José Bretón
está acusado de haber matado a sus hijos Ruth y José, de seis y dos
años, el 8 de octubre de 2011, en Córdoba.
Su crimen habría sido la
venganza contra su entonces esposa, Ruth Ortiz, que acababa de
anunciarle que se separaba de él. Fiscalía y acusación le piden 40 años
por matar a sus hijos e incinerar sus cuerpos en su finca de Las
Quemadillas, a las afueras de Córdoba. Bretón defiende que perdió a los
niños mientras paseaban por un parque de la ciudad.
El suceso se ha
convertido en uno de los más mediáticos que se recuerdan.
Tras
dos semanas de juicio, solo quedan los alegatos finales y quedará visto por el veredicto del jurado.
» La letanía de Bretón. El segundo día de juicio,
José Bretón respondió impasible a cuatro horas de interrogatorio con
solo un receso de 15 minutos.
Sin apenas moverse de la silla, sin apenas
cambiar el gesto y solo moviendo cuidadosamente la cabeza para mirar al
jurado en sus afirmaciones, el acusado se atuvo a su versión: perdió a
sus hijos en el parque Cruz Conde. “Los niños iban 15 o 20 metros
andando delante de mí. Se meten entre una nube de personas y dejo de
verlos hasta el día de hoy”. “¿Mató usted a sus hijos?”, le preguntaron
la fiscal y la acusación particular, que representa a Ruth Ortiz.
“Eso
que dice es absolutamente falso”, fue la única respuesta indirecta que,
como una letanía, repitió el acusado.
» La entereza de Ruth. La madre de los niños
presuntamente asesinados pidió declarar con un biombo que ocultase a su
exmarido, padre de los pequeños y su presunto asesino. No quiso verlo y
nunca le llamó por su nombre. Pero se mantuvo entera prácticamente todo
el interrogatorio. Describió su vida en pareja como una anulación
personal por el sometimiento a los malos tratos psicológicos de Bretón.
“Vivía con un asesino en potencia y no lo sabía. Ruth solo se vino abajo
cuando recordó a sus hijos y el momento en que se enteró de la denuncia
de desaparición que había puesto Bretón. “Él me llamó y me dijo. ‘Se me
han perdido los niños’. Yo solo podía pensar que nunca más les volvería
a ver”.
» Familias destrozadas. “Desde la ventana el niño
seguía tirándome besos.
Adiós, tesorín”. Obdulia Ramos, madre de Ruth,
recordó así la última vez que vio a sus nietos irse en el coche de su
padre.
Y contó lo que supuestamente escuchó murmurar al acusado: “Es la
última vez que ves a mis niños”.
Los padres y dos hermanos de Bretón se
acogieron a su derecho a no declarar por ser familia directa. Pero sus
cuñados sí estaban obligados. José Ortega, marido de Catalina Bretón,
dijo, muy afectado, que le costaba creer que su cuñado matase a sus
sobrinos, pero sí le señaló: “Él es el responsable” de su desaparición.
En el mismo sentido declaró Leticia, esposa de Rafael Bretón: “No creo
que perdiera a los niños en el parque, pero me parecería rarísimo que
les hiciese algo”.
» Sin testigos. Nadie vio lo que hizo José Bretón la
tarde del 8 de octubre en su finca de Las Quemadillas mientras estaba
con sus hijos.
Todos los testimonios son indirectos con respecto a la
hoguera que prendió: “Olía rarísimo, era muy extraño”, dijo un vecino
ante el tribunal.
Los servicios de vigilancia divisaron una columna de
humo en la zona esa tarde
. Y en el parque donde Bretón dijo perder a los
niños, algunos le recuerdan buscándolos y vociferando sus nombres, pero
nadie le ha visto con ellos
. De hecho, dos testigos que lo vieron en
plena búsqueda dijeron que el acusado no estuvo nunca donde dijo haber
extraviado a sus pequeños: junto a una barra de ejercicios.
Un lugar muy
extraño para sentarse y más todavía para Bretón, obsesivo y escrupuloso
con la limpieza, como lo definieron los peritos psiquiatras que lo
analizaron antes del juicio.
» La hoguera. Tampoco nadie vio cómo ardió esa gran
hoguera de Las Quemadillas que, en el juicio, se calificó como pira
funeraria
. Pero sí se estudiaron sus rescoldos, se recogieron sus restos
y se intentó recrear por los peritos
. En sus declaraciones se ha
concluido que para alcanzar los 1.200 grados de calor que consiguió,
eran necesarios unos 250 kilos de leña de olivo y unos 80 litros de
combustible.
Una testigo confirmó que Bretón compró 250 litros de
gasóleo los días previos a la desaparición de sus hijos
. Durante todo el
juicio ha estado en la sala la mesa de metal que el acusado usó de
pantalla para crear un efecto horno en las llamas.
» El error. La perito policial 161 se equivocó.
Identificó unos minúsculos restos óseos hallados en las brasas de la
hoguera de Las Quemadillas como de animales. 10 meses después, cuando la
investigación parecía haber llegado a un punto muerto, el experto
forense Francisco Etxeberría y otros especialistas dictaminaron que los
200 fragmentos encontrados en octubre, correspondían a dos niños de las
mismas edades que Ruth y José.
El momento más tenso del juicio fue
cuando la perito se defendió atacando y sembrando dudas basadas en
rumores acerca del paradero de uno de los huesos, que se ha perdido.
“Me
dijeron que la policía enseñó los huesos a Etxeberria en un bar”,
contó. El tribunal dedujo testimonio de la testigo y un juez instructor
le tomará declaración por si incurrió en injurias o calumnias a
funcionarios públicos.
El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía
concluyó hace un mes que no hubo ninguna irregularidad con la cadena de
custodia de los huesos, tal y como apuntaba la defensa de Bretón
basándose en la pérdida de ese fragmento.