Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

2 jul 2013

Bernardo Bertolucci: “La izquierda italiana se ha suicidado”

El gran realizador italiano vuelve a la carga

Autor de obras fundamentales como ‘Novecento’ y ‘El último tango en París’, está fascinado por la tecnología y la frescura de los jóvenes.


Bernardo Bertolucci. / ALESSANDRO DOBICI
Bernardo Bertolucci ha regresado
!Por Fin!. A sus 72 años, el director de cine italiano conduce su “silla eléctrica” por el barrio del Trastevere sorteando los agujeros que el anterior alcalde, el posfascista Gianni Alemanno, le ha dejado en herencia a la ciudad de Roma.
 El autor –entre otras muchas– de El último tango en París, Novecento y El último emperador había firmado su última película (Soñadores) en 2003, y desde entonces se había encerrado, tal vez escondido, en este silencioso apartamento de techos altos, libros y recuerdos junto al Tíber
. El año pasado, una novela del escritor Niccolò Ammaniti, Io e te (publicada en España por Anagrama con el título Tú y yo), logró finalmente sacarlo de su soledad buscada, de esas cuatro paredes en las que tantas otras veces ha encerrado a sus personajes.
 “El cine es mi terapia”, reconoce, para preguntar después con la ilusión de un chaval: “¿Sabes que seré presidente del jurado en el Festival de Venecia?”.
 La promoción en Italia de Tú y yo (que se estrena en España el 26 de julio) le ha servido para constatar que, al margen de las críticas buenas o malas, los italianos lo sitúan ya en el altar de sus mitos.
 Dice que está fascinado por las nuevas tecnologías –valoró incluso la posibilidad de rodar su última obra en 3D–, pero muy preocupado por esta Italia que, tan religiosa de puertas para afuera, no termina de hacer propósito de enmienda ante sus pecados ancestrales. Tal vez por eso sigue buscando en la esperanza que encierran los jóvenes su fuente de inspiración.
PREGUNTA: ¿Qué debe tener un libro, un guion, para que se decida a convertirlo en una película?
RESPUESTA: Cada vez es por una cosa distinta
. Aquí es por los jóvenes. Me gusta trabajar con jóvenes
. También en la última película, Soñadores, lo son. No sé por qué. No es solo por estética, la belleza que todavía conservan. Tal vez es porque tengo la sensación de verlos crecer delante de la cámara. De hecho, Jacopo [Olmo Antinori, el protagonista masculino de Io e te] ha crecido desde el inicio hasta el fin de la película.
 Lamentablemente no me acordé de tomar las medidas haciendo una señal sobre la pared. Habría sido bonito.
 Me gusta mucho la frescura de los jóvenes. En esta película se hace evidente una estrategia mía de director: una vez terminado el reparto, cuando comienza el rodaje, aquello que he ido descubriendo en los actores se convierte en un material para mí irrenunciable, que va modelando a los personajes escritos sobre el papel, otorgándoles un aspecto más definido.
 Tea Falco [la protagonista femenina] es una muchacha de Catania, parece muy sofisticada con su pelo rubio y largo, pero a la vez –y es una pena que solo los italianos que vean la película puedan notarlo– tiene un marcado acento siciliano.
 El resultado es que tenemos a una especie de modelo salida de Vogue que, cuando habla, tiene este acento… Después se descubre que detrás de esa belleza y ese acento hay una historia. También los espectadores. Es un viaje.
P: Un viaje al trastero del sótano puede convertirse en un viaje hacia el infinito.
Con el cine busco la poesía”
R: Así es. Solo al final de la película podremos deducir un viaje hacia el infinito. Antes no se sabe cómo será este viaje, adónde irá Lorenzo
. Un adolescente que, en vez de marcharse de excursión durante la semana blanca, elige la opción más extrema para un chico de 14 años, la de encerrarse en el sótano de casa, haciéndoles creer a sus padres que está muy lejos de allí, con sus compañeros de clase, disfrutando de la semana blanca.
 Yo no he tenido hijos, pero a través de los hijos de algunos amigos he sabido que es una edad muy difícil. He visto a estos muchachos sentir odio por sus padres, vergüenza de salir a la calle con ellos.
 Se cierran en su habitación, con la música altísima. Es un momento de la vida verdaderamente difícil. De hecho, al inicio de la película, la relación del protagonista con la madre, ya se ve que él no logra controlarse, que la provoca.
 Pueden ser muy infantiles y muy adultos a la vez.
 Tener –como Lorenzo– caracteres contradictorios.
 Ser muy retraídos hasta llegar a preocupar a los padres y, en cambio, demostrar muy buen sentido, mucho control. Se ve cuando organiza meticulosamente su encierro.
P: Como en El último tango en París (1972) o en Asediada (1998), en su nueva película también encierra a su pareja protagonista en un lugar aislado, para que desde allí busquen la libertad, la transgresión. ¿Se siente usted bien en los lugares cerrados?
R: Mira a tu alrededor
. Hace bastante tiempo elegí este lugar donde estar siempre. Y esta última película la he rodado aquí al lado, al final de Via Corsini.
 Al lado del Jardín Botánico hay una casa con un estudio muy grande propiedad de un pintor de vanguardia, Sandro Chia, y en ese estudio hemos creado las condiciones para que me pudiera mover por allí con la silla eléctrica, dentro del patio, en el garaje… 
No tardaba más de un minuto en ir de mi casa al rodaje. Me he tenido que crear unas condiciones amables para trabajar sabiendo que esta ciudad no es –o no era en el tiempo del alcalde Gianni Alemanno [alcalde de Roma hasta hace un mes]– una ciudad amigable
. El Trastevere es un barrio muy hermoso, pero cuando salgo de casa tengo que estar muy atento a no tropezar con mi silla eléctrica, porque faltan sampietrini [los característicos adoquines romanos], hay agujeros en las aceras, corro un riesgo cierto de caerme.
 Esta ciudad tan bella se ha convertido en lo contrario de amable. Es hostil.
P: Su otra ciudad prohibida…
R: Cierto. Es una verdadera ciudad prohibida. Por cierto, ¡también la ciudad prohibida de El último emperador (1987) era un espacio cerrado! Otra película mía que se desarrolla en un lugar cerrado.
 No sé. Tal vez en el fondo esto tenga alguna relación con el hecho de que a mí, cuando tenía cuatro o cinco años, me gustaba mucho ir a la cama de mis padres y meterme bajo las sábanas, ir hasta el final – con el pánico de asfixiarme– y luego regresar para volver a respirar.
 Nunca se sabe si esas pequeñas cosas de crío… Pero es verdad eso que se dice: buscar la libertad en un lugar cerrado. Eso es.

