Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

2 jun 2013

Mentiras, dinero, voleibol y un doble asesinato

La policía investiga correos de los gerentes del CAV Murcia por el crimen de los holandeses

La investigación cuenta con un testigo protegido que llevó a la pareja a la casa donde murió.

Evedasto Lifante, el propietario, posa con las jugadoras. Con el dorsal 15, Ingrid Visser. / pepe riquelme

Ingrid Visser tenía dos vidas por delante y un pasado perfecto, inmaculado: el propio de una deportista que había sido 514 veces internacional con la selección holandesa de voleibol
. Recién iniciada su segunda vida había logrado por fin quedarse embarazada. Viajó el día 13 de mayo a Murcia, la ciudad donde compartió algún éxito y vio demasiadas mentiras durante dos años, ya en el ocaso de su carrera.
 Horas después de su llegada fue asesinada.
 Su cuerpo, mutilado y torpemente enterrado, apareció dos semanas después junto al de su pareja. La policía está convencida de que hay un trasfondo económico en este suceso que ha resucitado un entorno de dinero fácil, negocios sin apellido y personajes turbios alrededor de un equipo de voleibol.
El crimen de los holandeses tiene suficientes ingredientes como para ser recordado durante largo tiempo en Murcia. Los bajos fondos de los años de la burbuja salen a relucir detrás de un club de voleibol cuyos éxitos sirvieron para promocionar la región.
Ingrid Visser fue contratada en 2009 para jugar en el CAV Murcia 2005.
 Tenía una experiencia en varios países y había jugado en España en el exitoso Tenerife Marichal, donde se adjudicó la Liga de Campeones en 2004.
 La oferta económica era muy sustanciosa para una deportista que había superado la treintena
. El club de Murcia tenía éxito y, sobre todo, parecía nadar en dinero.
 Era uno de tantos productos nacidos de la burbuja.
El CAV Murcia era un paradigma. Nació en 2005, a golpe de talonario.
 Su propietario, Evedasto Lifante, un hombre sin formación, había probado suerte en uno de los clubes de fútbol de la ciudad, el Ciudad de Murcia.
 En ese club era un secundario y quería protagonismo, así que alguien le recomendó que se marchara al voleibol femenino, un deporte donde hay menos competencia y es sencillo crecer con dinero.
 Primero quiso comprar el club de la ciudad (Club Voleibol Murcia), pero no lo consiguió.
 Sus exigencias eran poco claras, según testigos de aquella negociación: no quería gestionarlo, solo justificar el gasto de elevadas cantidades de dinero.
Compró otra plaza.
El CAV Murcia 2005 nació a golpe de talonario. Un hijo más de la burbuja
Juan Cuenca, en la grada durante un partido del CAV Murcia 2005. / pepe riquelme
Por aquellos años no tan lejanos abundaban los triunfadores salidos de la nada. Toda fortuna repentina estaba justificada. En Murcia, donde más del 60% de los municipios estaban inmersos en casos de corrupción, había costumbre en la materia.
 Lifante era uno de esos casos.
 Posaba para sus primeras entrevistas encima de un Maseratti, fletaba vuelos chárter repletos de vecinos de la localidad de Barinas, compraba un autobús de lujo, hacía comprar todos los boletos de lotería que se vendían en una localidad simplemente porque había soñado que allí tocaría el gordo.
 Su gran éxito fue ser entrevistado en el programa de Andreu Buenafuente. Lifante aseguraba que había comprado esa entrevista.
La prensa celebraba sus excentricidades
. Las autoridades le obsequiaban por los éxitos que traía para la ciudad, entre otras cosas porque se encargaba de recordar que militaba en el PP desde los 14 años.
 Era ya un benefactor, un mecenas. Atrás quedaba un episodio que dio que hablar en Murcia.
