Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

24 mar 2013

Toda la noche me abandonas...

Sous la nuit

Los ausentes soplan grismente y la noche es densa.
La noche tiene el color de los párpados del muerto.

Huyo toda la noche, encauzo la persecución y la fuga, canto un
canto para mis males, pájaros negros sobre mortajas negras.

Grito mentalmente, me confino, me alejo de la mano crispada,
no quiero saber otra cosa que este clamor, este resolar en la noche,
esta errancia, este no hallarse.

Toda la noche hago la noche.

Toda la noche me abandonas lentamente como el agua cae
lentamente. Toda la noche escribo para buscar a quien me busca.

Palabra por palabra yo escribo la noche.

De "Textos de sombra y últimos poemas" 1982
Alejandra Pizarnik

Noche

Noche

Tal vez esta noche no es noche,
debe ser un sol horrendo, o
lo otro, o cualquier cosa.
¡Qué sé yo! Faltan palabras,
falta candor, falta poesía
cuando la sangre llora y llora!

¡Pudiera ser tan feliz esta noche!
Si sólo me fuera dado palpar
las sombras, oír pasos,
decir "buenas noches" a cualquiera
que pasease a su perro,
miraría la luna, dijera su
extraña lactescencia tropezaría
con piedras al azar, como se hace.

Pero hay algo que rompe la piel,
una ciega furia
que corre por mis venas.
¡Quiero salir! Cancerbero del alma.
¡Deja, déjame traspasar tu sonrisa!
¡Pudiera ser tan feliz esta noche!

Aún quedan ensueños rezagados.
¡Y tantos libros! ¡Y tantas luces
¡Y mis pocos años! ¿Por qué no?
La muerte está lejana. No me mira.
¡Tanta vida, Señor!
¿Para qué tanta vida?

De "La última inocencia" 1956




Alejandra Pizarnik
 

La Enamorada


La enamorada

ante la lúgubre manía de vivir
esta recóndita humorada de vivir
te arrastra Alejandra no lo niegues.

hoy te miraste en el espejo
y te fuiste triste estabas sola
y la luz rugía el aire cantaba
pero tu amado no volvió

enviarás mensajes sonreirás
tremolarás tus manos así volverá
tu amado tan amado

oyes la demente sirena que lo robó
el barco con barbas de espuma
donde murieron las risas
recuerdas el último abrazo
oh nada de angustias
ríe en el pañuelo llora a carcajadas
pero cierra las puertas de tu rostro
para que no digan luego
que aquella mujer enamorada fuiste tú

te remuerden los días
te culpan las noches
te duele la vida tanto tanto
desesperada ¿adónde vas?
desesperada ¡nada más!


Alejandra Pizarnik

Más luz sobre la belleza oscura de Alejandra Pizarnik

Se publican fragmentos de sus diarios en una edición facsimilar como ella quería

Los usaba como un laboratorio para su poesía y prosa. El libro muestra su evolución creativa

"Hay abstracción permanente y pura, el modelo Kafka", dice Ana Becciú.

 

