El popular presentador, periodista, locutor y actor de doblaje
Constantino Romero ha muerto esta madrugada en Barcelona a los 65 años, apenas cinco meses después de
anunciar su jubilación tras 47 años en los medios.
Nacido en Albacete en 1947, y tras pasar su primera infancia en
Chinchilla, su familia se trasladó a Barcelona, cuando él tenía nueve
años.
Como actor de doblaje, tiene un más que extenso catálogo de trabajos
doblando a actores de primera línea, desde Roger Moore a Clint Eastwood,
pasando por Arnold Schwarzenneger o Sean Connery, además de su
inolvidable trabajo en
La Guerra de las Galaxias, dando voz a Darth Vader; a Mufasa, de
El Rey León y al juez Frolo de
El Jorobado de Notre Dame.
Ganador de una Antena de Oro y dos TP de Oro, inició su carrera
profesional como locutor de Radio Barcelona y de Radio Nacional de
España.
Como actor partició en las películas
La verdad oculta (dirigida por Carlo Benpar),
Dí que sí (Juan Calvo) y
Héroes (Pau Freixas).
El 12 de diciembre de 2012 el presentador dijo adiós a los micrófonos y los platós
a través de su cuenta de Twitter. Aquel día reconoció que el de Clint Eastwood en la película
Golpe de efecto
fue su "último doblaje". "Ahora jubilación. Gracias por el afecto. Han
sido 47 años de trabajo. Y toda una vida. Radio, TV, teatro, doblaje. Ha
valido la pena. Un abrazo. That's all folks!!", añadió.
Hombre de teatro
Era tal el poder de su voz, de sus trabajos en la radio, en el
doblaje, en la televisión, como periodista o como presentador de grandes
eventos, que él mismo fagocitó a uno de los actores de teatro más
singulares, versátiles y buenos que ha dado el teatro español:
Constantino Romero.
Que se lo pregunten si no a
Mario Gas,
uno de los directores de escena con mejor olfato que hay en nuestro
país, que constantemente andaba tras él para que impregnara de esa
fuerza especial a criaturas escénicas nacidas de la mano de grandes
dramaturgos universales y, más aún, si el territorio por el que quería
hacerle transitar era el del teatro musical. Cercano a este género fue
su debut escénico en 1984 con el que Gas se consagró como director
teatral,
La ópera de perra gorda, emblemático título de Bertolt Brecht y Kurt Weill, montaje con el que Romero subió a los más importantes escenarios españoles.
Aunque antes, en los años sesenta, siendo casi adolescente, y también
con Mario Gas, participó en montajes no profesionales de textos como
Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo,
Llama un inspector, de J.B. Priestley y
Deja que los perros ladren, de Sergio Vodanovic.
Otros importantes e impactantes trabajos en el ámbito del teatro musical fueron
Sweeney Todd, de Stephen Sondheim, autor con el que Mario Gas y él repitieron con
A Little Night Music, ya que Romero se encontraba especialmente cómodo con los musicales de este gran compositor.
Romero fue también muy elogiado en su trabajo
No Hay Burlas con Calderón,
un ejercicio de estilo puesto en pie por Ángel Facio con el Centro
Dramático Nacional en el que la acción de las obras de Calderón de la
Barca se trasladaban a finales del siglo XIX, época dorada del vodevil.
Junto a montajes como
El Roig i el Blau, de Joan Olivé, con dirección de Montserrat Julió y
La Botiga dels Horrors,
de Howard Ashman y Alan Menken en la que le dirigió Joan Lluis Bozzo,
en los inicios de su carrera de actor dramático, Romero participó en el
estreno
La Ronda, de Arthur Schnitzler, y uno de los primeros
grandes éxitos del Centro Dramático de la Generalitat en los años
ochenta, de la mano, una vez más de Gas, a quien le gusta mucho recordar
una frase que decía el personaje que interpretaba el actor hoy
desaparecido: “El pasado no existe, el futuro es incierto, el presente
evanescente y el amor, cuando se acaba... se acaba”.
Participó con un papel protagonista en
Ascenso y caída de la ciudad de Mahaggony,
de Kurt Weill, impactante espectáculo de Mario Gas que inauguró las
Naves del Español en Matadero.
Otros de sus importantes trabajos con Gas
fueron en
Orestiada, de Esquilo y
A Electra le sienta bien el luto de Eugene O’Neill.
Uno de sus últimos trabajos escénicos fue en
Beaumarchais,
de Sacha Gitry, bajo las órdenes de José María Flotats, obra en la que
se convirtió en Benjamin Franklin y también en Campistron, presidente de
la Académie Française.
Asimismo, intervino como narrador en
Ai Malvina (Recital de Dame Gweneth Jones), en el Liceo de Barcelona, y en
Pedro y el Lobo, de Prokofiev, con dirección de Sergiu Comissiona, en el Teatro Monumental de Madrid.
En 2010 participó en una representación teatral, dirigida por el
valenciano José Tomás Chafer, en el pueblo de su primera infancia,
Chinchilla de Monte-Aragón, en el papel de castillo de esta localidad,
como narrador y eje conductor de toda la representación, en la cual se
narraban y representaban los hechos ocurridos en torno al castillo de
Chinchilla, como la guerra de independencia española del siglo XIX o la
jura de los fueros de la ciudad de Chinchilla por sus majestades los
Reyes Católicos en 1488.
En cine trabajó como actor en
Olimpicament mort, donde encarnó el papel del detective Pepe Carvalho;
Lola, de Bigas Luna;
La veritat oculta, de Carlos Balagué, o
Héroes, de Paul Freixas.
La actriz Viky Peña, que trabajó con él en varios montajes, recuerda
el debut profesional de Romero, con la obra de Brecht/Weill: “Tuvo el
gran valor, y lo hizo muy bien, de lanzarse con un papel protagonista,
cantando y en catalán, lengua en la que nunca había trabajado”, señala
la actriz, quien destaca del actor desaparecido que era un gran amigo de
sus amigos: “Constantino fue un gran vividor de la vida, desparramaba
cariño, amor, risas y sobre todo inteligencia, porque era profundamente
inteligente; le gustaba compartir todo, hacer el camino acompañado,
siempre estaba rodeado de gente que le quería y era una persona muy
generosa”, comenta su compañera de reparto en trabajos como
La Orestiada,
Sweeney Todd y A
Little Night Music.
“Como compañero era muy riguroso y muy serio, porque le preocupaba
profundamente hacer todo con toda la intensidad de la que fuera capaz y
era muy entrañable, como con esa potencia de voz y ese pedazo de
humanidad, en todos los sentidos, yo le sentía temblando como una hoja
en algunos momentos, a pesar de su gran seguridad cara afuera, pero era
el temblor de la responsabilidad y querer hacer las cosas bien”.
El actor, que falleció a la una de la madrugada de hoy domingo,
tendrá una ceremonia civil de despedida mañana lunes a las 13.00 en el
Tanatorio de San Gervasi.
Tantos te conocen que seguro hoy se han quedado como si al irte nos dejaras desamparados. Descansa en Paz Constantino Romero....