas expectativas o no
. Si lo hace, la amará; si no lo hace, la odiará
. Son relaciones que no tienen nada que ver con el amor real, sino con una necesidad, una carencia, un apego o incluso una adicción.
La adicción en las relaciones personales consiste en el uso de personas para cubrir un vacío o un dolor. Cuando dos personas se encuentran en ese inseguro terreno, todo lo que siga está condenado a crear una mala experiencia: una crisis de pareja.
Sin embargo, esta podría darse por buena si conduce a una mejora: es la oportunidad perfecta para corregir las manifestaciones del ego desde la práctica en el día a día.
Para definirnos recurrimos al uso de referencias externas convencionales o etiquetas.
 A la mente le gusta poner nombre a todo para tratar de comprenderlo. El ego es una autoimagen que se basa en identificaciones tales como: un nombre, una edad, un estado civil, un rol familiar, unas posesiones, una nacionalidad, un pasado, una profesión, unas creencias, un cuerpo, una educación, una religión, un sexo, unos logros y fracasos…
Todos los egos en realidad son iguales, ya que consisten en una identificación, y por tanto solo se diferencian en la superficie, pero no en el fondo.
 Las personas nos acabamos contando una historia, y quien se apegue más a la suya será quien sufrirá más, porque será incapaz de vivir de otra manera.
La realidad no es otra cosa que la capacidad de engañarse que tienen nuestros sentidos
Albert Einstein
El autoengaño tiene muchos nombres. Al ego se le conoce también por autoimagen, yo construido, falso yo o yo fabricado, pero en realidad no importa el nombre, sino darse cuenta de que se trata de una creación mental.
 Una falsa identidad no real.
 Es importante que detectemos cuando esta está en activo.
 Esto pasa cuando nos suceden cosas como querer tener razón a toda costa, quejarse y sentirse víctima, ser incapaz de perdonar, juzgar y etiquetar a las personas, atacar o defenderse de comportamientos, reaccionar impulsivamente, establecer diferencias…
 Por otro lado, cuando desactivamos el ego perdemos interés por discutir, competir, agredir, criticar, estar a la defensiva, juzgar…
 Esto no significa que seamos pasivos, sino que habremos elegido antes que nada la paz mental en toda situación, algo que solo se consigue siendo muy activo (tomando elecciones sabias) y no lo contrario (reaccionando como un autómata).
El peligroso juego del ego consiste en crear una identidad por identificación.
 Una vez creada, se buscan las diferencias con otros egos.
 Cuanto mayores son estas, más grandes son los problemas potenciales que surgen del conflicto, en una estúpida cruzada por defender las supuestas diferencias.
 Una lucha inútil, pues del conflicto de egos la única consecuencia posible es el sufrimiento psicológico. Además, al ego le gusta crear un molde para sí mismo y otro para aquel con el que se cruce. Si los demás se ajustan a él, los amará; en caso contrario, los odiará.
Pero el juego preferido del ego es tratar de cambiar a los demás, sin esforzarse por cambiar uno mismo.
 Un proverbio chino dice: “Es más fácil variar el curso de un río que el carácter de una persona”.
 Así es, y sin embargo, una y otra vez se vive en la ilusión de hacer pasar a los demás por los guiones que hemos inventado para ellos, como si alguien pudiera saber qué es lo mejor.
Renunciar a la posesión imaginaria del constructo mental que es el ego no es sencillo.
 ¿Cómo desprenderse de una identidad forjada a lo largo de toda una vida?
 Parece como una pequeña muerte, y en realidad lo es, pero servirá para renacer a una nueva vida libre de apegos y aversiones, y por ello más feliz.
Hay muchas técnicas y teorías sobre cómo acabar con el ego, pero tal vez la menos conocida sea matarlo de aburrimiento, no haciéndole caso. ¿Y cómo se hace eso? Dejando de reaccionar desde el ego a los otros egos, no saltando a la mínima provocación o reaccionando mecánicamente.
 Se trata de dar una respuesta elaborada y elegida, sin darle el micro o el protagonismo a esa vocecita parlanchina y engreída que hay dentro de cada uno y que siempre busca líos.
El ego es como tu perro. Este tiene que seguir al amo y no al revés. Hay que hacer que el perro te siga. No hay que matarlo, sino domarlo
Alejandro Jodorowsky
El final de los problemas es no reaccionar al ego de las otras personas.
 Pero, ¿cómo no hacerlo ante un comportamiento desagradable? Es sencillo de decir, aunque no fácil de hacer. La clave está en comprender que su comportamiento disfuncional está dictado por su ego.
 Que no procede de la persona en sí, sino de sus condicionamientos adquiridos en el pasado.
 Y entender que todos llevamos un ego a cuestas, y que todos sucumbimos a sus desvaríos de vez en cuando… Tener en cuenta todo esto ayuda a comprender (aunque no justificar) comportamientos disfuncionales y, por tanto, a no reaccionar ante ellos.

