Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

19 jun 2013

Ruth Ortiz se afana en desmontar la imagen de buen padre y marido de Bretón

La madre de los pequeños asegura que su exmarido nunca fue cariñoso con los niños

Califica a su expareja como una persona muy rencorosa y controladora.

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La declaración de Ruth Ortiz en el tribunal que juzga a su exmarido por el asesinato de los hijos de ambos, Ruth y José, fue la de una mujer acosada por el maltrato que decide separarse y, al poco tiempo, se encuentra con la peor de las tragedias: él se ha tomado venganza utilizando para ello a los niños.
 “El último mes juntos yo estaba anulada, era como un robot”, dijo ayer en la Audiencia de Córdoba. “Sabía que la separación iba a ser difícil”, “que me iba a hacer la vida imposible y que utilizaría a los niños para eso”, aseguró.
“Qué quieres que te diga, se me han perdido”, le dijo el acusado al teléfono
La mujer se mostró entera casi en todo momento. Solicitó declarar tras un biombo que ocultara a José Bretón.
 Este permaneció sentado, esposado por primera vez en la sala.
 La voz de ella solo se quebró en algún instante, cuando rememoró la última vez que vio a los niños, de dos y seis años, en el otoño de 2011, y cuando explicó que tomó la decisión de permitir que su exmarido pasase fines de semana alternos con ellos
. “Ahora me doy cuenta de que vivía con un asesino en potencia”, dijo.
La declaración de Ruth Ortiz desbarató ayer la imagen que el día anterior ofreció Bretón de un hombre amante de su familia. “Él nunca era cariñoso con sus hijos. Recuerdo uno de los últimos días de El Portil [donde vivió la pareja en Huelva antes de la separación] en el que él rechazó con desprecio a su hija y la bajó bruscamente de sus rodillas. Otra vez, le dio una torta en la boca a José por no comer. Yo le dije que no lo hiciera más”, recordó Ruth.
 “En El Portil empecé a tener miedo real de él. Sabía que era vengativo.
 Le tenía miedo, no sabía a qué, pero empecé a intuir la maldad que tenía”.
Ortiz: “Solo me decía que por qué no pegábamos carteles juntos”
Mientras la relación de la pareja se deterioraba, Bretón se volvió completamente “rígido, obsesivo y controlador con los niños”, contó la madre.
“Los niños, al final, le temían. No les dejaba comportarse como niños. Les veía como una carga en nuestra relación”. Ortiz tampoco contempla —“jamás, eso jamás”— que el hombre perdiera a los niños, dado el control y la rigidez con que se conducía con ellos.
Un testigo declaró que a los pequeños “no los cogía de la mano, los cogía por las muñecas”.
Ortiz recordó una de las pocas visitas que hizo a Bretón en la cárcel para tratar de arrancarle la verdad, uno de los episodios más dolorosos para ella.
 “Me dijo que con quien sea que estuviesen los niños, no iban a estar como con él o conmigo. Pero que, desde luego, con quien mejor estarían los niños era con él”, relató la madre. Bretón se mantenía terriblemente tranquilo en esos encuentros.
 Igual que cuando la llamó, en la madrugada del 9 de octubre, para confirmarle que sus hijos habían desaparecido. “Qué quieres que te diga, se me han perdido los niños. Me ha tocado a mí”, le dijo.
“Estaba supertranquilo”, apuntó ayer la madre. La única obsesión de Bretón parecía ser que Ruth se reuniera con él. “Ahora tendrás que venir a Córdoba”, me dijo.
“Yo era incapaz de pensar en nada, solo pensaba que no volvería a ver a mis hijos”. La pareja mantuvo fugaces conversaciones más adelante
. En ellas, Ruth le rogó, le gritó a Bretón que le devolviese a sus hijos. “Pero él solo me decía que por qué no dábamos una rueda de prensa juntos, o por qué no íbamos juntos a una manifestación. O por qué no pegábamos juntos carteles de los niños”.

