La salida de extranjeros reduce el padrón a 47.059.788 habitantes
La población cae por primera vez desde que hay registros
Por vez primera desde que hay datos oficiales fiables, la población
que reside en España retrocede. El primer censo serio al que los
especialistas conceden rigor es de 1857, el año en el que nació Alfonso
XII. España tenía 15.464.310 habitantes. Desde entonces, todos los datos
estadísticos oficiales ya sean censos o padrones municipales (estos
comenzaron en 1996) han marcado un incremento sostenido de la población
(menos en los años de la guerra, pero no hubo censo entonces). Y así ha
sido hasta ayer, el día en el que el Instituto Nacional de Estadística
(INE) hizo públicos los datos —aún provisionales— del
padrón a 1 de enero de 2013
que reflejan una circunstancia inédita: una caída de la población.
Detrás de este fenómeno está la desastrosa situación económica en la que
está sumida España, pero la responsabilidad no hay que atribuirla de
forma exclusiva a la crisis.
El avance estadístico del INE indica que en España hay 47.059.533
habitantes. El 11,7% son extranjeros (5.520.133), de los que la mayoría
son no comunitarios (3.167.155).
El padrón refleja un descenso de
205.788 personas respecto al año anterior, que se distribuye de forma
muy desigual entre quienes tienen nacionalidad española y quienes no la
tienen
. Mientras el número neto de españoles empadronados experimenta un
ligerísimo incremento del 0,02% respecto a enero de 2012 (10.337
personas), el de extranjeros cae notablemente un 3,8% (216.125
ciudadanos).
¿A qué responde esta caída de la población? “Al cambio de coyuntura
económica”, responde sin dudar el investigador Albert Esteve, del Centro
de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona.
“España es menos atractiva y hay una salida del país de nacionales, de
extranjeros y de personas de origen extranjero naturalizadas”, relata,
“aunque con los datos existentes es difícil saber qué porcentaje
corresponde a cada grupo”.
Algunas de las bajas que recoge el padrón son de hace dos años
Esteve prefiere dar más peso al significado de las cifras que a los
propios datos
. “Yo no me centraría tanto en los números, sino en algo
más relevante, el cambio de dinámica demográfica que está experimentando
la población española, que se está estabilizando después de un
crecimiento continuo de la población, y que obedece a que ha parado la
inmigración”.
“Era de esperar”, añade Teresa Castro, del Centro de
Ciencias Humanas y Sociales del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC) respecto a los datos estadísticos del INE. Castro
explica que esta caída en la población se veía venir y que hubiera
llegado mucho antes de no haber sido por el paréntesis que supuso a
partir del año 2000 la llegada de inmigrantes
. La caída del crecimiento
natural (el número de nacimientos menos el de fallecidos) en la
población española se hubiera plasmado hace ya algunos años en forma de
caída demográfica de no ser por el espejismo que en cierta forma supuso
el incremento de población extranjera
. Ahora, con la salida de
inmigrantes (y también de nacionales) en busca de un futuro mejor, y una
vez cerrado el paréntesis al que alude Castro, emerge la realidad
demográfica que muestra la caída de la población.
Tanto el investigador de la UAB como la demógrafa del CSIC advierten
de que los datos no muestran necesariamente la cifra exacta de la
población a principios de año
. El padrón se elabora a partir de la
información que remiten continuamente los Ayuntamientos al INE de los
ciudadanos que se registran en el municipio.
Uno de los datos más
relevantes del padrón es el que hace referencia al comportamiento de la
población extranjera, en especial la no comunitaria (la de mayor
movilidad y la mayoritaria).
Estos ciudadanos han de renovar cada dos años su alta en el padrón
para dejar constancia de que siguen habitando en la localidad donde se
registraron.
Esta circunstancia unida a que nadie que abandona el país
se da de baja en el registro municipal implica que el reflejo de los
movimientos de los extranjeros que dejan el país no es inmediato.
Es
decir, un número no determinado de las bajas del padrón de este año
corresponden a gente que salió de España hace dos años, de lo que ahora
se tiene constancia, al no haber renovado el empadronamiento.
De igual
forma, hay personas que se fueron el año pasado y de cuya salida solo se
tendrá conocimiento el año que viene.
Las españolas están sustituyendo a las extranjeras en las tareas de limpieza
Pero estos condicionantes no restan valor a las conclusiones que se
extraen de los datos del padrón. “Más allá de la fotografía real, la
cifra nos indica una tendencia de que se reduce el número de
habitantes”, insiste Teresa Castro. “En mi opinión, probablemente aún
haya menos población de la que muestra el padrón”.