El hijo del poeta


Leonard de Raemy
Bernardo Bertolucci (Parma, Italia, 1941) supo nada más empezar a leer que su padre escribía poesía. 
Con los versos de ‘La rosa blanca’ comprendió siendo un niño que era hijo de alguien que hacía poesía con lo sencillo, aquello que tenía a su alrededor. 
Y sintió que su padre le había enseñado a saber buscar la lírica en todas partes.
Después se convirtió en cineasta.
 Autor de títulos inolvidables de la ­historia del cine en el siglo XX como ‘Novecento’, ‘El último tango en París’ y ‘El último emperador’, estrenó su última cinta, ‘Soñadores’, en 2003. Diez años después vuelve a buscar la poesía del cine en un nuevo título de su filmografía, ‘Tú y yo’, que se estrena en España a finales de julio.
P: Claustrofilia en vez de claustrofobia…
R: Sí, mucha gente suele sentir claustrofobia en los lugares cerrados, yo en cambio siento claustrofilia.
P: A pesar del tiempo transcurrido desde que rodó por última vez, su última pe­lícula está llena de huellas de otras ­películas suyas.
R: Ummm… Es probable. Pero no a propósito. ¿En qué piensa?
P: Ya hemos hablado de los lugares cerrados, pero también está el baile de los protagonistas.
R: ¿El baile entre hermano y hermana? Sí, tal vez. Es una especie de catarsis
. En ese momento, allí, en el trastero del sótano, yo veo que florece el amor entre ellos y que lo aceptan. Es el momento en que se rinden y aceptan amarse. 
Me he reído porque algún amigo, algo decepcionado, me ha dicho: “Yo esperaba que sucediese alguna cosa erótica”. No. El amor entre hermano y hermana puede ser también erótico, naturalmente, pero aquí no me interesaba esa vía.
 Me interesaba más la otra experiencia, la de llegar a la liberación a través de un trastero oscuro.
 La ayuda que él, un chico de 14 años, es capaz de prestar a su hermana, 10 años mayor, drogadicta, para ayudarla a salir del síndrome de abstinencia. Él le acompaña, e incluso va a robar los somníferos de su abuela. Y allí él está creciendo.
P: ¿Los jóvenes de hoy piensan todavía que es posible cambiar el mundo como aquellos de hace 30 o 40 años?
R: No lo sé. Lamentablemente no tengo hijos. Veo solo a los hijos de los amigos. Yo viví una época extraordinaria. Desde niño ya crecí en la leyenda de la resistencia –yo soy de Parma, los partisanos, los comunistas…–, y después me encontré con esa onda maravillosa de los años sesenta, del 68, que ha sido después muy criticada, olvidada incluso.
 Pero para mí el 68 –que duró hasta la década de los ochenta– sigue siendo muy importante: fue el último momento en que, a través de los jóvenes, la gran comunidad internacional soñó con cambiar el mundo.
 Y de allí partió de alguna manera el nuevo modelo de sociedad.
 Después del 68, por ejemplo, las mujeres lograron mucho más espacio y comenzaron a ser conscientes de su papel en la sociedad… Hoy no sé si los jóvenes conservan ese espíritu.
P: Ahora, al menos, las calles vuelven a estar llenas de gente que busca una salida. Tal vez haya algo en el ambiente parecido a aquella época.
R: Yo miro mucho al presente. Miro sin estar presente. Veo muchas cosas. 
Y lo que siento es que el cambio ha sido muy fuerte, pero no nos hemos dado cuenta. Se nota en todo. Incluso en la actitud que se tiene al juzgar una película. Nuestra generación tenía una actitud muy diferente.
P: ¿En qué sentido?
R: Tal vez porque no teníamos esa especie de bombardeo constante de imágenes. Y que de alguna manera empobrecen la sorpresa de una película. Cuando yo tenía 15 años, se hablaba de un chino y se pensaba en los chinos que había dentro de las novelas de aventuras.
 Fíjate: yo estaba tan fascinado por el misterio de los chinos que fui a China a hacer El último emperador Ja, ja, ja. Pero ahora todo se ha globalizado y desmitificado. Hay cosas cercanas que estaban en el fondo del tabú.
P: Hablando de tabúes, a principios de los setenta, después de rodar El último tango en París, usted perdió el derecho de voto por ofensa al pudor.
 Fue condenado en Italia, y también lo fue Marlon Brando. ¿Aquellos tabúes cayeron del todo o están todavía en pie, sobre todo en Italia, donde la presencia del Vaticano es muy fuerte?
R: Hace 40 años, los jueces condenaron la película, al autor, a los actores, al productor con penas que incluían la prisión, pero al final nos dieron la condicional y no tuvimos que ir. Pero sí nos quitaron los derechos civiles.
 Yo no pude votar durante cinco años. Para mí supuso una herida.
 Tenga en cuenta que fue a mitad de los años sesenta, era justo cuando estábamos más politizados, cuando rodé Novecento. No sé. A pesar de las expresiones multitudinarias de fe, el modo de ser religioso de los italianos es, digámoslo así, muy cómodo.
 Las iglesias están vacías, a los seminarios solo van los jóvenes que vienen de países en vías de desarrollo. El hecho de haber elegido a Francisco ha sido una gran jugada de astucia por parte del Vaticano.
 Porque la Iglesia vive unos momentos difíciles, la presión de quienes quieren que los curas se casen, los casos de pederastia. ¿No crees que si los curas pudieran casarse no disminuiría el problema? ¿Tú eres católico…? Yo no puedo decir que no soy católico. Porque he nacido en este país, somos de procedencia católica. Y sobre la presión de la Iglesia, qué decir…
 Los romanos, dada la cercanía del Vaticano, han encontrado un modo inteligente de convivir.
P: ¿Cómo ve la actual situación de Italia?
R: Después de las elecciones generales, me ha dado la impresión de estar asistiendo al suicidio del centroizquierda. 
Me parece que el Partido Democrático (PD) ha puesto en escena un gran suicidio. Y ni siquiera romántico. Estamos viviendo un momento más fuerte incluso que cuando el Partido Comunista Italiano (PCI) se fue despojando del nombre para convertirse en el Partido Democrático.
 Lo de ahora es un suicidio. ¿Qué error han cometido? No lo sé. Se puede hablar de una mutación casi.
 En cualquier caso, durante mi ya larga vida he visto y vivido situaciones que parecía imposible que sucedieran. Tal vez por eso mi generación, e incluso las generaciones más jóvenes, somos incapaces de leer bien lo que sucede.
 Analizamos siempre lo que sucede con una óptica un poco… anticuada.

