Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

11 jul 2013

Con la picaresca en el ADN

Los españoles somos los europeos que más desconfianza mostramos hacia el prójimo

Sociólogos e historiadores coinciden en que es un carácter forjado durante siglos

Influyen la corrupción y la religión, la crisis solo lo agudiza.

La media de confianza de los españoles en la clase política es de un 1,5, en una escala de 0 a 10. / álvaro garcía

Los españoles somos tolerantes, familiares, poco religiosos, estamos en general bastante satisfechos con nuestras vidas y nos importa más el equilibrio entre la vida privada y la laboral que el nivel del salario.
 Estas son algunas de las conclusiones del informe Values and Worldviews II sobre estilos de vida, valores y creencias realizado por la Fundación BBVA, un trabajo que toma como base 15.000 encuestas realizadas a ciudadanos de 10 países miembros de la Unión Europea.
Algunas de las conclusiones del informe encajan con las ideas predominantes en el imaginario colectivo europeo: italianos y polacos son los que muestran un mayor nivel de religiosidad; a los franceses les atrae la seguridad de un empleo fijo, a los suecos les gusta estar bien informados (más del 70% lee el periódico todos los días)...
 El estudio pone de relieve, sin embargo, una característica de los españoles mucho menos conocida hasta ahora: España es el país, junto con Francia, con mayor nivel de “desconfianza interpersonal”.
 Con un resultado de 4,7 puntos, tan solo uno por encima de los franceses, los españoles no solo se colocan por debajo del resto de los países analizados (Alemania, Dinamarca, Italia, Países Bajos, Polonia, Reino Unido, República Checa y Suecia), sino que ni siquiera se acercan a la media, situada en 5,5.
Según este informe, los españoles no creen que se pueda confiar en otras personas, exceptuando las que formen parte de su círculo más cercano de familiares y amigos. ¿Cuándo y por qué ha surgido esta actitud? ¿Tiene algo que ver la crisis económica o con la coyuntura política actual? ¿O siempre hemos sido desconfiados por naturaleza?
 Puesto que no existe apenas literatura sobre el tema, los expertos coinciden en que es muy difícil dar una respuesta científica a estas cuestiones. Pero precisamente, es la literatura la que primero se viene a la cabeza: un lazarillo de Tormes y un viejo ciego compartiendo un racimo de uvas.
Confianza en las personas
—¿Sabes en qué veo que las comiste de tres a tres?
—En que comía yo dos a dos y callabas.
Pura picaresca. Hay algunas teorías sociales, psicológicas e históricas al respecto que pueden dar algunas otras pistas.
La primera, aunque es de la historia reciente, remite a la política.
 Es la más recurrente y establece una relación entre la desconfianza hacia las instituciones políticas y hacia los individuos.
“Los españoles tienen poca confianza en las instituciones, valoran de forma más negativa la democracia y tienen un nivel de asociación bastante bajo”, señala la socióloga Chelo Perera, coordinadora del estudio, que considera que estos pueden ser algunos de los factores que expliquen el origen de esta actitud desconfiada. Según explica, cuanta más inestabilidad política y corrupción, mayor nivel de desconfianza interpersonal.
Que no se aplique castigo a quienes mienten exacerba el recelo generalizado
Teniendo en cuenta que en España, la media de confianza en los políticos es de un 1,5 en una escala de 0 a 10, según el estudio Values and Worldviews, y que no suele haber día en el que los medios no recojan alguna información sobre corrupción, ya se trate de la contabilidad b de un partido o de un caso sobre ERE irregulares, esta teoría podría tener fundamentos sólidos
. Si sumamos que a confiar y a desconfiar se aprende como consecuencia de repetidas interacciones sociales, como explica la doctora en Psicología de la Universidad Complutense, María Luisa Vecina, es “lógico” que los españoles se muestren desconfiados hoy, ya que “acumulan experiencias negativas donde se ha traicionado su confianza”
. El hecho de que no se les haya aplicado “el castigo social correspondiente” a los que han actuado egoístamente aprovechándose de la confianza depositada en ellos no favorece el clima de confianza.
Pero, ¿por qué esa desconfianza hacia los políticos y las instituciones se extiende a los ciudadanos que, en principio, no han tenido nada que ver con esas traiciones?
 El sociólogo Jaime Andreu, Decano del Colegio de Política y Sociología de Andalucía, razona que las instituciones son la base de la sociedad y están formadas por individuos:
 “Si desconfiamos de esa base, estamos desconfiando de nuestra propia sociedad y, por ende, de sus ciudadanos”
. El experto matiza que hay que excluir de este grupo a los miembros de los círculos más íntimos, como amigos y familiares, los únicos a los que los españoles consideran dignos de su confianza.
 “La confianza disminuye conforme la distancia social aumenta”, comenta.
El sociólogo también defiende que el clima de corrupción política multiplica la desconfianza, tanto institucional como interpersonal.
Aclarada la cuestión sobre cómo la inestabilidad política representa un papel importante en el origen de la desconfianza de los españoles, cabría analizar cómo incide en dicho rasgo del carácter la crisis económica que azota al país desde hace más de un lustro.
Andreu deja claro que no existen datos sociológicos al respecto, pero sostiene que es un sentimiento que se fraguó poco antes de que naciera la democracia, en los años setenta, ya que desde su nacimiento, los españoles empezaron a desconfiar de las instituciones democráticas.
 En su opinión, desde entonces, se ha seguido una tendencia descendente que, en la actualidad, se ha visto reforzada por la crisis económica.
La falta de confianza en las instituciones se extiende al resto de la ciudadanía
La coordinadora del estudio, por el contrario, opina que el elevado nivel de desconfianza de los españoles no está directamente relacionado con la situación económica del país.
