Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

6 jul 2013

La mejor Oferta Película

Virgil Oldman (Geoffrey Rush) es un hombre solitario; un excéntrico experto en arte y agente de subastas, muy apreciado y conocido en todo el mundo.
 Su vida transcurre al margen de cualquier sentimiento afectivo hasta que conoce a una hermosa y misteriosa joven (Sylvia Hoeks) que le encarga tasar y vender las obras de arte heredadas de sus padres
. La aparición de esta joven, que sufre de una extraña enfermedad psicológica que la mantiene aislada del mundo, transformará para siempre la vida de Virgil.
tulo original
La migliore offerta (The Best Offer)
Año
2013
Duración
124 min.
País
 Italia
Director
Giuseppe Tornatore
Guión
Giuseppe Tornatore
Música
Ennio Morricone
Fotografía
Fabio Zamarion
Reparto
Geoffrey Rush, Jim Sturgess, Sylvia Hoeks, Donald Sutherland, Philip Jackson, Dermot Crowley, Liya Kebede, Kiruna Stamell
Productora
Paco Cinematografica / UniCredit
Género
Intriga. Romance. Thriller. Drama | Drama romántico
Sinopsis
Virgil Oldman (Geoffrey Rush) es un hombre solitario; un excéntrico experto en arte y agente de subastas, muy apreciado y conocido en todo el mundo.
 Su vida transcurre al margen de cualquier sentimiento afectivo hasta que conoce a una hermosa y misteriosa joven (Sylvia Hoeks) que le encarga tasar y vender las obras de arte heredadas de sus padres. La aparición de esta joven, que sufre de una extraña enfermedad psicológica que la mantiene aislada del mundo, transformará para siempre la vida de Virgil. (FILMAFFINITY)
Premios
2012: 6 Premios David di Donatello, inc. mejor película y director. 13 nominaciones
Críticas
"Mezcla de gran cine (...) la ha escrito y dirigido con inteligencia, complejidad, misterio, sentimiento y originalidad un Tornatore en permanente estado de gracia" external-link

Bahamas desde el Aire..............


La embarazada es Carlota de Mónaco, no Charlene

La prensa atribuye a la hija de Carolina de Mónaco un embarazo de cuatro meses

Ella, lejos de emitir un desmentido, lo refrenda en cada una de sus apariciones públicas Estaríamos ante otro bebé para los Grimaldi, que no proviene de Alberto, de quien se espera desde hace dos años un heredero para un Principado habituado a romper el protocolo.