El cineasta Bernardo Bertolucci. / ALESSANDRO DOBICI
P: Tal vez esa óptica pueda servir de referencia para entender que está sucediendo en Italia, en Europa en su conjunto, un empobrecimiento general, una pérdida de algunos derechos alcanzados
. Hace unas semanas, Soledad Gallego-Díaz escribía en EL PAÍS que “la normalidad” en Grecia incluye que un 10% de los niños sufran inseguridad alimentaria y que Amanecer Dorado envíe al hospital a seis inmigrantes diariamente. Y decía: “El jueves, como en Novecento, un capataz disparó contra jornaleros inmigrantes que reclamaban salarios atrasados”.
R: ¿En Grecia? ¿Y lo comparó con Novecento? Sí, ciertamente hay una alarma social de la que no se habla lo suficiente porque se tiene miedo. Yo no sería capaz de condenar a un padre que roba para dar de comer a sus hijos. Creo que pueden darse situaciones dramáticas.
P: En Parma, su ciudad, escenario también de Antes de la revolución (1964), se produjo el primer éxito electoral de Beppe Grillo, que precisamente es quien ha capitalizado la indignación que provocan esas situaciones tan dramáticas. ¿Qué piensa del Movimiento 5 Estrellas?
R: A pesar de haber nacido de la improvisación, y de sufrir de esta improvisación, Beppe Grillo ha logrado mostrarse como el representante alternativo de una Italia que ya no soporta la corrupción.
 Es un cómico, un hombre de teatro, y sabe cómo atrapar a la gente. Lo he visto el año pasado en sus mítines. Desde el escenario decía: “PDL [el partido de Silvio Berlusconi], vaffanculo, PD vaffanculo”. Y luego decía: no somos un partido, somos un movimiento
. Hay alguna cosa que no me disgusta, la crítica a la liturgia política.
 Pero, por otra parte, perdona, Beppe, si no sois un partido, ¿qué sois? ¿Tú? ¿Solo tú y alrededor toda Italia adorándote…? No, sin partido no se puede gestionar la sociedad en la que estamos habituados a vivir. No quiero un líder único. He sido educado para amar las diferencias, los distintos.
P: En los últimos tiempos, en Italia se ha vuelto a hablar de Tangentopoli, aquella extensa red de corrupción que acabó con la Primera República. Dos décadas después, da la impresión de que estamos en las mismas…
R: En aquel momento, yo me decía: Italia no debe perder esta oportunidad. 
No solo por los 200 o 300 involucrados en el proceso de Manos Limpias.
 Aquello era solo la parte visible del iceberg. El problema es que aquí todos estamos en esa mentalidad. En Italia somos muy poco respetuosos con las reglas.
 A veces los italianos hasta nos vanagloriamos de no haber respetado las reglas. Viviendo mucho tiempo fuera, por ejemplo en Inglaterra, me he dado cuenta de que la gente respeta las reglas, y cuando uno no las respeta, los otros le llaman la atención. 
En Italia hay otra mentalidad. Por eso digo que los italianos no aprovecharon la experiencia de Tangentopoli para hacer examen de conciencia
. El ejemplo es que durante los 20 años que siguieron al proceso Manos Limpias votaron a Berlusconi.
P: Y todavía le siguen votando…
R: Sí, todavía. En las últimas elecciones generales no lo ha hecho nada mal. ¿Qué se puede decir ante esto? Tal vez se pueda decir: “Ah, sí, antes ya habían votado a Mussolini”.
 Hay en el alma de los italianos la búsqueda de una figura autoritaria. Es justo aquello contra lo que me enseñaron a luchar desde niño.
P: Cómo influyó su padre, Attilio Bertolucci, un poeta muy querido, en su vocación.
R: Nada más empecé a leer, supe que mi padre escribía poesía. Y leí una poesía que se llama La rosa blanca, que dice: “Cogeré para ti / la última rosa del jardín, / la rosa blanca que florece / en las primeras nieblas. / Las ávidas abejas la han visitado / hasta ayer, / pero es tan dulce aún / que hace temblar. / Es un retrato tuyo a treinta años / un poco desmemoriada, / como tú serás entonces”. Leí aquella poesía y salí al jardín, y allí, al fondo, estaba la rosa blanca. No tuve necesidad de ir más lejos. Entendí enseguida que la poesía de mi padre estaba hecha con aquello que tenía alrededor. Es como si él me hubiese enseñado a buscar la poesía en todo. En todo.
 También donde no te lo esperas. Esta es la cosa más importante. Escribí poesía, pero decidí no continuar porque él era demasiado bueno y no podía ganarle.
 Así que cambié de oficio. Fue él, de alguna manera, quien me orientó hacia el cine…
 Con el cine, también yo busco la poesía.

 

1 jul 2013

La moda prefiere esqueletos

La industria no ceja en utilizar modelos muy delgadas o en retocarlas para que lo parezcan

El modelo de belleza, inalcanzable para la mayoría, puede favorecer trastornos alimentarios

Las iniciativas públicas para regular el ideal quedan en vano.

