Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

4 abr 2013

La verdadera interpretación de los sueños

Científicos de Kioto logran descifrar la actividad de la mente dormida.

Sigmund Freud, padre del psicoanálisis. / Agencia Corbis

Los sueños han estimulado la imaginación humana como pocas cosas, tal vez porque cualquier teoría sobre ellos es virtualmente irrefutable.
 Mensajes adivinatorios del futuro para unos, reverberación interna del mundo según otros y narrativas enigmáticas para el común, los sueños parecen exactamente la clase de experiencia subjetiva que permanecerá siempre oculta, inaccesible al escrutinio público e impermeable a la ciencia empírica. Craso error
. La neurología ya está solo a un paso de leer los sueños.
Si es que no lo ha dado ya, porque Yukiyasu Kamitani y sus colegas del Laboratorio de Neurociencia Computacional ATR, en Tokio, han puesto a punto una especie de diccionario que traduce la actividad cerebral de sus voluntarios humanos durante el sueño —el familiar mapa de colinas rojas activas y valles verdes silentes que genera la resonancia magnética— a otro lenguaje muy distinto pero que nos resulta mucho más próximo y fácil de interpretar: la secuencia de imágenes que el sujeto estaba soñando en ese instante.
Los mitos sobre los sueños se deben, en el fondo, a la misma miopía que nos confunde al reflexionar sobre el yo, la consciencia o el pensamiento
. Estamos fisiológicamente incapacitados para pensar que pensar es una cosa, una secuencia de coreografías de activación neuronal que pueden detectarse y medirse con las tecnologías actuales de imagen como la resonancia magnética funcional (fRMI).
 Y por mentira que pueda parecer, los sueños también son una cosa, algo distinta del estado de vigilia pero con muchos paralelos con él.
Tal y como describen en la revista Science, Kamitani y sus colegas han decidido centrarse en solo tres voluntarios —o quizá es que solo consiguieron tres—, pero les han exprimido con nipona minuciosidad
. Al sujeto se le introduce en el estruendoso tubo de resonancia magnética a razón de tres horas por sesión y por el plazo de diez días; en cuanto el voluntario, pese a todo lo anterior, logra dormirse y el ordenador registra su actividad cerebral, los científicos lo despiertan bruscamente y le preguntan con qué estaba soñando, y así hasta 200 veces.
Un ejemplo de uno de los sueños descritos por los voluntarios es: “Desde el cielo vi algo como una estatua de bronce, una gran estatua de bronce que existía en una pequeña colina, y bajo la colina había casas, calles y árboles de la forma normal”
. La idea del experimento es hallar correlaciones consistentes entre esa jerigonza —o más bien entre los elementos de la jerigonza, como la estatua o la colina— y los patrones de actividad en el córtex visual, la zona posterior del cerebro que normalmente procesa las imágenes provenientes del mundo exterior.
Y su éxito ha sido más que notable.
 Después de entrenar a sus algoritmos de esa forma, con 200 o más correlaciones para cada voluntario, el sistema ha sido capaz de predecir la imaginería onírica con un 60% de acierto.
 Es decir, que las pautas de activación que se ven por resonancia magnética durante el sueño significan —tres de cada cinco veces— lo que el sujeto estaba soñando subjetivamente en ese momento, o al menos lo que un segundo después dijo haber soñado.
Sueños plasmados.
Hasta ayer, la posibilidad de leer los sueños no era más que ciencia ficción de serie B —“Star Trek en el mejor de los casos”, como comenta en Science el neurocientífico de Harvard Robert Stickgold—, pero el tema acaba de saltar a la estantería de no ficción
. Los investigadores de Tokio llaman la atención sobre los posibles avances en el tratamiento del insomnio y otros males de la mente que se derivan de sus descubrimientos.
 Pero ahora que nos van a saber leer los sueños, tendremos que preguntarnos si queremos que nos los lean o si no, y si no por qué no.

 

Ana Diosdado, premio Max de Honor

El galardón se le concede por "ser una de las dramaturgas más relevantes de la escena española".