Carlota, con su tío Alberto, el pasado fin de semana. / AFP

Mónaco lleva tiempo esperando un nacimiento en la familia de los Grimaldi.
Tras dos años de matrimonio, se aguardaba el anuncio de embarazo de Charlene, la esposa del príncipe Alberto.
Pero esta vez la protagonista es otra. Carlota, la segunda hija de Carolina de Mónaco y del fallecido Stefano Casiraghi, tendrá un hijo en cinco meses.
 Lo asegura la prensa internacional y así se desprende de las fotos que se publican estos días de ella, en las que se ve que su fisonomía ha sufrido un significativo cambio.
 Porque de momento no hay confirmación oficial y es probable que nunca se produzca.
 Pero tampoco hay desmentido. Los tiempos y los protocolos en Montecarlo han cambiado.
El Principado de la Costa Azul vive desde hace años no solo de los millonarios que allí se han establecido en busca de beneficios fiscales, también de su imagen turística.
 Y nada mejor que una familia real, aunque sea de segunda categoría, para promocionarse.
 Grace Kelly, que dejó Hollywood para casarse con el príncipe Raniero a finales de los cincuenta, fue la mayor impulsora de esta fórmula de “ponga una princesa en la portada de una revista” para recordar las bondades del Principado, un estado en lucha permanente por no perder su independencia de Francia.
Carolina tomó el testigo de su madre como imagen del negocio familiar.
 Estrella del cuché, todos sus pasos son perseguidos por los paparazis, conocedores de que una foto suya sigue siendo un buen negocio.
 La agitada vida de la princesa, con tres maridos —primero un playboy, luego un millonario italiano y, finalmente, un aristócrata con problemas con el alcohol— ha alimentado la curiosidad del mundo.
 Donde estuviera ella eclipsaba al príncipe Alberto, por muy heredero que fuera y muy monseñor que sea ahora. Y más aún a Estefanía, que lucha desde hace años por llevar una vida de circo y no de palacios.
La llegada de Carlota supuso una garantía de continuidad. Pronto fue comparada con su madre, con su abuela, con las princesas de sangre azul de las casas reales de Europa para concluir que, aunque con menos pedigrí real, sería toda una estrella.
Su madre, Carolina, ya rompió el molde de la tradición.
Si Grace Kelly luchó porque el palacio de los Grimaldi fuera visto como otro Buckingham, la nueva generación ha hecho trizas este sueño.
 Los tres hijos de Raniero y Grace han llevado una vida más corriente que “real”.
 Ni tan siquiera Alberto se ha ceñido al protocolo. Padre de dos hijos fuera del matrimonio, se casó a los 54 años, cuando sus consejeros lograron convencerle de la imperiosa necesidad de que lo hiciera y tuviera un hijo que garantizara la continuidad del Principado.
 Pero su matrimonio con Charlene Wittstock no ha calmado las aguas.
 La pareja sigue siendo poco creíble a ojos de los monegascos
. Apenas aparecen juntos en público, ni tan siquiera en ocasiones protocolarias como la entronización del rey Guillermo de Holanda. Charlene prefirió asistir a la boda de un amigo en Sudáfrica que acudir con su marido a la cita más importante del año de todas las casas reales.
 Se habló de separación y, por tanto, de un escándalo que sacudiría el futuro del Principado
. Despertó tal alerta, que un portavoz de Alberto tuvo que dar explicaciones y la primera dama conceder una entrevista para anunciar que tras “dos años de adaptación” era el momento de “pensar en los hijos”.
Tras esa declaración de intenciones, el pasado fin de semana, en Montecarlo, los paparazis fijaban sus objetivos en Charlene para adivinar si había un bebé en camino.
 Se toparon a cambio con otra barriga, la de Carlota.
 La princesa de 26 años, icono de la moda e imagen de Gucci, lucía un sospechoso cambio de imagen.
No era su pelo, ni su look, era su tripa.
 No se había pasado de kilos. Lucía esbelta, como siempre, pero su chaqueta en tonos claros le estaba estrecha.
 Carlota está embarazada. Lo dicen los medios que siguen sus pasos desde que nació y la revista Vogue Italia, con la que colabora.
También hay otra evidencia.
 Desde el mes de abril no participa en ningún concurso hípico, ella, que es una consumada amazona y que por contrato debe competir para cumplir con el acuerdo de publicidad que firmó con Gucci.
Cuando la prensa hablaba ya de su embarazo, se la vio comprando las revistas que lo contaban en el aeropuerto de Niza, vistiendo una camiseta negra que evidenciaba aún más su nueva imagen. Días después, los fotógrafos se quedaban con las ganas de obtener una de las imágenes más esperadas de cada verano: Carlota en biquini a bordo del Pachá, el barco familiar
. Navegó con sus hermanos pero no se quitó un amplio blusón que llevaba sobre el bañador.
Mientras ella centraba las miradas, su exnovio, Álex Dellal, ha sido padre con la modelo Elisa Sednaoui. Y su actual pareja desde hace dos años, el actor francés de origen marroquí, Gad Elmaleh, se encontraba en París trabajando. La pareja fue admitida como tal por los Grimaldi la primavera pasada, cuando se les permitió asistir al famoso Baile de la Rosa. Lo que parecía un romance caprichoso de una joven princesa con un cómico de 41 años divorciado y padre de un hijo, se convertía en oficial.
En Mónaco se asegura que está embarazada de cuatro meses.
 Será madre con 27 años, la misma edad que tenía Carolina cuando dio a luz a su primogénito, Andrea, quien a su vez la ha hecho abuela y quien está llamado a ser el heredero de Mónaco si Charlene no tiene un bebé.
La hija de Grace Kelly y los suyos, no hay duda, han logrado que el Principado de Mónaco siga siendo noticia de portada
. Lo han hecho, eso sí, imponiendo su propio protocolo.

 

Paloma no es de goma

A los 63 años, convertida en pregonera del Orgullo gay, la cantante se despide de los escenarios y muestra quién hay detrás de ese rostro estirado hasta el límite..