 Era propietario de un céntrico bar llamado Pétalos en el que todo el mundo sabía lo que se cocía por dentro, máxime cuando se anunció en los autobuses municipales con la imagen de una mujer desnuda cubierta de flores
. No hacía falta insinuar más.
¿De dónde venían sus ganancias? Afirmaba ser el propietario de una cantera de mármol.
 Y en esos tiempos, mármol, como pariente noble del ladrillo, era sinónimo de mucho dinero.
Mármol. Ahí estaba la presunta fuente de su riqueza.
 Era una asociación coherente. La cuestión es que nunca perteneció a ninguna asociación de empresarios del mármol, como ha podido verificar este periódico
. Nunca le conocieron actividad relevante en ese sector.
 Su cantera estaba situada en la Sierra de Quibas, próxima a la pedanía abanillera de Barinas, donde reside y ha sido alcalde pedáneo, en un entorno que se le conoce como la Palestina murciana por su escasa humedad y los palmerales.
 Su cantera hace décadas que no es explotada.
 Su empresa, Mármoles Sempere, hace años que no está operativa
. Como Yacimientos del Mediterráneo, como tantas otras.
 Los empresarios del sector eran testigos mudos de esa mentira.
El propietario tenía una cantera de mármol sin explotar desde hacía décadas
Lifante necesitaba una mano derecha para gestionar el club de voleibol
. Él quería la fama y una tapadera. Y el hombre elegido fue Juan Cuenca, un hombre joven entonces (28 años), procedente de Valencia y con alguna experiencia en el voleibol.
 Tenía una empresa de eventos (Universal Events) y se declaraba militante de las Nuevas Generaciones del PP valenciano.
 Vestía como un ejecutivo, pelo engominado y aire de galán con su voz seductora. Cualquiera que hubiera preguntado por él en el poco poblado mundo del voleibol femenino habría obtenido sus antecedentes.
 Había dejado un verdadero pufo en un proyecto financiado por la Universidad de Valencia.
 Y otro más en un torneo de voleyplaya. Con ese currículo, Juan Cuenca fue elegido para gestionar el club de voleibol que iba a ser el asombro de España y media Europa.
Juan Cuenca fue quien fichó a Ingrid Visser.
Su modelo de gestión era muy práctico: contrataba jugadoras muy veteranas.
 Deportistas con oficio que pueden dar un par de buenos años a cambio de dinero e imponer su clase en una liga no muy potente como la española. Cuenca negociaba los contratos
. Prometía mucho. Pagar ya era otra cosa.
Visser tenía el salario más alto, superior a los 300.000 euros, y el primer año logró cobrarlo por anticipado. No así el segundo. Como todas las demás compañeras de aquel equipo, se convirtió en acreedora.
 Visser había tenido varias discusiones con Cuenca, según sus excompañeras, porque había salido en defensa de alguna jugadora a la que habían cortado la luz de su apartamento porque el club no pagaba el alquiler
. Jugadoras como Diana Sánchez y Anaebis Fernández, entrenadores como Pascual Saurín o Venancio Costa reconocen impagos y deudas pendientes.
 La mayoría tuvo un mal final con Cuenca. “Sabíamos que nos engañaba, pero no dejaba de prometernos que todo se arreglaría. Tenía facilidad para convencer a la gente”.
 Una de las jugadoras confiesa que en el club estaba mal vista la crítica: “Te insinuaban que tenías que tener cuidado con lo que decías, que Murcia es muy pequeña”. “Cuenca era un mentiroso compulsivo”, añade un exentrenador.
Cuenca era el hombre de Lifante.
 Él ponía las buenas palabras. Y Lifante, que se paseaba por Murcia con un par de escoltas, ponía la pasta. Actuaban coordinados. Lifante ahora niega que usara escoltas a preguntas de este periódico.
 Como reniega de Cuenca, a quien acusa de haberle estafado.
Por esa razón, cuando la policía detiene a Cuenca, todo el mundo se gira hacia Lifante.
Estos dos personajes estaban ya enterrados en el olvido, una vez que en 2011 se disolvió el club.
