Sálvame del luxe / VICENS GIMÉNEZ
Se acerca la noche más corta del año y -con permiso de Nochevieja-
seguramente la que deja la resaca más larga.Como ya nos conocemos, y sé que mis consejos-vendo-que-para-mí-no-tengo a favor de la sobriedad caen en saco roto ante vuestra sordera-ceguera temporal, la entrada de hoy tratará de minimizar las consecuencias con una buena cena de San Juan para hacer colchón.
. Y no te preocupes si sobra algo, seguramente durante la noche -o al volver a casa- habrá quien arrase con lo que quede: el olor de la tortilla de patatas por la mañana suele gustar más que el del napalm al teniente coronel Bill Kilgore.
APERITIVOS Y ENTRANTES
Algo que no puede faltar en ninguna cena fría son las
aceitunas, y si las aliñas tú mismo el éxito está asegurado
. Aquí podéis
encontrar cuatro maneras de preparar aceitunas manzanilla, negras, rellenas de anchoa y gordal
que no dejaran indiferentes a nadie.
Otra de las ventajas que tienen es
que se pueden preparar con bastante antelación, así que cuando llegue
la hora de servirlas ya ni te acordarás del esfuerzo.
Los untables o "mojables" (por no llamarlos dips) también
son una opción a tener en cuenta, porque cuesta casi el mismo esfuerzo
preparar para dos que para 20, y solo hay que buscar un bol bonito y
unos palitos de pan, regañás o bastones de verduras para que cada uno se
vaya sirviendo.Para darle un aire moruno al asunto, podéis preparar hummus y baba ganush y muhammara con ensalada servida sobre triángulos de pan de pita.
Si queréis un menú con airecillo de América del Sur, un paté de tomates secos y aceitunas y un cebiche de lubina, pulpo y aguacate, acompañados de un pisco sour tradicional o de piña harán muy felices a vuestros comensales.
¡El cebichito, mamá, el cebichito, mamá! (presunta canción de Georgie Dann). / AINHOA GOMÀ
PLATOS PRINCIPALES
Aunque esta categoría nos haga pensar en platos contundentes, no hay que olvidar que estamos en verano. Así que en vez de ponernos a asar jabalíes en plan Obélix, mejor optemos por cosas más ligeras, como este tartar de atún con remolacha (que se puede servir con tostadas o convertir en una ensalada fría añadiendo bulgur, por ejemplo)
o unas opciones vegetarianas como la coliflor tostada con pasas
(buenisima)o las minipizzas de brevas al vino con roquefort (aunque las originales eran de higos, admiten esta variación).
Si sufres de lujitis y estás convencido de que una cena especial no es tal si no lleva ingredientes que griten "soy caro" a los cuatro vientos, prueba la medalla de foie con huevo escalfado -puedes tenerlo todo hecho previamente y terminar con un golpe de horno justo antes de servir- o las ostras con vinagreta, acompañadas de un cóctel mimosa
. Y para los invitados que creen que si no hay carne no es una comida como Dios manda (esos que preguntan: ¿y el segundo?), podéis preparar un vitello tonnato o un lomo frío con aceitunas y pimentón.(Aunque no es necesario un segundo)
Donde dije higo, digo breva. / AINHOA GOMÀ
POSTRES Y BEBIDAS
La bebida reina de las noches de verano tiene nombre de mujer -o algo así-, y se llama michelada (si no podéis conseguir el Clamato, sin él también tiene su gracia). Si sois de los que prefieren el trago corto, un refrescante vodka smash.
Para los que quieren dejar a sus invitados con el culo torcido, dos propuestas ganadoras de los barman Antonio Naranjo y David Ríos
. Y para los que les toca conducir, un granizado de mango con té matcha.
De postre, la tradición catalana, cada vez más extendida por España, manda tomar coca de San Juan.
Pero si te quieres hacer el interesante o la moderna, siempre puedes apostar por un flan de dulce de leche (se puede preparar en recipientes más pequeños, o en una flanera grande y compartirlo, porque es más bien contundente) o un pastel de queso sin horno con frutas de temporada.
A los chocolateros se les hará el bullate pesicola con unos vasitos rápidos de chocolate o unas rocas de chocolate, maíz y peta zetas.
Después de organizarse para recoger un poco entre todos -no lo dejéis para mañana, que al día siguiente cuesta más quitar las zurrapas de los platos y los churretones de las mesas-, ya solo queda decidir dónde se seguirá la fiesta. Y, sobre todo, mantenerse a salvo de los malditos petardos.