Alejandra Pizarnik hacia 1962. / Centro de Arte Moderno de Madrid
Se encienden más luces que amplían la leyenda de Alejandra Pizarnik, una de las poetas hispanohablantes más importantes de la segunda mitad del siglo XX, que aclaran su proceso creativo y aumentan la belleza de su enigmática y sobrecogedora poesía.
 Antes de empezar a balancearse en el borde del abismo, Alejandra Pizarnik (Buenos Aires, 1936-1972) ya escuchaba el seductor rugido del fondo silencioso.
“Apenas aparezco todo se vuelve una imagen lejana que está en un lugar al que accedo si me destruyo y me desmorono”.
Pasos literarios del 16 de abril de 1962, encaminados ya a su horizonte definitivo, reflejados en Fragmentos de un diario. París 1962-1963
. Una joya personal que por primera vez ve la luz de manera completa y que muestra la clara vocación de libro a que aspiraba convertirlo Pizarnik.
 Una edición facsimilar de cien ejemplares, reveladora sobre la vida de la poeta y de su carpintería literaria, de cómo utilizaba sus diarios como laboratorio para su poesía y su prosa, y de la estrecha relación entre vida y obra, a cargo de Ana Becciú (poeta, traductora y editora de Diarios, de Poesía completa y Prosa completa, de Pizarnik) y que publica Del Centro Editores, del Centro de Arte Moderno de Madrid.
Cuarenta años después de su suicidio, el 25 de septiembre de 1972, a la edad de 36 años, los ecos de leyenda de Pizarnik no cesan, ni tampoco su prestigio ni el interés por el estudio de su obra.
 Aquí reflejados en 86 páginas mecanoescritas y con las perforaciones del anillado.
“Ella trabaja y experimenta en esas páginas su manera de escribir”, confirma Becciú, amiga y experta en su obra. Esta edición, añade, permite apreciar la evolución de su escritura, las vías que explora a través de sus correcciones hechas a mano sobre cada entrada del diario: palabras, frases, flechas en todas direcciones y tachaduras firmes y culebreras.
Original de los diarios 'Fragmentos de un diario. París 1962-1963'.
Su diario nada tiene que ver con las actividades y situaciones que normalmente se reflejan en un diario. En los suyos, explica Becciú, “hay abstracción permanente y pura, al modelo Kafka”.
Una escritura que no acaba nunca. Alejandra Pizarnik escribe los diarios originales a mano, entre 1952 y 1972, luego los pasa a máquina donde ya los retoca, los reescribe (de ahí sale el volumen Diarios, en Lumen), pero luego esa versión reelaborada la vuelve a pasar a máquina en otra reescritura conservando la fecha original, y eso es lo que se edita ahora.
Pasajes que corresponden a su estancia en París, pero que ella reescribe ya a su vuelta en Buenos Aires a partir de 1964.
 La poeta publicó en vida algunos fragmentos de estos trabajos en revistas con el mismo título.
 Esta edición, resumen, Claudio Pérez Míguez y Raúl Manrique Girón, del Centro de Arte Moderno, “es un cuerpo orgánico, fragmentos del diario personal que ella misma procesó y organizó para su edición, transformando sus impresiones en una obra literaria”.
Ahora, un asomo a los momentos de creación y cambios:
“Me había prometido el exacto significado de las decisiones.
 Y también no perseguir frases espectrales en el silencio insomne.
 Me lo había prometido” (segunda fase del diario, primera reescritura del 22 de junio de 1962).
“Me había prometido el exacto significado de mis decisiones. Me había prometido no perseguir frases espectrales en el silencio insomne”. (tercera fase, segunda reescritura, 22 de junio de 1962, y publicada en estos Fragmentos).
Son antes de la ruptura con su lengua.
 En la mitad de su tiempo hondo y abisal. Tiempo Pizarnik. De poesía sombría, apesadumbrada, lúgubre y todas las demás palabras primas que puedan hacer una comparsa con éstas, pero en cuyas combinaciones anida la belleza del misterio y una invitación a otras miradas sobre el vivir: memoria-recuerdo-anhelo-dolor-muerte-sueño.
Los temas de sus diarios son la infancia, el origen, la familia, el idioma, la sexualidad, la muerte, la soledad, el amor…
Ella, en duelo perpetuo con el idioma, con la palabra, con el lenguaje.
 Al ser hija de padres inmigrantes judíos rusos, empezó un diario hacia la edad de 16 años, de espalda a la anécdota y a la curiosidad, en las lindes de la prosa y la poesía.
“Esta voz aferrada a consonantes
. Este cuidar de que ninguna letra quede sin enunciarse” (7 de septiembre de 1962).
Es la creación del lento universo Pizarnik. La vida concebida como lenguaje pero uno incapaz de condensar lo que pensaba y sentía
. Obsoleto. Con fecha 3 de enero de 1962 reescribió un párrafo largo original que dejó en esto:
“En mí se habla en infinitivo.
Esto es lo trágico; yo sé lo que quiero”.