 Cuanto quedaba de su memoria era un reguero de deudas, embargos, requerimientos de pago y multas
. Es probable que técnicamente sean insolventes.
Juan Cuenca fichó a Visser. “Era un mentiroso compulsivo”
No habrían vuelto a la superficie de no viajar Ingrid Visse a Murcia el 13 de mayo y morir el 14 a causa de varios golpes en la cabeza.
 Ingrid había dicho en casa que viajaba a España a una consulta médica, sin desvelar que ya estaba embarazada de varias semanas porque no quería otro fracaso.
 Era su segundo intento. Iba con su compañero Lodewijk Severein (57), 20 años mayor que ella, divorciado y con dos hijas. Severein, un hombre de dos metros de estatura, fue entrenador de voleibol.
 Era considerado por las compañeras como un hombre amable y cariñoso, siempre atento, “que parecía manejar dinero”. Nadie ha sabido concretar cuál era su actividad
. La portavoz de la familia y un amigo de la exesposa, reconocen no conocer el tipo de negocio al que se dedicaba. “No es relevante”, dijo la portavoz.
 Se le atribuye un beneficio por la venta de una empresa de internet. Participa en la empresa Guna Partners BV, cuya página web se esfumó de la red durante horas tras su muerte, informa Isabel Ferrer.
 Compartió hace algún tiempo una sociedad en Gibraltar con Cuenca, según algunas fuentes.
La pareja llega a Murcia el lunes 13 de mayo para un viaje de dos días. Alquila un Fiat Panda negro en el aeropuerto de Alicante.
Se registra en el hotel Churra
. Dejan el coche aparcado en la avenida de Juan Carlos I.
 A partir de ese momento, desaparecen del mapa.
 El día 15 no regresan a Holanda como estaba previsto.
Una amiga común de Juan Cuenca y la pareja les conduce a una casa de campo en la pedanía de Fenazar, en Molina del Segura, a unos 20 kilómetros de la capital.
 Es el inmueble más conocido de la zona.
 Se le conoce como la Casa Colorá por la pintura de sus paredes
. Funciona a modo de casa rural y suele ser alquilado para fiestas y fines de semana.
 Tiene piscina y una enorme chimenea en el jardín que puede hacer las veces de barbacoa.
 Dispone de seis habitaciones en su interior.
 Era una casa demasiado espaciosa para una cita donde, presuntamente, acuden al menos cinco personas: la pareja holandesa, Juan Cuenca y dos rumanos afincados en Valencia que hacen trabajos para éste.
 Las pruebas forenses prueban que, en esa casa, Ingrid y su compañero recibieron varios golpes en la cabeza hasta morir.
Luego, sus cuerpos mutilados fueron introducidos en bolsas de plástico con sosa cáustica para acelerar su descomposición.
La mujer recibió un segundo encargo por mensaje: comprar una radial y sosa.
Ella dirigió a la policía hasta ese lugar cuando comenzó a atar cabos.
Ahora es testigo protegido en la investigación.
Una amiga común llevó a la pareja a la casa donde se cometió el crimen
Luego, Ingrid y su novio fueron semienterrados en un limonar, un huerto anexo a una casa en el poblado de Alquería, a unos 40 kilómetros de distancia de la Casa Colorá.
 No es un lugar discreto: está muy próximo a un cruce de carreteras y a un restaurante y el acceso no es fácil. Según los investigadores, es una de las claves del caso: ¿por qué ese lugar?
La policía cree tener a buen recaudo a los presuntos autores, pero necesita tener la seguridad de que no hay más implicados. Examina los correos electrónicos de la pareja y los enviados por Cuenca y Lifante.
 Ahora, Lifante manifiesta que Cuenca conocía sus claves y podría haber manipulado su correspondencia. Lifante no ha parado de contaminar el asunto con todo tipo de acusaciones hacia Cuenca, un hecho insólito en un asunto tan grave.
Al crimen de los holandeses le falta un móvil.
 Eso tiene un riesgo inmediato: sin motivos ciertos, cualquier asesinato entra en el terreno de la especulación.

