Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

29 abr 2013

Amores de filósofos


Gunter_Stern_Hannah_Arendtpor LUIS FERNANDO MORENO CLAROS
Günther Stern (más adelante adoptaría el pseudónimo de “Anders”) se declaró a la joven Hannah Arendt en un baile de máscaras
. Fue en Berlín, en 1929. Él era doctor en filosofía desde 1924, y ella —también filósofa— preparaba su tesis doctoral sobre el amor en San Agustín.
 Como buen kantiano, Stern la “conquistó” formulando un pensamiento enigmático para los no iniciados, le dijo que “amar es el acto por el que convertimos algo a posteriori —a saber: ese otro al que conocemos  accidentalmente— en un a priori de nuestra propia vida”.
 Poco después se casaron por sorpresa en una ceremonia civil, sin la asistencia de padres ni invitados. Los dos estaban enamorados: él, de ella; ella, de su antiguo profesor Martin Heidegger.
Arendt no podía olvidar al célebre “filósofo del ser” que había sido su amante durante los años de estudio en Marburgo.
 Heidegger, el excéntrico que con su verbo embobaba a alumnos y alumnas, casado y con dos hijos, había dejado morir la relación con Hannah
. Ésta, despechada, decidió casarse “como quiera y con cualquiera” puesto que no podía tener a Heidegger. En esto llegó Stern, también exalumno del autor de Ser y tiempo, con quien no se llevaba bien.
La-batalla-de-las-cerezas-mi-historia-de-amor-con-hannah-arendt-9788449328138El matrimonio Stern fracasó.
 Se quebró definitivamente en 1937, durante las vicisitudes del exilio parisino
. Muchos años después, solitario en Viena, Günther Anders, ya un pensador conocido gracias a libros como La obsolescencia del hombre, se entera de la muerte de Hannah, “primer y único amor de mi vida”, en 1975.
 En homenaje a ella y para acallar en algo su profunda melancolía se le ocurrió refrescar unas notas tomadas al vuelo durante el primer año de su matrimonio con la joven. Entonces, ambos creían sólo en la filosofía y en que algún día llegarían a interpretar el mundo y a descubrir los misterios del ser.
 Sentados en un minúsculo balcón, deshuesaban cerezas para hacer mermelada.
 Entre cereza y cereza, se entregaban a orgías filosóficas: ¿son las mónadas de Leibniz de verdad tan estancas como parece? ¿Somos nosotros como ellas, incapaces de comunicarnos de verdad?
 De ahí pasaban a tratar otros asuntos tan trascendentes como la esencia del Dasein para terminar refiriéndose a Heidegger y su fárrago ontológico, pero también a la situación que comenzaba a vivir Alemania en aquella época: el acusado nacionalismo y el ascenso político de la ultraderecha.
Las conversaciones que recreó Anders de memoria dan idea del ambiente en el que vivía aquella pareja de intelectuales noveles, rodeados de libros y conversando sin cesar.
 Se ve, no obstante, que Anders, aunque admira a Hannah y elogia su belleza, su inteligencia y autonomía, parece ser quien
llevaba la voz cantante: cuatro años mayor que ella, ya doctor y enfrascado en la elaboración de arduos estudios de antropología filosófica, se crecía delante de su esposa, a la que también parece reprocharle en secreto su amor por Heidegger y el empleo de su jerga
. No sabía entonces que ella volaría de su lado para seguir su propio camino como pensadora: la llegada de los nazis contribuyó a ello en unos años en los que la supervivencia intelectual se volvió tan necesaria como la física.
Pero si las conversaciones parecen más bien anecdóticas, el ensayo de Christian Dries que las  compaña —y que da cuerpo a este libro estupendo y muy bien traducido— es utilísimo para cualquiera que desee ahondar en la relación de Stern y Arendt, poco tratada en las conocidas biografías de la autora de La condición humana.
 Situándose más en el punto de vista de Anders que en el de Arendt, el biógrafo nos relata algunos pormenores de la frustrada relación sentimental, y el relato es melancólico y hace reflexionar sobre la vida, sus ilusiones y sus fracasos:
 Günther Anders fue sólo un episodio en la existencia de Arendt, lo mismo que ella lo había sido en la de Heidegger; pero dichos “episodios” tuvieron consecuencias  inesperadas en ambos casos y cimentaron uniones que sólo la muerte finalmente separó.
Günther Anders. La batalla de las cerezas. Mi historia de amor con Hannah Arendt. Con un ensayo de Christian Dries. Günther Anders y Hannah Arendt: esbozo de una relación. Editado por Gerhard Oberschlick. Traducción de Alicia Valero Martín. Paidós, Barcelona, 2013, 158 páginas, 18,90 euros.
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LUIS FERNANDO MORENO CLAROS se doctoró en Filosofía con la tesis Platonismo en la filosofía del joven Schopenhauer. Traductor de E.T.A. Hoffmann, Nietzsche o Goethe, fue coordinador de la Biblioteca de Grandes Pensadores de la editorial Gredos. Es autor de las biografias Schopenhauer. Vida del filósofo pesimista (Algaba) y Martin Heidegger. El filósofo del ser (Edaf). Ejerce la crítica literaria en Babelia, el suplemento cultural de EL PAÍS.