CIBELES, ANTES Y DESPUÉS DE FIJAR UN PESO MÍNIMO A la izquierda, una modelo en la pasarela de 2004. A la derecha, una maniquí en el desfile de 2006. / B. PÉREZ / R. GUTIÉRREZ

El estampado de lunares engorda, lo sabe todo aquel que haya tenido que disimular unos kilos de más.
 Se presenta difícil, por tanto, parecer un saco de huesos enfundada en un traje de falda y chaqueta con unos lunares azules como puños. Pero en la última campaña de Marni para H&M, la modelo francesa Aymeline Valade no era otra cosa que un saco de huesos con el traje de lunares de la firma de lujo italiana.
 La imagen escuálida y poco saludable de Valade fue objeto de encendidas críticas, sobre todo en Inglaterra, donde se cargó contra la marca por fomentar la anorexia al presentar la imagen de una joven de “aspecto decrépito”.
 “No siempre hemos hecho lo correcto. Algunas de nuestras modelos eran demasiado delgadas”, reconoció hace unas semanas Karl-Johan Persson, consejero delegado de H&M. La disculpa del CEO ha reabierto el debate: la pregunta, en boca de muchos, es si la moda promueve un ideal de belleza, inalcanzable para la mayoría, que puede favorecer trastornos alimentarios.
 Y si estamos dispuestos a aceptarlo.
H&M ha pedido disculpas por la imagen escuálida de algunas maniquís
El sector se defiende como gato panza arriba, y alega, entre otras cosas, que también ensalza a mujeres reales. De tiempo en tiempo aparecen campañas protagonizadas por modelos con curvas, pero no pasan de lo anecdótico
. Lo que se lleva, queramos o no, es lucir el esqueleto.
El asunto es incómodo, molesto para la industria
. Prueba de ello es que muchos de los contactados para este reportaje solo han accedido a contestar por medio de un cuestionario escrito. “No queremos malentendidos”, se han justificado algunos.
La propia marca sueca H&M ha respondido a las preguntas de este periódico sobre las polémicas imágenes también por escrito. “No se buscaba mostrar un ideal específico, sino una imagen inspiradora y positiva”, defienden en la cadena de ropa lejos del mea culpa entonado por el consejero delegado, aunque añaden que siempre están abiertos “a críticas constructivas y sugerencias de mejora”.
La modelo francesa Aymeline Valade en la campaña de H&M.
El problema no es solo de H&M, que además parece tratar de enmendar el error con su nueva campaña de verano protagonizada por la curvilínea Beyoncé.
  La voluptuosa cantante, sin embargo, no deja de ser una excepción entre catálogos de bikinis de chicas flacas. ¿Falta carne en las modelos que vemos en las pasarelas o la publicidad?
 Modesto Lomba, que además habla como presidente de la Asociación de Creadores de Moda de España, echa balones fuera. “Las personas delgadas no son algo artificial, están en la naturaleza.
 En nuestra cultura occidental el problema está en la obesidad”, sostiene el diseñador por escrito.
“No es cierto que la extrema delgadez y la búsqueda permanente de juventud sean los modelos de belleza”, discrepa Lomba. El fotógrafo gallego Manuel Outumuro, al que llaman el Richard Avedon español, con más de dos décadas de fotografía de moda a sus espaldas, se aviene, sin embargo, a admitir que la esbeltez es la pauta. “Una modelo tiene que ser delgada porque el traje sienta mejor.
 De igual forma que un jugador de basket, ha de ser alto y un luchador de sumo, gordo”. Ahora bien, Outumuro ve injustas las críticas. “Se las demoniza de forma excesiva. Nadie carga contra Fernando Alonso por dar mal ejemplo al conducir su coche a tanta velocidad”.
Diseñadores, marcas comerciales, fotógrafos o revistas seleccionan a las chicas. ¿Configuran ellos el canon de belleza? “El modelo está impuesto por el mercado. Es un problema de toda la sociedad”, argumenta Ignacio de Aysa, directivo de la agencia de modelos Traffic, que ha representado a tops como Alejandra Alonso, Marina Pérez o Eugenia Silva