“Es la última vez que los ves”

M.J.A
La abuela de los niños Ruth y José, Obdulia Ramos, no pudo evitar ayer echar un vistazo tras el biombo que ocultaba a José Bretón, quien fue su yerno durante unos años. Ahora se le acusa de asesinar a los dos niños el 8 de octubre de 2011, en Córdoba
. En su intervención, la abuela no pudo contenerse y rompió en lágrimas cuando habló de sus “tesoros”, como llamaba a los pequeños, con los que solo pudo estar dos y seis años.
Ramos recordó la última vez que vio a los niños, el 7 de octubre, un día antes de desaparecer
. Entonces, su hija y los niños vivían en su casa, en Huelva. Bretón fue allí a recoger a los críos para que pasaran el fin de semana con él. Se los iba a llevar en coche a Córdoba
. La abuela asegura que escuchó al acusado murmurar algo terrible cuando montaba a sus hijos en las sillitas y se disponía a marchar. “Es la última vez que los ves, es la última vez que vienen”, declaró ayer la mujer ante el juez.
“Le di un beso a mi niña. Adiós corazón. Mi niña era mi tesoro. Al hermanito lo llamaba tesorín”, contó la abuela, gesticulando la despedida como si tuviese delante a los niños. “Desde la ventana, el niño seguía tirándome besos. Adiós, tesorín. Es la última vez que vi a mis niños”. La mujer rompió a llorar y pidió perdón.
Sobre su relación con el procesado, Ramos afirmó que era “cordial y normal”, aunque “se deterioró” cuando el matrimonio se fue a Huelva a vivir, si bien admitió que él “nunca” discutió con ella.
Pese a ese deterioro de la pareja, aseguró que “jamás” animó a su hija a “que se separara”.
Y su hija también había tomado la decisión de no hablarles mal a los niños del padre.

 

Cómo preparar una buena cena de San Juan sin complicaciones Por: Mikel López Iturriaga | 19 de junio de 2013

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Sálvame del luxe / VICENS GIMÉNEZ
Se acerca la noche más corta del año y -con permiso de Nochevieja- seguramente la que deja la resaca más larga.
 Como ya nos conocemos, y sé que mis consejos-vendo-que-para-mí-no-tengo a favor de la sobriedad caen en saco roto ante vuestra sordera-ceguera temporal, la entrada de hoy tratará de minimizar las consecuencias con una buena cena de San Juan para hacer colchón.
Como sabemos lo que es ser anfitriones y volverse loco sin poder sentarte a la mesa hasta terminados los postres, hemos seleccionado una serie de platos bastante sencillos y que se pueden servir fríos o del tiempo. Si repartes un poco las responsabilidades (por ejemplo, si tú cocinas deja que tus invitados se encarguen del pan, el vino, los copazos, postre o de traer una tabla de quesos) todo será más llevadero
. Y no te preocupes si sobra algo, seguramente durante la noche -o al volver a casa- habrá quien arrase con lo que quede: el olor de la tortilla de patatas por la mañana suele gustar más que el del napalm al teniente coronel Bill Kilgore.

APERITIVOS Y ENTRANTES
Algo que no puede faltar en ninguna cena fría son las aceitunas, y si las aliñas tú mismo el éxito está asegurado
. Aquí podéis encontrar cuatro maneras de preparar aceitunas manzanilla, negras, rellenas de anchoa y gordal que no dejaran indiferentes a nadie.
 Otra de las ventajas que tienen es que se pueden preparar con bastante antelación, así que cuando llegue la hora de servirlas ya ni te acordarás del esfuerzo.
Los untables o "mojables" (por no llamarlos dips) también son una opción a tener en cuenta, porque cuesta casi el mismo esfuerzo preparar para dos que para 20, y solo hay que buscar un bol bonito y unos palitos de pan, regañás o bastones de verduras para que cada uno se vaya sirviendo.
 Para darle un aire moruno al asunto, podéis preparar hummus y baba ganush y muhammara con ensalada servida sobre triángulos de pan de pita.
 Si queréis un menú con airecillo de América del Sur, un paté de tomates secos y aceitunas y un cebiche de lubina, pulpo y aguacate, acompañados de un pisco sour tradicional o de piña harán muy felices a vuestros comensales.
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¡El cebichito, mamá, el cebichito, mamá! (presunta canción de Georgie Dann). / AINHOA GOMÀ