Perera admite una relación con la baja confianza en las instituciones democráticas, pero considera que la desconfianza es un rasgo que forma parte del carácter de los españoles más allá de la coyuntura económica actual.
Para arrojar algo de luz sobre esta discrepancia, consultamos a José Miguel Campo Rizo, secretario general del Colegio Oficial de Historiadores. Campo Rizo también establece la misma relación entre desconfianza hacia las instituciones y hacia los ciudadanos y afirma que en España no nos fiamos de nuestras instituciones “desde siempre”
. El historiador sostiene que “tópicos como la envidia y la picaresca del carácter español han sido forjados a lo largo de la historia” y se remonta a un siglo antes de la democracia para poner un ejemplo
. “El siglo XIX fue una centuria de guerras civiles, enfrentamientos por corrupción y denuncias entre ciudadanos. Somos un país internamente enfrentado entre nosotros”, señala.
Campo Rizo, al igual que la coordinadora del estudio, tampoco considera que sea un fenómeno asociado directamente a la situación de la economía española.
 A pesar de reconocer que la crisis no ha hecho más que exacerbar este sentimiento, no cree que se trate de algo coyuntural por la debacle económica, sino de “un rasgo propio del pueblo español”.
 Un carácter que, según él, no se puede cambiar.
 Si las instituciones son fruto de los ciudadanos que conforman la sociedad, aunque intentemos copiar el modelo de otros países que funcionen mejor, como por ejemplo Finlandia, nunca lo lograremos, “sencillamente porque los españoles no somos como los finlandeses”, sentencia.
Los resultados del informe confirman la diferencia que nos separa, al menos en términos de desconfianza hacia los demás, de países como Dinamarca, Holanda o Suecia, donde registran los niveles más altos de confianza interpersonal y la mejor valoración de sus instituciones políticas y sus sistemas democráticos.
Las redes sociales están cambiando la relaciones entre los más jóvenes
Otra historiadora, Ana Clara Guerrero de la Torre, profesora titular en el departamento de Historia Contemporánea de la UNED, concuerda con su colega en que existe una disparidad entre los pueblos latinos de Europa del sur, como Francia y España, y los pueblos del norte.
Según su teoría, estas diferencias podrían tener un origen religioso, ya que unos tienen cultura católica y otros son protestantes o calvinistas. “En el ámbito católico, el que miente es el listo, porque luego se arrepiente y Dios le perdona; eso permite una manga ancha que no existe en los países protestantes o calvinistas, donde los ciudadanos son más conscientes de su comportamiento y más responsables de unos actos por los que tienen que responder ante la sociedad”, explica.
Guerrero cita la obra del Lazarillo de Tormes [el clásico del siglo XVI que cuenta cómo un crío tiene que aprender a engañar a los demás para sobrevivir] para defender que “hasta en literatura nos encontramos con ejemplos del mundo de la picaresca que caracteriza a los españoles”; un rasgo que además, asocia especialmente a los países del sur.
La coordinadora del estudio, en cambio, no cree que se pueda establecer esa relación entre países latinos en el caso de la desconfianza interpersonal.
Sostiene que, aunque sea cierto que en España, Francia, Grecia o Portugal tengan un nivel de confianza medio-bajo en la mayoría de la gente, Italia se sitúa en un nivel intermedio.
 Como muestra el informe, estos vecinos mediterráneos superan la media europea, con un 5,7. Por tanto, no considera que la desconfianza forme parte de un patrón asociado al carácter latino.
Discusiones sobre vínculos latinos aparte, y si aceptamos que la desconfianza es un rasgo propio del carácter español, cabe preguntarse cómo puede afectar la desconfianza al futuro del país.
 Y viceversa: ¿son previsibles cambios que recorten este nivel de recelo?
Arrepentirse y tener perdón permite da manga ancha entre los católicos
La mayoría de los expertos consultados ven el futuro con relativo optimismo
. El sociólogo Jaime Andreu opina que una de las cosas buenas que provocará la crisis es que “tarde o temprano se producirán cambios sociales y políticos y mejorará el funcionamiento de las instituciones, y entonces aumentará la confianza de los ciudadanos en las instituciones y por extensión, en sus compatriotas”. Andreu considera que las sociedades se van regenerando a sí mismas y, cuando se desequilibran, llega un momento en que se vuelven a equilibrar. En su opinión, la sociedad española “tiene un problema de infravaloración, porque también demuestra valores muy positivos”
. Es curioso que, aunque nuestro nivel de desconfianza interpersonal sea tan bajo, eso no afecta a nuestros niveles de tolerancia.
La responsable del estudio, ofrece datos del informe que respaldan esta opinión: los españoles destacan por encima de la media europea en lo que se refiere a aceptar el matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción por parte de parejas homosexuales o a prácticas como el divorcio o la eutanasia
. Además, al igual que su colega sociólogo, opina que a medida que la situación política se vaya estabilizando y los valores democráticos se asienten, la confianza, tanto institucional como personal, aumentará.
El historiador José Miguel Campo Rizo, se muestra convencido de que la desconfianza se moderará en las nuevas generaciones gracias a fenómenos como el auge de las redes sociales, que modifican notablemente las formas de socialización y exigen un mayor nivel de confianza en el otro para no quedarse fuera de determinados circuitos.
 Para la psicóloga María Luisa Vecina, en épocas difíciles como la actual el cerebro humano adopta posiciones “directamente enfocadas a la supervivencia”, por lo que desconfiar “es lo más normal”.
Habrá que esperar pues a que lleguen tiempos mejores para comprobar si somos capaces de empezar a confiar en los demás. Diga lo que diga nuestro acervo sociológico.