. De Aysa reconoce que hay clientes que han rechazado a algunas de sus modelos por no ser suficientemente delgadas y que el retoque fotográfico es una práctica habitual.
 La carrera de una maniquí, explica el representante de varias de las supermodelos españolas, comienza en torno a los 16 años, y alcanza su punto álgido con 18 o 19 años.
 El ideal de belleza para todas las mujeres lo encarnan chicas con la pubertad recién finalizada.
Modesto Lomba, diseñador: "El verdadero problema es la obesidad"
La industria se resiste a admitir su responsabilidad en la promoción de un modelo determinado.
 “Las revistas de moda pueden influir en los hábitos y la percepción que tienen sus lectoras, pero hablar de responsabilidad me parece sobrevalorar su papel”, defiende la directora de Vogue España, Yolanda Sacristán.
El mercado las quiere esbeltas pero, ¿por qué? ¿Es una moda arbitraria?, ¿podría preferirlas gruesas? “Para los diseñadores es más fácil trabajar con ese tipo de cuerpo porque no les obstaculiza, es como una percha. Pero ellos también están influidos por la sociedad.
Quieren vestir el éxito, y el éxito hoy está vinculado a la delgadez”, reflexiona Laura Eceiza, socióloga de moda en la Escuela de Diseño IADE. “La esbeltez refleja disciplina, control sobre el cuerpo. Por eso una persona gruesa no está bien vista, porque revela descontrol”.
Pero la sociedad pide lo que algunos quieren que pida, opinan otros expertos.
“La demanda viene determinada por lo que es moda.
Y lo que es moda es resultado del papel de los trend setters (creadores de tendencias), que eligen lo que se produce y marcan un estándar. Los demás, nos ajustamos o no”, arguye Joan Costa-Font, profesor de Economía Política de la London School of Economics y coautor de un estudio que concluyó que la presión social es determinante para explicar la anorexia, o lo que es lo mismo, que las modelos escuálidas influyen en los casos de trastornos alimentarios.
 El trabajo analizó los factores que llevaron a sufrir anorexia a unas 8.000 europeas enfermas.
 “Las mujeres se enfrentan al conflicto de tener que elegir entre adecuarse al estándar de belleza o mantener un estado de salud adecuado”, explica el profesor. “En una persona sin un trastorno alimentario, la elección tiende a ser mantener su estado de salud. Pero las mujeres anoréxicas padecen dismorfia, una percepción sesgada de su cuerpo, y ponen en riesgo su salud, ya que están dispuestas a sacrificar su salud futura con una aparente mayor certidumbre de tener un cuerpo más parecido al ideal”.
El ideal para todas las mujeres
lo encarnan chicas
de 18 y 19 años
El problema no es menor. La anorexia es una enfermedad mental grave que afecta fundamentalmente a las mujeres —son el 90-95% de las personas que la sufren— y jóvenes —la edad más frecuente en la que se enferma es entre los 12 y los 17 —, según datos de la Federación Española de Asociaciones de Lucha contra la Anorexia y la Bulimia nerviosas.
 El 6% de ellas muere. No existen datos oficiales de afectados en España, porque el Ministerio de Sanidad no los centraliza. Los últimos estudios hablan de entre un 5% y un 6% de enfermos.
Los expertos advierten, sin embargo, de que no debe vincularse bajo peso a enfermedad.
“La anorexia es un trastorno multifactorial, no se sufre por estar muy delgado”, alerta Susana Monereo, jefa de Endocrinología del Hospital de Getafe (Madrid). “Los trastornos alimentarios, que son muchos antes de la anorexia, aparecen en los que no tienen esa constitución y luchan por alcanzar el ideal”, explica la doctora.
Monereo es además la encargada de controlar que las modelos que participan en la Pasarela Cibeles de Madrid cumplan con el peso mínimo exigido por la organización, una insólita y pionera medida que empezó a aplicarse en 2006 en el desfile madrileño.