PLATOS PRINCIPALES
Aunque esta categoría nos haga pensar en platos contundentes, no hay que olvidar que estamos en verano. Así que en vez de ponernos a asar jabalíes en plan Obélix, mejor optemos por cosas más ligeras, como este tartar de atún con remolacha (que se puede servir con tostadas o convertir en una ensalada fría añadiendo bulgur, por ejemplo)
 o unas opciones vegetarianas como la coliflor tostada con pasas
(buenisima)o las minipizzas de brevas al vino con roquefort (aunque las originales eran de higos, admiten esta variación).
Si sufres de lujitis y estás convencido de que una cena especial no es tal si no lleva ingredientes que griten "soy caro" a los cuatro vientos, prueba la medalla de foie con huevo escalfado -puedes tenerlo todo hecho previamente y terminar con un golpe de horno justo antes de servir- o las ostras con vinagreta, acompañadas de un cóctel mimosa
. Y para los invitados que creen que si no hay carne no es una comida como Dios manda (esos que preguntan: ¿y el segundo?), podéis preparar un vitello tonnato o un lomo frío con aceitunas y pimentón.(Aunque no es necesario un segundo)

6a00d8341bfb1653ef017c324b9f5e970b-550wiDonde dije higo, digo breva. / AINHOA GOMÀ 

POSTRES Y BEBIDAS
La bebida reina de las noches de verano tiene nombre de mujer -o algo así-, y se llama michelada (si no podéis conseguir el Clamato, sin él también tiene su gracia). Si sois de los que prefieren el trago corto, un refrescante vodka smash.
 Para los que quieren dejar a sus invitados con el culo torcido, dos propuestas ganadoras de los barman Antonio Naranjo y David Ríos
. Y para los que les toca conducir, un granizado de mango con té matcha.
De postre, la tradición catalana, cada vez más extendida por España, manda tomar coca de San Juan.
 Pero si te quieres hacer el interesante o la moderna, siempre puedes apostar por un flan de dulce de leche (se puede preparar en recipientes más pequeños, o en una flanera grande y compartirlo, porque es más bien contundente) o un pastel de queso sin horno con frutas de temporada.
 A los chocolateros se les hará el bullate pesicola con unos vasitos rápidos de chocolate o unas rocas de chocolate, maíz y peta zetas.
 Después de organizarse para recoger un poco entre todos -no lo dejéis para mañana, que al día siguiente cuesta más quitar las zurrapas de los platos y los churretones de las mesas-, ya solo queda decidir dónde se seguirá la fiesta. Y, sobre todo, mantenerse a salvo de los malditos petardos.
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Su aspecto dice "bébeme" muy fuerte. / AINHOA GOMÀ

Los Sombreros de Ascot......Para todos los gusstos ¿verdad?






Huele a espíritu adolescente... a los 40

Propuesta para hombre de Ann Demeulemeester para este verano.