 

Descubierto un planeta con una atmósfera de silicato que desprende luz azul

Un equipo de astrónomos ha definido por primera vez el color de un planeta que orbita en torno a una estrella distinta del Sol

Es de un tono cobalto que recordaría a la Tierra vista desde el espacio.

Situado a una distancia de 63 años luz, HD 189733b es uno de los exoplanetas más cercanos a la Tierra.

Un equipo de astrónomos ha definido por primera vez el verdadero color de un planeta que orbita en torno a una estrella distinta del Sol, un tono cobalto que recordaría a la Tierra vista desde el espacio, según informó hoy la Agencia Espacial Europea (ESA) en un comunicado.
Utilizando el telescopio Hubble de la NASA y la ESA, los astrónomos han podido estudiar el planeta, conocido como HD 189733b, y descubrir que no sólo se trata de un cuerpo de gas gigante muy cercano a su estrella anfitriona, sino que tiene una atmósfera muy exótica y cambiante en la que priman las neblinas y las llamaradas violentas.
Situado a una distancia de 63 años luz, HD 189733b es uno de los exoplanetas más cercanos a la Tierra y ha sido estudiado en profundidad con diversos telescopios.
El color azul no viene del reflejo de un océano tropical sino que se debe a una nebulosa y turbulenta atmósfera en la que hay partículas de silicato, que desprenden luz de este color.
"Es difícil saber qué es exactamente lo que causa el color de la atmósfera de un planeta, pero estas nuevas observaciones añaden una nueva pieza al puzzle sobre la naturaleza y la atmósfera de HD 189733b", dijo el director del programa de observación con Hubble, Frédéric Pont.
"Este planeta ha sido muy bien estudiado en el pasado", añadió Pont, convencido de que, tras haber conseguido determinar el color, se podrá "imaginar cómo sería este planeta si se pudiera mirar directamente".
Para medir el color y dado que HD 189733b es un planeta ligero y muy próximo a su estrella, el equipo usó Hubble para aislar la luz del planeta de la procedente del cuerpo celeste anfitrión.
Y lo observaron mientras orbitaba antes, durante y después de que pasara por detrás de la estrella
. Cuando pasó por detrás, la luz reflejada por el planeta fue bloqueada temporalmente de la vista y la cantidad de luz observada desde el sistema disminuyó.