La ciudad................Poema de Kavafis

LA CIUDAD
Dijiste: "Iré a otra ciudad, iré a otro mar.
Otra ciudad ha de hallarse mejor que ésta.
Todo esfuerzo mío es una condena escrita;
y está mi corazón - como un cadáver - sepultado.
Mi espíritu hasta cuándo permanecerá en este marasmo.
Donde mis ojos vuelva, donde quiera que mire
oscuras ruinas de mi vida veo aquí,
donde tantos años pasé y destruí y perdí".
Nuevas tierras no hallarás, no hallarás otros mares.
La ciudad te seguirá. Vagarás
por las mismas calles. Y en los mismos barrios te harás viejo
y en estas mismas casas encanecerás.
Siempre llegarás a esta ciudad. Para otro lugar -no esperes-
no hay barco para ti, no hay camino.
Así como tu vida la arruinaste aquí
en este rincón pequeño, en toda tierra la destruiste.

Capicúa entre la vida y la muerte

Hoy se cumplen 80 años de la muerte del poeta Kavafis y 150 de su nacimiento en Alejandría.

 

El poeta griego Konstandinos Kavafis.

Para cabalistas y especuladores de la numerología, mucha tela donde cortar a la luz de varias fechas redondas.
 Konstandinos Kavafis nació el 29 de abril de 1863 en Alejandría y murió 70 años después, en 1933, el mismo día y en la misma ciudad.
 Para cerrar (o abrir) el círculo, y yendo al origen etimológico de capicúa, Kavafis la cuadró a la perfección, esa misma que le obsesionaba en la escritura.
A finales de 2012 y con las miras puestas en este aniversario, el Centro de Estudios Bizantinos, Neogriegos y Chipriotas publicó una nueva antología bilingüe de Kavafis con un jugoso estudio preliminar de Ilinskaia y las traducciones de Alfonso Silván Rodríguez (Almorox, Toledo, 1948), que ya en 1991 publicara la monumental Obra poética completa del alejandrino (Ediciones La Palma, Madrid) hoy ya un codiciado ejemplar de bibliófilo a pesar de que solo han pasado 15 años. Silván puntualiza: “En cuanto a la responsabilidad contraída por mí en las ediciones, son dos casos muy distintos.
 Yo asumí enteramente la responsabilidad en la primera.
La gestación de la Antología bilingüe es diferente
. Se parte de un proyecto conjunto de varias universidades europeas: Ioánnina, Berlín, Nápoles y Granada, para la creación de una Biblioteca de Autores Clásicos Neogriegos”.
A la hora de elegir un poema de Kavafis, el traductor no duda:
“Yo salvaría dos, si se me permite
. Uno porque es de los que mejor sirven para conocer al poeta, y otro porque es de los que más nos ayudan a realizarnos si le escuchamos.
 El primero es Cesarión.
 Creo que ahí se deja sorprender Kavafis en lo más íntimo de su alma y de su método como creador”.
Entonces se adentra en la génesis del poema: “Una pequeña mención atrae su atención cuando ya iba a cerrar el libro de Plutarco.
 Se refiere a Cesarión, el hijo de César y de Cleopatra mandado asesinar en su temprana edad por Octavio para evitar la posible amenaza a su poder.
 La acción infame motivada por las especulaciones del poder político, que provoca la desaparición en la profundidad de la historia del ser recreado, admirado y deseado, resucitado amorosamente en el presente, proporciona el contraste que realza el firme donde se asienta el ethos poético de Kavafis”.
El otro poema que motiva a Silván es Ítaca 
: “Es muy conocido y no voy a extenderme, pues seguro que cuantos lo conocen tienen una percepción muy clara de su mensaje
. Otras son las riquezas de la apariencia. Ítaca es lo que es por lo que ha provocado en nosotros.
 El viaje hermoso, el goce sensible, el conocimiento de lo concreto en su multiplicidad de facetas, de su esencia, despidiendo el engaño.
 Al final el poema, con todo su dinamismo interno, se contempla verdadero como una escultura clásica griega al aire libre, que necesariamente viene del mar”.
Aquí entra en liza Odiseo: “Quisiera añadir que el tema de la búsqueda del conocimiento asociado nítidamente al mito de Odiseo no procede exactamente de la tradición puramente griega del regreso tal como se refleja a partir de la Odisea, sino de Dante, en el que Ulises continúa su viaje a lo desconocido, algo que estudió Kavafis.
 Acaba de aparecer el excelente estudio de W. B. Stanford El tema de Ulises [Dykinson, Madrid, 2013]. Ítaca ofrece una curiosa solución optimista, gozosa, contrariamente a la variante peligrosa del conocimiento en la línea del poeta toscano, que termina siendo esencial en este poema, y muy saludable en el universo kavafiano; un tipo de solución que la lucidez, en él siempre presente, normalmente no suele permitirse”.
Kavafis ha superado las modas, incluso la muy rentable vulgarización de icono de literatura gay. ¿Es más interesante el Kavafis político, observador desencantado de su tiempo?
 Desde el estudio científico, Silván puntualiza: “Él nunca olvidó la elegancia y la dignidad a la hora de evidenciar su homosexualidad, que pueden ser elementos conservadores o integrados, pero son los suyos.
 Y desde luego jamás hubiera respaldado coartada alguna, ni la hubiera utilizado como recurso de promoción identitario más o menos velado en ciertos círculos, como no lo hace tampoco en el aspecto político, que también a mí me interesa más y donde se muestra muy exigente.
 Al Kavafis político lo considero menos manipulable y más interesante, porque en ese nivel a fin de cuentas se dirime todo”.
Para cerrar —o abrir— el círculo, como apunta la estudiosa Sonia Ilinskaia, el poema de Kavafis La ciudad (su Alejandría) se yergue como una gigantesca metáfora de universalidad y vigencia.