La actriz Ana Diosdado, en una imagen de archivo. / GORKA LEJARCEGI

La dramaturga Ana Diosdado (Buenos Aires, 1938) ha sido distinguida con el Premio Max de Honor de teatro 2013. A Diosdado se le ha concedido el galardón por unanimidad del comité organizador de estos premios de la Fundación Autor de la SGAE por "ser una de las dramaturgas más relevantes de la escena contemporánea española". "Es una gran alegría. En los premios siempre pienso que hay otras personas que se lo merecen. En este caso me ha tocado a mí. Y es bonito que sean mis compañeros de profesión los que me hayan reconocido con esta distinción", ha manifestado Diosdado, que recibirá el reconocimiento en una ceremonia el 13 de mayo en las Naves del Español, en el centro Matadero-Madrid.
Sobre los motivos para este Max de Honor, ha bromeado: "Muy sensata no he sido nunca pero he intentado tener sentido común y entender las cosas". Amante de los perros y de izquierdas, esta hija de actores y ahijada de la gran actriz Margarita Xirgu debutó en la interpretación con solo cinco años, pero su vocación literaria era más fuerte, quizás también como ha reconocido que "era terriblemente tímida" por lo que "la escritura era una forma de comunicarse con los demás". Tras publicar En cualquier lugar, no importa cuándo en 1965, con la que fue finalista al Premio Planeta. En 1970 se reveló como autora dramática con su primera obra, Olvida los tambores, con la que ganó el Premio Maite y el Foro Teatral.
En 1972 estrenó El okapi y en 1973 logró el Premio Fastenrath de la Real Academia Española con Usted también podrá disfrutar de ella por la innovación en el lenguaje de los personajes. Al año siguiente estrenó su drama histórico Si hubiese buen señor con el título de Los comuneros en el Teatro María Guerrero de Madrid y, dos años después, abordó su primera experiencia en la dirección de escena con Y de Cachemira chales en el Valle-Inclán madrileño. En 1986 escribió la novela Los ochenta son nuestros, de la que estrenó una versión teatral en 1988 con dirección de Jesús Puente. El texto, un retrato de la sociedad española de la Transición, tuvo una gran repercusión. En 2010 el director Antonio del Real la volvió a llevar a escena con un nuevo éxito de público.
 Diosdado es también autora de Cristal de bohemia (1994), Decíamos ayer (1997) y El chico del violín, entre otros textos dramáticos.
Es bonito que mis compañeros me hayan reconocido con esta distinción
Además, la premiada con el Max de Honor ha adaptado a lo largo de su trayectoria obras de grandes autores extranjeros como Peter Ustinov, Henrik Ibsen, Tennessee Williams y Oscar Wilde. En 2005 volvió a subirse a un escenario para representar el monólogo Óscar o la felicidad de existir, adaptación de un texto de Eric-Emmanuel Schmitt. Entre sus proyectos actuales está escribir una obra sobre Margarita Xirgu y una novela sobre Juana de Arco. Diosdado ha sido la única mujer que ha presidido la SGAE (2001-2007).
En televisión ha sido guionista de tres exitosas series: Juan y Manuela (1974), Anillos de oro (1983) y Segunda enseñanza (1986), en las que fue también actriz principal. Anillos de oro (sobre una pareja de abogados que tramitaba divorcios) recibió varios premios en España y en Latinoamérica y Segunda enseñanza fue seleccionada en Estados Unidos como una de las diez mejores series extranjeras del año.
Para Diosdado, "la cultura en España no está apoyada ni considerada", aunque opina que "el teatro funciona pese a todas las pegas", así que "algo tiene el agua cuando la bendicen", señala esta mujer que confiesa que lloró como una magdalena con dos películas, El oso y ET.
Antes que Ana Diosdado, fueron premiados con el Max de Honor Julia Gutiérrez Caba (2012); José Monleón (2011); Josep Maria Benet i Jornet (2010); Miguel Narros (2009); Víctor Ullate (2008); Fernando Arrabal (2007); Pilar López (2006); José Rodríguez Méndez (2005); Francisco Nieva (2004); Alfonso Sastre (2003); José Tamayo (2002); Antonio Gala (2001); Adolfo Marsillach (2000); Antonio Buero Vallejo (1999) y el Teatro La Zarzuela (1998).