 La doctora pesa a las chicas y comprueba que superen un Índice de Masa Corporal (IMC) de 18 (el resultado de dividir la altura entre el peso al cuadrado). Para una modelo de 1,80 metros de estatura, el mínimo es un peso de 59 kilos.
“El primer año rechazamos a 16 modelos por no cumplirlo, unas cuantas de ellas con un IMC de 16, que es un estándar con el que se ingresa a muchas chicas por anorexia”, recuerda Monereo. La endocrina cuenta que las modelos utilizan trucos para tratar de engañar a la báscula, como atiborrarse de agua. “Descubrimos a alguna con un cinturón lleno de pesos, por eso ahora las pesamos en batín, para que no puedan esconder nada”. A pesar de todo, las chicas que desfilan ahora en Cibeles tienen “como cinco o seis kilos más que las de antes”, estima la doctora
. Un vistazo a las pasarelas anteriores a la del 2006 confirma la apreciación de la endocrina.
 Imágenes como la de la modelo etíope Liya Kabede, por ejemplo, que cerró el desfile de Modesto Lomba en 2004 siendo todo clavículas, han dado paso a otro tipo de figuras: siguen siendo sílfides, pero de aspecto más saludable.
"¿Son responsables las revistas? Es es sobrevalorarlas", dice la directora de  'Vogue'
En paralelo a la medida de Cibeles, los empresarios de moda y el Ministerio de Sanidad firmaron en 2006 un acuerdo para unificar las tallas con el fin de luchar contra la anorexia.
 El Gobierno gastó en torno a un millón de euros en un estudio antropométrico de las mujeres españolas, que concluyó que la estatura media es 1,62 y el peso 57 kilos, pero la homogeneización de las tallas, siete años después, no se ha realizado.
 “A las firmas no les interesa o no les da la gana”, lamenta Juana Martín, presidenta de la Asociación en Defensa de la Atención a la Anorexia Nerviosa y Bulimia. Sanidad asegura que el asunto se estudia ahora en Europa, en el marco de un grupo técnico, el Comité Europeo de Normalización.
No hay plazo previsto de resultados.
La tendencia de lucir huesos, por cierto, no ha existido siempre.
 “La moda siempre es una reacción a la tendencia anterior”, aclara Carlos Primo, profesor de Historia de la Moda en IADE. “Como la mujer garçon de los años veinte, que reacciona a los corsés y polisones del Romanticismo, la extrema delgadez o el heroin chic (el chic de la heroína) encarnado por la modelo Kate Moss de principios de los noventa es una reacción a las supermodelos de los ochenta, mujeres con curvas como Claudia Schiffer o Naomi Campbell”.
 Desde los noventa arrastramos la esbeltez, más o menos intensa.
La presión social
es determinante para la anorexia,
según un estudio
El debate se sitúa entonces en si se debe o no legislar la belleza. “En España se hicieron cosas, como lo de Cibeles, pero ya se ha bajado la guardia”, opina Martín. Israel, por ejemplo, ha dado un paso al frente. El Parlamento israelí aprobó el año pasado una ley que prohíbe a los anunciantes modelos excesivamente escuálidos
. En la iniciativa privada, las 19 cabeceras de Vogue han suscrito lo que han llamado The Health Iniciative (Iniciativa por la salud) en la que han acordado trabajar con modelos mayores de 17 años “con una imagen sana”. La directora de la revista en España reconoce, sin embargo, que se siguen encontrando dificultades para llevarla a la práctica.
“A veces es difícil elegir modelos con formas porque las colecciones de prensa se hacen aún en talla pequeña. En alguna ocasión nos hemos encontrado con una modelo con más curvas a la que no le cabía la ropa”.
“Esta es una lucha perdida”, suelta, amarga, la presidenta de la asociación contra la anorexia.
Las opciones están sobre la mesa. Se puede regular un modelo de belleza saludable.
 O esperar a que la moda reaccione y tal vez se imponga, por casualidad, el ideal contrario al esquelético.