 

El jurado del caso Bretón apura el plazo oficial para el veredicto

Pasadas 48 horas, las siete mujeres y los dos hombres pueden reunirse con el magistrado

  • Seis claves del ‘caso Bretón’ 
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    José Bretón, en un momento del juicio. / efe

    Las siete mujeres y dos hombres que conforman el jurado en el juicio contra José Bretón por el supuesto doble asesinato de sus hijos, Ruth y José, cumplen un día en su deliberación para decidir si el acusado es o no culpable. Empezaron a deliberar ayer a mediodía en una sala aislada de la Audiencia Provincial de Córdoba.
     Allí estarán separados del resto del mundo, en sesiones hasta las 21.00. Todos los días hasta que alcancen un veredicto mayoritario, durmiendo en un hotel habilitado.
    No existe un plazo concreto para alcanzar una resolución mayoritaria pero la ley prevé que pasadas 48 horas pueden volver a reunirse con el presidente magistrado para resolver dudas o pedir asesoramiento.
    Pedro Vela es el presidente magistrado que ha dirigido el juicio en la Audiencia de Córdoba. Ayer entregó los puntos clave a los nueve miembros del jurado que tienen que deliberar acerca de la culpabilidad o inocencia de José Bretón
    . Se trata de más de una veintena de cuestiones que conforman el objeto de veredicto y que siguen los escenarios y asuntos básicos que se investigaron durante la instrucción del caso y se desarrollaron en quince vistas públicas del juicio.
    Las preguntas concretas no se conocerán hasta que se lea el veredicto y el jurado tenga que responder a ellas una por una, delante del acusado.
     Pero muy probablemente estas cuestiones vayan en la misma línea de las que planteó el magistrado presidente de la sala, Pedro Vela para organizar el juicio recién terminado. Siguiendo estos 22 puntos básicos tratados en audiencia pública, los miembros del jurado deberán decir si es cierto o no que José Bretón ideó dar muerte a sus hijos el 8 de octubre de 2011.
     Un doble asesinato movido por la venganza contra su mujer, Ruth Ortiz, quien tres semanas antes le había anunciado que quería terminar la relación sentimental que mantenían.
    La fiscalía y la acusación particular piden contra Bretón 40 años de cárcel
    El jurado deberá responder si el lugar en el que Bretón decidió cometer su crimen fue la finca de sus padres, en Las Quemadillas, a las afueras de Córdoba.
     La fiscalía mantiene que entre el 15 de septiembre y el 7 de octubre de 2011, Bretón realizó una serie de preparativos consistentes en hacer acopio de leña de olivo en la parcela; adquirir combustible (gasóleo) en grandes cantidades, acudir a la consulta de un psiquiatra que terminó recetándole unos tranquilizantes —sin que el acusado se lo pidiera— que terminó administrando a los niños para facilitar el completo adormecimiento o su muerte.
    La hoguera en la que los pequeños fueron supuestamente incinerados será otro de los puntos clave que el jurado deberá resolver
    . Concretamente, los miembros responderán a la cuestión de si la desaparición de los cadáveres se produjo con la ayuda de una mesa metálica con el tablero en posición vertical, que cubría en toda su longitud el cuerpo de los menores y la propia pira.
    Un fuego que, como recuerda el auto, “llegó a alcanzar temperaturas de hasta 1.200 grados centígrados, logrando un efecto similar a un horno crematorio".
    Por todo ello, la fiscalía y la acusación particular piden contra Bretón 40 años de cárcel por dos delitos de asesinato, previstos y penados en los artículos 138 y 139.1 del Código Penal, con la circunstancia agravante de parentesco, del artículo 23 del mismo Código; así como de un delito de simulación de delito, del artículo 457 del Código Penal.
    Reposo Carrero, la abogada que ejerce la acusación particular, intentó ayer introducir en el pliego de cuestiones para el jurado la pregunta sobre la necesidad de entregar a Ruth Ortiz los restos óseos hallados en la hoguera que Bretón hizo en Las Quemadillas.
     Y sobre el alegato final de Bretón, en la última vista del lunes en el que volvió a referirse a Ruth, la abogado ha dicho escuetamente que el acusado "sigue obsesionado" por la madre de los niños.