 

1 jun 2013

Las morenas y las rubias.........................Vicente Verdú

He aprendido en un libro (Generación paréntesis) de mi amiga Joana Bonet (exdirectora de Marie Claire y ahora directora de PRISA Revistas) varias cosas sobre las mujeres rubias que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) dejarán de existir relativamente pronto.
 Posiblemente al compás de la desaparición de los ojos azules y de la piel blanca.
La cultura rubia, como todo lo del norte, se ha cotizado más que la cultura morena.
 No hay mujer española con más de 40 años que no se enrubie y, en general, toda el área donde el vino es la insignia y no la cerveza lo moreno se asociaba al subdesarrollo.
Las regiones cerveceras son eminentemente rubias y las áreas del vino (tinto) son el lugar natural de las chicas morenas.
 Los países del norte llaman PIGS a los del sur asociándolos a los cerdos, acaso de pata negra.
 Y los del sur miran al norte como una raza depurada sobre la que no hace falta detallar las consecuencias de su preeminencia supuesta.
Lo rubio en el cine fue sinónimo de seducción pero también de perdición.
 Y no solo de perdición moral para los caballeros, sino para el propio equilibrio psicológico, puesto que el aniñamiento connota con lo rubio y los bebés maduran, en efecto, ennegreciéndoseles el pelo.
 En el principio de todo color está el blanco y en su exterminación el negro
. Al final de la vida, las ropas claras del recién nacido terminan en el luto funerario.
Los caballeros las prefieren rubias pero se casan con las morenas fue el título y la tesis doctoral de la película que interpretaron Marilyn Monroe y Jane Russell en 1953 bajo la dirección de Howard Hawks. Realmente el título original solo decía Gentlemen prefer blondes, pero la España franquista remataba con el segmento estabilizador de morena.
Ni siquiera con las dos versiones de la película Morena Clara que dirigieron Florián Rey y Luis Lucía en 1936 y 1954, con Imperio Argentina y con Lola Flores (“la Lola de España”) se aclaraba el oscurantismo nacional.
Lo rubio fue el color característico del turista venido de lejos mientras lo indígena o moreno evocaba las penosas circunstancias de la posguerra española y la retahíla de países paupérrimos bajando hacia el sur.
Paradójicamente, sin embargo, la antropología superadora de esta crisis, no será rubia sino muy morena. Las previsiones demográficas del planeta —según ha averiguado Joana Bonet— se miden en tonalidades oscuras, y si la población mundial de 2050 alcanza los 9.000 millones de individuos, unos 8.000 serían originarios de África, Asia y América del Sur.
De hecho, según la OMS en 2200 nacerá en Finlandia la última mujer rubia del planeta. Hoy, dice Bonet, solo una de cada 20 mujeres es rubia natural.
 Las otras rubias son “de bote” : “Soy rubia de bote y tonta natural”, se dice.
Pero claro que no son más tontas las rubias. Si así fuera, ¿cómo habrían de teñirse tantas? ¿Tantas tontas? No obstante, ¿por qué no teñirse más de castaña o de morena?
La segunda parte del siglo XIX, España estuvo de moda en Europa por el encantador romanticismo que desprendían sus garbosas majas de azabache
. Raimundo Madrazo hizo su gran carrera de pintor en Francia, donde entonces residía, retratando decenas de veces a una modelo Aline Masson espesamente seudomanchega. Aline Masson con la mantilla, con el abanico, leyendo, paseando, retando al artista desde la altiva fogata de sus pestañas negras.
¿El rubio? Esto era para salir frívolamente una noche.
 El rubio es voluble y el negro consistente. De ahí que el matrimonio, según la proclama de la versión española (pero se casan con las morenas) desembocara en lo considerado cabal.
¿Cultura de pobres? ¿Comida de pan negro? Ya no es tan seguro.


 Los números rojos (“rojo” y “rubio”, roig, es la misma palabra en algunas partes de Valencia) son temibles mientras todos corren durante estos días a la conquista de los números negros, el anhelado color del triunfo en el presupuesto.