 

Las fresas ensangrentadas de Grecia

La zona donde tres capataces dispararon contra 150 jornaleros, expone la creciente xenofobia y explotación de sin papeles.

En los campos de Nea Manolada el aire huele a fresas.
 En primavera, brotan como rubíes y al recogerlas tiñen los dedos de un color púrpura que cuando se seca, mezclado a la tierra, parece sangre
. Es el oro rojo de esta zona de Grecia que exporta la mayor parte de la producción al norte de Europa
. Un modelo productivo que, en 2011, cuando la crisis ya azotaba al país, el entonces primer ministro Yorgos Papandreu celebró como un éxito merecedor de ser imitado.
 Muchos recordaron aquel discurso cuando el 17 de abril saltó la noticia de que, en una de las explotaciones, tres capataces habían disparado contra 150 jornaleros, en su mayoría bangladesíes, que protestaban porque llevaban meses sin cobrar.
 El suceso dejó 35 heridos y es el más grave de una serie de abusos que se esconden detrás de este milagro económico.
La ola de indignación que se desató tras el tiroteo se convirtió en un boicoteo que durante unas semanas hizo temer por la campaña de recogida.
 Dos meses después, casi todos los 150 inmigrantes han vuelto a trabajar en los campos. Los invernaderos van a toda marcha, salvo los del empresario para el que trabajaban los tres autores del ataque, detenido junto a ellos.
Nur Islam tiene 26 años
. Durante horas se queda agachado para recoger los frutos, seleccionarlos según el tamaño y colocarlos en contenedores alineados en las típicas cajas de madera. Cinco kilos por caja, 20 cajas cada día.
 “Aquí no tenemos trabajo. Esto da muy poco dinero y no puedo mandar nada en Bangladesh”, dice Nur. 22 euros por entre siete y ocho horas de trabajo es lo que le han prometido a estos inmigrantes
. A tres euros la hora. Para la mayoría, sin contrato y sin permiso de residencia, la única garantía de cobrar es la palabra dada.
Más que el dinero, lo que ahora preocupa a estos trabajadores es tener un documento que les permita sustraerse a los muchos chantajes que su condición de ilegales conlleva.
 Sin documentación, la única ley es la del miedo.
“Es una jungla donde se viola cualquier tipo de norma. Nosotros estamos intentando proteger a las personas más vulnerables”, comenta Vassilis Kerasiotis, abogado del Consejo griego para los Refugiados (CGR), la ONG que se está encargando de su asistencia legal. El Gobierno ha concedido a los 35 heridos un permiso de estancia hasta que acabe el juicio
. El CGR quiere que lo obtengan los 150 presentes en el tiroteo y que se reconozca la matriz racista del delito, como parte de la violencia contra los inmigrantes que se ha recrudecido en estos años.
Los jornaleros que intentaron rebelarse siguen en el campamento en las tierras del empresario detenido. Viven amontonados en unas chabolas hechas de cartones, viejas mantas y lonas de plástico donde duermen hasta 25 personas.
 En el interior, han dispuestos sus lechos, pegados los unos a los otros.
 La única separación la marca el color de las sábanas. Apenas sale el sol, empieza a hacer un calor pegajoso en el que las moscas revolotean a sus anchas.
 Uno de los heridos en el tiroteo enseña la pierna derecha llena de pequeños bultos. Son los puntos por donde entraron los perdigones. La mayoría se los han sacado, pero no todos. Los cartuchos que los capataces usaron eran del tipo que se utiliza en la caza de aves pequeñas.