Paloma San Basilio el miércoles en su casa de Madrid. / Carlos Rosillo

Es mentira que Paloma San Basilio esté sola.
 A sus 63 años se acuesta y se levanta con una amiga a la que casi ha conseguido hacer invisible, aunque habla con ella a todas horas.
 Se conocen hace décadas pero no aparece en ninguna de las fotos que tiene en su chalé de La Florida (Madrid), en las que sí está su única hija Ivana , sus nietos (tres), sus hermanos, o sus amigos
. No se la ve ni en la piscina ni en el jardín.
 La amiga de Paloma es la que marca su nivel de exigencia, es con la que discute lo que va a hacer ahora, ya sea tomarse una cerveza o despedirse con un “Hasta siempre” del público que la ha seguido por conciertos y musicales durante los últimos 35 años, como hará esta noche en los jardines de Sabatini de Madrid.
 Pero también es la que --cuando acababa de ser madre a los 23 y andaba buscándose la vida vendiendo enciclopedias de puerta en puerta— le dijo:
“Paloma bonita, esto no es lo tuyo, no vas a vender ni una”.
 Es la misma que le ha ayudado a escribir el pregón de las fiestas del Orgullo gay este año y la que la incitó a operarse “dos veces” el rostro y a estirar su piel hasta el límite:
“Que no se te quede cara de atraco”.
 La amiga de Paloma solo aparece cuando se mira al espejo, también se llama Paloma y, en lugar de hablar de los pájaros y las nubes con las eses, es directa, habla claro y tiene acento andaluz.
Con quien yo hablaba era con la reina
A falta de espejos en la casa, las amigas pueden verse las caras furtivamente en alguno de los cristales que la hacen tan luminosa.
 Dice que ocupa el lugar de un antiguo invernadero, que la construyó un amigo de su “amigo Capi”, un empresario que es algo más que amigo porque ha sido una de las “cuatro personas” de las que se ha enamorado en su vida y ha ejercido de pareja intermitente en las últimas décadas.
No se sabe si porque --por mucho que haya cantado Juntos-- en realidad el amor no es para dos, porque tres son multitud o porque no puede estar “¿24 horas con otra persona?”: “No podría”.
 En todo caso, para ella, que se separó de un profesor de educación física al poco de tener una hija suya, “la infidelidad está sobrevalorada”, pero asegura que nunca ha puesto los cuernos.
Me he operado dos veces. La arruga es bella cuando te gusta. A mí me ha costado
Y, sí, Paloma asegura que se relacionó con la realeza española, especialmente con la reina, que era con quien “hablaba en esas reuniones de artistas en el palacio de La Zarzuela”. Dice: “Es una señora muy interesante”.
Esta amplia y acogedora casa de urbanización de las afueras de la capital donde transcurre la entrevista es una de sus inversiones en ladrillos. Ahora querría venderla “pero, tal y como están las cosas, nadie quiere comprar….”. Porque Paloma San Basilio, aparte de gastarse el dinero viajando para ver desovar a las tortugas o para hacer rafting, y siguiendo el ejemplo de su padre –“un economista que invirtió en fincas de Sevilla pero no siempre le salió bien”— ha empleado el dinero de los 16 millones de discos vendidos en comprar otras dos mansiones: una en el norte (Navarra) y otra en el sur (Zahara de los Atunes, Cádiz).
 Esta última tan cerca del mar –“como buen signo de agua”—que algunas malas lenguas han dudado de su legalidad. Por si acaso, y para que quede claro, va instalar ahí su base de operaciones.
Todos somos bisexuales en potencia. Yo elegí ser hetero. El sexo está en la cabeza
No. Paloma no es de goma. Le ha costado un tiempo “armonizarse”, ese equilibrio entre “lo que eres, lo que quieres ser, lo que quieren que seas”. Y la relación con su amiga del alma ha sido un poco de amor-odio: “Es complicado… La arruga es bella cuando te gusta. A mí ya me está empezando a gustar pero me ha costado. Me he operado dos veces. Yo veía a la del espejo y… esto es como la anorexia, tú ves a una gorda y estás delgada. Nunca te ves suficientemente bien. Se espera mucho de ti, buscas la perfección, tu reflejo es una crítica que no siempre se acerca a la realidad y estás en una etapa en la que no sientes tanta seguridad en ti misma. ¡Tú no sabes lo que es tener que estar viéndote todo el santo día!”, resume. Luego explica que “es facilísimo. Solo tienes que ir convencida y sales fenomenal. Yo lo que le dije es que me quitara la caída de los ojos y que me hiciera una pequeña subida”. Dejó pasar suficiente tiempo entre una operación y otra, “con lo cual no se te nota tanto. Parece que te pasan como una manita [hace el gesto], no que te cambian la cara”. Lo de inyectarse, en cambio, no le va: “Te deforma, te crea volúmenes donde no los tienes…”. Y, por último, hace una recomendación en andaluz: “Los mejores están en México, sales sin moratón, a la semana estás paseando por la calle y es tres veces más barato”.
Convertida en Icono gay, está convencida de que “todos somos bisexuales en potencia”, pero su elección ha sido “ser hetero”. Y luciendo cuerpazo y modelos --de interior, de piscina, de leopardo en la plaza de Chueca…-- asegura que sigue teniendo sexo a los sesenta: “Todo está en la cabeza”.