El núcleo del ego

‘Un nuevo mundo, ahora’, de Eckhart Tolle
Javier Olivares
“La mayoría de la gente está tan completamente identificada con la voz de su cabeza que podríamos describirla como poseída por su mente. Eso es la mente egótica.
La llamamos así porque hay un sentido del yo (ego) en cada pensamiento, en cada recuerdo, interpretación, opinión, punto de vista, reacción y emoción. En la mayoría de los casos, cuando se dice yo, es el ego el que habla
. Este consiste en los pensamientos, las emociones y los recuerdos que constituyen una historia. Todo ego trata de proteger esa historia, lucha por agrandarse, y para sostener la idea del yo necesita la idea opuesta de el otro.
El yo conceptual pero no real no puede sobrevivir sin el otro conceptual y también irreal”.
El contexto donde los egos suelen entrar en conflicto son las relaciones de todo tipo: familiares, sociales, profesionales y de pareja…
Uno podría pensar que cambiando las relaciones se soluciona el problema. Pero no es así. Eludir las relaciones no es la solución, ya que el dolor sigue latente en el inconsciente. Sin duda, el problema reaparecerá, esta vez en otro lugar, en otro momento y con otra persona.
Solo resolveremos estas cuestiones si dejamos de juzgar y criticar, si aceptamos a los otros tal y como son, sin ningún deseo de cambiarlos, ni siquiera por su bien.
Nadie ha aprendido el sentido de la vida hasta que ha sometido a su ego para servir a sus hermanos
Ralph Waldo Emerson

 

etras en 360º Novedades editoriales/ 2: Los líos de Gallimard, un Camus inédito y lo nuevo de Pynchon (del Blog Papeles Perdidos)

Por: EL PAÍS03/09/2013
Camus-cartainedita
Carta de Albert Camus a Sartre. / Biblioteca Walde-AFP
Por SERGIO RODRÍGUEZ PRIETO
... tras la primera entrega de las novedades editoriales en Estados Unidos, hoy hablamos de lo que ya suena y sonará en Francia, Irlanda, Reion Unido y Argentina y Chile:
FRANCIALa digestión de Flammarion, adquirida por Gallimard el año pasado, no está siendo fácil. Antoine Gallimard, nieto del fundador y principal accionista del grupo, lleva desde el mes de junio buscando un accionista minoritario que aporte 40 millones de euros para hacer frente al principal desafío del mayor holding editorial francés: su posicionamiento y reconversión con el fin de conservar su cuota de mercado en el nuevo escenario digital
. Un paso que Antoine Gallimard quiere dar conservando también su poder de decisión en la empresa familiar, que ya en su día le costó una auténtica guerra de sucesión con sus hermanos Christian y Françoise.
Durante el verano ha aparecido un Camus inédito, nada menos que una carta dirigida a Sartre y que, para regocijo de intrigantes, resulta bastante enigmática, ya que en ella Camus confiesa con inquietud: "Car nos avons fait du mavais travail avec nos amis. Si mauvais que j'en dors mal".
 La carta, encuadernada por un bibliófilo en su ejemplar de una plaquette publicada por Sartre con una exigua tirada de sesenta ejemplares, ha salido a la luz en el momento justo, quizá demasiado como para considerar el hallazgo como accidental: durante la preparación de la exposición que se celebrará en los próximos días, del 3 al 8 de septiembre, en el Chatêau de Lourmarin con motivo del centenario del nacimiento de Camus (7 de noviembre de 1913). 
Por lo demás, los franceses ya están sumidos en plena rentrée, con una avalancha de 555 novelas que verán la luz entre finales de agosto y primeros de octubre.
 A nombres familiares para el público español como Amélie Nothomb o Jean-Philippe Toussaint, se sumarán otros menos conocidos pero que ya están armando bastante ruido, como Yannick Haenel, que con su novela “Les Renards pâles” resucita el anarquismo en un grupo de indigentes e inventa nuevas formas de insurrección para sacudir a una Francia cada vez más reaccionaria y apoltronada en el conformismo.
REINO UNIDOEntre las novedades que aparecerán durante las próximas semanas en el mercado británico destacan Expo58 de Jonathan Coe, Music at Midnight: The Life and Poetry of George Herbert de John Druryo la tercera entrega de los diarios de Bridget Jones, esta vez bajo el título Mad About the Boy. Además, dos novelas que cruzarán el Atlántico en septiembre para encontrarse con un público incondicional: Doctor Sleep de Stephen King (una secuela de “The Shining”) y Bleeding Edge, la nueva novela de Pynchon.
IRLANDA
La muerte de Seamus Heaney con 74 años de edad deja un gran vacío en las letras irlandesas, aunque ese vacío puede también ser interpretado como un espacio abierto para nuevas propuestas en una escena independiente que en su día se vio revitalizada con la concesión del Nobel a un poeta.
Y hablando de grandes irlandeses, Dalkey Archive Press ha publicado un volumen recopilatorio de historias del maestro de la sátira, Flann O’Brien, algunas de ellas originalmente escritas en gaélico y traducidas por primera vez al inglés; una ocasión para revisitar la obra de un autor que ha ido ganando peso con el tiempo, en gran medida por la admiración que produce entre otros escritores (Joyce o Borges, por mencionar sólo a dos fans de lujo). Aquí, un documental radiofónico compuesto con testimonios de colegas del Irish Times y amistades que de un modo u otro estuvieron en contacto con el Dublín literario de los años 30.
CHILE Y ARGENTINAMás laureles para Ricardo Piglia, ahora con el Premio “Iberoamericano Manuel Rojas”, dotado con 60.000 dolares y otorgado al conjunto de su obra, que se acaba de ampliar con la aparición en Anagrama de El camino de Ida, protagonizada de nuevo por Renzi y en la que por lo visto Unabomber juega un papel relevante. En una entrevista concedida a EL PAÍS, Piglia explica los motivos que le llevaron a ambientar su nueva novela en un campus de universidad americana.
 Y precisamente apoyándose en su experiencia como profesor en Princeton y Harvard, Piglia acaba de grabar Borges por Piglia para el Canal 7 de Argentina, una serie de cuatro programas sobre el patriarca de las letras argentinas que serán emitidos a partir del próximo 7 de septiembre.