Anticorrupción pide la comparecencia de Cospedal y deniega la de Arenas y Cascos


La presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, durante la rueda de prensa que ha ofrecido este jueves en el Palacio de Fuensalida, sede de la Presidencia castellanomanchega. / Ismael Herrero (EFE)

La Fiscalía Anticorrupción acaba de remitir un escrito al juez Pablo Ruz, que investiga el caso Bárcenas, en el que pide la declaración ante este magistrado como testigo de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. Pretende que ella explique el "procedimiento seguido" el partido "en la recepción de donaciones anónimas" que percibió el partido entre los años 1992 y 2008.
 Sin embargo, el fiscal Anticorrupción ha denegado en su escrito la comparecencia de los anteriores responsables del partido, Javier Arenas y Francisco Álvarez Cascos.
Así lo había solicitado la coalición IU, querellante en el caso de los papeles de Bárcenas junto a otras organizaciones sociales.
 Esta reclamaba que también declarasen, con el mismo fin y también como testigos, los exsecretarios generales citados, cuando ocuparon esta responsabilidad en sus respectivos periodos de 1999 y 2002 y entre 1989 y 1999. IU también pidió que el PP concretase qué se hizo con el dinero de la donaciones y si, como han declarado en la causa algunos testigos, las donaciones llegaban en metálico al partido y el extesorero se lo entregaba a subordinados suyos para que los ingresaran en la cuenta especial de donaciones que abrió el PP en el Banco de Vitoria.
El fiscal, en respuesta a dicha petición de IU, cree improcedente, de momento, requerir al PP para que identifique a los donantes que realizaron los ingresos, al entender que esta prueba “ya fue acordada por auto de 15 de marzo de 2013”.
 “El Partido Popular contestó al requerimiento y aportó la información requerida el 25 de marzo de 2013, limitada al período de 2004 a 2011 por las razones que se exponen en el escrito”, señala el fiscal.
La fiscalía rechaza la declaración de Arenas porque fue secretario general antes del periodo "que delimita el objeto de investigación en la presente pieza separada”, sobre los papeles de Bárcenas.
Lo mismo dice de Álvarez-Cascos.
Anticorrupción ha solicitado también a la Agencia Tributaria que le envíe la declaración de la renta de Pío García Escudero de 2000 para "verificar si declaró debidamente el préstamo que recibió del PP ese año". Se trata del dinero que el partido prestó al hoy presidente del Senado para hacer frente a los gastos de remodelación de su vivienda,tras haber sufrido las secuelas de un atentado terrorista.
 El pago de ese dinero figuraba en los papeles del extesorero, Luis Bárcenas, y García Escudero admitió el cobro.
 El que entonces era coordinador general del partido recibió un préstamo de cinco millones de pesetas (24.000 euros) que el actual presidente del Senado dijo que había devuelto en pagos de un millón de pesetas. El fiscal quiere comprobar sus explicaciones.
Además, el fiscal entiende que deben pedirse a las entidades bancarias con las que operaba García Escudero los extractos que acrediten que devolvió los 24.000 euros prestados.
Anticorrupción no se opone a que se investiguen, como pedía IU, todas las cuentas de los empresarios, José Mayor (FCC), Luis del Rivero, (Sacyr) y Juan Miguel Villar Mir (OHL), que supuestamente dieron donaciones ilegales al PP, pero accede a que la indagación se acote a los años 2004/2008, 2003/2004 y 2004/2008, respectivamente.
El fiscal también ratifica que no es necesaria la comparecencia del expresidente José María Aznar para explicar los pagos a Jaime Ignacio del Burgo, que hizo de intermediario para que Calixto Ayesa recibiera un apoyo económico por el dinero que dejaba de percibir como consejero navarro.