Los datos del INE revelan un ligero aumento de la población española
de algo más de 10.000 personas, detrás del cual se encuentra el peso de
los inmigrantes naturalizados. “Los datos rondan las 100.000
nacionalizaciones nuevas al año”, indica Teresa Castro, lo que
compensaría la caída del crecimiento natural —“que si no es negativa,
está cerca de serlo”— y la emigración nacional.
Los registros relativos a la población extranjera vuelven a caer,
como ya sucedió el año pasado, pero a mucho mayor ritmo. Si en el padrón
de 2012 los números reflejaban un retroceso respecto a 2011 de 15.229
personas (-0,26%), ahora es de 216.125 (-3,8%). El descenso muestra una
cadencia similar en términos relativos entre la población comunitaria y
la no comunitaria; pero es muy desigual en números absolutos.
Sorprende la disminución hasta de 15.558 alemanes (-7,9%) o los
14.799 británicos menos (-3,7%) empadronados. “Se puede explicar por el
cambio de coyuntura y que España no sea un país tan atractivo para hacer
negocios”, expone Andreu Domingo. También hay 28.568 rumanos menos
(-3,2%) y 7.780 búlgaros menos (-4,4%).
Entre los no comunitarios, destaca la caída en el número de
colombianos (24.984, -10%), argentinos (11.801, -10,8%) y bolivianos
(13.606, -7,3%). Pero, por encima de cualquier otra nacionalidad, el INE
muestra un gran descenso de ecuatorianos: 45.951 personas, el 15%.
Me alegra volver a ver a mi padre, pero tendré que empezar de nuevo
Beatriz Amores, inmigrante ecuatoriana que regresará a su país el 5 de mayo
Beatriz Amores, de 45 años, tiene billete de vuelta a Lima para el 5
de mayo. “Regreso a casa, a Cuenca, en la provincia de Azuay, en la
sierra”.
Amores, que reside en Valencia, llegó a España en 1999, en las
primeras oleadas de inmigrantes, y estuvo trabajando hasta hace cuatro
años.
“Era limpiadora, en oficinas, patios de casas, en hoteles...”,
explica. Desde el año 2009, cada vez le ha sido más difícil encontrar
trabajo
. “Muchas empresas temporales de empleo ahora se deciden por
españolas que antes no trabajaban en la limpieza; y hasta cierto punto,
lo entiendo”, explica. Desde entonces no ha tenido más que empleos
informales.
Y ha optado por el regreso.
“En Ecuador, con la familia,
encontraré más ayuda, aquí no tengo trabajo para poder sobrevivir”,
comenta. “Me voy con una sensación agridulce, me alegra volver a ver a
mi padre, que no está bien, pero la situación del país no es fácil, es
volver a empezar de nuevo”.
El padrón muestra que durante 2012 el número de extranjeros ha caído
en todas las comunidades autónomas, menos en Melilla. Como en años
anteriores, las autonomías con mayor tasa de población foránea son
Baleares (20,1%), la Comunidad Valenciana (16,8%) y Murcia (15,7%).
En
la cola se halla Extremadura (3,7%).
También Melilla, con un aumento del 3,5%, es la única excepción a la
tónica generalizada de caída de población en todas las regiones.
Quienes
más habitantes pierden son Castilla y León y Castilla-La Mancha, ambas
con un retroceso del 1,2%. “La explicación a esta situación habría que
buscarla en el crecimiento natural negativo en estas regiones”, señala
Teresa Castro
. “Donde hay menos dinámicas ligadas a la emigración, la
caída de la natalidad y su incapacidad de compensar la mortalidad se
muestra con más evidencia”, apunta. “Asturias ya hace tiempo que tiene
un crecimiento vegetativo negativo”. De hecho, el Principado es la
tercera autonomía que más cae en población (-0,9%) por detrás de las dos
castillas.
Las dos Castillas, envejecidas, son las regiones que más habitantes pierden
Es más que probable que desde 1857 haya habido años en los que la
población española descendiera. Por ejemplo, durante o tras la Guerra
Civil. O con las emigraciones masivas que se produjo en las décadas de
1950 y 1960, como apuntan desde el INE. Pero los registros oficiales de
entonces, el censo, se elaboraba cada diez años. Y no se pudo dejar
constancia oficial de estos movimientos demográficos. Por ejemplo, el
censo de 1930 refleja una población de 23.677.794 mientras que en 1940
la cifra se elevó hasta los 26.015.907 habitantes. A partir de los años
1970, cambió la periodicidad de los registros. Además de los censos,
cada año se publicaron actualizaciones censales que siempre reflejaron
aumentos de la población. Y así ha sucedido también con los padrones,
hasta ayer.