“El problema es que este sujeto no ha pagado a la gente”, dice el dueño del único quiosco de este pueblo de 2.000 vecinos registrados y miles de inmigrantes (según Amnistía Internacional, al menos 5.000 trabajan en la zona).
 Al quiosquero le parece una vergüenza que el Gobierno no dé papeles a estos trabajadores.
 “Él [el empresario detenido] llegó hace cuatro años y quería encontrar la forma de no pagar
. Antes el sistema en Manolada funcionaba”, cuenta. No menciona el escándalo que se montó en 2008 cuando algunos periodistas, luego objeto de amenazas, empezaron a describir las condiciones de trabajo en la región.
 Ni el caso, denunciado el año pasado, de un ciudadano egipcio que tras recibir una paliza fue arrastrado un kilómetro por un coche.
Tras el tiroteo, el ministro de Orden Público, Nikos Dendias, admitió que el Estado no siempre había estado presente en la región y prometió mano dura y reformas
. Mientras tanto, Nea Manolada ha vuelto a la normalidad. En el establecimiento de apuestas algunos inmigrantes juegan al Kino, un boleto parecido a la Primitiva.
 “A veces algunos han ganado 50 euros”, explica uno de ellos
. A los demás, sumidos en la miseria de sus pobres refugios, no les ha tocado ninguna lotería.

 

Dimiten dos altos cargos del Banco Vaticano

La renuncia del director y el subdirector de la entidad bancaria sigue al arresto de un prelado.

 

El cardenal Raffaele Farina, presidente de la comisión papal para revisar las actividades del IOR. / F. ORIGLIA (GETTY)

El director y el subdirector del Instituto para las Obras de Religión (IOR), el llamado Banco Vaticano, han dimitido de sus cargos, según un comunicado emitido este lunes por la entidad.
 La renuncia de Paolo Cipriani y Massimo Tulli, segundo y tercero en importancia en la jerarquía de la entidad, respectivamente, se produce tras la detención el viernes de Nunzio Scarano, sacerdote y contable de la entidad, conocido como Monseñor 500, por su afición a los billetes de banco de alta denominación.
El comunicado también señala que el presidente del banco, Ernst von Freyberg, será el director interino, y anuncia la creación de un nuevo cargo, el de director de riesgos, para homologar a la entidad vaticana con las regulaciones internacionales.
En lo que representa un nuevo golpe a la ya de por si debilitada reputación del banco vaticano, Scarano, de 61 años, fue detenido junto a Giovanni Zito, un agente de los servicios secretos, y Giovanni Carenzio, un broker imputado por un tribunal de Las Palmas de Gran Canaria por supuestamente estafar alrededor de 20 millones de euros a varias familias de la oligarquía local.
Los tres están acusados de conspirar para traer de Suiza 20 millones de euros en un avión privado para su distribución en la ciudad sureña de Salerno.
 Scarano está siendo investigado por un juzgado de esta ciudad por supuesto lavado de dinero.
Estas dimisiones se producen días después de que el papa Francisco haya creado una comisión, con el cardenal Raffaele Farina a la cabeza, para efectuar una limpieza a fondo de la entidad, plagada de escándalos desde hace décadas
. El más notorio, en 1982, cuando Roberto Calvi, un banquero italiano próximo a la entidad, fue encontrado ahorcado bajo el puente de Blackfriars, en Londres
. Un tribunal decidió que se trataba de un asesinato, pero el crimen nunca ha sido resuelto.Y "alguien" dijo Mi Reino no es de este Mundo.....qué es lo que no entienden?