Una reforma fiscal al gusto de Bruselas


Los ministros de Hacienda, Cristóbal Montoro (derecha), y de Economía y Competitividad, Luis de Guindos / JUAN CARLOS HIDALGO (EFE)

Los impuestos en España son bipolares: a pesar de tener los tipos marginales más elevados, es uno de los países con la presión fiscal más baja —el 31,4% del PIB, frente al 39,5% de media en la zona euro—. “Tenemos un sistema tributario que produce menos de lo que debería”, explica Ignacio Zubiri, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad del País Vasco
. Esto solo se explica por un elevado nivel de fraude —varios estudios sitúan la economía sumergida en el entorno del 20% del PIB, unos 70.000 millones a efectos fiscales—. Y por un sistema ineficiente, cuajado de excepciones y desgravaciones que abren vías de escape ante el fisco.
El pasado miércoles Bruselas reclamó al Gobierno “una revisión sistemática del sistema tributario para marzo de 2014”. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, asume que tendrá que seguir “las líneas maestras” marcadas por Europa. Pero lo hará “a partir de que se vaya normalizando la recaudación, en un escenario económico diferente”, según matizó esta semana.
EL PAÍS
La economía española languidece y las bases imponibles —rentas, capitales y gastos sujetos a impuestos— se han desplomado en los últimos años. Desde el inicio de la crisis, en 2007, las bases han disminuido en cerca de 200.000 millones, un 20% del PIB. Ante esta situación el Gobierno se ha dedicado a parchear los grandes impuestos. Trata de ordeñar el sistema al máximo para capear una época de emergencia nacional. En el último año, ha aprobado una treintena de medidas tributarias —subida del IVA, IRPF, supresión de deducciones en sociedades, entre otras— para tratar de engordar la recaudación. Pero el sistema no termina de carburar.
En las últimas semanas se ha lanzado una campaña —liderada por un sector del PP— para instar a Rajoy a que reduzca ya el impuesto sobre la renta. Pero Montoro zanja cualquier discusión: “No hay margen”. Eso sí, avanza que lo reformará. Este tributo es uno de los más complejos de todo el sistema. Sigue provocando a miles de contribuyentes las mismas las pesadillas que turbaban al científico Albert Einstein: “Lo más difícil de comprender en este mundo es, sin duda, el impuesto sobre la renta”.
El exdirector del Instituto de Estudios Fiscales (IEF) y catedrático de Hacienda Pública en la Universidad de Castilla-La Mancha, Juan José Rubio, coincide en que “el IRPF, tal como está diseñado, no da para más”. Lo amplia: “La subida ha creado más distorsiones que recaudación”.
 Y apuesta por eliminar el gravamen complementario —que elevó los tipos máximos del 45% al 52%— “en cuanto sea posible”. Pero advierte que “tampoco se pueden bajar impuestos sin acompasarlos con reducciones de gasto público”.
Rubio propone que para reformar este impuesto habría que elevar los mínimos exentos para las familias con menos recursos. Recuerda que en los últimos años apenas se han tocado mientras que el IPC ha actualizado al alza todos los tramos del tributo.
Sobre el número de tramos, el nivel y el tipo marginal hay diferentes opiniones, pero todos aseguran que su modelo garantiza la “progresividad” —que paguen más los que más ganan—. Entre estas, se encuentra la de Ramsés Pérez-Boga, presidente de la Organización de Inspectores de Hacienda del Estado, que sostiene que “habría que reducir el peso excesivo de la tributación de las rentas del trabajo.
 No es de recibo que cerca del 90% de los impuestos sobre la renta procedan de los asalariados.
 Se debería equilibrar con rentas de capital y actividades profesionales”.
“El alza del IRPF creó más distorsión que recaudación”, señala un economista
José Félix Sanz, catedrático de Economía Aplicada de la Complutense e investigador de la Fundación de Cajas de Ahorro defiende un impuesto con dos tipos, del 25% y el 35%.
“Habría que recuperar los mínimos genuinos [desde 2006 la mayoría de deducciones se aplican sobre la cuota íntegra y no sobre la base imponible] y eliminar deducciones”, apunta.
Precisamente una de las principales recomendaciones de Bruselas pasa por “considerar una mayor limitación del gasto fiscal relativo a la imposición directa”. La traducción del peculiar lenguaje burocrático consiste en suprimir algunas de las múltiples deducciones del IRPF y sociedades.
La mayoría de los expertos fiscales consultados coinciden en que hay que revisar las desgravaciones que suponen un coste para el Estado de cerca de 16.400 millones.