La niña de Polanski narra su versión

Samantha Geimer emerge de las sombras con una autobiografía casi cuatro décadas después de haber sido abusada sexualmente por el director.

 

El director Roman Polanski durante el juicio por abuso sexual que se siguió en 1977.

Un primer plano de una rubia adolescente con flequillo ilustra la portada de The Girl. A life in the shadow of Roman Polanski (La chica. Una vida a la sombra de Roman Polanski), la biografía de Samantha Geimer que llegó ayer a los estantes de las librerías de EE UU.
Se trata de una de las fotos que el director de cine tomó de la autora en vísperas de sus 14 años, en dos sesiones, para un reportaje que supuestamente sería publicado por la edición francesa de Vogue.
 En el segundo encuentro, en marzo de 1977, además de fotos, hubo champán y drogas y la tarde acabó en una violación, según la policía de Los Ángeles, los padres de Geimer y el juzgado.
Lo ocurrido aquel día en la casa del barrio de Mullholland, propiedad de Jack Nicholson (el actor estaba en un viaje de esquí fuera de la ciudad) levantó una tormenta que casi cuatro décadas después está lejos de aplacarse.
 Hubo una demanda y las partes llegaron a un acuerdo —el cargo final que el director admitía era sexo con una menor—, pero el juez dio marcha atrás en el último momento.
La fuga de Polanski de EE UU en 1978 y la polémica que le acecha desde entonces, con voces que lo defienden y jueces que lo persiguen, ha acallado casi totalmente la voz de la joven ultrajada que se encuentra en el centro de esta truculenta historia.
 “Soy más que la niña víctima de un ataque sexual, la etiqueta que me adjudicaron los medios.
 También me encasillaron mis compañeros de instituto, empujados por sus padres a mantenerse alejados de esa chica.
 Ahora cuento mi historia sin ira, pero con un propósito; compartir una realidad que relatada en detalle me permitirá reclamar mi identidad”, declaró Geimer hace un año a través de un comunicado de la editorial Atria, cuando se hizo público el anuncio de la preparación de sus memorias.
Portada del libro de Samantha Geimer, ilustrada con una imagen que hizo de ella Polanski en 1977.
Con la ayuda de su abogado, Lawrence Silver —el mismo que le ayudó en la demanda de 1988 contra Polanski, que acabó en un acuerdo en 1993 por el que Geimer recibió medio millón de dólares (380.000 euros)— y la escritora Judith Newman, la protagonista de una de las más truculentas historias del Hollywood de los setenta desglosa en 265 páginas su versión de lo acontecido aquel marzo de 1977 y las décadas siguientes y, de paso, salda algunas cuentas.
 No, ella no era una vagabunda, ni una trepa, ni la ambición de su madre era desmedida.
 Y sí, aquel Hollywood y aquella época fueron un momento en el que la sexualidad adolescente aparecía como un filón y las normas parecían ser más laxas, con Jodie Foster como protagonista de Taxi Driver y Brooke Shields encarnando a la protagonista de Pretty Baby.
A sus 50 años, esposa y madre que reparte su tiempo entre Nevada y Hawai, Geimer cuenta que la tarde de su último y abusivo encuentro con Polanski, tras mantener relaciones sexuales, el director la llevó de vuelta a casa de sus padres y les mostró las fotos que le había tomado
. Su madre, una aspirante a actriz, y su padrastro, colaborador de la revista Marijuana Monthly, consideraron que aquellas imágenes no eran buenas, ¿toples para una revista de moda?
El juicio, con sórdidos interrogatorios y la prensa filtrando cada detalle, con equipos jurídicos analizando su ropa interior en busca de pruebas, y la posterior fuga de Polanski, dieron paso al consumo de drogas, episodios de promiscuidad y una dolorosa adolescencia para Geimer
. “Honestamente, la publicidad que rodeó el caso fue tan traumática que lo que él me hizo palidece en comparación”, escribió en 2003 en Los Angeles Times con motivo de la nominación de Polanski como mejor director por El Pianista.
 El artículo se titulaba Juzgen la película, no al hombre y ahora Geimer parece reclamar que se juzgue a la mujer que ha sabido perdonar, no a la víctima adolescente.