Los Olivier coronan a Helen Mirren

La actriz recibe el galardón más prestigioso del teatro británico por una nueva interpretación de Isabel II.

 

Helen Mirren, con su galardón en Londres. / Mike Marsland (WireImage)

La actriz Helen Mirren ha obtenido en la noche del domingo el premio Olivier, el más prestigioso del teatro británico, por su papel protagonista en la obra La Audiencia, donde reedita el personaje de Isabel II que hace siete años le reportó un Oscar. Pero la gran protagonista de la velada ha sido la producción The Curious Incident of the Dog in the Night-Time, que ha acumulado siete galardones, igualando el reto obtenido por el musical Matilda en la edición del año pasado.
La obra que ha arrasado en los premios, y que partía favorita de todas las quinielas, tiene como protagonista a un adolescente que padece el síndrome de Asperger y es un genio de las matemáticas.
 Ese personaje, al tiempo desafiante y vulnerable, le ha valido al joven actor Luke Treadaway su primer Olivier, frente a la competencia de pesos pesados de la escena como James McAvoy o Rupert Everett. Dirigida por Marianne Elliot –también receptora del Olivier-, The Curious Incident of the Dog in the Night-Time es una adaptación realizada por Simon Stephens a partir de una exitosa novela de Mark Hadddon.
 La obra fue estrenada el año pasado en el National Theatre de Londres y, a raíz de su éxito, fue luego transferida al teatro Apollo del West End, donde permanece en cartel.
“Quizá la reina merezca más este premio por la actuación más consistente y comprometida del siglo XX y probablemente del siglo XXI”, bromeó Helen Mirren al recoger el premio que le fue entregado por Daniel Radcliffe, el protagonista de la saga fílmica de Harry Potter.
 La actriz británica se declaró durante años una firme republicana, pero en los últimos años ha ido deslizándose hacia posiciones más cercanas a la monarquía.
 La Audiencia se centra en las sesiones semanales que la soberana ha venido celebrando con los sucesivos primeros ministros, encarnados todos ellos sobre el escenario por un reparto muy sólido y entre el que destaca Richard McCabe en el papel de Harold Wilson, compensado con otro Olivier.
La votación del público sobre el mejor espectáculo teatral del año ha recaído en el musical Billy Elliot, y el premio a la mejor reposición se lo ha llevado la enésima puesta en escena de Largo viaje hacia la Noche, del Nobel Eugene O´Neill. Top Hat, que rememora la era dorada de Hollywood y a figuras legendarias de la danza como Fred Astaire, se ha alzado con el premio a la mejor nueva producción musical, mientras en el capítulo de reposiciones de musicales ha resultado vencedora Sweeney Todd, junto a sus dos principales protagonistas, Imelda Staunton y Michael Ball.
Los premios Olivier, que en su presente edición han suscitado controversia por incorporar al jurado a empresarios y productores teatrales, han sido retransmitidos en diferidos por la televisión británica por primera vez después de diez años.
 Sus promotores esperan que ello contribuya a revitalizar la asistencia al teatro, aunque en el caso de La Audiencia y de su actriz protagonista no será necesario porque el cartel de no hay entradas fue colgado en el teatro Guielgud casi en el momento mismo de su estreno.
 Helen Mirren arrasa también sobre las tablas.