 La más cuantiosa es la deducción por compra de vivienda, unos 1.800 millones al año. Pero el punto de mira de Bruselas está puesto en la deducción sobre planes de pensiones privados.
“En el impuesto sobre la renta personal, la desgravación fiscal de las contribuciones a planes de pensiones tiene efectos regresivos y falsea la composición del ahorro”, señala la Comisión Europea. Zubiri es uno de los más beligerantes en este punto:
“Cuando decimos que no hay suficiente dinero para las pensiones públicas no tiene sentido financiar con dinero público, con 1.200 millones al año, las pensiones privadas que normalmente corresponden a rentas altas”.
La Comisión recomienda también al Gobierno que “explore el margen existente para una mayor limitación de la aplicación de los tipos de IVA reducidos y adoptar medidas adicionales en lo que respecta a los impuestos medioambientales, sobre todo los impuestos sobre los carburantes”. La CE aspira a que aumente el IVA de los transportes y del sector del ocio (entre los que se encuentra en turismo). Pero el Ejecutivo se resiste a caminar por esta senda. Montoro rechaza una nueva subida del IVA tras el aumento del pasado septiembre. No obstante, un tribunal europeo obligará a elevar al tipo general (21%) algunos productos sanitarios y los servicios de los notarios y registradores.
Bruselas es partidaria de reequilibrar la fiscalidad hacia los impuestos indirectos (que gravan el consumo, como el IVA o los especiales) para bajar los directos (IRPF y sociedades). Rubio cree que aún existe margen para elevar el IVA si a cambio se reducen los tipos del impuesto sobre la renta. Sanz, investigador de Funcas, aboga por mantener la estructura actual del impuesto sobre el consumo. “El problema de este tributo”, dice, “es el alto nivel de fraude”.
 Por eso, la Comisión reclama “intensificar la lucha contra la economía informal y el trabajo no declarado”. Sanz aconseja: “Habría que eliminar todos los regímenes especiales, como módulos o equivalencia, que son un nido de fraude”. Todos los expertos coinciden en este punto. El IVA es un impuesto tremendamente ineficiente. Recauda solo el 35% de lo que debería, alerta Sanz.
Hacienda asume “las líneas maestras” de la UE, pero “en un escenario diferente”
Para contentar a Bruselas, Hacienda ya ha anunciado que subirá algunos impuestos especiales. Pero ha insistido en que no tocará hidrocarburos.
 España tiene uno de los impuestos sobre los carburantes más bajos
. El problema es que el precio de las gasolinas sin impuestos es de los más elevados del continente.
 Para compensar, Montoro estudia establecer otros impuestos verdes que graven la contaminación.
En el impuesto de sociedades, los tecnócratas de la Comisión recomiendan a España “adoptar medidas adicionales para reducir el sesgo en favor del endeudamiento”.
Aquí, la mirilla de Bruselas está dirigida a la deducción por gastos financieros. El Gobierno ya la ha limitado y Montoro no parece dispuesto a reducirla más. “La limitación actual del 30% funciona bien y es suficiente”, dijo hace unos días en una entrevista a Cinco Días.
El Ejecutivo tiene avanzado un plan para reformar este tributo.
La idea es afeitar algunas de las múltiples deducciones que permite que las grandes empresas rebajen su factura fiscal. “Habría que eliminar definitivamente la libertad de amortización”, sostiene Ramsés Pérez-Boga, que defiende que el tipo general (30%) debería bajar: “Es de los más altos de Europa y favorece la planificación fiscal agresiva”. El representante de los inspectores defiende que debería aclararse la normativa sobre operaciones vinculadas, una de las vías de escape que usan las multinacionales con sus filiales para trasladar los ingresos a países con menos fiscalidad.
Zubiri es partidario de que la Agencia Tributaria suscribiera acuerdos de colaboración con las grandes empresas del Ibex: “Serían mecanismos de estímulo para que distingan a las empresas que cumplen con las que no cumplen”.
 La mayoría de expertos creen que el principal problema de este impuesto es la elusión fiscal, que debería estrecharse la vigilancia sobre las grandes empresas.
Las reformas que se fraguan en los viejos pasillos del Ministerio de Hacienda, en la madrileña calle de Alcalá, no cambiarán una cosa: las grandes empresas seguirán pagando menos que los ciudadanos asalariados
. Es lo que tiene el mundo globalizado.
 Si no, pregunten a Apple.