 

El príncipe Felipe a los jueces: “Sois merecedores de la mayor confianza”

El Príncipe de Asturias ha felicitado hoy a los nuevos jueces en la ceremonia de entrega de despachos, que se celebra cada año en Barcelona: "Los miembros de la carrera judicial sois merecedores de la mayor confianza", ha dicho don Felipe, que ha sido recibido con una larga ovación por los 231 jueces que integran la promoción, en la que son mayoría las mujeres (63%). Un día después de conocerse la imputación de su hermana, la infanta Cristina, el Príncipe ha instado a los jueces a desarrollar su trabajo "con prudencia y fortaleza".
La labor de los jueces, ha subrayado, "cobra aún mayor trascendencia en momentos complejos, como los actuales, que exigen a todos afrontar con valentía retos y desafíos, y que demandan eficacia, seguridad y confianza".
Los nuevos profesionales, ha remachado el Príncipe en un breve discurso, están "perfectamente preparados" y serán "rigurosos y comprometidos" con "la fundamental tarea de impartir justicia". Su labor esencial debe ser la "protección de los derechos de los ciudadanos".
Al acto han asistido algunas de las máximas autoridades del país: la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, el fiscal general del Estado, Eduardo Torres Dulce, y el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Gonzalo Moliner, entre otros.
 Moliner también ha destacado el "momento crucial" que atraviesa la sociedad, por lo que ha pedido a los jueces que aporten "confianza, transparencia y seguridad" a los ciudadanos.
"Hoy asistimos a un protagonismo de los tribunales de innegable dimensión. La justicia y sus jueces son objeto de una atención y consideración social que, en el fondo, conlleva la convicción de que suponen una verdadera garantía en la prevalencia del derecho", ha dicho el presidente del Supremo antes de entregar, junto al resto de autoridades, los despachos a los jueces.
Los recién incorporados a la carrera judicial tienen una media de 30 años y han necesitado casi cinco años para preparar y aprobar la oposición. La comunidad que más jueces aporta (46) es Andalucía.

3 abr 2013

Lady Di pensaba que el rey Juan Carlos era un viejo verde

Juan Carlos I

Lady Di pensaba que el rey Juan Carlos era un viejo verde

Andrew Morton, escritor que en su momento hizo temblar la monarquía británica con aquella biografía de Lady Di donde confesaba cómo su matrimonio era cosa de tres, ha cargado ahora su pluma contra la Casa Real española.
No contento con haber contado las 69 posiciones de la boca de Monica Lewinsky o la homosexualidad de Tom Cruise, ahora presenta un libro para sacar a relucir las miserias de las cuatro mujeres de nuestra corona; la reina Sofía, Letizia Ortiz y las infantas Elena y Cristina.
Uno de los capítulos que más juego le ha dado a Morton para escribir ha sido las relaciones de Don Juan Carlos con la reina Sofía, haciendo hincapié en la desmesurada hambre de sexo de la que goza nuestro monarca, del que llega a decir que se ha tirado a unas 1.500 mujeres ¡menos lobos, Caperucita!
Aunque no todas sucumbieron a sus encantos, una de ellas la princesa Diana de Gales, que debió pensar que ya tenía bastante con levantarse junto a dos orejas hablantes como para acostarse con el fantasma del Borbón.
Tal fue el ímpetu que puso su majestad en conquistarla durante sus vacaciones en Mallorca, que Diana se sintió acosada y pidió ayuda a Carlos para que le liberara del, palabras textuales, “viejo verde”. Carlos como buen infiel pasó del tema y Lady Diana se tuvo que refugiar en los brazos de la reina haciendo causa común con ella.
¡Ay qué triste es la vida de las esposas de los príncipes azules que se vuelven ranas!