En 2014 se cumplen 20 años de la muerte de Kurt Cobain.
Y para explotar la nostalgia de esta efeméride, las pasarelas preparan ya la vuelta del grunge en su versión más digestiva.
 El revival del antiestilo que nació en Seattle, en cinco claves.
Quién. En su segunda colección para Saint Laurent Paris, Hedi Slimane volvió a sembrar la discordia al invocar al grunge: vestidos babydoll de apariencia ajada, camisas de franela y mucha rejilla. Para sus peores detractores, como la periodista de The New York Times Cathy Horyn, se trata de una propuesta excesivamente literal, carente de todo interés y que “corta los lazos de una conexión simbólica con el fundador [de la casa francesa], con el buen gusto y el poder femenino”
. Para sus entregados fans, constituye un nuevo hito en la carrera del hombre que revolucionó la silueta masculina al frente de Dior.
“Tengo orgasmos al imaginarme a señoras ricas comprando lo que solíamos vestir. Por fin alguien ha clavado el look”, declaraba Courtney Love, cantante de Hole, y musa indiscutible del grunge.
 Tomadura de pelo o genialidad, la polémica ha vuelto a confirmarse como herramienta publicitaria incontestable.
Y tantas páginas, píxeles y minutos dedicados al órdago de Slimane han terminado dando sus frutos comerciales y convirtiendo en tendencia los pantalones de pijama dos décadas después de que Kurt Cobain, líder de Nirvana, los luciese en la grabación de su disco MTV Unplugged in New York.
Cuándo. Puede que Slimane aportase la gasolina, pero la mecha del advenimiento grunge la encendieron Dries Van Noten, Ann Demeulemeester y 3.1 Philip Lim una temporada antes. Combinaciones de estampados imposibles, superposiciones infinitas y siluetas laxas fueron las claves de sus apuestas para esta primavera-verano
. Aunque el pionero en el arte de poner una etiqueta de lujo a prendas de apariencia ajada fue Marc Jacobs. En 1993 su colección consagrada al “ruido textil” para Perry Ellis le valió el despido como director creativo pero revolucionó el mundo de la moda. Mientras se gestaba, Sonic Youth grabó el vídeo de su single Sugar Kane en el taller de la firma estadounidense
. Chloë Sevigny, entonces becaria de la revista Sassy, aparecía como figurante
. Fue el punto de inflexión en el que el grunge mutó de la industria discográfica a la textil.
Dónde: En Seattle. Antes del lanzamiento en 1991 de Smells like teen spirit, la única efeméride que atesoraba la capital del condado de King era haber sido escenario de la primera huelga general de Estados Unidos en 1919.
Después del single de Nirvana, se convertiría en el epicentro del grunge, el movimiento musical encabezado por Pearl Jam, Soundgarden y Alice in Chains que conmocionaría a una generación.
Una corriente que, en principio, desafiaba el poder de los logos, las multinacionales y los convencionalismos. Y que, sin pretenderlo, implantaría un estilo (entonces antiestilo) que el cine y la pasarela terminarían destilando comercialmente en productos como Solteros (1992) o Reality Bites (1994), y, 20 años después, en abrigos de 6.000 euros.
Por qué: El revival se ha establecido como unidad de medida en la moda. Solo desde 2011 las pasarelas han regurgitado los años veinte, cuarenta, cincuenta, sesenta, setenta y ochenta
. Así que parece inevitable que la única década virgen —los noventa— sea la siguiente en ser deglutida. Justo a tiempo para conmemorar el 20 aniversario de la muerte de Kurt Cobain (el 5 de abril de 1994).
 “El Grunge, el rave y el house son movimientos que, además de volver nostálgicos a los que tenemos 30 ó 40, encajan a la perfección con una tendencia muy fuerte entre los que ahora son adolescentes: el ser punk. Una estética playera pero dejada con la que comparten códigos, como el gusto por las camisetas y sudaderas”, explica Manuel Olarte, la mitad de la firma Isaacymanu que triunfa con sus diseños digitales y que prepara una colección inspirada en el estilo Seattle para el próximo otoño.
 Cómo. En contra de lo que sugieren las propuestas de Slimane, fieles casi de forma notarial al armario de 1992, Olarte considera que el grunge llegará distorsionado a las calles:
 “El contexto no es el mismo. No vuelve la música ni ese sentimiento nihilista de rebelión contra todo lo establecido”.
 Sí lo hace, en su opinión, la melena bicolor (o dip dye) y la querencia por las mezclas más transgresoras: camisones con pieles o chándales con piezas de noche.
 Y por supuesto, la santísima trinidad del grunge: Dc Martens, camisas de cuadros y pantalones caídos.