Un paso más hacia una muerte digna

En el año 2010, el Parlamento Andaluz aprobó la Ley de Derechos y Garantías de la Dignidad de la Persona en el Proceso de la Muerte
. La ley de muerte digna culminó una amplia deliberación política, social y profesional sobre la toma de decisiones alrededor de la muerte, en buena medida desencadenada por el caso de Inmaculada Echevarría. Pero es un debate que no cesa y que se aviva ante ejemplos como los de la propia Inmaculada, Ramona Estévez o Eluana Englaro, quienes han dado rostro a conflictos sin resolver entre la libertad individual y los condicionantes sociales sobre el morir.
La ley andaluza se ha acompañado de un despliegue de acciones: nuevas unidades de cuidados paliativos, más lugares donde hacer la declaración de voluntad vital, la incorporación de los registros a la historia clínica electrónica o la conformación de los comités de ética asistencial para todos los centros.
 Pero persisten grandes lagunas de conocimiento por parte de pacientes y profesionales, incertidumbres e inquietudes sobre las consecuencias de las decisiones; y actitudes pasivas, dilatorias o incluso de rechazo ante estas situaciones.
El testamento vital es una herramienta muy útil que se ejercita como expresión de voluntad ante situaciones hipotéticas, genéricas o alejadas en el tiempo, por lo que puede resultar poco preciso.
 El proceso de planificación anticipada de las decisiones lo complementa, al aproximar la reflexión sobre las preferencias del enfermo a un momento de enfermedad en el que se puede prever su evolución, lo que supone la mejor garantía de su aplicación.
 Por ejemplo ante una enfermedad neurodegenerativa, respiratoria crónica o un proceso oncológico, los profesionales pueden imaginar los puntos de decisión potencialmente conflictivos a los que se va a enfrentar ese paciente y prepararlo, junto a su familia, para tomar decisiones relacionadas con el proceso de la muerte de la mejor manera y en el momento más adecuado.
Se trata de configurar una hoja de ruta para un proceso que está por venir en un plazo breve, contribuyendo a superar el miedo, la desconfianza o los prejuicios del paciente cuando todavía se encuentra capaz. Y de los propios profesionales, evitando actitudes pasivas o pactos de silencio.
La implantación sistemática de un proceso de planificación anticipada dota a los centros de un instrumento para que la toma de decisiones se haga de manera efectiva y con alta calidad; significa un paso más en la conformación de una actitud profesional más proactiva ante estas situaciones, más consciente de la autonomía personal, más respetuosa con los valores individuales y más cercana a los temores y sentimientos del paciente; pero, sobre todo, supone un paso más para asegurar que las personas en los momentos finales de su vida reciban una atención sanitaria plenamente acorde con sus valores y preferencias.
José Luis Rocha es secretario general de Calidad e Innovación de la Consejería de Salud de Andalucía.